AYUDA HUMANITARIA A UCRANIA

El convoy solidario de taxistas de Marbella regresa a España con 41 refugiados de Ucrania

El cordobés Pedro González vuelve con seis pasajeros en su eurotaxi que se quedarán en Madrid mañana
Pedro González y su sobrino Álvaro con la bandera de Córdoba a su llegada a Varsovia
photo_camera Pedro González y su sobrino Álvaro con la bandera de Córdoba a su llegada a Varsovia

Hace siete días el taxista cordobés Pedro González Pedraza, acompañado de su sobrino Álvaro González Navarro, se unió a una expedición solidaria que salió de Marbella cargada de material de ayuda humanitaria para Ucrania que iban a dejar en Polonia antes de regresar con el mayor número posible de refugiados en sus vehículos.

Ese material se recaudó gracias, entre otros, a la parroquia del barrio de El Naranjo y a la iglesia Evangélica de la calle El Laurel, a los que "tengo mucho que agradecer por su gran aportación".

Hoy mismo ya habían llegado a España donde iban a hacer noche antes de ir mañana a Madrid para dejar allí a este grupo de personas que huyen de la guerra provocada por Rusia en suelo ucraniano. "Nos va a recibir la prensa a media mañana", explica el cordobés en un alto en el camino para repostar.

Finalmente se han traído consigo a 41 personas, después de que una de las familias que viajaba con ellos se quedara en Nîmes, donde cogieron un tren "para estar con familiares o amigos suyos de Francia" y de que otra familia que tenía previsto llegar con los marbellíes a Madrid "optara por marcharse de otro modo".

Pedro y Álvaro González (derecha) junto a dos taxistas de Marbella (Javier y José María) y María José Bernal, la presidenta de Aguja Solidaria
Pedro y Álvaro González (derecha) junto a dos taxistas de Marbella (Javier y José María) y María José Bernal, la presidenta de Aguja Solidaria

En su mayoría son niños y niñas, así como sus madres y abuelas, "porque los hombres se quedan allí a pegar tiros", describe Pedro González.

Lo primero que hicieron al llegar a Varsovia, tras dos días de viaje, fue descargar todo el material en el centro de refugiados que funciona allí y que es el centro neurálgico de las operaciones humanitarias con destino a Ucrania. Después conocieron a sus 'clientes' con los que iban a compartir un viaje de 3.300 kilómetros que ha resultado un tanto accidentado.

"En Francia uno de los chiquillos se golpeó la cabeza cuando dormía y al día siguiente empezó a vomitar". Como temían que fuera a consecuencia del golpe optaron por llevarlo a un hospital. "Acudieron los médicos y los bomberos, porque están presentes en estas cuestiones, y comprobaron que era una afección gastrointestinal y que también pilló otra niña".

Por el momento, el viaje está siendo agotador para estos niños y niñas, porque se está acelerando el ritmo para que lleguen cuanto antes. Eso les está obligando a comer a base de bocadillos y a dormir no todo lo necesario. De hecho, tanto Pedro como su sobrino Álvaro se turnan para conducir y que no les venza a ninguno el cansancio al volante.

"Nos entendemos con ellos a través de una chica ucraniana de 16 años que se desvive con los chavales y cuando estamos en el coche a través del traductor de Google". En cualquier caso, llevan con ellos en el eurotaxi dos maravillosos aliados que están haciendo las delicias de la chiquillería: Una perra y una gata.

"Son mascotas que se quedaron en el centro de refugiados cuando sus dueños salieron hacia Málaga en jun viaje anterior a la espera de que alguien las pudiese bajar". La perra, Luna, tiene cuatro años "y es un encanto", afirma Pedro.

Pedro Gonzñalez con Luna, la perrita de cuatro años que lleva a Málaga con sus dueños
Pedro González con Luna, la perrita de cuatro años que lleva a Málaga con sus dueños

La experiencia para los dos cordobeses está siendo "irrepetible; de lo mejor que hemos vivido", por ser una vivencia que enriquece mucho e ilumina el alma en tiempos oscuros. "Volvemos todos los que nos fuimos, y lo hacemos cambiados de algún modo", señala.

Por cierto que la campaña que iniciaron de recogida de dinero para cubrir los gastos de combustible (ahora que está subiendo tanto) resultó ser todo un éxito, hasta tal punto que vuelven con dinero sobrante. Además, han conseguido, a través de la Asociación Aguja Solidaria, organizadora del convoy de 20 taxis más algunas furgonetas, que en las autopistas francesas no se les cobrara el peaje, e, incluso, "nos permitiron circular por rutas que no estaban previstas en el itinerario oficial, como fue el caso cuando nos tuvimos que desviar hacia el hospital".

Por contra, en España sí tuvieron que pagar el peaje en al autopista AP-7. En fin.