Pedro Peinado es cordobés, de la zona de San Agustín. Nació en 1966 en un Patio cordobés, aunque luego ha ido saltando por la geografía capitalina, hasta vivir en una decena de sitios diferentes, pero siempre relacionados con el Casco Histórico. Ahora mismo vine en la Plaza de La Corredera y el estudio donde trabaja lo tiene en San Pablo. Estudió en el CEIP López Diéguez para saltar luego al IES Blas Infante.
Como artista es autodidacta. Carece de una formación académica con respecto al diseño y la ilustración, sino que ha funcionado a base de cursos personales o del conocimiento que él mismo se ha buscado por su cuenta. Es decir, loo ha autosugestionado prácticamente todo.
Eso sí, comenzó desde muy pequeño a dibujar, porque se le daba bastante bien en el colegio, donde le alentaron en fomentar ese don y, como él mismo dice, estaba bastante motivado porque "me encantaban los comics". De hecho se alimentó espiritualmente a base de historietas dibujadas y con películas, algo bastante común en su generación.
No obstante, tras el instituto se lanzo a la carrera de Magisterio, aunque su Teseo siempre había sido ser director de cine, pero nos había dinero para ello y nos podía marcharse e Córdoba a estudiar fuera. La opción de Magisterio tiene también aplicación: "Una de las personas que me crió y que tuvo mucho influjo en mí era maestra y yo también tiré por la docencia", aunque siempre ha compartido esa labor con las actividades creativas: Cortometrajes, cómic, fotografía, fotonovelas y demás.
Como docente ha estado en el Centro de Profesores dando clases de imagen educativa, de la que ha impartido un buen número de cursos, aunque también de cómic, de aplicación de la imagen en el aula, collage, ilustración... Algo que también ha hecho en escuelas privadas.
¿De dónde cree que le sale su don? ¿Hay alguien más en su familia que lo tenga o es usted el 'bicho raro' de la tribu?
Bueno, bichos raros en mi familia hay unos pocos (se ríe). Pero con ese don, como tú lo llamas, ahora mismo, que yo sepa sólo soy yo. Es verdad que tengo un sobrino que apunta bastantes maneras.
¿Y se junta con usted para intentar aprender del maestro?
Algunas veces sí nos juntamos, nos vemos, me enseña sus dibujitos, las cosas que le gustan hacer. Es muy inquieto. Pero a mi sobrina le pasa lo mismo. Yo les regalo libros relacionados con esta materia. Intento motivarlos para que no lo pierdan.
Tengo curiosidad por lo que usted dibujaba cuando estaba en el colegio.
Como tenía una obsesión enfermiza con los cómics, mejor dicho con los tebeos, especialmente con la época dorada de la Marvel, me pasaba el día dibujando a Spiderman y otros superhéroes típicos. Me hacia mis propias tiras cómicas y mis historietas. Incluso en el instituto ya llevábamos una revista con otros compañeros y como mi pasión era por igual el cine yo me encargaba de las ilustraciones, e crear alguna tira cómica, algo relacionado con la Ciencia-Ficción y además hacia críticas de cine. ¡Bueno! Críticas, digamos mejor que hablaba sobre películas y cosas por el estilo.
Por tanto, empecé con el cómic norteamericano y después ya me pasé al europeo, con cuestiones más serias. Hablo de Zona 84, 1984, Totem, Cairo... Me interesaba todo lo relacionado con el mundo del cómic.
¿Cuándo habla de su trabajo cómo se autodefínete: Ilustrador, cineasta, dibujante...?
Bueno, cineasta no soy, porque no lo ejerzo. Digamos que soy ilustrador y diseñador gráfico, pero como sintonía de fondo tengo siempre el cine y la música. La música también me interesa y junto al cine siempre los tengo a mi alrededor. De hecho, en mi trabajo siempre hay mucho Pop, mucho cómic, collage, poesía visual... Y la música como sintonía de fondo.
Precisamente, me gustaría saber qué escucha cuando trabaja.
Es que soy un ecléctico musical. Escucho de todo, desde Rock and Roll hasta Garage, Jazz, Bon Tempo, música Clásica, Ópera... Es que como diseñador también estamos haciendo una revista de Ópera y de cuando en cuando escuchamos ese tipo de música. Es que escuchamos un poco de todo.
La verdad es que tuve una época en que pinchaba música, que es lo típico que nos pasa a los diseñadores gráficos, que todos pasamos por esa fase (se ríe). Te puedo decir que mi socio en tema de diseño gráfico, en la firma Jaroriro!, Juan Clemente, es un conocedor de la música impresionante y estamos todo el día escachando música de fondo. Él también ha sido Dj y la mayoría de los amiguetes que tengo los son, o son músicos.
¿Y dependiendo del tipo de música que escuche le sale un tipo de dibujo u otro o algún tipo de tema concreto sobre el que quiera tratar en ese momento?
Más bien suele ser al revés. En función del tema que tengas que trabajar o en el que te tengas que inspirar escuchas un determinado tipo de música. Pues ser una banda sonora. Cualquier película de Tarantino tiene una banda sonora espectacular para ponerte las pilas. Me gustan Air, Pixies, The Velvet Underground, Radiohead, Rafael Berrio, Eric Satie... Hay infinidad de grupos y canciones, aunque últimamente no las pongo yo, sino que las pone Juan. Quedamos allí y ya tenemos la música puesta, dependiendo de quien llegue el primero.
¿No hay peleas en ese sentido?
No, no. Siempre se aprende. Y además tenemos gustos similares, así que no hay problema.
Pero como buen artista que es, sabe muy bien que dependiendo del ánimo que uno tenga uno escucha a gusto o no una música u otra.
Claro. Y también dibujas de una forma o de otra.
También quería preguntarle sobre eso: ¿Dibuja usted lo que le da la gana o lo que le encargan?
(Se ríe) Siempre intento dibujar lo que me da la gana, y después que me encarguen muchas cosas.
Pero el negocio está en lo que le encarguen.
El negocio principal esta en lo que me encargan. Después, ya como artista, tiro hacia la parte que más me interesa a mí. Pero eso es una cuestión más personal dentro de la ilustración y la poesía visual, que es lo que más trabajo y son ya más personales. Por encargo me tengo que poner, de alguna manera, en el lugar del cliente y adaptarme a sus necesidades y en función de eso hago las cosas a mano o a máquina. Yo escojo una temática, un tipo de ilustración, un tipo de diseño en función de las necesidades del cliente.
Por cierto, ¿quienes son sus clientes?
Tenemos que diversificar mi trabajo, tanto en diseño gráfico, que, por un lado digamos que es la parte del sustento mayor, y es la creación de imágenes corporativas de una empresa local o de fuera o de una administración, como el Ayuntamiento o la Diputación. Eso por un lado. Y después ya otros trabajos más personales pueden ser portadas de libros, portadas de discos, trabajar para algunos periódicos haciendo ilustraciones para determinados artículos. En todo eso distingo entre la parte del diseño gráfico y la parte de la ilustración.
Evidentemente, la que más me llena y con la que me siento más a gusto, porque puedo hacer más lo que quiera, es la ilustración. Es como un juego visual. Trabajo mucho el tema de la ilustración conceptual y eso lo llevo como algo más personal.
Disculpe mi absoluta ignorancia en la materia, ¿el concepto de poesía visual es suyo?
¡No, hombre! La poesía visual es una disciplina que lleva mucho tiempo existiendo. Tenemos, por ejemplo, a Joan Brossa, No sé si lo conoces.
No.
Pues fue uno de los precursores de la poesía visual en España. Y hay infinidad de autores. Es una corriente que implica una traslación de lo que es la poesía literaria al ámbito visual. Abarca muchas disciplinas, desde el monograma al collage, la ilustración gráfica, el fotomontaje, la fotografía...
¿Usted se mueve en todas ellas?
He tocado un poquito de todas. Soy inquieto en ese aspecto, pero sin profundizar. Por ejemplo, he tocado la fotografía, pero lo he hecho para que lo aprendido con ella me sirva a mí para manejarme en el terreno donde yo me muevo. Quiero decir con ello que no me considero fotógrafo, pero sí utilizo las herramientas que me da la fotografía o de cualquier otra disciplina para sumarla a la que yo estoy haciendo.
Es de suponer que su irrupción en la poesía visual habrá sido voluntario, ¿o de repente se dio cuenta de que lo que estaba haciendo era ese concepto?
Fue algo accidental. Me llamaron para una Bienal de Poesía Visual de Peñarroya en una época en la que yo conocía el término, pero no le había dado mucha importancia. Fue, creo, en el año 2012. La de Peñarroya en ese momento era una bienal bastante importante a nivel nacional y me llamaron para que yo diera una charla sobre mi trabajo. La verdad es que me quedé un poco flipado, porque no entendía mi relación con eso. Me dijeron que habían visto mi trabajo por Internet y que estaba muy relacionado con ese concepto.
¿Sin usted saberlo?
Ya te digo que lo conocía, pero yo no me asociaba directamente con esa rama. A raíz de eso, empecé a conocer a más gente y ya que me lo decían los demás ya sí me consideré dentro de la poesía visual. (Se ríe) "Si me lo dicen los demás, loo tendré que sumir", me decía.
La capacidad que tiene El Roto de sincretismo a la hora de expresar un elemento importante con cuatro rasgos no lo consigue cualquiera
¿Y se siente a gusto nadando en las aguas de la poesía visual?
Sí, porque en realidad es ponerle nombre a cuestiones que yo ya estaba haciendo. Está todo inventado. No es descubrir nada nuevo. Es una especie de catalogación.
Pero insisto, no le molesta y se encuentra bien dentro de ella.
Sí, sí. Claro.
Por tanto seguirá trabajando en ello ¿o ya está empezando a derivar por otros derroteros?
No. Ya te digo, en realidad siempre he estado interconectado con muchas cuestiones. Porque también me ha interesado mucho desde siempre la gestión cultural. Me tire muchos años trabajando en el Circulo Cultural Juan 23, donde estuve llevando el Aula del Cine, participé en el Aula de Fotografía, organizábamos eventos. Después, por ejemplo, tuve la gestión también, junto con otro compañero, de la Ermita de La Aurora, donde hacíamos ciclos de cine o conciertos. He estado siempre en el entorno cultural. Trabajé también mucho tiempo de cuentacuentos, tengo mucha relación con la gente del circo...
Toca usted todos los palos.
Los he tocado todos. Ya no. Estamos hablando de que tengo ya 58 años; soy un viejo ya. Eso significa que me ha dado tiempo a meter el pie sólo hasta el tobillo en muchas cuestiones. Hasta la cintura me he mojado únicamente en las cosas que más me han interesado, porque me veía con más capacidad para ellas. En otras solamente o he colaborado o he participado hasta el punto que he aprendido. Y te puedo decir que he aprendido de eso muchísimo.
He llevado la campaña de todo lo que es diseño gráfico y publicidad e ilustración a un montón de grupos de teatro y de circo, no solamente a músicos.
Usted y yo somos de la misma quinta, por eso me veo en disposición de indicarle que aun esta a tiempo para formarse para hacer cine, ¿no le parece?
Bueno es que a tiempo para formarte siempre estás. En cualquier cuestión. Yo lo intento. Menos de lo que quisiera, porque debería de hacerlo más, pero sí lo intento. Hace un par de meses impartí con otro compañero un taller de fotografía y cine. Hace unos días acabe otro que me lo impartían a mí. Intentamos siempre movernos en la medida de lo posible. Intento hacer también muchos cursos online. Trato de ir aprendiendo cosas.
Ahora, por ejemplo, con la Inteligencia Artificial también nos tenemos que ponernos al día y utilizarla como una herramienta y no verla como un enemigo, porque tengo claro que ha venido para quedarse. Y tendré que ver cómo somos capaces de adaptar todas esas tecnologías a nuestra disciplina sin perder nuestro espíritu. Ya estoy intentando hacer cosas con Inteligencia Artificial, pero que se parezcan a las que yo hago y no rendirme yo a sus pies. Es una herramienta más y le tengo que sacar partido. La idea es no quedarse estancado.
Tengo un trastero lleno de comics, otro lleno de discos y películas... Pero, vamos, que voy dejando restos de mi vida por todas partes
Pero esas cuestiones van, quizá, demasiado rápidas.
Sí. La verdad es que sí. De todas maneras en el mundo del diseño la cosa ha ido siempre muy rápida. Yo recuerdo que cuando empecé, porque me convenció un amigo, Pablo Gallego, que me dijo que yo tenia dotes para esto, el primer sueldo que tuve trabajando me lo gaste íntegro en un ordenador, que en la época me costó más de 200.000 pesetas de entonces. Una barbaridad. Y cuando estabas aprendiendo un programa ya esta saliendo la versión nueva. Te tienes que estar actualizando continuamente. Unas veces te cuesta más trabajo y otras menos. Personalmente, me suele costar mucho trabajo.
No me esperaba oír eso de usted, porque siempre ha estado tocando la actualidad y mamando del día a día.
Bueno (se ríe). En esa ecuación tienes que incluir también la edad. Si te digo la verdad estamos acostumbrados a la novedad e intentamos estar al día, pero cuesta trabajito, ¿eh?
ya que estamos, dígame una película que le haga de verdad tilín.
¿Una película? ¡Buf! Hay miles.
Lo sé.
Pero bueno, por ejemplo David Lynch es uno de mis directores favoritos y 'Terciopelo azul' la tengo como una película de placer culpable. Es una película fetiche para mí. Pero tengo 500.000.
¿Por qué precisamente 'Terciopelo azul'? ¿Sería capaz de verla una vez al año?
Sí, claro. La verdad es que tengo muchas que veo una vez al año.
Eso quiere decir que tiene películas compradas para colección.
Sí. Ya no las utilizo porque de libros y películas con todas las mudanzas que he hecho me he tenido que deshacer de muchas. Aún así, tengo una buena colección. Cuando puedas veo alguna, pero con las plataformas no tiro directamente de ellas, porque es más fácil buscarla directamente en la televisión que sacarlas de la estantería.
Para que lo veas mentalmente. Tengo un trastero lleno de comics, otro lleno de discos y películas... Pero, vamos, que voy dejando restos de mi vida por todas partes.
¿Y eso no le desgarra por dentro?
¡Hombre! Un poco. Pero es que también tenemos que ser capaces de liberarnos un poco. He sido durante mucho tiempo muy coleccionista y he tenido algo de síndrome de Diógenes. Por ejemplo, tengo colecciones del Fotogramas desde los años 70'. De tebeos, lo mismo, desde los años 70' hasta que deje de comprarlos en el 97 o 98. Libros tengo de cine, de literatura en general, técnicos... De todo tipo. Y en la última mudanza que he hecho me he ido librando de cosas.
Pero no me diga que los tira. Dígame que al menos los regala.
Los regalo. Tengo que reconocer que he dejado cosas en el contenedor, pero a la gente que pasaba les decía que en cinco minutos estaba allí con otra caja.
Yo he sido siempre mucho de realizar actividades efímeras
Lo mismo que con la película, pero en música. Un estilo que realmente le vuelva loco.
(Duda mucho). Vale, la música Electrónica me encanta. Como te he dicho antes, el Bon Tempo me gusta mucho... El problema es que con los gustos se me pilla muy fácilmente, porque no sabría qué decirte. Tengo tanta variedad.
¿Le iba Aviador Dro en su época?
En su momento, sí. Cuando era un chaval pasé por todas las épocas: Siniestro, psychobilly, amante de los Smith, de los Cure. Después en los 90' me ha gustado Green Day. En fin.
Por lo que habla, era usted asiduo de Radio 3, supongo.
Antes, sí. Claro. Fue la base para tener música a diario en casa y escuchándola. Era muy bueno. Ya la verdad es que se ha ido un poquito a pique, y no me interesa tanto, salvo alguna cosa de fin de semana, como El Sótano, que es de Rock and Roll y Garaje. Pero ya oigo mas bien podcast, más que programas propiamente dichos. A diario nos ponemos más música nosotros que escucharla de la radio.
¿Qué tiene usted ahora entre manos?
Yo distingo entre el trabajo, lo que es el diseño gráfico, junto con mi socio, de lo otro. Estamos haciendo ahora el diseño de una de las revista de Ópera más importantes que hay en la actualidad a nivel estatal, aunque también traspasa las fronteras, llamada Ópera Actual (OA). Después, junto con otros dos compañeros, llevamos a cabo una publicación que se llama Preferiría no hacerlo, basado en el relato de Bartleby el escribiente, de Herman Melville.
Sacamos un proyecto que distribuimos gratuitamente y lo vamos entregando de mano en mano a la gente y les invitamos a hacerse artistas o que por lo menos colaboren con nosotros publicando una ilustración o un poema o una imagen, lo que sea, de un tamaño acorde a nuestro proyecto y lo tienen que hacer con total libertad, porque no analizamos lo que van a presentar ni les juzgamos ni les decimos lo que tienen que hacer. Después lo editamos cada tres o cuatro meses. Ya vamos por el quinto. Los editamos y los presentamos. A cada autor les entregamos una serie de ejemplares para que los regale.
Es muy participativo.
Sí, pero yo he sido siempre mucho de actividades efímeras. Por ejemplo, durante la pandemia me dedique a hacer unas postales que tenían la marca donde promocionaba mis productos y cuando salimos por ejemplo al supermercado y las otras pocas veces que estábamos en la calle íbamos dejando esas postales para que luego la gente las distribuyera como quisiera.
Soy, además, muy activo en las redes y propuse un juego con esas postales: La gente que se las encontrara que escribiera un poema y las volviera a dejar de nuevo en otro sitio para que fueran rulando. Entonces había ya gente nos poníamos en contacto, yo les pasaba un montón de postales, escribir el poema y las pasaba a otra persona o las iba dejando en cualquier sitio. Luego la gente las publicaba en las redes y fue un juego que estuvo bastante tiempo.
Tuve antes otro juego en redes sociales. Por lo general cuando se contrata a un ilustrador es para que ilustre un relato o una noticia, y mi juego era al contrario: Yo subía una ilustración y le pedía a la gente que les pusiera título. Eso tuvo mucho éxito y al final en lugar de ponerle un título hacían un relato basado en la ilustración.
¿Han hecho algo con eso? Me refiero a si lo han publicado.
No. Porque, ya te he comentado, me gusta el concepto de arte efímero. Pero los que participaban sí comentaban la posibilidad de hacer una publicación. Pero según mi punto de vista aquello tenia su sentido en el momento en que se estaba haciendo y en ese espacio y no otro, que era la red.
¿Alguna exposición en mente?
No hace mucho en la Taberna de La Fuenseca expusimos Juan Bolaños, Amador Risueño y yo con el nombre de 'No somos nadie', que estuvo muy bien, y ahora tenemos algún que otro proyecto por ahí, pero no puedo adelantar nada. Se trata de no estar parado; es como los tiburones que se tienen que mover para no asfixiarse.
Quiero humor, quiero capacidad de análisis y quiero que la gente se pare a pensar
Esto se lo habrán preguntado un millón de veces, pero también lo quiero hacer yo: ¿A usted le ha influido El Roto?
Por supuesto. Es el maestro (se ríe). La capacidad que tiene de sincretismo a la hora de expresar un elemento importante con cuatro rasgos no lo consigue cualquiera. Ese punch que tiene, ese corte de comunicación que tiene es muy particular.
Otra cosa que hacíamos antes Juan Clemente y yo era una tira, una viñeta, que publicábamos cada vez que queríamos, una o dos veces a la semana en ese estilo. No como El Roto, evidentemente, pero sí era una viñeta de crítica costumbrista y de corte actual.
La temática que usted toca en sus trabajos tienen también cierta crítica social. Incluso es un poquito ácida.
Sí. La verdad es que suelo ser bastante ácido. Depende también del momento. En un primer momento me caracterizaba esa mordacidad o crítica social, un poco el absurdo, el dar en qué pensar y evitar dar las cosas hechas y masticadas. Era más insinuar. No se trata de educar, sino de que el que vea mi obra juegue con ella y sea el que descubra cosas. No quiero dejar las cosas cerradas, porque eso permite que uno vea algo en ella y otro la contemple de forma distinta. Me interesa mucho más ese juego abierto que dejar las cosas cerradas. Hay ilustraciones que dejan muy claro lo que muestran y son evidentes, pero siempre están al filo.
¿Su intención es arrancar la sonrisa?
¡Hombre! Es que una sonrisa quién no la busca.
Bueno, hay gente que las arranca sin quererlo, pero me refiero a si ésa es su voluntad con su obra. Usted busca el humor, ¿no?
Quiero humor, quiero capacidad de análisis y quiero que la gente se pare a pensar. Quiero un poquito de reflexión, porque, en realidad, lo que trato de hacer en algunos casos es una obra bastante conceptual, pero me gustaría que fuera primero reflexión y después sonrisa. Si al final la consigues, genial.
