El cordobés siempre ha sido un pueblo solidario; un concepto mucho más amplio que el de caritativo, que al fin y al cabo no es más que dar a otros lo que nos sobra o no queremos ya. Y no es lo mismo. Frente a esa virtud la cruda realidad del hambre. Hay muchas personas que literalmente no tienen qué llevarse a la boca y eso para la mentalidad cordobesa es más de lo que se puede aguantar.
No hay que olvidar que este país en la década de los 50 del siglo XX ha sido bautizado como la España del hambre, ésa que tan bien plasmo en su obra el cineasta Carlos Saura, y todo ello debido a una Guerra Civil destructiva, seguida de una Segunda Guerra Mundial que hundió pueblos, almas y economía y supuso, además, el aislamiento internacional del régimen dictatorial franquista.
A eso hay que aludirle que el régimen no calculó bien su potencial económico y cargó las tintas en industrializar el Norte obviando la agricultura y las industrias de consumo más centradas en el Sur, como era el caso de Córdoba, una provincia eminentemente agrícola. Según ha publicado Carlos Barciega en El País, "el nivel de consumo alimenticio de preguerra, en términos de calorías totales, solo se alcanzó a mediados de los años cincuenta y el consumo de algunos productos alimenticios de calidad se retrasó hasta entrados ya los sesenta. Comparativamente, la depresión posbélica española fue mucho más intensa y larga que la de los países europeos afectados por la Gran Guerra".
La capital cordobesa no escapaba a esa realidad y en 1951, tal y como india Cordobapedia, comenzó un 22 de enero a funcionar la llamada Cocina Cordobesa de Invierno en el asilo Madre de Dios de los Remedios y San Rafael, en el barrio de Santiago, que al principio entregaba unas 1.000 comidas diarias a los que tenían hambre de verdad (de la que duele el estómago), pero bien entrado ya la segunda mitad del siglo llegaron a ser hasta 2.000 para cubrir las necesidades de 697 familias en paro forzoso. En esta labor que llevaban a cabo las religiosas también participaban voluntarias que asistían a las hermanas.
En el blog 'Luchemos por Córdoba', el autor, Manuel Estévez, hace memora de aquellos días y señala que "la Hermandad de la Caridad de San Francisco organizaba regularmente la entrega de una serie de comidas para los más desfavorecidos; dichas comidas se entregaban después de guardar unas enormes colas en torno al portalón grande que hay a continuación de la Iglesia, ya metidos en la Carrera de la Fuensanta. Dicha puerta aún está, y cerrada y muda como permanece, fue testigo de todas las transformaciones que sufrió el llano que había enfrente, y que era en donde, los menores esperaban jugando a que a su madre, por lo general, le llenaran la olla con las raciones de comida que le correspondieran".
Y añade muy gráficamente que "Recuerdo que el llano que había enfrente de la puerta del reparto, tenía como un poyete corrido durante un buen tramo paralelo a la Carrera de la Fuensanta, que servía de limite al propio llano. En este poyo se sentaba mucha gente para ver el espectáculo de las colas y algunas discusiones que se planteaban. Cuando empezaba el reparto, la cola llegaba hasta lo que era la fábrica el gas".
Varios años antes, en 1877, se crean los Círculos Católicos de Obreros de Córdoba a través de una circular del obispo fray Zeferino González, en la que insta a la creación de un movimiento de promoción de la doctrina católica como forma de evitar la entrada de los principios socialistas en la clase obrera de la provincia y como contrapunto a la Internacional Socialista. Ahí queda eso.
Por tanto, la finalidad de estos círculos, además de la propagación de las creencias católicas, era proporcionar trabajo a los asociados que lo necesitasen así como la creación de cajas de ahorros para los obreros y el disponer de un sitio de recreo para ellos. Los obreros eran considerados socios "activos", y debían abonar unas cuotas para tener el derecho a ser socorridos por los fondos de la caja de ahorros. Se incluyó también la figura del socio "honorario", personas que, sin pertenecer a la clase obrera, colaboraban con el círculo por simpatía.
Según Cordobapedia, el primer Círculo se crea en la ermita de San José, en la iglesia de la Magdalena, el 22 de abril de ese mismo año, pero la organización se extiende rápidamente, llegando a los 16 círculos en toda la provincia en solo dos años, con más de 3.000 socios activos.
También hoy, pero hace 76 años, en pleno apogeo de la Guerra Mundial, se fundó la Agrupación de Hermandades y Cofradías, aunque la idea se venía rumiando desde el 35. Pero sería hoy, en 1944, cuando se reunió por vez primera, en la sede de Radio Córdoba, la junta con un directivo de cada una de las hermandades de Semana Santa, para proceder a la constitución de la Junta de Gobierno de la Asociación de Cofradías después de haber sido aprobados los Estatutos por la autoridad eclesiástica.
Comenzó el acto con la lectura del decreto en el cual se exponen los Estatutos que el obispo de Córdoba Adolfo Pérez Muñoz ha aprobado. Después, por votación secreta se nombró la Junta que quedó integrada por las siguientes personas: Presidente Fernando Fernández de Córdova y Martel, (Hermano Mayor de la Cofradía de los Dolores); secretario, Joaquín Sánchez Crespo; tesorero, Pedro Moya Cerezuelo y como vocales Francisco Fernández de Córdova Moreno, rafael Sanchez Núñez y Francisco de Sales Melquizo Fernández.
