La sede social Torreblanca se encuentra en la calle Marlene Dietrich, junto a la iglesia San Diego de Alcalá, se localiza esta urbanización denominada 'Torreblanca' de construcción reciente y en el extrarradio de la ciudad, aunque no por ello totalmente nueva dado que existían ya negocios y familias en viviendas unifamiliares desde antaño.
A primeros de la década de 1960 se abre el denominado restaurante La Colina, situado en la carretera de la Avenida Virgen de Linares. Hay que recordar que por aquellos caminos se encuentra la Cañada Real Soriana, dado que se realizaba un tipo de pastoreo en continuo movimiento, adaptándose en el espacio a zonas de productividad. En la zona está señalizado este hecho, en aquella época mucho más transitada por pastores que hoy en día.
En aquella ubicación y negocio comenzó sus primeras etapa Rosario Rubio. De su familia, y especialmente de su madre, aprendió las recetas más tradicionales, las cuales se servirían en este establecimiento. A su vez, aprendería de los pastores que por la zona transitaban maravillosos guisos de sabor únicos.
Actualmente lleva más de 15 años en un lugar que no es propiamente un negocio de hostelería. Se trata de una sede social denominada 'Local-Social Torreblanca'. No espere quien lee estas líneas, por tanto, un restaurante o bar a la usanza, dado que no es un negocio. Pero, sin embargo, es más que merecedor de detenerse y tratar de degustar algunas de las elaboraciones que Rosario puede ofrecer según el momento. Los platos y elaboraciones en sabor son extraordinarios.
Entre las elaboraciones tradicionales que realiza Rosario hay que destacar las tres clases de paté que fabrica con infinita paciencia. El primero de perdiz, un segundo de cerdo y un tercero, más popular, que sin duda es el que se lleva la admiración gastronómica de todo el que lo prueba es el Paté de Higaditos de Pollo. Este paté está realizado con ingredientes naturales con una elaboración cercana a las dos horas donde los sabores de las hierbas naturales, el pimentón y la manteca ibérica le dan un sabor, color y textura que es muy complicado de encontrar en nuestra ciudad. Es una herencia aprendida de su familia.
Sabores que perduran en el recuerdo
Este paté sí se encuentra casi a diario en sus elaboraciones y es un verdadero placer ir a degustarlo con una tostada. La búsqueda del sitio y la parada merece la pena, porque son sabores que perduran en el recuerdo.
Existen otros platos muy dignos de mención, en los platos de Rosario Rubio, los cuales hay que tratar de probar o degustar. La caldereta de cordero, de origen de aquellos pastores que realizaban la trashumancia, es uno de ellos. Pero no hay que dejar de preguntar por los callos con tacos de jamón o el rabo de toro realizado, eso sí, con un mimo unido a una cocción muy lenta. Así mismo, es muy destacable el guiso de puntas de solomillo. Cada plato queda impregnado en la memoria quedando el listón gastronómico muy alto.
No es de esperar por la lógica del lugar, un servicio al uso, una vajilla determinada o un formal pan o café. En este lugar, se va directo al grano: Un plato con un sabor maravillo que viene a decirnos la importancia de las recetas más tradicionales de Córdoba, un patrimonio inmaterial que Rosario Rubio ha conservado y mantenido. Un sitio donde hay que ir si quieres conocer una de nuestras herencias más reconocidas: La gastronomía tradicional.
