EL RINCÓN DEL AUTOR

De vinos, puzzles y arenas saladas

Vino purpúreo carmesí en casa de Albert Sunday
photo_camera Vino purpúreo carmesí en casa de Albert Sunday

No sé si es verdad eso que dicen de que el vino ahoga las penas, o tal vez sea que sólo las remoja y enfurece. En cualquier caso, hoy he abierto uno especial. Uno que guardaba para una ocasión importante, y ésta, aunque no haya nada que celebrar, lo es.

El alma de esta botella besará mis labios hasta dejarlos entumecidos; ateridos. Quiero susurrar mis miserias a la Luna, muy bajito, para que nadie pueda escucharlas, y con los ojos cerrados trataré de recomponer un puzzle que se me resiste.

Pero antes de que el corazón se me pare, una gata sedienta me devolverá a la vida arañándome la cara, con la luz de un Sol incipiente alborotándome el cabello.

La claridad que va dejando moribunda a la noche, adivina que el puto puzzle sigue desarmado encima de la mesa, porque al abrir los ojos yo aún recuerdo el color azul que tiene el mar, el olor de sus algas enredadas en mis dedos y la bravura de sus olas estrellándose contra la arena de mi playa.