Deninson Rafael Gutiérrez Hernández (prefiere Deninson a secas), de 33 años, es originario de Venezuela, un país donde el deporte rey no es el fútbol sino el béisbol, y donde el deporte del cheerleader ha calado bien hondo desde finales del siglo pasado. Allí formaba parte de un equipo de esta modalidad deportiva desde 2004, concretamente en el de su instituto, en el estado de Anzoátegui, que funciona como un semi internado deportivo, después de que la entrenadora le invitara a que se pasara por un entrenamiento para ver si le enganchaba.
Deninson, a sus tiernos 14 añitos de adolescente ya hacía break dance, y algo tuvo que llamar la atención de la mujer para quererlo meter en el equipo. "Necesitaba chicos que hicieran acrobacia, en plan volteretas y mortales, y me lo planteó; era un tiempo en que se pensaba que el cheerleader está más relacionado con pompones y chicas que bailan con faldas cortas que otra cosa, y fui un poco con esa idea en la cabeza".
Pero se encontró con que, además del baile, hacían muchas más cosas realmente interesantes: Acroportes, acrobacias de suelo, coreografías enteras, pirámides humanas... Suficiente para engancharle desde el primer día. Con esa experiencia, y ya una vez en España, ha sido capaz de sacar adelante su propio equipo en Córdoba, que ha competido en Sant Cugat del Vallès (Barcelona), quedando los segundos de España. Su ilusión es dar a conocer este deporte abierto a cualquier topo de personas, y en cuyos ingredientes se mezclan muy sabiamente una pizca de circo, un pellizco de baile deportivo, medio kilo de acrobacias, cuarto y mitad de gimnasia y una buena de porción coreográfica para conformar un espectáculo que, además, acaba siendo la mar de entretenido.
¿En Venezuela es muy común el cheerleader? Es que para muchos de los y las que vivimos aquí es algo muy 'yanqui'.
En Venezuela arrancó en los años 90' del siglo pasado. Mis inicios fueron en 2004, pero por entonces esta disciplina deportiva ya estaba en auge en mi país. Se fue formando su desarrollo en los institutos, universidades y demás y fue creciendo. Claro que viene de Norteamérica. Nace allí a principios del Siglo XX y fue creado por un hombre y cuando se denomina el cheerleader que pasa a ser de mujeres coincide con las guerras mundiales, en las que los hombres marchan al frente. Así que las chicas son las que se quedan a cargo de la animación en los equipos universitarios.
¿El cheerleader está pensado para animar el deporte?
En un principio estaba pensado para eso. Incluso se sigue haciendo en las universidades. Mi proyecto, más que todo es en colegios, universidades e institutos, y trata de promover el cheerleader para animación y entretenimiento con sus coreografías en los eventos deportivos y también en su modalidad competitiva.
Que es precisamente para lo que fue el equipo de los Mustangs All Stars de Córdoba a competir en Sant Cugat.
Claro, porque ya paso de ser una actividad de mero entretenimiento a ser un deporte de alto rendimiento, donde ya estamos en el Comité Olímpico, ya en las próximas Olimpiadas de Los Ángeles 2028 el cheerleader estará presente como deporte olímpico en modo de exhibición, ya un poco encajándonos en todo. En el cheerleader hay clasificatorio a nivel nacionales, estatales, europeo, mundial... Es un deporte más.
¿El hecho de que su equipo haya quedado segundo de España les permitiría ir a unas Olimpiadas?
(Se ríe) No. De momento, no, porque tendríamos que clasificarnos. El primer lugar va al Campeonato Europeo de Alemania, que fue hace una semana, donde dan el 'Golden Pass', como les llaman ellos, y es el pase al Mundial 2024. Mayormente, la temporada de cheerleader se vive desde enero hasta mayo. Ya a partir de ese mes son sólo preparativos para afrontar la temporada siguiente.
Pero es que a pesar del segundo lugar no me atrevería a ir a un Mundial todavía. Los chicos tienen un año y nos faltaría algo más de recorrido. Confío en ellos plenamente, han hecho un buen trabajo, pero yo como preparador prefiero que vayan quemando etapas. Apenas están gateando, gatean bien, pero no quiero echarlos a correr y que se den un batacazo que los desanime. Es una cuestión psicológica. No quiero que se quemen rápido.
¿Y a usted cómo se le ocurrió la idea de montarlo en Córdoba?
Llegué a Córdoba en 2016 buscando un poco estas actividades incluidas en el cheerleader, de acrobacias. No encontraba nada, ni escuela de acrobacia ni nada por el estilo, pero sí me topé con una Escuela de Circo, Alas Circo Teatro. Vine de Venezuela acompañado de una compañera y allí entrenábamos los dos por las colchonetas. La gente de allí nos empezó a mirar y nos animaban a fomentarlo.
En ese momento era muy complicado, porque estábamos regulando papeles y estábamos más pendientes de trabajar y conseguir dinero para mantenerse que de otra cosa. No teníamos suficiente tiempo para entrenar a tope. De 2016 hasta 2021, con vida hecha, casa, coche y algo más tranquilos, me propuse la creación de mi propio gimnasio de acrobacias, que se llama Pirueta Centro Acrobático.
¿Dónde lo podemos encontrar?
En el polígono Chinales. En Avenida de Chinales, 31 C.
¿Y allí qué ofrece a quien quiera pasarse?
Empezamos con las clases de cheerleader, clases de acrobacia de suelo para todos los niveles, acrobacia aérea y artes marciales, como Kung-fu, Taichí y Sanda.
¿Pero el cheerleader tiene que ver también con la actividad circense?
Sí. Hay una disciplina de circo que se llama acroportes de suelo que tiene cierta semejanza. Incluso cuando entramos a trabajar en la Escuela de Circo hicimos una fusión de acroportes de circo y acroportes de cheerleader. Tienen mucha semejanza y hasta van un poco de la mano en algunas técnicas, pero el cheerleader al ser más de rollo deportivo tienes que seguir un reglamento para unas competiciones, mientras que el circo va un poco más a su aire, es más artísticos y más libre.
Por tanto, sí tiene que ver. E incluso tengo amigos que están en el equipo de cheerleader que son del circo y muchas cuestiones les han resultado mucho más fácil porque ya tenían una base circense de acroportes y de hacer pirámides humanas o que ya sabe volar por los aires. Lo que tuvimos que hacer es una adaptación. Yo al principio me tuve que adaptar al circo y ahora ellos, cuando les llamó la atención, se adaptaron al cheerleader.
¿Pero es usted profesor de Alas Circo Teatro?
Soy profesor, sí. Con el tiempo que llevo soy un poco profe 'de todo'. He aprendido a subirme al trapecio, a hacer malabares, a andar en monociclo, por ejemplo. Son las necesidades de trabajo que te lleva a abrir campos, adquirir nuevos conocimientos que me servían a la vez para conseguir trabajo, y, de hecho, así fue. Con todo eso aprendido me dieron trabajo como profesor de circo, manejando todas las disciplinas principales: Equilibrios, malabares, aéreos y acrobacias, que ya venían un poco incorporadas en el paquete.
¿Ha llegado a actuar en alguna función de circo?
Sí. Con la compañía. Pero, claro, es que cuando alguien habla de circo lo primero que uno se imagina es una gran carpa y demás. Pero es más bien circo teatro. Tenemos varios espectáculos y en uno de ellos estamos mi compañera venezolana de acrobacia, Andreína del Pozo, y yo, y se llama Ahá Circo.
Una cosa es que usted viniera con ganas de montar un equipo de cheerleader y otro buen diferente es que pudiera hacerlo. Si algo llama la atención es que usted haya conseguido tanta gente para una disciplina tan ajena a Córdoba para montar un equipo.
(Se ríe). Yo aún considero que somos pocos. Estamos casi al mínimo de personas requeridas, que gira en tono a 10 y 15 personas. De momento, somos 15 a nivel competitivo. Hay más chicos y chicas hasta sumar unos 20, pero aún están en fase inicial y no han alcanzado el nivel para competir. Por eso no fueron a Barcelona.
El equipo lo conseguí por lo que he comentado. Hay compañeros de circo, otros dos compañeros de actuación en el Castillo de El Artista de Montemayor, donde también trabajo, que les llamaron la atención los acroportes y querían aprenderlos y les dije que se vinieran al equipo de cheerleader para aprenderlos. Hay alumnos de la Escuela de Arte Dramático, que eran mis alumnos de acrobacia, que al vernos entrenar les llamó la atención. Si te das cuenta se fueron uniendo porque 'nos veían' y funcionó el ojo a ojo, mas que. el boca a boca.
Tengo entendido que, además de la gente de Montemayor, hay más gente de la provincia en el equipo de cheerleader.
Sí. Ya te digo, como trabajo en El Artista de Montemayor, hay dos compañeros de ahí. En el recuento tenemos a tres de Montemayor, dos más de Fernán Núñez y una compañera más de La Rambla.
De la Campiña Sur, para entendernos.
Sí. Hay periódicos de esa comarca que se han interesado en esto por la cantidad de integrantes que había de esa comarca. Y vamos incorporando más gente. Creo que van a entrar dos más de Fernán Núñez.
¿Y tiene ya a alguien que destaque y que usted le intuya y le vea con madera para la alta competición?
Yo es que los veo a todos y todas con ojos de padre (se ríe). Es que algo muy importante que me gusta resaltar siempre del cheerleader es que es un deporte muy inclusivo. El que a lo mejor es más canijillo o más habilidoso quizá es el que salta más y el que hace más volteretas; que hay otra que baila, pues se la pone delante bailando; que a otra le gusta volar, es la que hará los saltos de coreografía en el aire. Tengo otros que son muy grandes y actúan de superportores.
En el cheerleader da igual ser gordito, canijillo, alto o bajo, porque cada uno puede tener un papel importante con sus condiciones físicas y sus habilidades. Todos pueden aportar. Y por eso no te puedo destacar a alguien en concreto. Te digo de verdad que cada uno me aporta un montón, quien no vuela lo está dando todo bailando porque a lo mejor es profesora de baile. Cada quien me da su granito de arena para el equipo.
Lo acaba de citar. ¿Quiere decir que los que están en el equipo de cheerleader cordobés son, al mismo tiempo, deportistas de otras disciplinas?
La mayoría, sí, Tengo cuatro alumnos que son de Kung-fu. Hay una sola chica que no ha hecho nada aparte. Los demás son de circo, baile moderno. Tengo, por ejemplo, una chica que vino de Málaga y allí estaba en un equipo de cheerleader que se estableció creando. Le tocó mudarse y bien con algo de cheerleader hecho. Hay otro par que han jugado al fútbol, pero tienen una buena condición física (se ríe).
Eso es importante, ¿verdad? No cualquiera puede meterse en eso.
Sí. Sí puede meterse cualquiera. La condición física la acaba cogiendo en las coreografías, que tienen un nivel de exigencia entre bailar, saltar, hacer una voltereta, levantarse, moverte hacia un sitio, hacer un acroporte, de ahí a otra cosa... Son un montón de cuestiones muy físicas, que cuando terminamos una coreografía tenemos la lengua de corbata. Reventados. Son coreografías de dos minutos y medio, en los que se hace de todo. Y ahí quien llega sin condición física, la acaba pillando.
Ha mencionado Málaga. tenemos a Córdoba ya... ¿Es posible que haya algún día competición andaluza de cheerleader?
Me encantaría (se ríe).
Pero ¿hay posibilidades?
Mira, es complicado. Cuando llegué a España estaban creciendo equipos en Granada, un equipo en Cádiz, incluso hasta en Sevilla. En Málaga existe un equipo, lo que pasa es que es de fit kid, otra categoría de baile deportivo y a veces les daba la neura y se iban a las competiciones de cheerleader porque no deja de ser muy parecido. Ese equipo todavía existe.
Pero de repente en los demás equipos se produjo un bajón y han dejado de existir en Cádiz, Sevilla y Granada. No sé que pasó allí en realidad. Me dio mucha lastima, pero me encantaría que tuviéramos una competición andaluza. No sé si lo llegaría a organizar yo, pero me encantaría.
Ahora mismo el meollo está entre Barcelona y Madrid, que son las dos ciudades grandes donde se mueve más este deporte. Yo qué sé. Ahora mismo no sabría decirte, pero estaría muy bien.
¿Usted se encarga de las coreografías, señalar la música y todo eso?
Sí (se ríe). Cansa, pero bueno. Claro, me toca. En Venezuela, cuando tenía mi equipo, allí delegaba un poco, pero aquí me toca organizarlo todo. es que ninguno de los chicos tiene aún conocimientos sobre qué música usar, los tiempos musicales y demás. Las hago yo. Busco la música, hago las formaciones, la coreografía, enseñar los trucos desde cero... Un poco todo. es un trabajo arduo y complicado, pero se disfruta, porque los ves aprendiendo y avanzando.
Pero también es verdad que es muy complicado a veces, porque si quieres hacer una torre humana y uno te falla porque se ha ido a la playa un fin de semana te quedas a dos velas y sin poder hacer nada. Es un deporte que necesita mucha constancia, sobre todo de equipo, de grupo. Como te falten dos o tres al entrenamiento a veces no hay entrenamiento porque no se va a poder hacer nada.
¿Y qué tipo de música elige usted?
Para el cheerleader elegimos más que todo música Pop. Entre el Pop y el Rock. No tiene nada que ver, pero siempre hacemos como un remix. La música se encarga de hacerla un Dj y éste tiene que tener permiso de la SGAE, por los derechos de autor y demás, porque la mayoría son de cantantes conocidos. Es muy raro el equipo que haga su música desde cero con un Dj. Se suele usar la música de moda. Incluso no tan de moda. Hemos tenido coreografías con música de los 80' o Rock de los 70', y se hace un remix llevándolo a los tiempos de la coreografía de cheerleader. Los tiempos en estas coreografías son muy rápidos y eso a veces también cansa.
¿Y le pega el Hip Hop o el Rap?
Sí, claro. dentro del cheerleader no sólo está la parte acrobática, sino que también está la parte de baile. Por ejemplo, dentro de las competiciones de cheerleader, lo que pasa que en España todavía no se ha arrancado la parte de baile. La están tratando para el año que viene hacer el Cheer Pumps, que eso sí son los bailes de pompones, lo que se ven mayormente, no ando como las de los bailes del fútbol americano, con poca ropa y esas cosas, pero son un poco más técnico, tienen su reglamento, unas especificaciones técnicas que tienen que cumplir dentro de la coreografía. Es otra. Aparte del Cheer Acrobático, está el Cheer Pumps, que es sólo baile, está el Hip Hop, que también se incluye en las coreografías de competiciones de Cheer, y está también el free style, que combina Hip Hop con un poco de oro, hasta con Jazz contemporáneo... Lo dice el término, estilo libre.
A nivel mundial, en el Campeonato Mundial, se trabajan estas otras categorías también, aparte del Cheer Acrobático.
¿Qué ofrecieron durante su actuación en Sant Cugat del Vallès?
Lo que hicimos fue un número de Cheer Acrobático. Se llama categoría All Stars. Lo del Mustangs All Stars se les denomina a los equipos independientes, es decir que no pertenecen a una universidad o instituto ni a un colegio ni a nada por el estilo. Viene ya de Estados Unidos eso de llamar All Stars a los equipos independientes, como todos estrellas, y así los veo yo: El mejor de kung-fu, el mejor de circo... Es un poco esa mezcla. Siempre son personas de diferentes ámbitos o de diferentes clubes de cheerleader que forman uno.
La categoría All Stars es la que más se ve normalmente a nivel mundial. Y en Sant Cugat competimos en la categoría acrobática All Stars Nivel 4.
Y quedaron segundos. Como quien no quiere la cosa.
Quedamos segundos (se ríe). Fue por cosillas, pero bueno.
Pero, hombre, que era la primera vez que competían en serio.
Bueno, ya en 2022 habíamos hecho una coreografía en el Campeonato de Andalucía de Gimnasia Rítmica, que se celebró en el Pabellón de Vista Alegre, en Córdoba. Estratégicamente, yo, sin que ellos supieran nada de nada, la monté con un formato competición. Así que ellos llevaban machacando la coreografía casi un año. Y gracias a eso estaban un poco casi listos para ir a competir. Fue un poco la estrategia que usé. Y se logró lo que se logró gracias a ese bagaje, que no sabían que era para eso (se ríe).
¿Le gustaría que lo que hacen ustedes se diera a conocer por ejemplo en los descanso del Córdoba CF, o en el de los del Córdoba Futsal, que está en Primera, o en los partidos de baloncesto?
Sí. Claramente, sí. En algún evento deportivo de la Universidad Loyola hemos hecho algo y en las competiciones de gimnasia, en los descansos o en las partes ceremoniales. Pero nos gustaría llegar a los partidos de basquet y de fútbol. Nos gustaría llegar a todos estos rincones para quitarle al cheerleader un poco la etiqueta chicas solo bailando o meneando el culo y darnos a conocer.
Hemos estado danto talleres en colegios, como el de El Carmen, en la Loyola. Vamos, así, tratando de llevar el deporte a rincones. Donde podemos meterlo, lo metemos. Por ejemplo, el 25 de junio, estaremos en la clausura de la Feria se Montemayor con una pequeña coreografía de cheerleader.
En ese sentido, voy tocando puertas y quien me vaya abriendo, aprovecho y me meto dentro como Pedro por su casa. Por eso, en el colegio de El Carmen hemos dado dos años consecutivos talleres a nivel de la ESO. Tengo allí a un amigo al que le gusta incorporar actividades diferentes para que las aprendan los chicos y dentro de su programa incluye deportes calificados de 'raros'. Hemos incentivado que el colegio tenga su equipo de cheerleader y cuando vaya a una competición deportiva a mitad de tiempo tenga a sus animadores haciendo acrobacias.
¿Necesitan algún escenario especial para poder ejercitarse sin problemas?
Sí. Nos ponen el tatami de Taekwondo, que es como un puzzle. Y necesitamos un mínimo de 10x10 o 12x12 para hacer una coreografía. Lo suyo sería el tapete de gimnasia acrobática, el de suelo, que va dividido por líneas, un resorte y algo que aguante la caída.
Yo me refería a un espacio más bien amplio, ¿no?
Sí. Con altura. Necesitamos un mínimo de siete metros de altura. Ahora estamos en la Escuela de Circo, en una nave que tiene altura suficiente y en pirueta, aunque tenemos cinco metros de altura, algunas cosas se pueden hacer allí. Cuando, por ejemplo, hay un elemento llamado lanzamiento o basquet, que llega un poco más arriba, hasta los seis metros, vamos a la Escuela de Circo.
¿No han hablado con el Imdeco para contar con un espacio habilitado?
No. A mí me gustaría tener mi propio espacio. Lo tengo, en Pirueta, con la condición del suelo de goma, pero en mi momento de crecimiento pillé una nave con esa altura, pero me gustaría, por supuesto, cambiar a otra nave con más altura, ya que llevamos dos años funcionando.
Pero, ¿dónde de lo conseguimos? Las que vemos no tienen condiciones o el espacio es muy corto o muy estrecho o las que tienen eso son muy caras.
Pero es que habría que mirarlo como deporte y no como un mero entretenimiento, por lo que requiere de un sitio al estilo de un polideportivo, por ejemplo.
Estamos un poco en todo y yo voy como puedo. Acabo de ser padre, tiene siete meses, y busco como puedo y con el tiempo que tengo. Ahora tenemos las naves que tenemos, la del circo es como mi casa y la de mis compañeros de Alas y consideramos esos espacios como propios y no tenemos que ir a rogar nada a nadie. Pero estaría bien y me gustaría más adelante en ciertos polideportivos de barrio llevar la actividad y que mis compañeros llegaran a formarse como entrenadores y expandir la onda para que llegue, porque yo no puedo cubrirlo todo. No me da la vida.
Te adelanto que en el espacio del polideportivo de La Fuensanta están interesados. Pero sería organizarlo ya para el año que viene y hay que poner el cartel, hacer una exhibición en algunos partidos, que la gente del barrio lo vea y lo vaya conociendo y ya más o menos, que algunos de los chicos haga su curso de entrenadores, se formen y vaya todo un poco regularizado para que esto marche con normalidad.
Yo es que me lo sigo imaginando en un descanso del CCF en El Arcángel ante 10.000 personas...
Sí, me gustaría. Ahora que acaba el curso tendría algo más de tiempo, mi niño ya está algo más grande y no me despierto tanto por la noche (se ríe), y tener ese empujoncito de llegarme a los clubes deportivos para ofrecerles una exhibición de cheerleader, que cuando hacemos esto es totalmente gratuito, porque buscamos fomentar y que lo vean. Iríamos con una coreografía de menos de tres minutos. Hay incluso coreografías más cortas de un minuto y con tres, dos o cinco personas y podrían adaptarse a las circunstancias.
