Como ya es habitual, el cambio viene acompañado de una nueva carta, adaptándose a los productos de temporada, con nuevos platos que conservan la esencia del restaurante. La receta continúa siendo guisos y platos revisados, salsas que recogen los sabores de siempre, postres protagonizados por frutas y la importancia puesta en las materias primas de la tierra.
En este último año, tan complicado para la hostelería, el equipo de Terra Olea, con Paco Villar y Sole Torres a la cabeza, se ha mantenido fiel a la gastronomía, los productos y productores de Córdoba. Ahora llega el momento de consolidar este proyecto con un nuevo local más amplio y luminoso, manteniendo el ambiente y los detalles que los han acompañado hasta ahora.
Así da comienzo una nueva etapa, muy cercana a la anterior (también geográficamente, ya que está en una perpendicular a María la Judía, en Rigoberta Menchú 2) en la que se mantienen algunos de los platos enseña de la casa, como las croquetas de leche de oveja (candidatas en la VI edición de la Mejor Croqueta de Jamón Joselito), los puerros con mantequilla de oveja y ajo negro y el arroz de vaca, hierbas y ajetes.
Como novedades esta temporada destacan los guisantes de costa con guiso de codorniz y berberechos nacionales, el cogollo al ajillo con panceta y gamba roja servido con puré de ajo asado, la japuta con adobo, calabaza y calabacín, o el guiso de pochas con perdiz. En cuanto a los finales, los sabores de la tierra llegan con la naranja con aove y ajo negro, el punto atrevido y fresco lo pone la fresa con remolacha, vinagre y pimienta rosa. Para los más tradicionales, el flan de queso de la quesería mellariense Calaveruela o el ya clásico chocolate, chocolate, chocolate.
Además de la oferta de carta, Terra Olea ofrece dos menús degustación, de 8 y 11 pases, que toman lo más representativo de su propuesta.
