Rafael Sánchez Madrid, portavoz en Córdoba de la AUGC, nació en Alicante, pero fue por circunstancias laborales de su padre, que también era guardia civil. A los tres años de haber nacido ya estaban de vuelta en la provincia. Concretamente en El Viso, en el Valle de Los Pedroches, muy cerca del pueblo natal de sus progenitores, Añora. A los 16 años se mudó a la capital y luego ya como guardia civil estuvo destinado en Herrera de la Mancha, en Ciudad Real. Posteriormente saltó a Posadas, Almodóvar del Río y, de nuevo, la capital.
Llevo 33 años de carrera, desde 1996, y dentro de la Asociación Unificada de Guardias Civiles 27 años. Está casado, con un hijo de 29 años, que no va para guardia civil, sino que ha tirado por la rama de la informática y el desarrollo de aplicaciones web.
La AUGC es ahora una asociación profesional, pero como él mismo recuerda comenzó como una asociación socio-cultural, "porque no nos permitían otra cosa y este hace unos años es ya profesional".
¿Socio-cultural?
Sí. En los años 90 del siglo pasado, cuando comenzamos, nos nos permitían tener asociaciones profesionales. Sin dictas, mucho menos. No nos lo permiten todavía. En cierto modo burlamos esa prohibición, hicimos en 1994 una asociación socio-cultural, que era lo que funcionaba en aquel momento, con la excusa de que queríamos luchar contra la corrupción de Luis Roldán, de hecho se llamaba Coordinadora Pro Perjudicados por la Gestión de Luis Roldán y la Corrupción (Coproper). Casi nada.
Pero desde el primer día funcionaba prácticamente como un sindicato, lo que pasa es que por entonces las reuniones eran más bien clandestinas. Cada vez que nos reuníamos y se enteraban la Guardia Civil nos mandaban a los compañeros de Información a grabarnos a ver quién entraba y salía y quienes éramos. Todo muy peliculero, pero fue así, porque yo lo he vivido.
¿Cómo se dio el cambio? ¿Qué factor permitió que pasara a ser profesional?
En la época del PSOE de Rodríguez Zapatero nos manifestamos e incluso se convocó una manifestación que fue el mayor órdago con el que más nos la jugamos, que fue manifestarse en Madrid de uniforme, en la Plaza Mayor, el 20 de enero de 2007. Hubo amenazas de que nos iban a sancionar a todos. De hecho, sancionaron a los cabezas visibles de cada provincia y de la junta directiva nacional y aquí en Córdoba le afectó a Alfonso Carrasco, que es un histórico nuestro, que ya estuvo incluso en el sindicato clandestino y demás. Sancionaron a 21 porque no podían sancionarnos a los miles que habíamos estado allí en la Plaza Mayor, porque no podían identificarnos a todos.
Eso sirvió para que forzáramos en cierto modo a que de una ve por todas cambiara la Ley. Cambió la Ley de derechos y Deberes y por fin se reconoció el asociacionismo profesional. A raíz de ahí han podido venir todas las demás asociaciones que hay actualmente. Pero fue AUGC la que abrió ese camino, esa brecha, en los tribunales y en la calle. La solución era política, no había otra manera.
Como lo es también que pasen ustedes a ser sindicato de manera definitiva.
Efectivamente. Antes yo era muy pesimista en ese aspecto, pero ahora empiezo a ser optimista, porque en la Unión Europea (UE) nos están recibiendo muy bien en ese sentido. Nos están dando mucho apoyo, incluso formaciones políticas, porque no tiene sentido que los cuerpos de naturaleza militar de toda Europa tengan sindicatos desde hace ya muchos años y que seamos el único que no puede tenerlo. Cuando, de hecho, las asociaciones profesionales que tenemos funcionan ya como sindicatos.
Además siempre le digo a los políticos cuando nos reunimos con ellos para que se asusten: Nosotros lo que queremos es un sindicalismo responsable, que es lo mismo que tienen los cuerpos policiales. Tenemos una serie de derechos limitados o restringidos, porque es lógico, ya que en la actividad profesional que tenemos no es igual a las otras, pero ¿por qué no podemos tener sindicato? No lo entendemos, cuando lo tiene la Gendarmería francesa, los Carabinieri italianos, los portugueses... ¡Todos!
¿En España el Ejército tiene sindicato?
¡Qué va! Ni mucho menos. Es más, yo creo que nosotros llegaremos a conseguirlo con el tiempo, espero que no mucho, pero a los militares les va a costar bastante más. Ellos, después de nosotros, consiguieron sus asociaciones. Nosotros les estuvimos apoyando mucho con AUME, que es la que nació en primer lugar, y al final consiguieron que les reconocieran también las asociaciones. Pero creo que la sindicación a ellos les va a costar más trabajo.
Para ser sindicato, ¿deben ustedes dejar de ser militares?
Es que realmente nos somos militares. Nos pusieron el apellido de que somos 'de naturaleza militar'. En la Ley de Derechos y deberes y en toda normativa dejaron plasmada esa coletilla. No que somos militares, y hay sentencias que dicen que no pertenecemos a las Fuerzas Armadas desde hace ya muchos años, pero sí que somos un cuerpo de naturaleza militar, porque inicialmente sí estábamos militarizados. También la Policía Nacional al principio era la Policía Armada y eran también de naturaleza militar y eso no les ha impedido que avancen y tengan reconocidos los derechos de sindicación.
Nosotros ya hemos asumido que sí, que nos sigan llamando de naturaleza militar si quieren, pero que eso no tiene por qué impedir de ninguna manera que nos reconozcan los sindicatos.
Pero en la práctica ustedes ya funcionan como un sindicato.
Justamente es lo que nos dicen los políticos y nos dicen ¿qué más os da? Pero la diferencia es que como no nos reconocen como sindicato a los representantes de las asociaciones nos restringen muchas cuestiones que sí tienen permitido los sindicatos policiales.
¿Por ejemplo?
Por ejemplo, el derecho de negociación. Nosotros la primera vez y casi la única que hemos visto reconocido el derecho de negociación por la vía práctica y no por la teórica ha sido cuando se negoció en 2018 con el Ministerio de Interior, cuando estaba Zoido y Nieto en la Secretaría de Estado de Seguridad, el proceso de equiparación salarial. Estuvimos en la mesa todos los sindicatos de Policía y todas las asociaciones de la Guardia Civil y fue la primera vez que realmente hemos negociado cara a cara con la Administración y en igualdad de condiciones a los sindicatos policiales. Pero fue no un 'favor' (entre comillas), pero sí que se la jugó José Antonio Nieto, sobre todo, que fue el que dijo que también quería que estuviéramos nosotros, porque en un principio los sindicatos de la Policía querían estar ellos solos.
¿Por qué?
Nos consideraban, y nos consideran muchas veces, un 'lastre' (también entre comillas). A la hora de negociar es más difícil pedir para 150.000 que para 60.000 o 70.000. Pero Nieto dijo todos, Guardia Civil y Policía a la vez en la misma mesa. Ese tipo de cosa tendríamos si fuéramos un sindicato y no asociación profesional, por no hablar de muchas otras cuestiones. Nosotros el tiempo que tenemos, por ejemplo, para dedicar a la asociación y a su representación, que son lo que llamamos la bolsa de horas asociativas, lo tenemos mucho más restringido que la Policía, cada vez nos lo van complicando más, nosotros en la Directiva de Córdoba somos ocho y tenemos que ir a reuniones con políticos y yo voy en mis vacaciones, mientras que otro compañero se ha tenido que pedir lo que llamamos 'particulares'. Vamos a un montón de actividades que con las pocas horas que nos dan no nos llega. Todo eso seguirá sin poder avanzar mientras no seamos sindicato.
¿Qué problema hay para que se les reconozca como sindicato?
Porque siempre ha tenido y tiene mucho peso nuestra cúpula, que llamamos la 'Cúpula de los Generales'. Les interesa que esto permanezca como está. No tuvieron más narices que aceptar el asociacionismo profesional, cuestión que a ellos les ha venido hasta bien para determinadas cuestiones, ya que tienen también su asociación, pero no les interesa que vaya más allá y que las asociaciones tengamos más fuerza a la hora de negociar y demás. Siempre he dicho que puede haber esa cúpula, pero por encima está el poder político: El Gobierno, el Ministerio de Interior, la Secretaria de Estado, la Dirección General que siempre está en manos de un civil. Pero es que no sé, unos partidos por miedo, otros por incomprensible afinidad con ellos no acaba de resolverse.
Nos reunimos con los diputados a nivel provincial y con cargos policiales y te reconocen que en efecto no hay motivos para no dar ese paso, pero no termina de darse. Me da que el cambio va a venir más forzado, cuando venga, este la UE que porque salga de aquí.
Ya lo ha mencionado un par de veces. ¿La esperanza de ustedes recae en la Unión Europea?
Sí, porque llevamos muchos años ya moviéndonos a nivel europeo y las sensaciones son buenas, tanto a nivel jurídico, que ya tenemos no sentencias, pero sí resoluciones y dictámenes diciendo que no hay ningún motivo para que no seamos sindicatos. Los contrarios a esa idea siempre se han acogido a que la Constitución prohíbe la sindicación de Guardia Civil y de los militares.
¿Y es cierto eso?
Es mentira. La Constitución dice que, al ser cuerpos peculiares y demás, deben tener ciertas restricciones, pero en ningún sitio dice que no podamos constituir sindicatos ni tener derecho de sindicación. Es mentira. Entonces, ya lo hemos conseguido por la vía jurídica en la UE, que se reconozca así, y ahora la solución tiene que venir por la vía política, no por la jurídica al no haber una sentencia que diga a los legisladores españoles "oigan, tienen que permitir que la Guardia Civil tenga sindicatos". Todavía que camino, pero me da que lo vamos a conseguir.
Voy a poner un ejemplo práctico. Imagínese que soy un general. ¿No me conviene que el resto de la Benemérita se trabaje contentos y contentas? ¿No es conveniente que estén ustedes en su puesto de trabajo lo más felices posible? ¿No se haría el trabajo mucho mejor? No es que les vaya a dejar libertad de hacer lo que les salga del tricornio, pero sí negociar salarios, vacaciones y demás... Es casi de lógica.
Sí, pero no es ésa la mentalidad imperante en la Guardia Civil. Y no hablo sólo de generales, también entre los mandos intermedios. es verdad que va entrando gente nueva y algunos tienen una mentalidad más abierta. Pero no es la generalidad. Una de las carreras que tengo es la de Relaciones Laborales, y ahí hemos estudiado el tema de la motivación, e gestión empresarial y de organización, y cada vez que me aplicaban algo de eso no podía evitar reírme, porque precisamente todo lo que te dicen en esas asignaturas que debe hacerse en una empresa es lo contrario que se hace en la Guardia Civil.
Aquí, por regla general, la motivación es la amenaza, o haces esto o se te sanciona, la aplicación del régimen disciplinario, pero nunca la motivación positiva. Es algo muy, muy raro. Insisto en que es verdad que hay muchos mandos, intermedios sobre todo, entre los que ha cambiado la situación y son conscientes de que si tú estás contento, y si concedes algunas cuestiones como un día para llevar a tu padre al médico o por una boda, le vas a responder mucho mejor. Pero no es la generalidad, sobre todo en los niveles altos. Es al contrario.
El derecho que conseguimos a través de la UE de que se regulara la jornada laboral de que trabajaremos a 37,5 horas como los demás funcionarios, que nos reconocieran una serie de descanso semanal de dos días, derechos que ya estaba reconocidos en muchos otros colectivos, llevan ya varios años la Dirección General intentando cambiar esa norma de jornada laboral para restringir de nuevo los derechos conseguidos. Cuado digo la Dirección General no me refiero al cargo político, que por lo general no se enteran y menos ahora que cambian cada dos o tres meses, sino que hablo de los generales. Lo que pasa es que estamos peleando con uñas y dientes, porque no podemos retroceder una vez conseguido.
Ellos son conscientes de que no hay gente suficiente para cubrir los servicios, que aquí en Córdoba estamos siempre denunciando eso, pero su solución no es meter más gente o reorganizar, como venimos pidiendo. Su solución es te quito una serie de descansos compensatorios que tenías por hacer horas nocturnas o festivas y así te tengo trabajando más horas. Es incomprensible.
¿Usted es de los que esta negociando y moviéndose en Europa?
No. Es nuestra Directiva nacional. Aparte de los dos cargo provinciales, tengo uno nacional, que es coordinación de los servicios de protección y seguridad, que son los centros penitenciarios, los servicios de las comandancias y unidades de ese tipo, donde yo estoy. Pero no estoy dentro de la Junta Directiva nacional.
¿Cuáles son sus cargos provinciales?
Secretario de Relaciones Institucionales y Comunicación. Estuve de secretario jurídico desde que se creó la delegación de Córdoba hasta que en 2021 lo dejé porque creo que es el que más quema. Son 24 horas sin parar y todo a base de plazos muy cortos, recursos, instancias, expedientes disciplinarios... Todo a la vez. Es verdad que trabajas codo con codo con nuestro abogado y las cosas de más enjundia las lleva él. Consultas ya ni te cuento. Son diarias e intentamos responderlas entre varios para que no se queme siempre el mismo.
¿Cuántos asociados tiene la AUGC?
En Córdoba son unos 660 o 670.
¿Qué porcentaje del cuerpo supone esa cifra?
Más del 50%. La plantilla ronda los 1.100, aunque la Dirección General, cuando preguntamos a través de diputados o del portal de transparencia, siempre se habla de más de 1.200, pero es porque incluyen a los que están en prácticas y a personal de reserva que están en juzgados y demás. Nosotros los computamos aparte, porque realmente no están en la calle prestando servicio de seguridad ciudadana.
¿Ocurre lo mismo en el resto de provincias del país?
No. Ocurre que en todas o en casi todas hay déficit de personal. Eso es la verdad...
Perdone, me refería a afiliación o asociación.
¡Ah, vale! Depende de las provincias. Hay algunas que están incluso por encima. En Córdoba tenemos uno de los mejores porcentajes a nivel nacional. Siempre lo hemos tenido. Nosotros siempre hemos hecho un trabajo de contacto muy directo con los vocales que tenemos en todas las unidades. Fuimos de las primeras provincias que tuvieron vocales en las unidades y en otras todavía se están incorporando a eso. El nivel de afiliación en el resto de las provincias es similar al nuestro, un poco por debajo y hará tres o cuatro que tengan más, pero sí tenemos un buen nivel.
Nuestro sindicalismo es responsable y realista. No pedimos la luna, sino que todo lo que planteamos está estudiado de antemano, con cuentas hechas. Somos conscientes de que hay que avanzar paso a paso, con la situación real de cada momento siempre presente. El populismo no resuelve los problemas; el raciocinio, sí.
¿Han notado que la actitud de la población ha cambiado a mejor hacia ustedes?
¡Sí! Y aquí en la provincia de Córdoba cuando leí las entrevistas de nuestro anterior comandante, el coronel Juan Carretero, que se fue, él mismo lo decía, y es verdad. Siempre habrá casos en todos los pueblos que no pueden ni vernos, pero suelen ser los choricetes de turno, pero lo normal es que haya ese cariño. También es verdad que las cosas van cambiando. Había gente de mucha edad que veía a la Guardia Civil con miedo. Mi padre ha sido agente del cuerpo y me ha contado muchas veces que cuando era pequeño en el pueblo llegaba el guardia civil, le daba dos tortas a uno y le quitaba una liebre que había cazado o cualquier cosa. Eso, con los años, ha cambiado muchísimo y ahora nos ven que estamos para ayudar y asesorar.
Aquí en la provincia, cuando fue el confinamiento por la pandemia, lo notamos mucho. Yo mismo lo note en la calle cuando tuvimos que prestar servicio por todos los pueblos de la Campiña y de la Sierra. Se lo decía a mi compañero: "Mira, están encerrados y a nosotros nos mandan para que no salgan de la casa, es decir para restringir una libertad, y su reacción es buenísima y nos lo agradecen y reconocen". Esas cosas llegan.
La provincia, precisamente. ¿Qué pasa con Córdoba? Ustedes, desde la AUGC, están constantemente diciendo que aquí no sólo no se cubren los puestos que se necesitan con nuevo personal, sino que ni siquiera sale beneficiada en el reparto de agentes en prácticas. ¿Por qué?
No sabemos lo que pasa, con sinceridad. Una de las explicaciones de que reciben más personal otras provincias de Andalucía tiene sentido en las costeras. Es lógico que las que están en costa y con poblaciones mayores, con un incremento bestial de población en verano, reciban más refuerzo; vale. Pero es que tenemos provincias de interior, como Jaén, que reciben más personal. Jaén es una provincia que no tiene unos índices de criminalidad superiores a los nuestros, ni mucho menos, ni más población ni más términos municipales. Sin embargo, siempre reciben, no mucho más, pero sí más.
Córdoba siempre está a la cola, tanto cuando vienen a cubrir vacantes como cuando envían a los alumnos en prácticas. Realmente, esa gente no viene a reforzar. Vienen a aprender. Pero, claro, la Guardia Civil, como no tiene gente, lo toma como un refuerzo puntual. No entendemos por qué siempre se está marginando a la provincia y mira que en los últimos años, a base de llorar nosotros en medios de comunicación y en el Parlamento, a través de los diputados y los senadores, hemos logrado que se incremente algo. Hace unos años venían menos de la mitad de los que llegan ahora. Pero, con todo y con eso, siempre seguimos a la cola.
Y en vacantes, que es lo que más interesa, lo mismo. Te adjudican 30 o 40 y resulta que otros 20 o 30 se van a otras provincias, porque piden otro destino, siempre vamos renqueando. Se dan situaciones como la de Peñarroya, que tienen que ir comisionando a gente desde otras provincias para reforzar mínimamente, porque no publican las vacantes necesarias y, además, todo el que va allí, cuando lleva poco tiempo, se va a otro destino, porque se quema.
¿No es agradable Córdoba como destino para un guardia civil?
Bueno, la provincia de Córdoba es receptora más que exportadora. Los que vienen de fuera a Córdoba capital destinados a Prisión y otros servicios y unidades de la capital, son sólo los que tienen derecho preferente del Norte, del País Vasco. hay gente que lleva ya 30 años de antigüedad, como yo, y no estar consiguiendo pasar aquí a Córdoba. Por tanto, son vacantes apetecibles. El problema es que no sacan suficiente.
Otros compañeros que están, por ejemplo, en la zona de la Campiña, hay muchos que son de Jaén que no pudieron entrar en su momento en su provincia y se han venido a Lucena o Montilla y en cuanto salen vacantes allí se van a su tierra. No es que estén mal aquí, es que son de allí. Pasa lo mismo con otros que son de Sevilla.
Pero si tú apenas vas cubriendo las vacantes que se producen no avanzamos. Hay personal que pasa a situación de reserva, y al final vas siempre cojeando. Si es que tenemos 140 vacantes sin cubrir, que es una barbaridad. Pero es que a día de hoy ni siquiera cubriendo esas 140 vacantes solucionamos el problema. necesitamos un catálogo mayor.
Y luego esta lo que decimos siempre: La reorganización de despliegue territorial. La propia Dirección General sabe que es necesario y hasta tenían un proyecto, lo que pasa es que se quedó guardado en el cajón porque a nivel político no interesó. Creo que entienden mal lo que se esta proponiendo o no quieren entenderlo.
¿En qué consiste?
Por lo pronto, no se está proponiendo cerrar cuarteles. Los cuarteles están ya cerrados. Tú vas por la provincia por la mañana o por la tarde y vas a ver muy pocos cuarteles abiertos, atendiendo a los ciudadanos, porque no hay gente, y los pocos que hay los sacan de patrulla a la calle, que es donde son más necesarios.
Lo que nosotros decimos es reagrupar núcleos operativos. Tienes cinco puestos de entre cinco y 10 compañeros cada uno; los reagrupas, vas a tener patrullas permanentemente en todos los pueblos, vas a tener oficina de atención al ciudadano abierta en los pueblos con personal de reserva, que es una de las cosas que venimos reclamando y es algo que se acordó en el acuerdo de equiparación salarial. Se dijo que se iba a invertir un presupuesto para que personal de reserva estuviera trabajando en lugar de estar en su casa cobrando mucho menos. Con esa gente trabajando en la oficina te evitas tener a un agente en activo de 20, 30 o 40 años, que puede y tiene que estar en la calle, en lugar de estar en la oficina recibiendo denuncias.
A lo mejor es una tontería lo que voy a decir, pero ¿no sería interesante que los guardias civiles trabajaran en sus lugares de origen?
(Se ríe). Cuando se puede, sí. También es verdad que los hay que no quieren eso. Ten en cuenta que llega un momento en que tienes que actuar, ya sea denunciando o citando a alguien a declarar y demás, y hay gente que eso no lo lleva bien, porque quizá tiene mucha amistad con la gente del pueblo y con sus vecinos y demás. Lo positivo es que conocen mejor que nadie la idiosincrasia de su población, pero es algo que le ocurre a alguien de fuera pero que lleve trabajando en un sitio muchos años.
¿En materia de actuaciones policiales por la Guardia Civil, Córdoba es especialmente activa?
No. Ocurre en todas las provincias. De hecho, no es que seamos precisamente de las provincias más notorias. Las que tienen más población o las que tienen puerto de mar tienen muchas más actuaciones y más movidas. No porque los guardias civiles se muevan más, sino porque se producen más hechos. Si te vas a la zona de Cádiz o Málaga, hay tiroteos, detenciones de narcos y cosas así que son muy habituales. Mucho más de lo que desearíamos.
Y los compañeros en esas zonas corren muchos más riesgos, por eso venimos reclamando dese hace tiempo que les reconozcan su zona como de Especial Singularidad porque es similar a lo que ocurría en su momento en el País Vasco. Reciben amenazas ellos y sus familias, les queman coches; en fin, son situaciones muy desagradables que aquí, afortunadamente, es raro que se produzcan, salvo por algún descerebrado o algún choricete que se le vaya un poco a cabeza.
¿Están ustedes considerados como actividad de riesgo?
Es de riesgo, pero lo cierto es que en muchos aspectos no nos lo reconocen. Una de las cuestiones que venimos reivindicando, y nos manifestamos por ello recientemente ante la Subdelegación del Gobierno, es que como profesión de riesgo se nos reconozca el derecho a la jubilación anticipada, a una aplicación de índices correctores que te permite jubilarte antes sin pérdida económica, como tienen ya los policías locales y los autonómicos desde hace tiempo. Sin embargo, a nosotros no nos lo reconocen ni tampoco a la Policía Nacional. Y ese reconocimiento es precisamente por situaciones de riesgo. La Constitución española lo reconoce tanto para los cuerpos policiales como otras profesionales, como torero y bomberos; a las autonómicas y a las locales ya lo tienen reconocido por Ley y a nosotros no, como si tuviéramos menos riesgo que ellos.
Me obliga a preguntar de nuevo por qué razón eso es así.
Eso mismo nos preguntamos nosotros. Pero ocurre con más cuestiones. Han acordado en la función pública la jornada laboral semanal de 35 horas y excluyen sólo a Policía Nacional y Guardia Civil. ¿Por qué? ¿No somos empleados públicos? Pues nada, así todo.
Lo de ustedes es vocación, entonces.
Pues sí. Hombre, vamos consiguiendo muchas cosas. Con el acuerdo de equiparación salarial se logró subir las retribuciones muchísimo con respecto ala que había antes, que estábamos muy por debajo de todos los cuerpos policiales a nivel europeo, pero aún seguimos cobrando mucho menos que los Mossos, la Ertzaintza, que muchos policías locales, que la Policía Foral de Navarra y ante eso nos preguntamos de nuevo por qué.
Corremos los mismo riesgos que ellos, o incluso más, porque tenemos especialidades que ellos no tienen y son mucho más arriesgadas y trabajamos en sitios mucho más arriesgados y más penosos que los suyos. ¿Por qué nos maltratan de esa manera? Es lo que siempre les preguntamos a todos los gobiernos y a todos los ministerios del Interior que pasan.
¿Y cuál es su respuesta?
La callada. Si la mayoría de las veces ni siquiera se reúnen contigo. Lo hacen cuando ya están en la oposición tanto unos como otros, te dan la razón, pero cuando llegan al poder vuelven a olvidarse de que existes. Y si se reúnen se limitan a decir que saben del problema, que están en ello y para de contar.
De todos modos, también te digo que hay muchas de esas cuestiones que no dependen única y exclusivamente del Gobierno de Interior. Hay muchas cosas que hay que legislarlas. Sobre todo interpelamos casi siempre a PP y PSOE porque una Ley que esté apoyada por ambos sabemos que va a salir siempre adelante y no hay que hacer más malabarismos ni depender de nadie más. Y muchas de las cuestiones que pedimos depende de los legisladores. Los cambios tienen que llegar por leyes.
Por tanto, entiendo que lo han solicitado.
Todo lo que hemos hablado, y más. Cada vez que nos reunimos con esos dos partidos a nivel nacional o provincial, siempre les llevamos informes en los que priorizamos y ponemos por delante todas estas cuestiones: La jubilación digna, la jornada laboral, no nos reconocen todavía los turnos de trabajo... Ahora la Dirección General ha dicho que dentro de un tiempo va a empezar a instaurar uso turnos de trabajo o unas cadencias fijas, pero sólo en algunas unidades, en un porcentaje muy pequeño. ¿Por qué no en todas las que se pueda? No, dicen que empezarán por ahí y luego ya se verá.
Trabajamos al año muchas más horas que los policías nacionales, que son el otro cuerpo estatal. ¿Cómo se explica eso? No lo entendemos.
De la equiparación salarial, hace unos días hemos obtenido una sentencia que hemos calificado de histórica, de la Audiencia Nacional, recurrimos cuando Interior dijo que ya se había culminado el proceso de equiparación salarial que se firmó en 2018. Y ahora el juez ordena al Ministerio que renegocie con todas las asociaciones y sindicatos firmantes el acuerdo. Faltan dos cláusulas sin cumplir: Una es muy importante para que los compañeros de reserva se reincorporen al trabajo, pero la otra es aún más importante porque pedimos que se legisle para que no haya discriminación salarial. Si hay una Ley que diga eso ya no se puede incumplir. No podemos estar con policías de segunda y de tercera. Viene ahora un cambio de Gobierno y habrá que renegociar de nuevo con quien entre.
¿Con todos estos problemas sigue habiendo vocación?
Sí. Mucha gente. La mayoría se presenta porque necesita un trabajo. Las oposiciones y el trabajo público está muy valorado hoy en día. Pero también es verdad que cuando tienes el abanico de oposiciones de función pública, antes la Guardia Civil era lo último, porque tenemos menos derechos y trabajamos mas horas cobrando menos, sin embargo tenemos cada vez más opositores y gente que viene muy preparada y eso también lo estamos notando. Entra gente ya con mucha edad y más sensata. La vocación se nota en la gente joven igualmente. Se viene buscando un sueldo, pero hay que tener algo para poder aguantar lo que aguantamos aquí.
Una de las peleas que tenemos desde hace muchos años es intentar que haya mas mujeres. Tenemos el colectivo de empleo público a nivel nacional y europeo con menos porcentaje de mujeres dentro y es por las condiciones que hay. La conciliación laboral y familiar brilla por su ausencia y la jornada laboral no casan bien con la situación personal de las mujeres y opositan muy pocas. Pedimos continuamente que se mejoren las condiciones laborales y se les dé facilidades a ellas. Es que nos hacen falta. Es que hay determinadas actuaciones que tienen que ser mujeres y tú no puedes tener a una agente cubriendo cinco pueblos las 24 horas disponible.
