Llegaron las 00.00 horas y se hizo el silencio en el Centro de la capital cordobesa. Todavía quedaban en la calle procesiones de la tarde del Jueves Santo que ya regresaban a sus templos para dar paso a la 'Madrugá' cordobesa que en esta ciudad está protagonizada por una sola hermandad: la Buena Muerte. Cristo muere en la cruz cuando da la medianoche y los nazarenos, totalmente ataviados de negro, lo acompañan hasta las puertas de la Mezquita-Catedral en silencio. Detrás, su madre, Nuestra Señora Reina de los Mártires trae aires gloriosos en un palio de excelente calidad que rompe con el silencio y aporta el racheo del costalero y ese inconfundible sonido del roce de la bambalina con los varales. Será sólo una, pero vale por 20 y da a Córdoba un toque señero que anuncia la muerte de Cristo.