Rafael Salinas, Patxi, para los allegados y más cercanos, es jefe de turno en el Parque de Lucena, del Consorcio Provincial de Lucena, dependiente de la Diputación de Córdoba, desde hace 30 años, y, además forma parte de la Unidad de Rescate en Altura que hace pocos días celebraba su décimo aniversario.
Es culpable de que dos hermanos suyos sean también bomberos del Consorcio, además de que a un buen puñado más de personas, amigos suyos, los acabó orientando y dando a conocer una profesión que, a la postre, les acabó atrapando.
Nacido en Zurich (Suiza), de padres emigrantes, se vino a Córdoba a los dos o tres años. Milita en el CSIF, está casado con su mujer, Isabel, y tiene una "niña", como él dice, de 19 años, Irene; y si es bombero fue porque la casualidad jugó un papel primordial. Cursó Formación Profesional de Electrónica y estaba trabajando reponiendo en Carrefour. Jugaba por entonces al fútbol sala y uno de los que practicaban con él ese deporte era bombero, y le animó a ver aquello. "La vocación me llegó tarde, con 20 años, pero cuando entré en el parque, vi el material, la convivencia que tenían y cómo trabajaban, y me enganchó".
También lleva mamando el deporte desde muy chico y eso es lo que explica que este hombre de 53 años lleva ya varios de ellos participar en las pruebas más duras que hay. La próxima, de hecho será la Non Stop Madrid-Murcia, de MRW, la semana que entra y la hará en solitario. "Es una locura", conoce. "La he hecho antes con tres, con relevos por etapas, que te lo pasas mejor, sufres un poco, pero no es lo mismo; y lo he hecho con dos, que ya es complicado, porque uno va con la autocaravana para hacer relevos, pero no se duerme".
Esta prueba comenzó uniendo Barcelona con Donostia-San Sebastián, para luego pasara a ser la Madrid-Lisboa, y desde hace años cambian las localidades de llegada. Es una prueba de carácter internacional, con más de una década de existencia, de ocho etapas, para cubrir 660 kilómetros sobre una bicicleta de montaña en sólo 45 horas. "Una bestialidad". Sobre todo si se tiene en cuenta que es sin paradas, salvo los 10 minutos de ritos para comer e hidratarse entre etapas.
Se trata de una prueba similar en dureza a la Quebrantahuesos, la Ironman, la Ultra Trile o los maratones, que él ya ha probado, pero en éstas, al finalizar etapa se descansa y en la Non-Stop, no.
La salida es a las 11.00 horas del 15 de septiembre en Madrid y hay que llegar antes de las 08.00 horas a Murcia.
¿Y si tienes un pinchazo o algo?
Yo tengo que llevarlo todo para arreglarlo. Si se me va el tiempo de corte en cualquier etapa me quedo fuera. Lo interesante de esto es que en las primeras tres o cuatro etapas ir a un ritmo que me permita sacar tiempo. Si lo consigo se acumula. Sin na la primera etapa llego a las 14.00 horas, tendría una hora de superávit. Te dicen 45 horas, pero es un poco engañoso, porque si en las primeras etapas tienes un problema, por muy fuerte que te sientas y aunque a lo mejor tardaras menos de ese tiempo como no pases el tiempo de corte estás fuera a la primera de cambios.
¿Cuántas veces antes ha competido usted en esta prueba?
La hice con tres personas en el formato Madrid-Lisboa y Barcelona-San Sebastián (lo hice con tres). La de Donostia lo intenté una vez solo y en la etapa cuatro rompí el cambio y me tuve que retirar. Hace tres años hice la Madrid-Lisboa, con otro compañero, que resultó duro porque me chupé casi 400 kilómetros de día y de noche. Pero al menos tiene ese descanso de alternar, porque ir en solitario ni eso. Van sólo 25 personas de todo el mundo solos. Lo normal es que lleguemos siete, ocho...
¿La gente con la que usted estuvo antes compitiendo en equipo eran también de córdoba?
Todos.
¿Bomberos todos?
No. Cuando fuimos tres éramos dos bomberos y un militar. En la de parejas el otro no era bombero.
¿Qué diantres les pasa a los bomberos que no pueden evitar competir en pruebas para superarse?
Yo qué sé. Ya sabrás que tengo a un amigo y compañero en el Consorcio, Juanma Toledo, que va a volver a cruzar a nado el Estrecho. No lo sé. De todos modos, yo ya le he prometido a mi mujer que ya no vuelvo a hacer esto, porque es una locura. Yo sabía donde me metía y sé a dónde voy. Lo peor de todo es que no sepas dónde te metes, pero yo sí lo sé y conozco perfectamente lo que va a pasarme por la cabeza cuando lleve 400 kilómetros en las piernas. Estas pruebas son casi siempre en septiembre o en octubre y tienes que estar en Córdoba entrenando a unos 40 grados. Hace unos días hice 19 horas de bicicleta.
Vale, ¿pero por qué hace usted esas locuras?
No puedo explicarlo. Llevo toda mi vida compitiendo. Tengo ya 53 años. Hace una semana cumplí tres décadas como bombero del Consorcio. Y todo el mundo me dice "Patxi, llega ya el momento de dejarlo". Pero no sé. Es posible que sea porque he estado toda mi vida haciendo deporte a modo de reto continuo en mí, que siempre me pide seguir poniéndome a prueba. La verdad es que los años pasan... Y se van notando.
¿Y el deporte que ha practicado en su vida ha sido siempre tan duro?
Los últimos años, sí. Hice dos veces en Alemania el triatlón Ironman, que organizada el World Triathlon Corporation, la Ultra Trile, un montón de maratones. Son pequeños retos que me planteo siempre. es como si estuviera haciendo pulsos a mí mismo sólo por probar si mi organismo es capaz de aguantar y conseguir estas cosas.
¿Y qué siente cuando las consigue?
(Bufa) No sabría decirte. Me ocurre como cuando estaba en la Mili y te daban 'la blanca' (la licencia), que la estabas esperando tanto que cuando te la dan te sientes especial, te notas que has luchado y batido algo con tu cuerpo y has vencido, sobre todo en materia de pensamientos, que voy a tener muchos y muy malos durante la prueba, porque cuando lleves 20 o 22 horas de competición la cabeza ya te está diciendo "¿qué estás haciendo aquí? Para ya, quítate de en medio y tómate una cervecita". Esta prueba va a ser muy especial y es diferente a las otras que ya he competido. Porque llevo a toda mi gente conmigo. Van ocho personas acompañándome: Mi mujer, mi hija, mis mejores amigos... Falta algún amigo que no h podio venir, pero de los demás, todos.
¿Es especial porque va a ser la última?
Es especial. Sí. De estas características tiene que ser la última que haga, porque ya no se puede poner tanto a la familia, que llevan sin vacaciones ayudándome hace tiempo. Detrás de esto hay una serie de personas ayudándome y de gente que te quiere que te tienen que ayudar en ese tipo de pruebas. Si no, es imposible. Viene un mecánico con nosotros, va Castaño, que se va con la selección española el día 18 y va a estar conmigo el día 16, 17 sin dormir y conduciendo... Es tan dura esta prueba que es la única del mundo que cuando yo entre en meta, si Dios quiere, me ponen medalla a mí y a los acompañantes. Es que no duermen. Tienen que estar pendientes de mí las 45 horas que estoy en carrera.
¿Van detrás con un coche?
Van con la autocaravana y son los que me avituallan en cada etapa, y hacen el recorrido entero conmigo. Y lo sufren conmigo sin dormir, conduciendo de noche. A partir de las 15 horas o así, yo ya soy un zombie; llego, me bajo de la bicicleta y no me preguntes ya nada, sólo dame comida y bebida (se ríe) y son los que se encargan de todo. El mecánico, con la bicicleta, los demás las bebidas, cuando es de noche me tienen que poner las luces, porque no está balizado y vas con un GPS.
¿No es por carretera?
No, no. Vas por montaña. La carretera toca en momentos puntuales como enlace con la montaña. Yo voy a ir perdido de la mano De Dios por la montaña.
¿Cómo se esta preparando para ello?
Empecé a entrenar hace seis meses, y desde entonces ha bajado nueve kilos de peso. Me preparo mucho a base de entrenamientos muy duros, de volumen, ahora ya las últimas semanas estoy metiendo más intensidad y estoy retirando un poquito el volumen. He tenido mucha ayuda de un amigo, que es un gran entrenador, que lo he cogido porque para esta prueba necesitaba no ponerme yo los entrenamientos, porque te los acabas ajustando a lo que tú quieras hacer y no a lo que debes hacer. Entonces he cogido a Kay Puentes, que es una máquina, un entrenador de Málaga que esta ahora mismo en el top, y me ha llevado reventando estos últimos tiempos.
¿Y mentalmente cómo se prepara?
Mentalmente es, quizá, el ámbito donde mejor me siento. me siento bien físicamente, muy bien. Pero mentalmente he ido a otras pruebas a las quizá no fuera con la misma motivación que ahora. Es que como sé a dónde voy, estoy preparado. Y lo he hecho saliendo de noche, a las 02.00 horas de la madrugada, para recogerme a las siete de mañana, toda la noche solo por ahí. Siempre solo en los entrenamientos. De cuando en cuando me llama la familia para saber dónde estoy y cómo voy. Me siento bien en ese aspecto.
¿Cuándo es la prueba?
Empieza el viernes, día 15, alas 11.00 horas. Y tengo que estar en Murcia antes del domingo, a las 08.00 horas. Y si no hay un huracán o me roban la bicicleta. allí estaré.
¿Y cómo compagina el trabajo en el Consorcio con la preparación de la prueba?
Estas últimas semanas ya he cambiado los turnos para tenerlas libres, porque yo dentro del Consorcio estoy en Lucena, con Juanma Toledo, y ha sido un verano bastante complicado, con naves ardiendo, incendio de viviendas y de casas... No ha habido muchos pastos este año, que empezarán ahora, pero hemos tenido faena. El día de descanso intentaba no coger la bicicleta, pero ya sabes lo que ocurre los días de descanso, que si en una salida necesitan tu ayuda te llaman y vas.
El grupo que tengo son muy machacas. Son gente muy deportista y el tema físico en bomberos siempre lo he considerado muy importante y los que tengo a mi alrededor son buenos.
La pregunta era más bien hacia los jefes del Consorcio. Si entienden a lo que se va a enfrentar y han sido comprensivos.
Algunos no comprenden la prueba en sí y me dicen que estoy loco (se ríe). Pero se han portado y me han dejado un vehículo del Consorcio y hay buena relación y me están ayudando, dentro de lo que ellos pueden, y es muy de agradecer. Porque este tipo de pruebas también tiene un gasto económico para una familia grande. Para la autocaravana me la ha prestado un compañero, que es uno de los que viene, Antonio Huertas, que es bombero del SEIS en Córdoba capital.
Si ya tiene autocaravana, ¿para qué necesita el vehículo del Consorcio?
Es que tengo que llevar dos para el traslado, el transporte de dos bicicletas, y material. Me dejan un vehículo todoterreno Patrol de apoyo y lo llevará un bombero del Consorcio.
Antes ha dicho que lleva ya 30 años en el Consorcio Provincial de Extinción de Incendios.
Entré el 3 de septiembre de 1993.
Y después de tanto tiempo, ¿cómo lo lleva? Lo digo porque habrá pasado todas las etapas, buenas y malas, del Consorcio.
Sí. Sí. Podríamos decir que yo bajé los muebles con Juanma (se ríe). Cuando entramos en el Parque de Bomberos de Palma del Río, que fue mi primer destino y estuve allí seis años, el primer día cuando aprobamos, ahí fue cuando conocí a Juanma Toledo, que ya es como mi hermano, y soy el padrino de su hija, y literalmente nos bajamos nuestros muebles. Es verdad que el Consorcio ha cambiado muchísimo en estas tres décadas. Empezamos estando un bombero por turno y eso significaba que íbamos a accidentes de trafico o a incendios en vivienda una persona.
Recuerdo que de esa época alguno de ustedes me llegó a decir que la gente cuando les veía llegar le preguntaban agobiados dónde estaban los demás y se les respondía que eso era lo que había.
Eso era un drama. Nos tenían que ayudar los propios dueños de la casa que estaba ardiendo. Les decías "cuando yo avise, le tiene que dar a la bomba para que me llegue agua". Los primeros años fueron muy duros y, encima, estábamos por contrato, no éramos siquiera funcionarios. Te hacían contratos de tres meses. Los primeros seis años en Palma del Río los recuerdo como malos, pero por la incertidumbre y por el malestar que tenía de ir a los incendios solo.
Luego ha ido evolucionando el Consorcio bastante bien. Todavía falta personal. Estamos ahora en Lucena cuatro de turno. Hay salidas que se quedan cortas...
Bueno, antes de eso estaban dos personas para toda la zona de influencia de Lucena, donde estaban las principales fábricas de madera y mueble de la provincia...
Sí, correcto. Pasamos a dos. Luego ha evolucionado, pero llevamos en los últimos 14 años en los que no ha habido aumento alguno de plantilla. La gente se está ya jubilando entre los que entraron primero con nosotros y faltaría ese aumento de personal para que, por ejemplo, un parque como el de Lucena, que cubre muchos municipios de los alrededores, lo mínimo serían cinco personas. Lo mismo en Montilla, donde también hay cuatro por turno. Los demás están con tres personas y les harían falta subir uno más.
Sobre todo porque se puede dar la circunstancia de que se produzcan dos siniestros a la vez.
Es que ya ha ocurrido. Nosotros hemos estado en un incendio de contenedor y nos han llamado para una vivienda, y, evidentemente, salimos pitando hacia la vivienda.
¿Estuvo usted en junio pasado en la culminación del proceso de C2 a C1 (bombero-conductor) con la entrega de los certificados en la Diputación?
A mí me correspondió la primera tanda. También estuvimos hace muy poco tiempo e el décimo aniversario de la Unidad de Rescate en Altura, a la que yo pertenezco. Han pasado 10 años y se ha jubilado Fernando Rubio, que llevaba antes la Unidad y ahora estamos Isidro de la Torre y yo como encargados. Se ha quedado Fernando Rubio Mengual como asesor, tras llegar a un acuerdo con el Consorcio.
¿A qué se dedica en concreto esa Unidad?
Trabajamos en ella de forma altruista fuera del servicio y se dedica a atender cualquier cosa que ocurra en la provincia que desborde un poco la actuación normal de un parque de bomberos, como es el caso de un rescate muy técnico y que sobrepase la capacitación de los bomberos de un parque. En esos casos nos llamarían a nosotros para realizar esa actuación concreta. es como un grupo especialista en rescate en altura. Es también de apoyo y al margen de lo que hacemos del servicio habitual. Pero siempre estaríamos localizados si ocurriera algo era la provincia.
Si se ha caído una mujer a un pozo de 20 metros de profundidad, por poner un ejemplo, y por las características del pozo los que están de guardia ese día no están preparados (porque el tema de bomberos es muy, muy amplio y abarca muchas cuestiones en las que no siempre eres especialista), me llamarían por teléfono y nos presentaríamos los miembros de la Unidad.
¿Cómo se han formado los del grupo para formar parte de él?
Llevamos 10 años. Fue una iniciativa de Fernando Rubio. Me llamó por teléfono y me preguntó cómo veía la posibilidad de crear esa unidad. Él ya se estaba formando y estaba ya a un nivel muy alto. Lo hablamos con el Consorcio, que dio el visto bueno y ahí empezamos a rodar. Nos formamos, hicimos prácticas (dos o tres al mes), y llegamos a formarnos con bomberos de otras localidades. Con Jaén, por ejemplo, ellos vienen una vez al mes, y les devolvemos la visita.
¿Cuánta gente conforma el grupo?
Estamos 11 personas.
¿Y son ustedes los mismo del principio o se han ido incorporando más gente luego?
No, no, no. Del principio quedamos pocos ya. Tres o cuatro. Los demás van saliendo y van entrando, según sus capacidades. Hay gente que ya físicamente no se ve igual que antes, porque el rescate en altura requiere de un nivel físico elevado, porque te tienes que encerrar en profundidad y subir con el puño a grandes distancias. La gente que ya no va pudiendo deja el sitio a gente más joven y que entran con nuevas ilusiones.
Evidentemente, ustedes mismo son los que forman a la gente que va entrando.
Claro. Es voluntario y es en nuestro tiempo libre. El Consorcio nos apoya, por ejemplo, en asegurarnos cuando vamos a hacer prácticas fuera de los turnos de trabajo, nos deja vehículos para trasladarnos al ir a un barranco a hacer unas prácticas.
¿Y han tenido que realizar ya algún rescate?
Se han dado algunos casos. El otro día rescataron a un animal, un perro, que se había caído a un pozo a unos ocho metros de profundidad y el compañero lo sacó con dos de sus patas partidas por la caída. Hemos ido ya a rescates, pero no es algo tan habitual como pueden ser por ejemplo accidentes de tráfico, pero sí pueden surgir necesidades específicas. Tenemos la Sierra de Rute, la Sierra de Cabra, la de Espiel y zonas alrededor de Córdoba con espacios elevados.
¿Si fuera necesario actuarían también en Córdoba capital?
Por supuesto. Incluso de fuera de la provincia. Hace cinco o seis años Fernando Rubio tuvo que ir a Castilla-La Mancha a actuar por la caída de un puente. Iríamos a a cualquier parte que hiciera falta, siempre con el consentimiento del Consorcio, evidentemente.
En el SEIS de la capital no existe ese grupo, ¿no?
No. De las cosas buenas en las que ha ido evolucionando el Consorcio está la creación de varias unidades de rescate, tanto en accidentes de tráfico, rescate canino (tenemos uno de los mejores y ya se han ido a terremotos por el mundo y han sido condecorados no hace mucho), tenemos otro de rescate con drones que en incendios de grandes extensiones se encargan de evaluar los fuegos forestales desde el aire. Y de excarcelación en siniestros de tráfico está compitiendo a nivel de España. Ten en cuenta que los trabajadores del Consorcio tenemos muchas inquietudes y estas cosas salen adelante al final por iniciativa nuestra y el Consorcio te puede luego echar un cable en algo.
¿Y en los demás consorcios provinciales hay algo similar?
Sí, en el Consorcio de Jaén, con los que tengo mucho contacto, tienen una Unidad de Rescate en Accidente de Tráfico. Pero que sea tan completo como el nuestro en materia de unidades, con hasta cuatro, difícil encontrar muchos. Fíjate que cuando empezamos a trabajar y abrieron, en principio, seis parques de bomberos, éramos 55 nada más y ahora hay casi 300.
Por tanto usted es de los primerísimos primeros en llegar.
Sí. Ya te he dicho antes que baje los muebles con Juanma, que estaban antes de eso los parques hechos, pero cerrados. Nosotros abrimos los parques. Llegué el primer día y estábamos los ocho que entramos a trabajar en ese parque vestidos de paisano y vino un hombre, sacó la llave y lo abrió. Fue en una época muy mala, después de la Expo, que nos vino encima otra crisis fuerte, y por ello se abrieron deficitarios de personal.
