MONTSERRAT DOMÍNGUEZ, DIRECTORA DE EL PAÍS SEMANAL

"Lanzar mensajes en las redes sociales no es hacer periodismo"

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photo_camera Montserrat Domínguez

"Los hechos son sagrados". La respuesta a las cinco 'w' que debe constar en el 'lead' de una noticia es el mínimo común denominador de lo que la periodista, ahora directora de El País semanal, Montserrat Domínguez (Madrid, 1963), considera periodismo. Un oficio que, por ser considerado un poder de la sociedad, ha perdido la confianza de muchos ciudadanos cuando debería ser el supervisor de la democracia, el auditor que velase por el cumplimiento de las reglas del juego de un Estado de Derecho y quien denunciase los abusos e irregularidades de los poderes públicos, pero de forma contrastada, rigurosa y con pluralismo.

A pesar de todo, la directora hasta el mes de junio de la edición española del Huffintong Post le ha confesado hoy a su colega Jordi Évole en la última mesa debate del Congreso del Bienestar que Cadena Ser ha celebrado en Córdoba, y donde también ha participado la periodista Ana Rosa Quintana que: "mi compromiso es hacer lo que esté en mi mano para contar los hechos de manera contrastada".

Y es que, "ante los condicionantes que los periodistas tenemos", ya sean económicos, personales por nuestro bagaje profesional, ideológicos, "no debemos perder nunca la honestidad y nuestro compromiso con los lectores", ha afirmado contundente Montserrat Domínguez.

Antes del debate, la periodista que ha capitaneado programas de gran audiencia en radio y televisión, con experiencia profesional en agencias de prensa, periódicos escritos y digitales, ha charlado con este medio sobre el estado de la profesión, sus amenazas y retos dando una lección magistral de un derecho constitucional, el de la información, pilar del Estado de Derecho tanto por la responsabilidad que tiene el que lo lleva a cabo como por la necesidad de quien lo consume en el ejercicio de una sociedad democrática.

Su participación en el Congreso del Bienestar de Cadena Ser es aportar por sus conocimientos, formación y experiencia, la visión sobre el periodismo actual. ¿Cuál sería, ahora que estamos familiarizados con los trabajos académicos de las universidades, el estado de la cuestión?

Yo creo que estamos en un estado muy esperanzador porque una de las cosas buenas que nos ha traído Internet es que ha abierto el campo para que en los medios entren colectivos de periodistas, medios nuevos, nuevas formas de comunicar que han traído más voces, frescura y pluralidad al panorama de medios de comunicación tradicionales. Y eso per se es bueno, luego tiene todas las perversiones que te puedas imaginar. Personalmente, veo muchas redacciones jóvenes haciendo cosas muy interesantes, explorando nuevas narrativas tras el momento terrible que hemos pasado los medios con la crisis económica y la crisis industrial que trajo Internet a los medios tradicionales. Estamos luchando encontrar una fórmula que nos sea sostenibles. 

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Una crisis de modelo de negocio en los medios que aún da bastantes coletazos como el cierre del Correo de Andalucía recientemente. ¿Hay solución a la supervivencia de la redacción como siempre se ha concebido? 

Es terrible lo que está ocurriendo y no hay una solución concreta y que a todo el mundo le funcione. El reto es saber reinventarse y adaptarse a los nuevos formatos, nuevos hábitos de consumo y nuevas fórmulas que, por otro lado, cambian a un ritmo vertiginoso. Ya un periódico no se sostiene por la venta de ejemplares y la publicidad porque los costes son muy elevados. No hay una fórmula de éxito, en ello estamos todos los medios, unos con más fortuna y otros, con menos, pero es un reto que o se supera, o se acaba.

Detrás de la revolución que internet ha supuesto en la forma de comunicarnos, el efecto negativo ha sido el cierre de medios tradicionales, la precarización de los periodistas que va a influir en la calidad del periodismo que hacemos.

Porque si el periodista escribe por cuatro duros y el medio depende de subvenciones de las administraciones con el gobierno de turno, evidentemente la libertad para escribir se ve recortada y por tanto, la calidad de las informaciones que se hacen

Además de las dificultades circunstanciales de precariedad, falta de medios económicos, de plantilla que permita mayor dedicación en la elaboración de los temas, también hay una devaluación de la profesión con respecto a los ciudadanos que creen que todo es "Sálvameperiodismo".

Se debe a la pérdida de confianza, que es lo más grave para nosotros porque una vez perdida la credibilidad pierde el sentido nuestro trabajo. En general hay una desconfianza al poder y eso se traslada a la política, a los medios de comunicación que siempre nos han visto parte del poder. 

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Hay periodismo de buenísima calidad pero también de ínfima calidad que acaba contaminando al resto. También los periodistas empujamos porque nos dedicamos a sacudirnos entre nosotros como si no hubiera un mañana; criticamos el trabajo de los compañeros y eso acaba creando una cierta confusión.

Lo único que se puede hacer, a título individual los periodistas y los medios que creen en el periodismo serio y riguroso y de largo recorrido es demostrar que merecemos la confianza porque una sociedad sin medios de comunicación y sin periodistas no puede funcionar.

¿Se confunde el entretenimiento con el periodismo y la comunicación? Porque sucede a menudo que, ante las preguntas a cualquier propietario de un negocio, por ejemplo, para hacer un simple reportaje de subida o bajada de precios, tienen miedo a contar.

Yo creo que no. La sociedad española tiene un nivel de educación que le permite distinguir lo que es un "show" de entretenimiento del periodismo que ofrece otro tipo de valor y de trabajo.  No tenemos que tratar a la sociedad como si fueran menores de edad; la gente reconoce el periodismo de calidad del "infoshow" o del entretenimiento, que es un género que siempre ha estado. Todo es compatible, todo debe convivir pero ante una toma de decisión importante como a quién votar no pone "Sálvame" para entender los programas electorales; lee la prensa, escucha la radio, entra en medios digitales de confianza que informan sobre hechos. 

Algo que también genera cierta confusión es el origen de las fuentes de información ciudadanas. Las redes sociales permiten que todos podamos generar contenidos. ¿No confundimos opiniones, posicionamientos de hechos contrastados que pueden ofrecer los medios de comunicación?

La mayoría de la gente no distingue el origen de la información que nos llega. Recibimos a diario informaciones mediante difundidos por ejemplo y nos llegan de gente de nuestra confianza, de nuestros contactos, pero no sabemos cuál es el origen. Ahí entra el trabajo del periodista que tenemos que contrastar, verificar, diferenciar el polvo de la paja. No hay nadie que pueda hacerlo nada más que nosotros mismos. Como ciudadanos, también sería importante no distribuir información tóxica y falsas noticias para no convertirnos en vectores de información de ese tipo, de mala calidad. Los medios también nos nutrimos de tuis, reacciones de políticos y agentes sociales, con los que creamos una noticia más allá de ir al documento al que se están refiriendo, a la conversación o debate sobre el que está hablando. Consideramos hechos lo que puede ser una opinión solo porque lo diga esa persona, sin trabajar la información. 

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Las redes sociales son vías de comunicación, tenemos que estar atento a lo que ocurre en ellas.  Ahora bien, no somos meramente altavoces de lo que leemos en un tuit; al igual que no reproducimos literalmente los discursos de un mitin, los contextualizamos, comprobamos si lo que se está afirmando ha ocurrido o se ha producido. Las redes sociales son una fuente más, al igual que lo es una declaración, los datos, los hechos. En una redacción seria se evalúa la información que se genera en la redes sociales al igual que cualquier otra. Contamos con las herramientas y con los profesionales para saber si es una incitación al odio, si es un fenómeno social, o si es algo satírico, una broma. Lo mismo que no le pones el micrófono a cualquier vecino y creas de una opinión concreta una postura general.

¿Pero no hay cierta confusión con lo que se llama "periodismo ciudadano" por parte de voces no profesionales que tienen su público e influyen en la generación de opiniones y percepciones?

Vamos a ver, lanzar mensajes en redes sociales no es hacer periodismo. Personalmente, no acabo de entender el concepto de periodismo ciudadano. Lo que sí sé es que, de repente, los ciudadanos tienen más voz que la que tenían antes porque internet ha roto el monopolio que teníamos los medios sobre quién dice qué. Eso no significa que todos los que utilizan las redes sociales sean periodistas. Que alguien te cuente que hay un incendio en su barrio no es periodismo porque esa persona quizá ha visto humo y quizá no es un incendio. Los ciudadanos siempre han aportando información valiosa pero después en la redacción se trabaja lo que te cuentan, se verifica, se acude a las fuentes oficiales, a las autorizadas, a los implicados para construir el relato periodístico.

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