VALLE DE LOS PEDROCHES

Luna llena en Pozoblanco

"Solamente los hijos de un pueblo y de una Historia pueden revivir año tras año, y rincón a rincón, las estampas de apasionamiento y fervor a una imagen"
La Virgen de Luna FOTO RAFAEL SÁNCHEZ
photo_camera La Virgen de Luna FOTO RAFAEL SÁNCHEZ

Las hondas tradiciones dejan siempre posos de fortísima intensidad. tal es la situación en pozoblanco, cuando brotada de lleno la  luna, con luminosidad inmensa, la Virgen vuelve a la villa. Mediado febrero, con la luz creciendo en el horizonte y el clarísimo cielo que abre los derroteros de la naturaleza nueva.

La romería desde el santuario de La Jara a la población taruga constituye un ritual señero, histórico y religioso, sembrado de fiesta y significación. Solamente se entiende tanta devoción y culto, algarabía y júbilo por el calor latente de las brasas de los siglos; por la cálida leyenda de los mayores contada antaño al arrimo del fuego; por la conjunción con un medio físico nutricio de una existencia difícil; todo ello arrobado por la intensa religiosidad de un pueblo que rezó inmensamente a la Virgen como baluarte de subsistencia.

Romería de la Virgen de Luna en Pozoblanco
Romería de la Virgen de Luna en Pozoblanco

Este domingo la capital de la comarca de Los Pedroches explota de alegría en el amanecer con los repiques de campana. Muchos días antes la población anda en liza de preparativos: Hermanos cofrades disponiendo ajuares de fiesta, de protocolo, con orgullo de tradición, preparando la escarapela, cuerna y escopeta, que son signos de distinción; la algarabía de vísperas en todas las casas, esperando con ansiedad un hito anual que vale quilates; forasteros ajustando días de asueto y  visitas de familiares; niñas y niños recreando el pasado con trabajos de escuela consolidando la leyenda, la tradición y la fiesta.

Pozoblanco es toda una fiesta

La 'Traída' de la Virgen constituye el ritual más anhelado y querido de la población. Sin ella, parece que les faltara algo. Aunque ciertamente en su ausencia de meses, de la imagen, nunca se les va del pensamiento.

El preámbulo del Santuario abre boca a una jornada de fiesta contundente en el fundamento alimentario, con comida y bebida al uso, la candela y el regocijo social que representa el reencuentro de la vecindad toda. La nota de más color y sentido lo pone el camino. La dehesa constituye, sobra decirlo, el auténtico misterio del rito. La tradición de una traída y llevada de la imagen para garantizar el sustento de la tierra, de la yerba y las bellotas. Las tierras comunales de Los Pedroches fueron siempre el sustento de la vecindad, quien daba alimento al ganado y mantenía los panes de subsistencia.

La Virgen de Luna en Villanueva de Córdoba, donde también la veneran
La Virgen de Luna en Villanueva de Córdoba, donde también la veneran

La tierra de todos, que no es de nadie, es precisamente el bien más preciado: la defensa del terrazgo con una Virgen de ida y vuelta frente a los convecinos de Villanueva, con los hoy alegremente confraternizan. Los kilómetros de camino son sin duda un espectáculo sobrecogedor, porque la naturaleza brota en plenitud con maravillosos tonos, con olores del frescor de la mañana y el declinante atardecer, cuando la Reina de Los Cielos avista desde lo alto a Pozoblanco, que la espera bisbiseante en el Arroyo Hondo.

Son momentos en los que la población vibra en silencio. La solemne corte de hermanos abre camino paso a paso, graves y circunspectos, con nuevo abanderado que sentencia momentos de rito en El Cerro. Con expectación garantizada de los ritos de la Historia. Los mayores quítales se cifran en el corazón de la villa, frente al Ayuntamiento y Plaza de la Iglesia, sin que la Virgen pierda un momento el arropamiento completo de las gentes.

Son momentos, decimos, de una magnitud emocional indescriptible. Solamente los hijos de un pueblo y de una Historia pueden revivir año tras año, y rincón a rincón, las estampas de apasionamiento y fervor a una imagen. Pozoblanco vive momentos estelares de la Plaza de la Iglesia, con la mayor expansión y aparato de recepción de la Virgen, las mayores notas de identidad de un colectivo.

Solamente algunos momentos del calendario anual, que los hay (como el Pregón de Semana Santa), pueden competir con esta celebración tan llena de gestos y acendrado sentimiento. La participación completa de la población, con los ancianos lacrimosos, maduros y jóvenes evidencia que la tradición sigue viva. La Virgen de Luna representa ese vínculo insoslayable de un Pueblo que supera creencias religiosas, distingos sociales o capacidades económicas dispares.

Todo queda embargado estos días en unas vivencias que dejan un poso inmenso. Pozoblanco invita con generosidad y fraterniza, como no puede ser de otra manera, a toda la comarca y provincia a la romería grande de su Virgen. Divertimento sano, naturaleza pletórica y vecindad hospitalaria. Ése es el santo y seña de la Traída de la imagen que cumple con la tradición de un Pueblo.