El Covid-19 y las personas sin hogar

El servicio sociosanitario en el Colegio Mayor Séneca acaba hoy a pesar del enorme éxito logrado

La experiencia, pionera en España, podría servir de referencia para un tratamiento integral con estas personas y es más barato que el que se ofrece en la Casa de Acogida
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photo_camera Uno de los usuarios del Colegio Mayor Seneca a lo largo de la pandemia

Hoy, jueves, termina el servicio del Colegio Mayor Seneca para personas sin techo durante el tiempo que ha durado la pandemia de la Covid-19 y, según ha avanzado el periódico digital Paradigma, la responsable de Servicios Sociales, Eva Timoteo (Cs), ha dejado claro que, a pesar del enorme éxito que ha tenido como experiencia sociosanitaria, se trataba de un recurso con fecha de caducidad y que siempre ha estado ligado al estado de alarma, por lo que no tiene sentido su continuidad. Es más, en su opinión, parte del éxito de la experiencia estaba en su carácter temporal.

Frente a eso, Timoteo ha puesto como ejemplo la Casa de Acogida Municipal, que tiene carácter atemporal, donde existe "prácticamente la misma atención" que ha habido en el Séneca por parte de Servicios Sociales y de la Junta de Andalucía, pero donde "no da tanto fruto como en esta nueva experiencia y donde muchas personas abandonan el recurso, ya que no se da el mismo nivel de reinserción".

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Por ese motivo, la responsable municipal ha considerado que el recurso del Colegio Mayor Séneca "habrá que valorarlo para descubrir dónde ha estado la clave del éxito". Pero eso será una vez haya transcurrido el tiempo y se pueda elaborar un análisis en frío después de que el Ayuntamiento haya realizado una "inversión importante y, por tanto, haya que estudiar las necesidades que tenemos para actuar en proporción a ellas".

Eso no impide que "habrá que tener en cuenta esta experiencia y la valoraremos", en palabras de Eva Timoteo, porque "sin duda va a cambiar la intervención o la manera de trabajar con las personas sin hogar". Es más, en su opinión "será una reflexión que tendrá que ser objeto de análisis en la Red Cohabita para descubrir de qué manera podemos llegar a una nueva fórmula de intervención con esas personas, llegando a conclusiones muy positivas".

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Así, desde el pasado 26 de marzo, cuando se puso en marcha este servicio en un tiempo récord de apenas seis días (después de que el Ejército diera al traste con el uso del albergue de Cerro Muriano y de que Sanidad echara para atrás la habilitación del pabellón deportivo de la Fuensanta para este fin), por el Colegio Mayor Seneca han pasado algo más de un centenar de personas consideradas sin hogar, en una proporción aproximada de un 80% de hombres y un 20% de mujeres.

Hubo un poco de todo. Desde polacos a argelinos, pasando por marroquíes, lucentinos, pontaneses, subsaharianos, toledanos, malagueños, sevillanos y algún que otro cordobés de la capital. Y muchos de ellos ni siquiera estaban en la ciudad cuando saltó la alarma, sino que fueron remitidos desde otras ciudades, como Sevilla, Málaga, Lucena o Puente Genil, donde, a pesar de recibir ayuda económica para estas situaciones por ser localidades de más de 20.000 habitantes, optaron por utilizar el servicio de la capital cordobesa. Por cierto, que no salió a la luz ningún caso positivo de coronavirus, aunque sí que hubo algún que otro aislamiento por posibles síntomas, ya que había un ala del edificio habilitada para ello.

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El caso es que la experiencia, reconocido por la propia responsable de Servicios Sociales, los usuarios, el equipo de 12 trabajadores contratados para la ocasión (entre monitores, educadores sociales, psicólogos, auxiliares de clínica y trabajadores sociales), la doctora y la enfermera del SAS y los del servicio de vigilancia contratados para la seguridad, ha sido tremendamente útil y exitosa.

Hasta el extremo de que "el mayor orgullo ha sido ver cómo muchas de esas personas han vuelto a sus antiguos hogares" y de cómo, en su mayoría "han vuelto a recuperar las ganas de volver la vista hacia una sociedad y un sistema en los que habían perdido la confianza porque los tenía olvidados y que ahora los puede volver a acoger", según ha indicado Eva Timoteo. Y otro elemento tremendamente llamativo ha sido que los que tenían problemas con el alcohol en todo este tiempo no han probado ni una sola gota y no han experimentado tampoco 'mono' alguno.

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Al cierre del servicio, quedaban en torno al medio centenar de usuarios. El resto se fue yendo, bien de forma voluntaria, bien porque se ha conseguido una reconciliación familiar que les ha permitido regresar a sus antiguos hogares, o se les ha detectado enfermedades físicas y mentales que ya se están tratando en residencias, o porque han juntado entre cuatro o cinco las pagas sociales que perciben para alquilar entre todos una vivienda tramitada por una de las trabajadoras sociales o, incluso, porque han encontrado trabajo que se les ha tramitado desde el propio entramado organizado por los Servicios Sociales municipales.

La mayoría se han marchado fuera de Andalucía, a Zaragoza para la recogida de la cereza, y hay una persona que ha conseguido trabajo en Almería. Para ello, el equipo que los ha estado tratando y cuidando han movido cielo y tierra para elaborarles curriculums, tramitar DNIs y tarjetas sanitarias que habían perdido y poner al día otros papeles necesarios para su propia vuelta 'a la normalidad'. De igual forma, se les ha tramitado el acceso a la tarjeta monedero y han empezado ya a trabajar en las solicitudes del mínimo vital.

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De los que se habían quedado hasta el final, parte se desplazarán a las casas de acogida municipal y de Cáritas, además de buscar un hueco en la Fundación Hogar sí o en la Fundación Proyecto Hombre, y otros regresarán a pensiones y hostales de los que tuvieron que salir cuando se cerraron por la pandemia.

La inmensa mole de cinco plantas y 200 habitaciones, con sus jardines internos y un inmenso patio central donde poder tomar el sol y pasearse, que supone el antiguo Colegio Mayor Séneca, ha sido contemplado por sus usuarios como una benigna fortaleza que los ha protegido de una vida nada agradable 'ahí fuera'.

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Detrás ha quedado una experiencia que en gran parte bien podría servir a partir de ahora como forma de actuar generalizada en el país poniendo a Córdoba como pionera en un servicio que afronta el sinhogarismo de una manera integral y no sólo solucionando durante un tiempo el problema habitacional que arrastran y que ha sido alabado por Cáritas Diocesana, que lo ha considerado "necesario" y que, en conjunto podría salir incluso hasta más barato que el servicio actual de la Casa de Acogida.

De hecho, haciendo un cálculo en frío a través de lo publicado en la Plataforma de Contratación del Estado, las contrataciones relacionadas con el Colegio Mayor Séneca ascienden a 76.570,65 euros, que cubren el servicio de cátering, la limpieza y la vigilancia del edificio. A eso hay que añadirles otros 100.000 euros que calculó en su día el alcalde, José María Bellido (PP), para la contratación de esas 12 personas, que, por cierto, se requirieron de más de 140 entrevistas para cubrir esos puestos porque no todo el mundo estaba disponible para este trabajo. En total, y redondeando, unos 177.000 euros para dos meses y medio, es decir el equivalente para todo un año a 849.600 euros.

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Por su parte, el servicio de atención integral de personas y familias sin hogar en la Casa de Acogida y Centro de Emergencia Social municipal asciende, según esa misma Plataforma, a 1.497.350,77 euros. Las cifras en una balanza quedarían claras, pero si ha habido algo que no tiene valor económico pero sí social es el resultado, que, como bien ha avanzado la responsable de Servicios Sociales en el Ayuntamiento, es digna de estudio para actuaciones venideras.

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