Julio Anguita, Frente Cívico Somos Mayoría

"La democracia es soberana, hay que aceptarla y después luchar para que el pueblo cambie de opinión"

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Un titán capaz de arrebatar el fuego para dárselo a los mortales, a pesar de pertenecer a las deidades. Según la mitología griega, Prometeo es considerado el protector de la humanidad. Quizá por ello, este historiador y maestro de escuela jubilado, Julio Anguita (Fuengirola, Málaga, 1941), tras presidir el PCE, fundar y liderar IU, regir Córdoba y ser diputado en las Cortes, optimiza los latidos de su corazón desde la plataforma Frente Cívico Somos Mayoría, alter ego de Colectivo Prometeo

Se trata de un grupo de personas con inquietudes de justicia social a las que el 'Califa Rojo' alumbra con el fuego de la sabiduría obtenida, en un primer momento, desde la ilegalidad y persecución que Franco ejercía contra los comunistas. Después, Anguita desarrolla una izquierda 'de izquierdas', pero sin cegarse por ansias de sillones; para gobernar hay que ponerse de acuerdo mediante una reflexión profunda materializada en un programa.

Y es que para la mayor entidad viva de la izquierda Española, "ser de izquierdas no es levantar el puño en una manifestación", sino "estar convencido y desarrollar una perspectiva cultural alternativa" al capitalismo actual, respetuosa con el medio ambiente, con las mujeres y que, en definitiva "dé respuestas a los problemas diarios de familias enteras que viven con la pensión del abuelo".

Ese abuelo que un 4 de diciembre -cuando Anguita nos concede esta entrevista- de hace 41 años salió a la calle a pedir poder votar la autonomía de Andalucía, refrendada el 28F con su estatuto. Probablemente, quien peina canas desde hace tiempo también recuerde aquel 29 de diciembre de 1978 cuando entra en vigor la Carta Magna que rige la democracia española que esta semana ha cumplido 40 años, después de haber sido aprobada en referéndum el día 6 anterior.

Una norma que, como entonces, tiene como "actores materiales" -esto es, según explica Anguita, "las fuerzas políticas, económicas y culturales que hacen que se cumplan o no sus artículos"- al "gran capital", los grandes propietarios. Frente a ellos, ¿quién va a cambiar la constitución, unos dando gritos o los otros con las banderas?

Él lo tiene claro, de cambiarse, "yo cambiaría la Constitución por una republicana". Mientras tanto, Anguita no tiene miedo a la presencia en España de la extrema derecha, pero sí advierte: "Es tiempo de una reflexión profunda" por parte de los políticos a quienes insta a "defender programas que solucionen los problemas reales de la gente".

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¿Qué ha pasado en Andalucía después de 40 años de democracia? ¿Hay motivos para tener miedo? 

¿Por qué? 

Porque la extrema derecha ha obtenido casi 400.000 votos. ¿Se ha equivocado el pueblo andaluz?

¿La democracia no consiste en que el pueblo vote? Eso demuestra lo que piensa una parte del pueblo. Ahora tenemos que tomar nota. 

Vivimos en una situación muy compleja en un país donde la corrupción forma parte de su forma de ser. No solamente en algunas fuerzas política, en la ciudadanía y el funcionamiento de las instituciones. Hemos asumido la corrupción como una segunda naturaleza.

Tampoco existe reflexión, ni entre la gente de a pie ni entre los políticos que no calibran las soluciones que dan a los problemas. No plantean propuestas de forma vehementes, convencidos, luego no trasmiten confianza a los ciudadanos; de lo contrario, vivimos anclados en las críticas y acusaciones sin propuestas de solución a los problemas reales de la gente que se levanta por la mañana a trabajar, con suerte.

"El dirigente llamado carismático no es más que un buen actor: El que mejor interpreta un papel de una obra escrita por otro"

En tercer lugar, las familias viven en circunstancias muy complicadas, dependiendo de la pensión de los abuelos. Mujeres despedidas cuando se quedan embarazadas, porque no van a ser productivas durante la baja de maternidad. Gente que trabaja con contratos miserables. Así vive un porcentaje muy elevado de la sociedad española. 

Y con respecto a si el pueblo andaluz se ha equivocado, yo niego haber afirmado eso. Sin embargo, sí que afirmo que decir que los pueblos no se equivocan es una hipocresía. La democracia es soberana, hay que aceptarla y después luchar para que el pueblo cambie de opinión.

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¿Pero la solución a la compleja situación social está en Vox?

La gente no es que vote a la extrema derecha. Vota a las consignas más simples, porque la mente humana es perezosa y basta con que le den un culpable: el inmigrante, el rojo, el catalán, el independentista.  

Nunca he oído consignas donde el culpable sea el banquero, el gran empresario, la Unión Europea (UE), porque el odio comparte con el amor que ambos, para mantenerse y crecer, necesitan tener cerca a la persona odiada o amada y los inmigrantes, los rojos y los independentistas están todos los días delante nuestra.

Para combatir esto hace falta firmeza, pero también paciencia y, desde luego, que la gente tenga resueltos sus problemas.

De momento, andaluces de distintas provincias han salido a la calle a protestar.

Pues yo no estoy de acuerdo con eso. En una democracia, aunque nos repatee, el resultado de las urnas es lo que hay. Ahora toca hacer buen gobierno y procurar que la extrema derecha no avance.

Pero Andalucía, una tierra donde la Guerra Civil y el Franquismo dejó tantísimos muertos en las cunetas, ¿no debería llevar la sociedad actual las ideas de izquierdas en el ADN?

Vamos a ver, lo que ha habido en la historia de Andalucía han sido llamaradas, explosiones súbitas como la rebelión de las Alpujarras contra Felipe III, quema de conventos, de archivos de la propiedad de la tierra. Todo ello fueron llamaradas súbitas.

Le recuerdo que Andalucía también es la tierra que se queda enamorada de la Duquesa de Alba, que le gusta el señorito montado a caballo, que aguanta carretas y carretones, que tiene llamaradas defendiendo la República, pero en determinadas zonas. También le recuerdo que Córdoba se ganó el primer día, sin disparar un solo tiro. Y murió Juan Palma Carpio porque, en fin, alguien tiene que morir en estas cosas.

No podemos vivir del mito de que Andalucía es de izquierdas. ¿Por qué? ¿Porque ha votado al PSOE? Eso es la misma tontería que decir que Córdoba era comunista porque me votó a mí. Tenemos la prueba en las últimas elecciones, en la cantidad de gente que asiste a los desfiles militares, a los toros, a las procesiones, a las que tengo mucho respeto; la cantidad de señoritos que hay.

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Andalucía le dio la medalla de la tierra a la Duquesa de Alba, a la monarquía. Seguimos con el tópico de la copla como emblema de Andalucía. Y no maldigo mi tierra, la quiero, sólo estoy describiendo una realidad y si me equivoco, que me demuestren lo contrario.

Ser de izquierdas no es levantar el puño en las manifestaciones; ser de izquierdas es una perspectiva cultural alternativa. No es cambiar la tortilla, sino hacer otra tortilla con otros huevos y otras patatas.

Que a nadie se le olvide que el régimen del general Franco tuvo apoyo; tuvo detrás a la Iglesia, al gran capital, pero también a capas medias y clases populares

Bueno, Córdoba le votó a usted y a Herminio Trigo, a Rosa Aguilar, Andrés Ocaña.

Que no. Me votaron a mí por varias circunstancias. Después votaron la gestión que hicimos entonces y ya está. Creemos que el partido más votado indica la ideología del pueblo. 

¿Todo han sido explosiones en el sur?¿Ni las Cortes de Cádiz hicieron algo revolucionario?

Las Cortes de Cádiz fueron una minoría que, además, no conectaron con su pueblo. Redactaron una constitución ridícula que marcaba la católica como la religión perpetua de España y que obligaba a los diputados a ir a misa antes de reunirse. Lo que pasa es que un país donde hay muchos ciegos, un tuerto es el rey. 

Si comparados con la denominada 'Pepa' con la constitución de la Revolución Francesa nos damos cuenta de que somos tremendamente hiperbólicos, hacemos de todo un espectáculo.

El 4 de diciembre de hace 41 años se logró el 28 F.

¿Y qué pasó después? Que el PSOE recogió el testigo del Estatuto y después... ¡que no quiero hablar de las elecciones!

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Disculpe la insistencia. ¿En 40 años de Democracia no hemos aprendido a votar con reflexión?

No. Porque, entre otras cosas, el discurso político no es reflexivo en una sociedad que, como Casanova, ha sido seducida con mitos y, por tanto, con grandes decepciones. Nos remontamos al miserable de Fernando VII, del que el pueblo español se quedó prendando del peor de los reyes, que ya es decir; un rey que estando secuestrado en Francia, felicita a Napoleón por las victorias en España y después es llevado en volandas por el pueblo español.

El primero fue la Constitución y lo excelente que era. La gente creyó que la Constitución arreglaba los problemas y no es más que un marco de entendimiento. A los problemas si no se le mete mano siguen ahí. Luego llegó el mito de la Unión Europea (UE) que iba a resolver los problemas económicos y de desarrollo de España y en estos momentos la UE es un incordio porque nos ha quitado la soberanía económica, financiera, nos obliga a recortar gastos.

"En estos momentos la UE es un incordio, porque nos ha quitado la soberanía económica,  financiera, nos obliga a recortar gastos"

O lo que usted se refiere como el "discurso profético".

Es que no es más que psicología de masas. Los pueblos necesitan que alguien les diga la verdad, aunque duela y estamos al borde de una verdad dolorosísima: El petróleo se acaba. A partir de ahí, hay que reconvertir el sector industrial, las comunicaciones, producción alimentaria, porque hemos sido despilfarradores.

Esto significa que tenemos que ajustar nuestra forma de vida para que tengamos un mínimo. Y eso hay que decirlo aunque duela, porque las estadísticas y los datos están ahí. Pero no basta con decirlo, hay que aportar soluciones y de la forma más clara posible, para que cale. Hay partidos con alternativas ecologistas, feministas, con propuestas de cambio de modelo productivo: Adelante Andalucía y las formaciones que la componen, Podemos e IU.

Los programas por muy bien hechos que estén tienen que explicarse, no digo del político, sino de los militantes; del primero hasta el último y ahí se falla porque en las fuerzas políticas ha habido una especie de concentración de poder en la imagen del líder y el programa se difumina.

La irrupción de Pablo Iglesias hizo que votantes de izquierdas, cansados del PSOE y de IU vieran en él a alguien con cierto carisma.

El carisma me preocupa, porque el dirigente llamado carismático no es más que un buen actor: El que mejor interpreta un papel de una obra escrita por otro. Pero en los partidos políticos el programa es colectivo y no sólo tiene que saber explicarlo su líder, sino todos y cada uno de los militantes. Y lo más importante, además de explicarlo, tiene que estar convencido del programa.

Hemos tenido momentos en la historia de España en los que en un bar de barrio, cualquiera sabía explicar y defender las ideas del partido del que formaba parte

Hemos tenido momentos en la historia de España en los que en un bar de barrio, cualquiera sabía explicar y defender las ideas del partido del que formaba parte. Ahora la organización de un partido solo reparte propaganda y sigue a un líder como si se trataran de hooligans, por fe ciega.

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Los partidos no dejan de vender "productos" hasta a las vacas.

Permítame que no comente sobre las elecciones andaluzas en concreto, me lo he prometido a mí mismo. Lo que sí puedo decirle es que en el uso de técnicas capitalistas de mercado en la política radica el problema. Las leyes del mercado han irrumpido en la política y no hay nada que me fastidie más, un político no vende nada, explica y transmite alternativas posibles a problemas reales.

La política no es un mercado, por eso, las afirmaciones como "gobernar para todos" son mentira. Cuando se gobierna se gobierna para un colectivo en concreto; el que diga "no gobierna para los ricos, lo que pasa es que no quiere que haya pobres" es un camelo. Las frases que no dicen nada, pero que suenan muy bien, porque no son conflictivas, son las que calan y acaban convenciendo. 

A mí jamás me habrán visto en campaña repartiendo papeletas con los niños, ancianos o yendo a una mina. He estado en la mina fuera de campaña. Eso es marketing político espantosamente ridículo.

La política no es un mercado, por eso, las afirmaciones como 'gobernar para todos' son mentira

Insisto de nuevo. ¿No le preocupa que entre ese panorama político contaminado por la propaganda de la mercadotecnia irrumpa un partido de extrema derecha en un país donde hace 40 hubo una dictadura fascista?

Vamos a ver, a mí me preocupan muchas cosas, pero me asusto poco, lo justo. Porque creo que le estamos dando más importancia de la que tienen con discursos como el de la presidenta de la Junta en funciones, Susana Díaz, calificándolos como "el enemigo". Con ello le damos una fuerza que no tienen.

¿Por qué no vamos a las causas? Es un fenómeno que se está extendiendo por toda Europa y no se frena poniendo un cordón sanitario, sino yendo a las causas. Mientras haya paro y la UE siga con sus políticas de austeridad la extrema derecha va a seguir creciendo, por eso no le interesa a ningún gobierno atajar el problema de raíz.

Y con respecto a la situación concreta de España, el general Franco inauguró un régimen de corte fascista, eso es impepinable. Pero que a nadie se le olvide que el régimen tuvo apoyo; tuvo detrás a la Iglesia, al gran capital pero también a capas medias y clases populares. 

Aunque siempre digo que Franco es un producto del franquismo, que es anterior. Desde la Contrarreforma, los españoles crecimos obligados al Catolicismo y a no pensar más allá de la comunión, aunque después cada cual hiciese lo que le viniera en gana. Con confesarse había bastante.  

Con la Iglesia, la Corona y la nobleza al frente, se crea una oligarquía de partidos durante la Restauración, pero la propiedad agraria no cambia nunca, sigue estando en las mismas manos. La intelectualidad es residual, pero sí que tiene fuerza el casticismo; los toros, la valentía de los hombres sobre las mujeres. Todo ello sin pensar demasiado.

La exhumación de Franco ha sido una chapuza: Sin decisión firme y decidida, improvisando

El pan y circo.

Pues todo eso es antes de Franco. Lo que pasa es que Franco cogió todo eso, lo aliñó y le dio al pueblo un producto que en el fondo el pueblo ya había asumido hacía siglos. Y a esa masa sólo se enfrentaron minorías, intelectuales, las fuerzas de izquierdas, los sindicatos.

Por cierto, no puedo dejar de preguntarle por la exhumación del cuerpo del dictador.

Eso ha sido una chapuza. Eso no se hace así, improvisando, sin una decisión firme y decidida. Eso no se hace así.

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Volviendo al panorama político. Con unos parlamentos, tanto el nacional como el autonómico, con fuerzas atomizadas, sin mayorías que permitan gobernar, ¿no queda otra que pactar; programa, programa, programa?

Para mí el programa es lo siguiente: No estoy de acuerdo con lo que usted hace, pero voy a proponer una alternativa y la voy a poner por escrito. Pero todo ello estudiando y consultando cómo se hace, me tengo que buscar aliados, porque el pacto tiene que ser posible, no se trata de dar palos de ciego.

Cuando dije aquello de programa, programa, programa me refería a la necesidad de una reflexión profunda, seria. Y luego ya, salir a la calle a contarla. Lo que no me gusta es usar la calle para pijadas. La calle si hay que ocuparla, se ocupa, pero estar todo el día en la calle pegando voces es ejemplo de un ego narcisista. La calle se ocupa cuando se va a ganar y ahí no hay quien ceda un paso atrás.

La calle si hay que ocuparla, se ocupa, pero estar todo el día en la calle pegando voces es ejemplo de un ego narcisista

El 15 M ocupó la calle, pero...

Sí, lo que ocurre es que, generalmente, estos movimientos están muy bien. Yo mismo participé en varias asambleas, pero hay que tener organización. No se puede estar todo el día en una asamblea permanente. Se pueden decidir las líneas generales, pero tiene que haber una estructura jerárquica democrática como en cualquier grupo humano, en una asociación de vecinos hay un presidente y unos vocales que toman decisiones y ejecutan.

El asamblearismo puro es un auténtico disparate, ineficaz e ineficiente, porque o te organizas o eres derrotado.

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El actual Ayuntamiento de Córdoba utiliza los sistemas asamblearios para asuntos 'de ciudad'. Uno de ellos es la comisión sobre la titularidad de la Mezquita-Catedral.

Vuelvo a lo de antes, un fogonazo de una minoría. ¿Dónde está el pueblo de Córdoba en el asunto de las inmatriculaciones? ¿Dónde están las entidades de la ciudad, peñas, asociaciones? Callados, porque no se creen que la Mezquita-Catedral es nuestra.

Si la Mezquita fuera de la Iglesia, ¿por qué la inmatriculó? ¿Si tenía legalmente su propiedad a qué vino inmatricularla?

Si fuera de la Iglesia, ¿por qué la inmatriculó? ¿Si tenía legalmente su propiedad a qué vino inmatricularla? La Iglesia nunca ha sido su legítima propietaria y si no que saque los títulos de propiedad.

Cuando el Cabildo se empeñó en meter la Catedral dentro de la Mezquita, el pueblo de Córdoba se opuso y recurrieron a la única autoridad que había, el rey, que sí que era el dueño de la Mezquita, porque representaba al Estado

Con respecto a la organización, ¿será posible un pacto de gobierno en Andalucía para poder gestionar la comunidad?

Los pactos existen en todos los ámbitos de la vida. Desde que nacemos estamos pactando desde que nos levantamos, con la familia, con los profesores, con los alumnos, con los jefes, con los amigos. El problema está en con quién pactas y qué es lo que pacta. 

La historia  está llena de pactos, la constitución misma fue un pacto.

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El motivo por el que le solicitamos esta entrevista era hablar de la Constitución española, pero el 'sorpasso' de Vox ha obligado a invertir el orden de las preguntas. ¿Ha llegado la hora de cambiar un acuerdo de mínimos alcanzado después de una dictadura a un marco normativo acorde a la sociedad del siglo XXI?

Pues le voy a responder muy a lo maestro. No creo que el problema sea cambiar la Constitución sino quién es la fuerza mayoritaria que la va a cambiar. La parte material de la Constitución, es decir, el conjunto de fuerzas económicas, políticas y culturales con el poder suficiente para que los artículos formales se cumplan o no hoy en día son los grandes propietarios, el 'gran capital'.

Si vamos a cambiar la Constitución, que yo la cambiaría por una republicana, tenemos que determinar qué fuerzas materiales la van a cambiar. ¿Qué la va a cambiar uno pegando voces y otro sacando una bandera? Hace falta organización, autodisciplina, contención, firmeza, trabajo. Todo lo demás es un brindis al sol.

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