Gastronomía tradicional cordobesa

¿Adiós a las mejores gambas a la gabardina de todo el mundo?

Los herederos de la fallecida María Luisa Alija son los que van a decidir el futuro de la ya clásica taberna El Gallo, que cierra, por el momento, para su "adaptación"

Cierre de la taberna El Gallo en Córdoba
photo_camera Uno de los camareros de El Gallo, Pepe, charla con un par de clientes

"Cerrado por inventario y adaptación", reza un cartel ubicado en la fachada de la taberna El Gallo, ubicada en María Cristina, justo enfrente de la enorme verja que permite asomarse al Templo Romano y su entorno. Y como en Córdoba la amabilidad se respeta hasta en los cierres, la nota dirigida a sus entristecidos clientes añade aquello de "disculpen las molestias".

Pues sí. El templo de la sangre encebollada y de las gambas a la gabardina cierra, aunque lo que todavía está por ver es si es de forma temporal o para siempre.

La razón es el fallecimiento de su dueña, Doña María Luisa Alijo, quien nació, curiosamente, el mismo año que la taberna que heredó de su padre, Francisco Alijo González, en 1936, y que a más de uno le hace pensar que es a más antigua de la ciudad. Supone mucho aventurarse, pero sí que está entre las más viejas de la capital. Lo que resulta indudable es que su interior habla de un pasado clásico donde el cordobés medio acudía a tomarse un medio de fino El Gallo, de esos que raspan la garganta y dejan un regusto de sabor a puro alimento bajo la lengua.

Parada imprescindible para el tapeo de mediodía o cena los fines de semana, la taberna contaba en su interior con algunos elementos realmente llamativos, como los timbres situados junto a las mesas con los que antiguamente se llamaba a los camareros o las inmensas columnas metálicas que parecen querer ellas solas sostener un edificio que da susto verlo por su aspecto desvalido y ruinoso y del que la taberna era el único inquilino que quedaba. Dicen algunos que no hace mucho había una planta alta a la que se accedía por escaleras y que era ideal para "pelar la pava" entre parejas...

Entrada a la taberna El Gallo con la persiana a medio cerrar

Entre sus platos destacan con luz propia, sin lugar a dudas, sus gambas rebozadas. Es curioso comprobar a veces cómo en rincones del interior, como el caso de la taberna El Gallo en la capital, o en plena Campiña Este, en mitad de un inmenso mar de olivos, en Castro del Río, con su famoso bacalao, pueden lucir joyas del mar mucho mejor que en plena costa, y éste es el caso.

Por cierto que en páginas web como TripAdvisor o gastroranking la sitúan en el puesto 182 de 928 restaurantes en Córdoba para la web del búho o en el 147 de 911, para la segunda, así como en el puesto 27 de 118 rincones gastronómicos cordobeses dedicados a la cocina mediterránea, con opiniones como "Impresionante taberna desde hace casi 100 años, no perderse las miticas gambas gabardina con el fino amargoso la cocina de 10 y el servicio inmejorable. Venir a cordoba y no estar en el gallo es como si mo hubieras estado en Córdoba" (sic).

¿Y qué va a pasar con este histórico rincón que acumula 83 años de cultura tradicional y gastronómica, amén de grasa natural de fritanga acumulada en paredes y barra? Pues va a depender muy mucho de la voluntad de sus herederos. El yerno de la fallecida dueña, Rafael Martínez, ha señalado esta mañana a este periódico, que por el momento se trata de un cierre de adaptación (es de esperar que de la vorágine del cambio se salve la figura en barro del Submarino Amarillo, símbolo del Villarreal como habitual 'matagigantes' de la Copa del Rey, más que como representación de la genialidad de los Beatles) y, por tanto, podría resurgir de sus cenizas como el ave Fénix para seguir formando parte de la historia de la gastronomía cordobesa.

Pero si ese periodo de transición se acaba prolongando indefinidamente es algo que la familia tendrá que decidir en los próximos días. El tiempo lo dirá.