Opinión

IA, sí; IA, no... Prudencia, no miedo

Escudriñando uno de las decenas y decenas y decenas de correos electrónicos que llegan a diario a esta redacción en busca de la menor relación del tema que trate con Córdoba, me topé con esta rotunda frase, justo al final del artículo, después de la palabra 'FIN' (algo que no había visto nunca antes salvo en las películas y en algunas novelas): "Este análisis NO se ha llevado a cabo con inteligencia artificial ni modelos de lenguaje".

Ha sido, también, la primera vez (hoy, 18 de abril) que me he topado con algo similar, después de que el debate sobre la Inteligencia Artificial lo empezara a inundar todo. Y me llamó poderosamente la atención. "Ya ha empezado", fue lo primero que pensé, con ese tufillo a temor a lo desconocido que le asalta, de cuando en cuando, a uno desde los más recóndito del cerebro primitivo, como si se hubiera desatado un apocalipsis zombie y lo hubiera descubierto a través de una fotografía al azar.

Luego me asaltaron ramalazos de recuerdos sobre programas radiofónicos en los que se juega, a través de la AI (o, al menos, eso dicen desde el micrófono invisible), a tomar prestada (otros dirían robar) la voz de conocidos comentaristas de la emisora para ponerlos en situaciones 'graciosas' (otros dirían que rayando el delito), y, además, con mucho éxito entre su público.

Lo que está claro es que la Inteligencia Artificial fascina y acojona a la par.

Hay muy poquitos seres humanos -incluso los que se ponen una venda en los ojos para que 'duela menos'- que permanecen indiferentes al oír hablar de IA (o AI, en sus siglas anglosajonas), y en muchos casos es porque son 'seres 2.0' (usado por muchos como sinónimo de obsoleto o de quienes, como le ocurría al doctor Grant en Parque Jurásico, no congenian con la tecnología) o bien viven aislados, aunque no por ello infelices, de los alabados y vertiginosos avances del mundo tecnológico-digital, casi de ciencia ficción.

Pero a día de hoy me da que la IA aún fascina más que acoja. Especialmente entre los y las que no han nacido con la capacidad (o el don mágico) de crear con genio o ingenio artístico. Éstos y éstas llegan incluso a decir (todavía con la boca chica) que con la IA, ya que escribe, pinta, hace películas, redacta trabajos de estudio, elabora guiones, genera canciones, diseña figuras y formas o recrea (que no crea) volúmenes estéticos que podrían conformar los perfiles de futuras ciudades, sobran literalmente todos aquellos que viven de su don artístico.

¿Para qué contratar y pagar a un actor si la AI toma prestada (otros dirían robar) su imagen y su voz y le colocan en situaciones similares (otros dirían que rayando el delito) a cualquier película? ¿Para qué tener guionistas y escritores si a un programa de ésos le planteas la temática que quieres y se saca de su imaginaria manga una novela, un cuento corto, un ensayo, un poema o cualquier cosa que implique juntar con cierto orden letras y palabras? ¿Para qué comprar un cuadro elaborado por un ser humano si una máquina puede hacer lo mismo a mayor velocidad, sin cansarse y con un nivel de producción elevado a infinito? ¿Por qué gastar dinero, medios y energías en hacer películas que la AI ya está en disposición de hacer (o lo estará en breve)?

¿No les suena todo esto un poco a eso de '¡Que viene el lobo!' cada vez que surge un nuevo avance tecnológico que 'pone en peligro' el mantenimiento de 'lo actual'? El grupo británico The Buggles se burló de ello en 1979 con su por entonces muy famoso tema 'Video Killed the Radio Star' (El video mató a la estrella de la radio). Y no, la radio no desapareció con la aparición de la imagen en movimiento que era el cine. El cine no murió con la televisión ni con los videos que podían verse en casa ni tampoco con los comics (considerados en tiempos el 'cine de los pobres'). Ni siquiera el CD acabó con el vinilo, que vuelve una y otra vez de forma nostálgica, como cualquier buen superhéroe tras su muerte, aunque los compact es verdad que ya no son tan demandados con la aparición de las plataformas digitales de música...

Todo hay que contemplarlo con la relatividad que requiere cada ocasión precisa, del mismo modo que no es muy aconsejable que digamos juzgar tiempos remotos con una mentalidad anclada en el presente constante. En caso contrario, se acaba aplicando un falso barniz moralista que envenena por completo cualquier teoría nacida desde un concepto erróneo, por muy lejos que ésta llegue. Con la IA ocurre tres cuartos de lo mismo, o más.

Obviando a los y las incapaces de crear, que se aferran a cualquier ultratecnología que les saque de su apático muermo mental, como dependientes niños de teta a una madre, habría que preguntarse si el arte peligra de verdad ante (y por) la cada vez más alargada sombra de la AI. ¿Por qué no analizar antes, y si es necesario refundar, el concepto artístico en sus múltiples variantes?

¿Es arte cualquier cosa que un supuesto artista dice que lo es, sólo por el hecho de que ese supuesto artista asegura y afirma que 'eso' es arte? (Me encantan las oraciones capicúa y redundantes). ¿Un conjunto de ripios biensonantes es un poema? ¿De verdad? ¿Un sonido átono e invariable de cinco minutos de duración con una única nota diferencial se puede considerar un tema musical? ¡Una puta barredora, papelera, escalera o silla en mitad de una sala! ¿Es una obra de arte, insisto, sólo porque lo diga el que lo ha colocado ahí con toda la intención del mundo?

Quizá lo más justo sería desnudarse por completo de vergüenzas para ser honestos con los gustos propios a fin de no aplaudir cualquier cosa que se nos ponga delante, o únicamente aplaudir las que ciertamente nos hagan vibrar el alma con emociones personales que sólo uno y una conoce. ¡Ojo! Que tampoco hace falta gritarlo a los cuatro vientos, especialmente si no se gana uno la vida como crítico, y si nadie nos ha pedido nuestra opinión. Pero sí ser sinceros si se nos pregunta y responder con valentía y sin ánimo de ofender "no me gusta", "no me llega", "no lo entiendo". Les aseguro que es una liberación, aún a riesgo de que se les tache de lerdos y memos ignorantes.

La IA, por el momento no crea, pero sí recrea con maestría lo que se le ordena que haga. En el acto creativo artístico juega una baza fundamental algo que por el momento una máquina no es capaz de concebir: La imaginación y la voluntad de plasmarla de mil maneras para que cobre forma. El aprendizaje por parte de la IA es indudable y se han dado casos de máquinas que han derrotado a maestros del ajedrez, pero que quede claro que el juego (o el deporte, como prefieran) del ajedrez es un patrimonio tremendamente humano y no creo que nunca se le hubiera ocurrido crearlo a una máquina.

Lo lejos que puede llegar la AI está por ver y eso, no se puede negar, aterroriza.

El terror tecnológico, como definía Lord Vader a la 'Estrella de la Muerte', ha sido tratado en multitud de ocasiones en películas como 'Star Trek, The Motion Picture', con la entidad masiva V’ger, que no es otra que la sonda de la NASA Voyager VI que ha vagado durante 300 años por el espacio absorbiendo todo tipo de conocimientos y va en busca de su creador (el ser humano) eliminando a todo el que se ponga por delante y no le dé razón de él. También en '2001:Una odisea en el espacio', con la omnipresencia de la supercomputadora asesina HAL 9000, que cobra conciencia de sí misma y hasta tiene miedo a 'morir'. Y lo mismo le ocurre a Skynet, en 'Terminator', una inteligencia artificial capaz de controlar el arsenal militar de los Estados Unidos con independencia de los humanos y a los que prácticamente acaba exterminando por considerarlos una amenaza para sí misma. Pero, por ahora, no dejan de ser historias cinematográficas para no dormir, aunque muy divertidas.

(No es por nada, pero en Córdoba se va a concentrar en una única base la última tecnología de aplicación militar con la incorporación de sistemas basados en la robótica, inteligencia artificial, impresión en 3D, realidad virtual y realidad aumentada, en constante proceso de modernización, y eso se parece mucho al inicio de la saga de Terminator... ¡Cielos!).

En resumen, ¿miedo a la IA? El justito y necesario. ¿Prudencia ante semejante avance de la Humanidad? Toda la del mundo y más.

Por lo pronto, es más que necesario un control jurídico sobre ese increíble potencial que puede acabar desmadrándose, como cualquier juguete divino en manos de un niño.¿Mi duda y sospecha? Que eso se va a hacer tarde (muy tarde), de manera incompleta y siempre por detrás de lo que pueda correr la velocísima IA, al margen de gobiernos y estados. ¿Quién le ponía antaño puertas al campo y quién está capacitado ahora para acotar Internet? ¿Por qué nunca se ha legislado sobre las redes sociales en las que cualquiera puede insultar, difamar, calumniar, desprestigiar, injuriar, ultrajar, denigrar, vilipendiar, deshonrar o desacreditar a cualquier otro con total IMPUNIDAD? ¿Ocurrirá lo mismo con la IA para que permanezca intocable y feliz en un lejanísimo limbo legislativo?

El tiempo dirá. Mientras tanto, disfruten del arte (lo que personalmente les haga vibrar el alma).