Dentro de los sectores más afectados por las restricciones están los gimnasios. A las limitaciones horarias se les unen amplias exigencias sanitarias que afectan incluso a los clientes, que han de realizar ejercicio con máscarillas. Los gimnasios Go Fit, de la compañía Ingesport, que en Córdoba tiene las instalaciones de la Avenida de los Piconeros, suponen un ejemplo de adaptación a todo lo sucedido. Con una app que evolucionaba durante el confinamiento y numerosas acciones posteriores para la vuelta a la relativa normalidad, la inversión ha sido millonaria. Uno de los responsables de todo esto es Alfonso Jiménez, que liga la práctica deportiva a la investigación científica y los protocolos exhaustivos establecidos mediante organizaciones internacionales. Muy atrás quedaron los gimnasios instalados en cocheras sin ventilación en los que se pisaba a las cucarachas al grito de ¡proteína!
Llega el anuncio del confinamiento. Cierra el negocio. ¿Cómo se vivió?
La situación no fue tan sorprendente como pudiera parecer. Tenemos una obsesión por conocer el mundo en que vivimos y de hecho tenemos una parte en el lab que es el scoping. Es mirar fuera de tu cajón. Ya estábamos identificando qué ocurrís en Asia, en países como Australia y sobre todo cómo afectaba a China. De un día para otro cerraron toda la actividad del país. Desde el principio de la crisis se crea de forma totalmente espontánea un grupo de CEO's de las grandes compañias internacionales al que nuestro presidente se incorpora. Cada lunes tenemos reuniones con la gente de China, Australia, Brasil, Singapur, Estados Unidos etc. También pertenecemos a Europe Active, cuyo centro de investigación dirijo. También estamos en organizaciones, como IHRSA en Estados Unidos. Go Fit es un operador bastante disruptivo e innovador. En España llama mucho la atención lo que hacemos. Cada mes nos reuníamos, en el momento más crítico, con Good Life, en Canadá, que tiene 1.400.000 abonados.
Cuando cesa la actividad en el confinamiento, el Go Fit, y otros gimnasios, empiezan a ofrecer mediante apps clases gratuitas, y a mejorar esa app.
Eso lo decidimos en un comité ejecutivo. Necesitábamos volver reforzados de esa situación tan extraordinaria. Teníamos que solventar las expectativas de todos los abonados de Córdoba, y también del resto de ciudades. El reto, insisto, se manifestaba como extraordinario. Rápidamente trabajamos nuestra capacidad digital para emitir directos. Llegamos a montar en Madrid, en los garages, un estudio de grabación propio. Tuvimos más de tres millones de visitas en las semanas del confinamiento.
Hubo entonces una gran respuesta.
Hubo una respuesta maravillosa que no llevó a seguir avanzando en esa línea. La tecnología tiene que hacernos las cosas más fáciles, mejores, más sencillas. En ese sentido somos un poco como Netflix. Indagamos en la respuesta más adecuada para los clientes. Para eso se puso en marcha hace tres años el Go Fit Lab, el área científica, donde ciencia y tecnología pueden atender mejor a nuestros abonados, incluidos elementos emocionales y afectivos. Queremos que entren en el Go Fit con una sonrisa y que salgan con ella.
¿En qué consiste exactamente el Go Fit Lab?
Es una unidad de investigación e innovación que trabaja con universidades españolas y de otros países de Europa con fondos de la propia compañía que tiene como objetivo aportar el valor de la ciencia a la oferta de servicios y programas. Se trata de que todo lo que hagas en el Go Fit tenga una base sólida, desde la realización de los ejercicios hasta el modelo de protección contra la Covid. También se incluyen otros proyectos, por ejemplo la guía para una vida activa y saludable que enviamos a los abonados durante el confinamiento. Estaba destinada a las personas que estaban metidas 24 horas en casa. Incluía nutrición, ejercicio pero también cómo construir el día. Tenemos una parte de investigación aplicada y otra de divulgación.
A la vuelta del confinamiento se establecen medidas contra el coronavirus, por ejemplo el control de la temperatura a la entrada, purificación y renovación del aire, limpieza, colocación de mamparas entre las máquinas de ejercicio aeróbico o de dispensadores en todos los aparatos etc. ¿Cómo se planeó?
Tengo un grupo de diez investigadores pre-doctorales y dos post-doctorales distribuidos en distintas áreas. Se dedican a acciones paliativa o de control. Y ahí vamos identificando cada una de las medidas. Por ejemplo, si te limpias el calzado en una determinada solución más potente que el sanitol. Un ejemplo es la limpieza. Son cerca de 1.400 horas de limpieza más por centro. Ahí no pasamos ni una. El impacto que tendría un contagio sería tremendo. Hemos obtenido varias certificaciones anti-Covid.
Todo esto trabajando con un equipo de la Universidad Rey Juan Carlos en el que se incluye un equipo de epidemiólogos con el catedrático Ángel Gil que nos ayudó a validar todas las decisiones que íbamos tomando. Desarrollamos entonces un modelo de comparación de nuestros espacios deportivos con otros espacios públicos. El resultado fue una lista de 35 medida que se llamó 'en ningún sitio como en Go Fit'. Incluimos salud mental o control de la depresión, además por supuesto del control de la obesidad. Todo eso se manifestó con mucha fuerza durante el confinamiento: ansiedad por el futuro, pérdida del trabajo, preocupación por la familia.
Buscamos un modo de protección máximo. Garantizamos un sistema en el que no nos convirtiésemos en foco de contagio independientemente de que hubiese una prevalencia grande de individuos infectados. A mayor cantidad de individuos infectados mayor el riesgo. Para ello tenemos un comité de crisis anti-covid en el que revisamos cada días mediante un protocolo super-exhaustivo desde el mismo momento en que un cliente reserva una clase.
Si ocurriera cualquier cosa se informa de inmediato a las autoridades sanitarias y los abonados
¿Cómo es el protocolo?
Si ocurriera cualquier cosa se informa de inmediato a las autoridades sanitarias y los abonados. Utilizamos toda la tecnología de trazabilidad que tenemos. De hecho se haría un mapa estrecho de contactos. Hacemos un seguimiento diario exhaustivo.
¿Qué medida anti-Covid ha sido más complicada de poner en marcha?
En realidad lo más complejo es adaptarse a los requerimientos de las autoridades sanitarias. Por ejemplo lo más exigente fue asumir que hay que hacer ejercicio con mascarilla. Pero es una decisión indiscutible desde el punto de vista de la salud pública. Es el mejor mecanismo de protección oficial que existe.
¿Hay datos concretos sobre los contagios que se producen en los gimnasios?
Yo estoy ahora mismo dirigiendo un macroestudio europeo enorme que incluye 123 millones de visitas a centros deportivos y se detecta un 1'91 de contagios procedentes de gimnasios por cada 100.000 visitas a estos gimnasios. [nota de la redacción: el estudio se presenta en público la semana que viene].
Las restricciones que afectan a los gimnasios, por ejemplo horarias, contrasta con los beneficios que en teoría acarrea el deporte para prevenir el coronavirus.
Bueno, no en teoría, es un hecho. Hay una respuesta bioquímica con el ejercicio que refuerza el funcionamiento del sistema inmunológico y nos hacen muchísimo más resistentes a cualquier agente patógeno o vírico.
¿Qué opina de esa contradicción?
Se juntan varios factores. Por una parte la absoluta incapacidad de la Administración para enfrentarse a un reto de salud pública inconmensurable. Es muy difícil con el nivel de contagios que hemos tenido en la primera ola tener la cabeza fría. Por otra un enorme desconocimiento para tomar decisiones formadas con fundamento científico. Junto a ello que no todas las organizaciones en todos los ámbitos están desarrollando protocolos de seguridad. Por ejemplo nosotros hemos hecho un esfuerzo superior a los cuatro millones de euros en nuestro plan de protección para garantizar la protección de todos los abonados. Por ejemplo tenemos sistemas de filtración de aire. Compara la calidad del aire del Go Fit con la recomendada por el Ayuntamiento de Córdoba para exteriores, por ejemplo. Un investigador español de la Universidad de Colorado, José Luis Jiménez, ha trabajado en que se reconozca que la transmisión del Covid es por aerosoles. Por eso estamos haciendo un esfuerzo extraordinario.
Las restricciones fundamentalmente afectan a la hostelería, a los comercios y también a los gimnasios. ¿Qué le piden a la administración?
Lo determinante no es pedir algo concreto ahora, sino fijarnos en algo que ocurrió el pasado 13 de octubre, cuando se reconoció al deporte como una actividad de interés general para el conjunto de la ciudadanía española. Ese es un paso muy importante. ¿El siguiente cuál sería? Que los gimnasios tuvieran un IVA acorde a ello. No se entiende que actualmente el IVA de los gimnasios sea superior al de las chucherías. Hay que hacer cambios en el sistema impositivo que reconozcan el valor que tiene una vida activa.
¿Cómo se ha notado el descenso de abonados?
Para nosotros el impacto ha sido pequeño, casi anecdótico. Esperamos en unos meses recuperar todo nuestro volumen de socios para marzo de 2021. Hemos dado una enorme libertad a los abonados para que tomen decisiones informadas. El que no lo tenga claro puede congelar su cuota y volver en febrero de 2021. Pero no le vamos a cobrar nada. Tampoco le vamos a dar de baja. Hay abonados que tienen miedo de ir al gimnasio porque son mayores o por ejemplo viven con sus padres mayores. O por miedo al contagio sencillamente. Yo recomiendo que si se va a estar así de preocupado no se venga. Hay que ponerse en el lugar de cada uno. Estamos por cierto a punto de lanzar un proyecto espectacular. Ya lo verás.
Adelántenos algo.
Será en este mes de diciembre. Va a ser una mejora muy sustancial en todo lo que tiene que ver con lo digital. Va a ser un formato muy bonito, muy bien hecho y muy accesible.
