ANNA FREIXAS. GERONTÓLOGA Y PIONERA DE 'LAS FRESCAS'

"Considerar despectivo el término viejo o vieja es por ignorancia y de no conocer el lenguaje"

Anna Freixas Farre
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Anna Freixas Farre nació en Barcelona el 21 de julio de 1946, pero hace ya 42 años que vive en Córdoba. Una situación que está a punto de cambiar por completo. "Justamente me pillas en un momento en el que he decidido volver a vivir en Barcelona. Estoy en un proceso de cambio de vivienda y de lugar donde vivir. Es una decisión que me ha costado un poco tomar, pero la he tomado y estoy contenta por ello".

Parte del peso de esa decisión es que su hijo, Bruno Serrano, nacido en Córdoba, vive en la ciudad condal, además de que la psicóloga especializada en envejecimiento femenino es viuda desde hace dos años y medio, cuando falleció su marido, el cofundador del Equipo 57 Juan Serrano. Su hijo es uno de los motivos importantes por los que volver a Barcelona, porque me apetece vivir relativamente cerca de él y pasar el tiempo de mi vida de otra manera".

Estudió la carrera de Psicología en Barcelona, de modo que cuando recaló en la capital califal ya era una profesional del ramo. Aquí fundó, junto a un grupo de mujeres, la tertulia feminista 'Las Frescas', la última de las cuales tuvo lugar ayer, sábado, en el Centro Luciana Centeno bajo el título 'Feminismo en tiempos revueltos. Pensemos juntas el 23J'.

Anna Freixas Farre
Anna Freixas Farre

¿Va a dejar de ser una 'Fresca'? Como se marcha...

(Se ríe). Bueno, se puede ser 'Fresca' a distancia también.

O iniciar 'Las Frescas' allí.

Sí. Pero nosotras tenemos una 'Fresca' que vive en Donostia. Somos todo terreno.

¿De qué van 'Las Frescas'?

Es una tertulia que hace varios años que existe y ahí nosotras planteamos un tema. Traemos, normalmente, una persona experta que hable al respecto. Habla un poquito y luego comienza la tertulia, de modo que la gente puede hablar lo que quiere, aunque hay un tiempo controlado para que realmente se pueda compartir el tiempo y hablar. En caso contrario, hay personas que sin darse cuenta ocupan mucho tiempo y no deja hablar al resto.

¿La tertulia es sobre cualquier asunto?

Son temas que nos parece que importan o que interesan a la gente o bien que queremos encontrar respuestas sobre esos temas. Podemos hablar de política, de feminismo, de algún acontecimiento que haya ocurrido últimamente y nos parezca suficientemente interesante. Así que los temas son variados. Hacemos entre seis o siete tertulias al año o algo menos.

¿Cómo surgió la idea?

Surgió a partir de una tertulia que teníamos en la radio con Marta Jiménez. Desde ahí empezamos a considerar que a la ciudad le podría interesar tener esa tertulia y, de hecho, la verdad es que, normalmente, las tertulias de 'Las Frescas' tienen bastante asistencia y bastante interés por parte de la gente.

¿Por qué 'Las Frescas? Es un nombre muy curioso.

También en parte tenia que ver un poco con un libro que yo había publicado hacía poco bajo el título de 'Tan frescas'. Tiene un poco el origen en este libro.

¿De qué trata el libro?

Yo he trabajado toda la vida el tema del envejecimiento de las mujeres. El libro habla de envejecer, pero poder hacerlo, precisamente, tan frescas.

¿Se centra en el envejecimiento sólo de las mujeres?

Normalmente hablo del envejecimiento femenino, porque es lo que he estudiado. Es a lo más me he dedicado. He investigado al respecto. El origen es una tesis doctoral mía centrada en esa materia. Esto tiene esa raíz.

¿Y se envejece bien?

La sociedad no pone fácil el envejecimiento. Para nadie, pero desde luego para las mujeres no lo pone nada fácil. En principio las mujeres intentamos hacer el camino lo mejor que podemos, pero es complicado, porque hay muchas exigencias de carácter estético, muchos requerimientos que se hacen más sobre las mujeres que sobre los hombres.

Anna Freixas Farre
Anna Freixas Farre

¿Y hay que luchar contra ello o hay que dejarse llevar?

¿Luchar contra qué?

Contra el envejecimiento, con enfrentarse a ese cambio que se produce cuando te miras al espejo o contemplas una foto del pasado.

Envejecer forma parte de la vida. No hemos venido al mundo para quedarnos momificadas en un cuerpo de 20 años. Envejecer es parte del programa. Al nacer ya sabemos que vamos a morir y que se envejece de forma natural. Por tanto, la manera de no sufrir es saber que somos personas, que vamos a envejecer y que en ese proceso la vida nos ofrece muchas cosas buenas, muchas cosas no tan buenas a veces, pero también nos ofrece cosas que no están muy allá cuando tenemos 30, 40 o 12 años. Quien decir que la vida es un río en el que tenemos que ir navegando con la mejor de nuestras sabidurías.

Lo digo porque no es lo mismo envejecer ahora que hace un siglo, evidentemente.

Claro. La vida ha mejorado y ha cambiado para mejor. Es verdad que ahora mismo podemos considerar que envejecemos con mejor salud, sobre todo las mujeres, tras la incorporación al mercado de trabajo que nos deja una pensión para ese periodo. Por tanto, nuestra vida ha mejorado claramente en estos años.

En esa época que he citado se consideraba que una persona de 50 años ya era viejo y ahora se llega con bastante tranquilidad hasta los 80 o 90 años un poco mal.

Mal o no. Unos mal y otros bien.

Mentalmente, sobre todo.

Sobre todo, no. Envejecer no es perder la capacidad de pensamiento ni mucho menos. Yo te puedo enseñar a viejas y viejos con muchos años y con unas cabezas super claras. Eso es un mito. También hay gente joven que tiene la cabeza muy para allá. Eso es como un prejuicio. Envejecer no es perder la cabeza, para nada.

Hablando de prejuicios, ¿el término viejo se considera despectivo?

En nuestra sociedad el término viejo sí es despectivo. Pero, en realidad, viejo quiere decir que has tenido la suerte de vivir muchos años, que no te has quedado por el camino y que estás en un momento del ciclo vital que se llama vejez. Anteriormente se llamó juventud, adolescencia o infancia y ahora el estadio en el que estás es la vejez. Tenemos que verlo como una suerte. Vivir muchos años es un regalo que nos ha deparado la historia, la vida. Gracias a esto podemos vivir y pensar que ser viejo quiere decir que no te has muerto.

En relación a la pregunta, viejo en nuestra sociedad puede ser un término despectivo, pero es por ignorancia. La gente lo considera despectivo sólo por ignorancia. Ser viejo es simplemente la serte de haber vivido.

Se usan muchos términos y sinónimos para evitar decir esa palabra.

Sí. Pero insisto en que considerar despectivo el término viejo es no conocer el lenguaje. Ser viejo es estar en un estadio del ciclo vital, que es la vejez, como antes fuiste adulto o bebé. Es exactamente lo mismo que cuando has vivido otro momento anterior de la vida, de tu vida.

¿En España se envejece igual que, por ejemplo, en Francia?

Creo que en los países del primer mundo se envejece de una forma bastante similar. Lo malo de envejecer es ser pobre. Si envejeces en una cultura en la que tienes una pensión y la posibilidad de mantenerte lo haces mejor que en otra donde carecen de eso. Pero, claro, hay muchos países en el que las mujeres envejecen sin posibilidades económicas y lo hacen con unas vidas muy precarias. Esto realmente es una mala suerte. Envejecer y ser pobre es bastante complicado. Si envejeces con un poco de dinero puedes resolver situaciones que se te puedan plantear, tanto médicas como ortopédicas, y me puedo comprar unos audífonos o pagar a alguien que me pide en un momento dado en el que puedo necesitar ayuda.

El mal programa es no tener dinero. Y por eso los países pobres envejecen mucho peor y mucho antes, porque eso que hemos comentado de que se envejece mucho mejor que hace 30 años se debe a los avances que se dan en términos de salud y en otros muchos aspectos de la vida que nos podemos permitir ahora y que antes la gente simplemente no podía por carecer de medios.

Para la gente que trabaja, ya sea hombre o mujer, de repente dejar de trabajar, la jubilación, que viene de jubileo, precisamente, es casi como una losa. ¿Cómo hay que afrontar eso?

¿Es una losa para quién?

Para la gente que ha estado trabajando y que de repente se queda sin nada que hacer y con mucho tiempo vacío, por decirlo de alguna forma.

No sé con quién te relacionas, pero la gente que yo conozco está felizmente jubilada en general. La gente en este momento tiene muchas posibilidades de disfrutar de la jubilación como un tiempo de libertad. Creo que estás pensando en clave del modelo masculino clásico, de los hombres que no han hecho otra cosa que trabajar, pero esos hombres están en extinción ya. En estos momentos muchos hombres se jubilan y están encantados de poder hacer cantidad de cosas que no habían hecho hasta ahora. Yo creo que la jubilación es recibida con mucha felicidad por la mayoría de los hombres y, por supuesto de las mujeres.

Incluso más, ¿no?

Bueno, depende. Como decía una pensadora, el problema no es al jubilarte tener tiempo. El problema es que cuando te jubilas te quedas con tiempo, pero no tienes mundo, no tienes una mundología que te permita disfrutar de este tiempo.

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