FRANCISCO PUERTA, DIRECTOR DEL CENTRO ANDALUZ DE APICULTURA

"Si un lobo mata a una oveja se le paga al ganadero, si un abejaruco se come una colmena, no"

Francisco Puerta posa para Córdoba Hoy
photo_camera Francisco Puerta posa para Córdoba Hoy

No sé si alguno de ustedes conoce la historia de Roald Dahl titulada 'Jalea Real' (muy recomendable, tanto por el autor como por la temática, por lo que añadimos un enlace para su lectura), pero hablar con Francisco Puerta es como conversar (salvando mucho las distancias que hay) con el protagonista del cuento, Albert Taylor, por el profundo amor que ambos sienten por el mundo de las abejas y las sensaciones que éstas les transmiten a ambos.

Decía Einstein que sin abejas el mundo se iría al garete en cuatro años. Puerta no quiere llegar tan lejos, pero sí advierte que sin estos insectos, acosados literalmente por un sinfín de peligros que los elimina de forma fulminante, no solo no habría colores en la naturaleza por falta de flores, sino que la dieta humana acabaría centrándose en las cereales, porque frutas y verduras de huerta prácticamente dejarían de existir.

Un aviso a navegantes para que se considere que el dinero usado en investigar ese mundo no son, precisamente, fondos tirados a la basura, pero también con mensaje feliz, porque cada vez son más los interesados en la apicultura, tanto en su defensa, como en la explotación de la producción de miel (la buena, la genuina y que se consigue de forma artesanal y no en cantidades industriales) y en la investigación para salvaguardar un mundo que mantiene intactos sus propios olores y aromas feromonales y al que este profesor de la Universidad de Córdoba califica como el 'Yoga animal' por la paz y el bienestar que transmite al que se le acerca. Ahora se enciente por qué el Centro de Referencia Apícola de Andalucía está en Córdoba.

Francisco Puerta posa para Córdoba Hoy
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¿Es posible curar a las abejas?

Es posible controlar su enfermedades, sí, claro.

Hablo de curarlas, sanarlas.

Lo que no es posible es la medicina tradicional de ganadería, que ya se ha superado, y que consiste en que tengo un problema, le echo un producto y el problema de soluciona. Eso no. Pero las enfermedades se pueden controlar. Hay algunas que con la aplicación de determinados fármacos, y con el manejo, se controlan. Y hay otras que con el simple manejo se controlan.

Es un entorno muy especial para todo lo relacionado con los medicamentos. No es un ganado cualquiera, sino que son 30.000 bichos encerrados en una caja y aplicar cualquier producto en esa caja es complicado. Hay que tener en cuenta, además, que en la misma caja donde están los animales a tratar está la miel que se saca. Llevamos trabajando ya 30 años en eso y la sanidad que hemos practicado está un poco en esas cuestiones. Probablemente sea una de las ganaderías en las que menos diferencia hay entre la ganadería convencional y la ecológica. Es así porque somos conscientes de que es un producto que hay que cuidar, y que el apicultor podrá sobrevivir si hace un producto diferenciado de más calidad de las mieles que se importan. La base de la calidad no es sólo que las abejas acudan a flores y a lugares donde haya flora silvestre. También es muy importante que se le dé un manejo adecuado a las colmenas.

Es más preventivo que otra cosa.

Exacto. Tratamos de una aplicar más que otra cuestión una sanidad preventiva. Es decir que vemos la razón por la que se produce la enfermedad y le decimos al apicultoras lo que debe de hacer para que no se produzca.

¿El contagio es muy elevado entre las abejas?

Una de las razones por las cuales muchas enfermedades se extienden de una colmena al resto de las colmenas del colmenar es que las abejas se equivocan de colmena. Y las abejas que salen de una colmena que tiene una enfermedad se meten por equivocación en colmenas que están sanas en el mismo colmenar. Si se implementan una serie de medidas para que ese fenómeno, que se llama 'deriva', no se produzca, la extensión de las enfermedades en el colmenar se reducen.

¿Y en una misma colmena?

Insisto. Son 30.000 bichos todos metidos en una caja. El contagio es fácil. Lo que se trabaja más en esta cuestión es en el contagio de una colmena a otra dentro de uhh colmenar. Hay que aclarar que la unidad productiva en apicultura no es la colmena, sino el colmenar. Un colmenar normalmente no debe de tener más de 50 colmenas por el aprovechamiento del entorno que tienen las abejas. Estos insectos normalmente no se alejan más de 10 kilómetros como mucho de su casa, y si pones demasiadas colmenas juntas tienen que repartir la comida entre muchas más.

Por eso, una de las cuestiones en las que hemos estado trabajando en materia sanitario es que los colmenares sean más reducidos y que la 'deriva' se reduzca.

Francisco Puerta posa para Córdoba Hoy
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¿Cómo se hace eso?

Muy sencillo. La separación de las colmenas, la disposición geométrica de las colmenas en el colmenar influye. Hemos trabajado también en ver que había colmenas que recibían más bajas perdidas que otras. Para eso sirve la ciencia.

¡Qué curioso! ¿Las reciben y las aceptan en su colmenar a abejas que son foráneas como si fueran de la familia?

(Se ríe) Si vienen cargadas de comida, sí.

Muy capitalista el tema.

Es que generalmente las abejas que regresan lo hacen cargadas de comida y es para eso. Así que sí las aceptan.

¿Y del mismo modo que una abeja puede contagiar a un montón en un sitio cerrado, otra que lleve un tratamiento podría hacer que se extendiera de forma ecológica a las demás?

No. Lo que hacemos, más bien, es que manejando la colmena de una manera es más difícil que las enfermedades prosperen. Por ejemplo, había una enfermedad que era producida por un hongo, que dejaba las esporas dentro de la colmena, y diseñamos una serie de métodos de manejo dentro de la colmena para eliminar la carga de esporas que tenía ese hongo. Y sin ningún tratamiento la enfermedad se controla.

¿Son muchos los veterinarios que se dedican a la apicultura?

Hombre, muchos, muchos, no. Me quedo con que ahora ya hay veterinarios que son técnicos de apicultura. Antes, no. Antes hablar de las abejas a los veterinarios como que no. Hace 30 años no había un elenco de veterinarios a los que pudieras llamar para ocuparse de esto. Ahora es lo contrario: Hay veterinarios que saben de apicultura. Es una ganadería muy profesionalizad en Andalucía, y si tienes una vaca para entretenerte con ella y sacar leche para regalarla a los vecinos, vale, pero si tienes 50 vacas lecheras y aquellos enferma estamos hablando de que es tu trabajo el que está en peligro.

Aquí lo que intentamos es ayudarles a todos. Pero nos basamos sobre todo en los apicultores profesionales. Por ejemplo, la avispa asiática que ha entrado ahora, ésa para sin señor que tenga dos colmenitas va a ser un problema porque en lugar de regalar cinco kilos de miel en Navidad a sus amistades no va a regalar ninguno, pero a uno que tenga un colmenar profesionalizado le hace literalmente polvo.

¿Se lo va a comer todo esa avispa?

No sabemos (suspira). Hombre, yo no quiero ser alarmista, y lo bueno es que tenemos medios para reunir a los apicultores, advertirles y es la segunda vez que hablamos ya de la avispa asiática invasora que viene desde el Norte. estamos preparados ya para eso. No podíamos prever que nos iba a entrar otra por el Sur, con lo cual...

Francisco Puerta posa para Córdoba Hoy
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No son las mismas, ¿verdad?

La orientalis es la que ha entrado en Andalucía. La asiática que nos ha llegado desde el Norte es la 'Vespa Velutina', la primera de origen asiático que llegó a la Península. Es un bicho bastante grande y, sobre todo, sus nidos son muy grandes.

La suerte que tenemos es que los nidos de la 'Vespa Velutina' no están preparados para el calor. Tienen un agujero de ventilación pequeño y mi pronóstico es que esa avispa va a prosperar en la Sierra andaluza, que, por cierto, es donde va mucha gente de visita y en plan turista, así que también puede ser molesta para ese sector.

La otra, la 'Vespa Orientalis', va a estar por todas partes. De hecho, ya me han mandado videos de colmenas que están siendo arrasadas por ese bicho.

Si está en Jaén llegará a Córdoba de inmediato.

Es cuestión de tiempo. Además, es que el animal vuela para desplazarse y colonizar, que parece una tontería y no lo es tanto.

Hablemos de su libro. Recuérdenos de qué año es y su título.

Es de 2001 y se llama 'Enfermedades de las abejas. Prevención, diagnóstico y tratamiento'. Lo editó la COAG y se agotó por la necesidad que hay de saber al respecto.

¿Debería usted actualizarlo?

Sí, debería. Me están atormentando todos los años con el tema (se ríe). Lo que pasa es que es muy difícil actualizar un libro. Se tarda mucho. En ello estoy, cuando puedo.

En esa primera publicación, ¿de cuántas enfermedades estaríamos hablando?

Importantes son cuatro. 

La varroa es un clásico en la materia.

Si, la varroa sobre todo. Pero hay otra, la nosemosis, una enfermedad producida por un protozoo sobre la que más bien antes de que fuera un problema tuvimos que dejar claro que no lo era para que los apicultores no se lanzaran a hacer tratamientos contra ella. El motivo es que hicimos unos estudios que se publicaron en revistas extranjeras demostrando que las colmenas andaluzas tenían ese protozoo de manera natural. Con lo cual no había que ponerse a dar ningún tipo de tratamiento y que la enfermedad se controlaba con un manejo adecuado.

Luego también en el libro entramos en el tema que tenemos un poco pendiente y en el que hemos trabajado con el profesor Sánchez Vizcaíno, que es un virólogo de fama mundial en el tema de la pirosis de abeja. El caso es que se han multiplicado a la hora de las colmenas, porque al tentar un parásito que es como, si me permites comprarlo, con la jeringuilla hipodérmica con el SIDA, es decir que el parásito ése se alimenta de la 'sangre' de las abejas y se alimenta de varias de ellas, con lo cual le transmitía los virus de una a otra y eso causó un montón de problemas por los virus que transmitía la varía a las abejas.

¿Por qué ha dicho que es algo pendiente?

Porque el problema de los virus no se acaba nunca. Sólo hay que pensar en el Coronavirus. Es algo recurrente. Es difícil el tratamiento con los virus en humanos y en todas las ganaderías, pero en la apicultura también están presentes.

¿Y esa cuarta enfermedad?

Más que una enfermedad es un problema recurrente para los apicultores. Hay un ave protegida, el abejaruco, y ocurre lo de siempre: Queremos una naturaleza lo más pura posible, pero siempre hay intereses que se entrecruzan. Hubo que implementar una serie de medidas para que las colmenas de los apicultores y los propios abejarucos que nos llegan abril todos los años desde África pudieran convivir.

No es que sean incompatibles, pero hay que estudiar las situaciones y no dejarlas al azar. Se trata de la convivencia de un animal que depreda a las colmenas y que cuando hay un cambio climático que hace que la flora sea menor, eso implica que haya menos insectos en el campo, y al haber menos insectos en el campo el abejaruco se va a donde tiene la comida asegurada. Y esa comida segura son las abejas del apicultor.

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El famoso 'supermercado' que usted ha denominado más de una vez.

Exacto. Y al apicultor no podemos pedirle que aplauda cuando ve que el abejaruco se va comiendo su ganado sin poder hacer nada contra el ave. Si no hay insectos, se va donde están 30.000 insectos juntos multiplicados por el número de colmenas que tenga el colmenar, con gran alegría del apicultor como te puedes imaginar. Es algo parecido a los lobos y los ganaderos. Está bien que haya lobos, pero también el ganadero tiene que comer.

Si, pero al ganadero se le paga por un animal matado por un lobo.

Al apicultor, no.

¿Es posible la vida sin las abejas?

No me atrevería a decir eso, pero sí seguro que nuestra vida sería más aburrida. Primero porque no habría colores en primavera en los prados. No habría flores. Y nuestra dieta sería a base de gramíneas que no tiene polinización y habría que renunciar a la mayor parte de la verdura y de la fruta.

Son cuestiones bastante serias.

Sí. El mundo sería bastante mas triste. Desde luego.

¿Dónde nació su amor-pasión por las abejas?

Yo tengo vocación de naturalista y cuando observas la naturaleza una de las cosas que más te llama la atención es el desarrollo de las colonias de las abejas. Es algo especialmente bonito. El mundo de los insectos siempre me ha llamado la atención. Mi padre era veterinario y estudié Veterinaria un poco por asegurarme el trabajo, pero luego desarrollé mi vocación que era la de Biología. Soy biólogo también.

Vale, pero ¿de ahí a pasar a especializarse en apicultura?

No es difícil, si eres biólogo y veterinario, dedicarte a las enfermedades de las abejas. Es un poco el resultado lógico.

¿Se lleva bien con ellas?

Ellas se llevan bien conmigo (se ríe).

Que no es lo mismo, ¿verdad?

No. Yo no conozco a nadie que se haya acercado a las abejas y que éstas lo acaben mejorando. Las abejas mejoran todo y también a las personas.

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¿Por qué? ¿Qué tienen de especial?

No sé. Siempre he dicho que son el 'yoga animal'. El zumbido de las abejas, los olores que desprende la colme al abrirse, la relación que estableces con tus abejas... La abeja  no son domésticas, pero conocen a su apicultor. Cuando abro una colmena y lo hago con alguien ajeno que siente miedo, las abejas se comportan de una forma totalmente distinta a cuando yo llego solo, porque huelen la adrenalina como los perros. Y si una persona llega nerviosa a una colmena lo notan.

¿Huelen las feromonas?

Es que las abejas son, de hecho, el mundo de las feromonas. No pueden hablar ni escribir y se comunican a base de feromonas. Además, se acostumbran a olores y los reconocen. Es una ganadería muy especial. En toda ganadería es verdad que el ganadero tiene una relación con sus animales, pero es complicado encontrar una ganadería done l relación animal-dueño sea tan especial como en los apicultores. Quizá eso fue una de las cuestiones que me enganchó de todo esto.

Ha dicho que cuando abre la colmena le asaltan sus olores. ¿A qué huele? ¿A que se podría asemejar?

A colmena. No hay nada que se parezca. Es una mezcla de cera, miel, polen. Es muy agradable.

Francisco Puerta posa para Córdoba Hoy
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Huele a campo.

A campo con abejas (se ríe). El campo sin abejas olería a gramínea, a trigo y cebada.

¿Tienen relevo generacional en esto de la Biología-Veterinaria-Apicultura?

Bueno, llevamos 25 años montando una actividad que llena un salón de actos con entre de campo. No hay otra feria donde vengan 300 apicultores de todos los lados de Andalucía. Y sin estar entrenados, como les ocurre a mis pobres alumnos para sufrir ocho horas de charla, pues vienen, aguantan esas horas y repiten. Y si lo hacen es que les gusta y les sirve para algo. Si no, cada vez hubieran venido menos. Y es lo contrario: Cada vez vienen más.

Entonces es una respuesta afirmativa: Hay gente interesada y vamos a tener un relevo.

Espero que sí.

Y también en materia de investigación.

También lo espero y deseo. Eso ya depende de la voluntad de la administración y de su financiación.

¿Pero es algo que ya lo estén notando?

El asunto de la investigación es algo complejo. En todo el país. Lo que pediría es continuidad, porque no puedes formar a una persona y que, de pronto, disminuyan los recursos y le digas a ese alguien que lleva cinco años trabajando contigo en investigación que se vaya a su casa un año y que ya volverá. Lo normal es que se vaya a otra empresa. Ése es el handicap que creo yo que tiene la investigación española. Es muy difícil mantener equipos.

Pero volvemos a lo mismo. Acabamos de hablar de un mundo absolutamente diferente al que existe sin las abejas, por tanto es de interés universal su mantenimiento. Y eso se va a conseguir con la investigación. Aunque sea por mera utilidad práctica y supervivencia.

Por la cuenta que nos trae. Sí. parece lo más lógico. Vamos a ver si la lógica se impone a lo demás.

Francisco Puerta posa para Córdoba Hoy
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Aparte de lo vital que resulta para el mundo el mantenimiento de las abejas, la apicultura no deja de ser un negocio. Y es algo que se ha podido ver en la edición de Expomiel de este año, con la cantidad de productos nuevos asimilados a esta ganadería.

Claro. Y estamos viendo a gente joven en los expositores. Que muy importante. Eso podría contestar a tu pregunta. Sí. Estoy seguro de que es una ganadería con futuro. Además, cada vez más se está volviendo a los medios rurales y es una ganadería que no necesita una inversión tan grande como otras ganaderías. Necesitan muy poco: Una naturaleza buena y saber algo sobre ellas.

Vamos a ver, ¿a quién no le afecta las crisis económicas? ¿Quién no usa electricidad para su actividad? En la miel también, porque vivimos en un mundo eléctrico. O ¿quién no necesita vidrio para envasarla que ahora es escaso? Está claro que si se dispara los costes acaba repercutiendo. Pero, de todos modos, el consumo de miel por habitante no es tampoco tremendo, y entiendo que para una persona que consuma miel una subida del 15% no es tanto porque ¿cuántos kilos de miel consume al año?

Prefiero ser optimista respecto a la apicultura en Andalucía. Tiene una base buena, y a la vista está que organizamos unas jornadas técnicas y se llena.

¿Andalucía es la principal productora de miel y cera de España?

No, es la segunda. En el Levante, por Valencia y Alicante o Murcia, hay mucha tradición. Extremadura tampoco se queda atrás.

Eso significa que ustedes tienen relación con otros investigadores nacionales en la materia.

Claro. Hay que tener en cuenta que trabajamos de la mano de COAG y esta organización está implantada a nivel nacional. Tenemos relación con apicultores valencianos y con investigadores de allí. Con Fernando Calatayud, sin ir más lejos, que es un investigador de Valencia con el que hemos trabajado muchísimo.

Los problemas al final son de de todos, y si hay una avispa invasora no se para en Andalucía, y los extremeños tendrán a la 'Vespa Orientalis' antes de dos años seguro.

Francisco Puerta posa para Córdoba Hoy
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¿Y traen a sus colegas a las jornadas técnicas que organizan para Expomiel?

Vienen ellos (se ríe).  Si participan o no, depende del tema que tratemos. Nosotros intentamos siempre traer  los mejores en su área. En esta ocasión van a venir (la entrevista se hizo antes de que se celebraran esas jornadas) dos personas que tienen una experiencia directa en el control de la 'Vespa Orientalis': Un apicultor que le atacaron las colmenas este animal y la persona que primero dio la cita de este insecto en España. Intentamos traer siempre a gente que sepa de lo que habla y por eso repiten los apicultores año tras año.

El problema es que como alguna vez traigamos a dos personas que no tengan mucha capacidad de comunicación lo hemos fastidiado. Un apicultor que tiende que desplazarse desde Almería, dejar sus colmenares y tirarse ocho horas de mañana y tarde recibiendo información, más vale que sea buena, clara y útil o no vuelve. Y aunque sea de interés directo para ellos, ni son estudiantes ni están adiestrados para recibir tanta información de golpe, y aquí vuelven a estar. Son unas jornadas muy, muy intensas, porque es todo en un día y se hace así para que los apicultores tampoco tengan que gastarse un dineral pernoctando aquí. De igual modo, lo intentamos hacer cuando hay menos trabajo, el apicultor es que no para en todo el año y se tiene que venir aquí dejando tareas sin completar. Los apicultores, como toda la gente del campo, carece de fines de semana; el ganado necesita siempre hacer algo, ya sea lunes o domingo.

¿Y lo que se habla en esas jornadas se acaba plasmando en algún tipo de memoria o de grabación o algo que sirva para el futuro?

Precisamente, como ha venido por parte de la Universidad de Córdoba el director de la Plataforma e-Learning Moodle, Rafael Chacón Almeda, una de las cuestiones que queremos es potenciar la enseñanza on-line a los apicultores.

Francisco Puerta posa para Córdoba Hoy
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Lo que quiero decir es que sin plasmarse en un elemento físico, ya sea libro, grabación o lo que sea, esas enseñanzas se pueden acabar perdiendo.

No se pierden. Se las cuentan entre ellos. Hay que ser práctico. Sacar en soporte físico cosas que a los apicultores lean respecto a algo que ellos mismos lo asumen y salen con las ideas muy claras no es lo mejor. Cuando tratamos aquí un problema no es que alguien se ponga a hablar y ya está, sino que les explica de forma práctica lo que tienen que hacer.

Otra cosa es que si hubiera medios económicos, tampoco estaría mal que estos encuentros se pudieran guardar de alguna manera. Pero es lo de siempre. Cuando no hay, no hay.

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