Felipe Delgado Conde, AKA artístico Felipe Conde, es de los que se inventa constantemente. No se conforma con acomodarse, pero tampoco está dispuesto a que el actual panorama musical se imponga en su forma de crear y ha preferido ir más a su aire que nunca, sin estresarse y ofreciendo al público sólo lo que él considera que les puede gustar de verdad.
Ése es uno de los motivos por los que en 2016 dejó de publicar discos y se pasó al formato 'single', pero sin agobios. El último de ellos fue el pasado 2 de junio bajo el título de 'Te canto yo', y como él indica, tal y como está el panorama, "ya parece que han pasado tres años desde que salió"
Ahora se encuentra en plena vorágine de actuaciones con La Conde Band con numerosos bolos por las ferias de los pueblos de Córdoba y más allá, con una ola de calor peligrosa para su voz, "sales de casa con 46 grados y te metes en una carpa con aire acondicionado, sudando, y así un día tras otro". Además, en su caso, "lo doy todo y al cabo de los días voy a tener la garganta destrozada. Yo sé que no soy una máquina pero quien contrata ni sabe ni le importa si he tenido antes dos, tres o cuatro conciertos o si he tenido 20 seguidos. La oficina es la que ha cerrado tanto concierto seguido y tú acatas las órdenes", señala.
¿Y es normal que sean los conciertos tan seguidos? Por lo general en las giras se deja un día de por medio para recuperar tono y voz.
Eso sería lo idóneo: Ayer La Rambla, hoy descansamos, mañana a Priego y así. Lo que pasa es que en agosto se junta el 60% de las ferias se congrega en agosto y hay muchísima demanda. La oficina, ¿qué hace? Estamos teniendo una aceptación muy buena, la gente te pide y hay overbooking en este mes de trabajo.
Pero la lectura que se puede hacer de sus palabras es que la gente le busca.
Claro. Esto es como las bodas, que de una sale otra. Aquí es igual: Seguramente de la gala de La Rambla alguien habrá que te llame para otra cosa. Estamos quedando muy bien en todas partes y en ese sentido vamos muy bien de precio y en el momento que la oficina nombra entre lo que tiene a Felipe Conde con su banda alguien le dice lo quiero, y se hace a lo mejor en un día que no encaja, pero al final tienes que apretarlo todo un poquito. Además, me suelo cuidar bastante, no fumo, no bebo, hago muchísimo deporte, pero lo que a mí me da miedo es como estoy ahora con la voz pendiente de un hilo por los cambios de temperatura y por los catarros que puedas coger.
¿Es usted el que se tiene que amoldar a lo que hay, no?
Exactamente. Esta semana no tengo más remedio que aguantar el tirón, porque económicamente a la oficina también le interesa todo lo que sean contratos. Esto es la pescadilla que se muerde la cola: No solamente es el artista; son los músicos, el equipo, los técnicos, el road manager... La cara visible soy yo, pero detrás hay un montón de gente. Y todos cobramos.
¿Cuánta gente va con usted en sus desplazamientos?
Normalmente en la furgoneta estamos los músicos, road manager y técnicos. Luego están los técnicos de sonido que nos esperan en el sitio e la actuación más la gente de la oficina de contratación. Más o menos, unas 20 personas.
¿De dónde sale usted?
Yo soy más cordobés que la Mezquita. Me gusta decir que yo nací, en vez de en la Cruz Roja, cerca de la Puerta de Almodóvar. Me crié aquí en Córdoba. Mis inicios están en mi madre, que, al ver que de chico ya cantaba y me encantaba la música, me regaló una guitarra, me puso un profesor particular para que me pudiera defender con instrumento y no me quedara en el típico niño que cantaba. ¡Bendita la idea que tuvo!
En ese sentido, aunque me encanta el deporte y soy un apasionado, mi otra pasión que es la música al final y después de que durante tantos años fuera mi hobbie ha terminado siendo mi profesión. En marzo de 2024 van a hacer ya 25 años que salió mi primer disco. En mis inicios comencé acariciando la guitarra con ese profesor, después con 14 o 15 años monté la primera banda con los primeros temitas que escribí y le poníamos música en el local de ensayo, pues de eso pasó a ser mi profesión.
Cuando escuchaban la primera maquinilla que grabamos con el grupo, me decían que el grupo como tal no les interesaba. Imagínate, una banda de Pop-Rock llamada 'Calles sin Fondo', que nos juntamos en el instituto porque cada uno tocaba un instrumento, para nosotros era la hostia, pero para un profesional era lo mismo que decir ¡vaya cuatro locos que se han juntado! A partir de ahí empezamos a trabajar un poco más en serio, acaban mejor las maquetas y en 1998 una compañía nos dio la oportunidad e grabar el primer disco, con ese primer single de 'Los ángeles bailan'. En marzo del 99 salió mi primer disco, 'La buena ventura', y fíjate, va a pasar ya un cuarto de siglo. Y aquí seguimos, a pie de cañón.
¿Por qué barrios de Córdoba se movía cuando era niño?
En principio, mis padres, de Almodóvar y de Villarrubia que venían, llegaron a la capital a trabajar, Y mi infancia, hasta los siete años, la paso en el Figueroa, donde estaba también mis abuelos, mis tíos. Posteriormente nos desplazamos a la Avenida el Aeropuerto y entre el Parque Cruz Conde y Ciudad Jardín me movía. Estudié en La Inmaculada.
¿Y sigue usted con amigos de esa época?
Tenemos todavía contacto, porque hay un grupo hecho de todo el colegio que han quedado en reuniones y demás, pero luego, a nivel particular, guardamos un grupo de los amigos que estábamos en la clase desde los seis a los 14 años cuando terminamos octavo de EGB. Unos hemos tenido más contacto que otros, pero sigue habiendo un grupo en el que la mayoría e los estábamos en la clase mantenemos el contacto, nos reunimos cuando podemos. No sé del 100% de la gente, pero prácticamente del 70 o el 80% sé dónde están trabajando y procuramos vernos cuando se puede.
Y se llevan bien, es e suponer.
Sí, sí. Claro, No hace mucho fui a Cádiz a tocar y tengo a uno de mis amigos de entonces trabajando allí y estaba con nosotros flipando porque yo era su amigo Felipe del colegio. Eso para él también supone algo llamativo.
Puede presumir de ese tipo de cosas.
Bueno, yo soy más sencillo que la tabla del uno, pero para la gente tú ya no eres el chaval que estabas con él en clase, ya eres Felipe Conde, que suena en la radio, que ha sido en la tele. Las cosas cambian. Pero no cambias tú, sino la percepción que tienen de ti los demás, pero bueno.
Por lo que ha comentado, comenzó con la música muy pronto, con lo cual no pensó en hacer otra carrera, ¿no?
Uno tiene sus metas y sueños, y eso siempre está ahí. Cuando gravé el primer disco ¿quién me iba a decir que 25 años después iba a estar subiéndome a escenarios y cantando. Eso es muy difícil de saber. ¿Que tienes tus sueños, que tienes tus ilusiones? Evidentemente, sí. Cuando grabé el primer disco era feliz porque era lo que yo había soñado toda mi vida. Tengo todavía en casa discos de vinilo y casetes que los guardaba de toda la vida, miraba las fotos y las portadas y ahí quería verme yo algún día para poder hacer mis canciones con mi propio disco, y al final lo conseguí.
¿Que después perdura en el tiempo? Eso no lo sabe nadie. Hay muchas circunstancias de por medio y no sólo depende de ti. Hay muchos factores que rodean a un artista y a una carrera musical. Pero tus sueños y tus metas ahí están. Yo he luchado por hacerlo y creo que lo he conseguido.
De todos modos, antes quien más y quien menos montaba su banda y si había suerte no desaparecían y si no, lo dejaban y era una emergencia más en sus vidas, pero ¿tan complicado es mantener una carrera musical?
El problema, como te he indicado, es que no sólo depende de uno mismo. Hoy en día es muy fácil sacar un disco, un single, al mercado. Es así porque hay muchísimas plataformas digitales y cuando nosotros salimos en nuestra época, no. Había una compañía en la que por narices tenias que sacar un disco con un contrato con ellos, ellos te hacían la promo, si tenías suerte salías en radio o en televisión o en prensa con entrevistas, y si no te daban ese chance sacabas un disco y no se enteraba ni Dios. En ese sentido, ahora los tiempos han cambiado y tú puedes sacar tu propio disco, con tu propio sello, cañarlo en plataformas digitales, tienes un mundo por expandir que se llama Internet, donde cuentas con tu canal de Youtube y demás y te puedes gestionar tu propia promoción.
En mi caso, para hacer mi primer disco hice 1.200 entrevistas con mi guitarra en la mano, con mi tarjeta de puntos de Iberia y el AVE a tope, y yo me fui radio por radio en el 99, ciudad por ciudad, para que viera todo el mundo que me lo llevaba trabajando mucho, a pesar de mis 24 años, y que llevaba muchos años en la música, que había grabado su disco, y que no era una mentira. Más de uno pensaría "éste es uno más que canta", pero finalmente la compañía decidió que fuera viajando así, radio por radio, para hacer una entrevista, pero cantando en directo. Tuve mucha suerte, porque la primera compañía fue del Grupo Editorial Telecinco y estábamos prácticamente todo el día en programas de televisión de la cadena: Hicimos dos veces Crónicas Marcianas, María Teresa Campos me llevó con club de fans al programa, o que te vieran en un programa un cuarto de hora antes de que se eligiera a Miss España y demás. Eso sirve mucho a nivel de popularidad.
Estuve en programas a nivel internacional. El 12 de octubre actué con la Oreja de Van Gogh, con Enrique Iglesias, con Maná, Nati y Stéfano, Carlos Vives... Y para alguien que era totalmente nuevo estar con artistas de ese calibre suponía pensar "algo habré hecho bien para estar aquí con esta gente".
Pero lo mismo que te montas en el tren y te lleva a un sitio que no te esperabas, desgraciadamente la compañía tenia sus pérdidas y sus déficits a mñn me dejó tirado prácticamente al año de sacar el primer disco. La compañía pedía un dineral para la carta de libertad, tardé dos años en salir y grabar el segundo disco y a partir de ahí, grabación tras grabación, más ferias que una noria y 25 años después aquí seguimos acompañando al personal.
¿Echa de menos aquella época? Usted acaba de decir que ahora mismo es muy fácil con los medios que hay y por entonces era un poco más aventura, ¿no?
Hombre, el término fácil no es el más adecuado. Nunca es fácil. Lo que quería decir es que antes tenías que pasar una serie de filtros. No digo que eso esté bien ni mal, porque a muchos les han dicho alguna ve que no, que no gusta y después se ha convertido en un gran artista. Eso no significa nada. Seguramente, se habrán quedado muchas carreras en el camino, porque, a ello mejor, quien escuchó a tal o cual en un momento determinado no le gustó. Pero eso era lo que había.
Tenías que presentar tu maqueta, yo lo hice a 10 compañías discográficas hasta que una me dio la oportunidad. Ahora desde tu casa haces tu canción, la puedes sonorizar como a ti te parezca, tienes una libertad absoluta y no tienes que 'gustar' a nadie. Porque ésa es otra, después en la producción musical influyen muchos factores: "No seas tan popero", "no seas tan flamenco", "no seas tan moderno", "a mí esto no me gusta"... Una vez que entran en juego todos esos factores y reunir una serie de condicionantes en lo que tienes que poner de acuerdo a mucha gente, avanzas. Es que si suenas muy flamenco no suenas en tal emisora, pero si no suenas flamenco en esa otra emisora tampoco vas a sonar.
A eso me refería con esa libertad que hay ahora a la hora de crear no se tenía antes. Pero, a la vez, antes pasaban una serie de filtros y cánones y vas arropado con una compañía y con eso se solía obtener o no un resultado. Ahora cuentas con esa libertad extra.
¿Y merece la pena sacar un disco? Con tanto pirateo y música gratis de por medio.
Sinceramente, no. Mi último disco como tal salió en el año 2016, con formato de 10 temas, sus fotos, sus letras y su historia. A partir de ahí son singles, que son un escaparate. No hay más. Acabo de sacar un single ahora, el 2 de junio, y ya da la sensación de que han pasado tres años. Desde ese día hasta el día que hacemos la entrevista han salido 350.000 canciones nuevas.
Es un proceso de envejecimiento tremendamente rápido.
Les pasa a los 'grandes' como Shakira, Maluma. Ellos sacan, sacan, sacan un single después de otro. Unos funcionan más, otros menos, pero cada dos meses un tema nuevo. Tienen una legión de seguidores que los consumen y está muy bien para ellos. Pero yo hablé con la compañía el último contrato que firmé, que me pedía seis singles al año y les dije que no. Yo no me puede meter esa presión. En mi caso, las cosas surgen y si escribo seis temas nuevos y hay uno que puede funcionar, lo grabaré. Pero si saco 10 y no me gusta ninguno no voy a sacar nada.
Da la sensación de que cuando le piden un single, hablan más bien de un éxito o un tema que tiene que gustar por narices. Mientras que en un disco de 10 canciones había un poco de todo.
Dentro de un disco tú te pegabas un verano trabajando y mientras ibas componiendo y escribiendo 20 o 30 temas y de ésos escogía la decena que tú consideras que están bien y trabajas sobre ellos, cada uno por la línea que tú veas más conveniente, y entre ellos están los tres temas que uno cree que se les puede dar más cariño y pueden ser los que más gusten al público. Te metías en un estudio con unos músicos a grabarlos junto con un productor al que contabas tu idea y te ayudaba a dar forma a tu creación.
Pero ahora es sacas un single, lo pones en el escaparate, videoclip, suena un poquito en la radio y a seguir.
Eso es un pelín estresante, ¿no?
Sí. Por eso yo, como soy de otra época, voy a otro ritmo. Como te he dicho acabo de sacar una cosita, 'Te canto yo', el año pasado saqué otra, el anterior otra más, pero creo que no merece la pena ir a más. ¿Por qué? Porque al final la gente me sigue pidiendo 'Los ángeles también bailan', me piden 'Sin ti', 'Te quiero tanto', 'Tío Arango', 'Significa mucho más', y sí, los temas nuevos están ahí, están muy bien, pero, al final, a mí mi público me conoce de hace 25 años y no me conocen de ayer. Tengo en mi haber, gracias a Dios, nueve discos más otros seis o siete singles; repertorio suficiente como para no tener que sacar singles cada dos meses.
Pero usted sigue teniendo inquietud e ideas en la cabeza.
Está claro. Y si antes iba con la grabadora, ahora voy con el móvil por si me inspiro y me viene cualquier trocito de canción, cualquier estribillo y tal. Quien es creador o compositor en ese sentido eso lo llevamos a flor de piel. Una cosa no quita la otra. Pero autoimponerse el hecho de sacar un tema que funcione cada dos o tres meses no lo veo. Si lo tengo y creo que puede funcionar lo grabo. Si no es así, seguimos y no pasa nada. A mí no me espera nadie, no estoy en una gran gira internacional, tengo una legión de seguidores en mi Facebook y en mi Instagram y con tenerlos contentos a ellos en los conciertos, que, gracias a Dios, no nos faltan y es donde lo damos todo para que participen y se lo pasen bien cantando con nosotros, pienso que es más que suficiente.
Además, los conciertos suelen ser la principal fuente de ingresos de los artistas, más que la venta de discos.
Sí. La venta de discos es algo totalmente obsoleto, porque no se venden. A ti te llega el rebufo de las plataformas digitales, en nuestro caso de los conciertos. Nosotros tenemos cuatro pagos al año y dependiendo de los pagos tienes de las radiofórmulas de radio, tienes de los conciertos, de las remesas que Spotify, App Store y todo ese rollo y de lo que suenen tus temas a nivel internacional, aunque no sean muy cuantiosos.
Lo ha comentado antes y se me ha despertado la curiosidad. Si para un disco de 10 temas compone 20 o 30 canciones, ¿qué pasa con las que desecha? ¿Los tira a la basura?
Unos los puedes reacondicionar y meterlos en otro tema; puedes coger algunas frases que te gustan; puedes coger un puente y acoplarlo en otro tema o si te molaba el estribillo coges otra cosa y lo adaptas. O muchas veces se quedan ahí y ahí mueren.
¡Qué curioso! ¿Y no le da tristeza?
Hay cositas que se pueden reutilizar, porque, de hecho, hay muchas canciones que las terminas de cabo a rabo y después, por circunstancias, o porque te sentías inspirado, sacas un montón de cosas que dejas en stand-by. Pero, bueno, siempre se pueden recuperar cositas y otros, que creías que iba a ser un tema chulísimo, acabas dejándolos apartados.
¿Cómo se define musicalmente hablando?
Me gustaría definirme, pero es que me encanta el Flamenco, me he criado con esa música, pero después con 14 o 15 años, he sido un consumidor de música Pop nacional tremendo. Después me encantaba el Rock americano y me empapé de Poison, de Bon Jovi, de Guns N' Roses. Tengo una mezcla ahí en la que me encantan el Flamenco, el Pop y el Rock. Entonces, incluso las cosas que hago de Rock Andaluz. Hice un homenaje al Rock Andaluz con el álbum 'Hijos de leyenda' y me los llevaba a todos a mi terreno. Quienes lo escuchaban decían "esto es Rock Andaluz" y nosotros respondíamos, "no, esto es el Rock como lo ve un andaluz".
Hemos consumido, gracias a Dios, tanta música que incluso en mis conciertos hago un guiño a esos temas icónicos de Triana y demás, pero siempre llevándomelos a mi terreno. Y lo hago a mi manera. Es un guiño bonito porque es música que he escuchado toda mi vida. La versión que hice de Camarón 'Como el agua', que es muy rockera. Siempre lo hago con mi punto de vista particular de la música. Es lo que digo: He mamado desde chico el Flamenco, pero a la vez, soy alguien que le encanta el Pop y el Rock.
Bien. Ahora tenemos un lapso de tiempo entre lo último que hizo en 2016, 'Institnto', y la actualidad, en la que tiene una banda de versiones, Felipe Covers, junto a Carlos Morales a la guitarra, Juan Antonio Navarro al bajo y Fran Castro a la batería, con un formato bastante rockero. ¿Qué ha pasado entre medias?
Simplemente, es que hay una corriente en la que se lleva mucho el tema de las versiones de los 80' y los 90'. Nos lo planteamos, nos sentamos con los músicos y nos preguntamos "¿qué queremos hacer 15 o 20 cosas este verano o queremos hacer 60?". Claramente la opción fue hacer 60. Y donde no se lleve el caché de Felipe Conde podemos montar una banda de versiones y seguir currando a tope. A la oficina le pareció bien, a los músicos, mas todavía, lo mismo que a los técnicos y demás. Nos hemos reinventado en ese sentido, ofrecer un espectáculo de dos horas que no deja indiferente a nadie y está funcionando.
¿Personalmente le gusta eso?
Lo que hacemos es un conciertazo. Llevamos un abanico impresionante de temas. No te lo puedes ni imaginar. Hacemos un guiño a los años 80', hacemos un guiño a temas icónicos de Raphael, de Nino Bravo, de Triana, de Morat, de Coti, de La Unión, de La Guardia, de Miguel Ríos, y más. Es un formato, además, de dos horas en el que no se descansa ni un minuto, de arriba a abajo sin parar, y enlazando cuatro o cinco temas seguidos. Y siempre, siempre, siempre, desde un punto de vista muy personal. El tema 'A quién le importa', de Alaska, no tiene nada que ver con el tema. Lo escuchas, lo reconoces, pero no es lo mismo. Ocurre lo mismo con 'Hola, mi amor', de El Junco, que lo canto yo a mi rollo, con el Rock Andaluz y con una base de bombo en negras de la hostia. Temas de Medina Azahara a los que también metes temas tuyos. Es un todo en el que la gente participa y canta y se lo pasa en grane. Estamos que nos va a dar algo.
Lo ha dicho usted mismo: "Hay que reinventarse". ¿Está ya pensando en lo siguiente?
Sí. De hecho, tras acabar el concierto en La Rambla el pasado día 10, viniendo en la furgoneta estábamos ya pensando en eso: Cuando acabemos lo gordo en octubre, nos sentamos y ponemos en común entre todos las ideas que tenemos ya en mente, aparte de amplia un poco escenario, músicos, vestimenta y demás. Estamos ya pensando en la nueva temporada para que el año que viene no tenga nada que ver con éste y seguir aumentando el espectáculo. Seguirá siendo Felipe Conde, pero con la idea de que los músicos también se sientan partícipes y se llame La Conde Band.
