COOPERACIÓN INTERNACIONAL

Profesores 'perdidos' en la selva

Siete jóvenes cordobeses acaban de regresar de una estancia de seis meses en países en vías de desarrollo gracias a la cooperación del Ayuntamiento con las ONG

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photo_camera Rafael Sanz (arriba en el centro, con camisa negra) posa con alumnos de la universidad levantada en plena Amazonía peruana.

Rafael Sanz es un joven cordobés que acaba de volver de Perú. No hay nada fuera de lo común, salvo porque se trata de uno los siete cooperantes cordobeses que han pasado seis meses en diferentes países en desarrollo trabajando para mejorar la vida de los demás. Y Sanz además lo ha hecho en un proyecto singular: una auténtica universidad para indígenas en mitad de la selva de la Amazonía peruana. A donde no llegaba la educación superior, lo ha hecho la solidaridad cordobesa.

Sanz ha dado, a su vuelta del viaje, pinceladas de su vida en Perú, donde "hay mucha desigualdad en educación, ya que los indígenas no tienen acceso a la educación superior". De ahí viene su participación en un proyecto para poner en marcha una universidad en una remota zona, el Vicariato de San Ramón, a caballo entre la Amazonía y los Andes. Aunque Rafael es psicólogo de profesión, su trabajo ha consistido en "aportar en todo lo que podía", desde talleres psicoeducativos a la atención a pacientes ajenos a la Universidad o la participación en diferentes eventos.

Esta universidad surgida de un programa misionero está enfocada a mejorar la vida de los indígenas peruanos del Amazonas, de ahí que ofrezca titulaciones superiores con un claro componente práctico, como Educación (que se imparte íntegramente en lengua nativa, el ashaninga), Ingeniería Agraria y Administración.

Durante su estancia en Perú, Rafael ha tenido que dejar atrás estereotipos y el tipo de vida occidental. "Vengo chocado culturalmente y ha cambiado mi personalidad", asegura quien es psicólogo de formación y profesión. Y ha conocido "otros estilos de vida, donde no hay jerarquías, con una estructura horizontal". Para adaptarse, "me he dejado mis raíces y he aprendido muchísimo", afirma.

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La cooperación internacional, para "las élites"

Es de la misma opinión que Leonor García, quien ha pasado el tiempo de cooperación muy cerca, en Bolivia. También procedente del ámbito de la educación, "en Bolivia he visto que se ha optado por un modelo de educación alternativo real", declara. Ha vito que es posible llevar a cabo otro modelo educativo, y por eso valora la experiencia.

Aunque no ahorra las críticas. Por extraño que pueda sonar, la cooperación internacional es un asunto de dinero. No es posible realizar un voluntariado en países remotos sin disponer de una cantidad suficiente de recursos económicos. Por eso, ha explicado Leonor, algunos de los cooperantes que ha tenido ocasión de conocer en sus seis meses de estancia en Bolivia eran occidentales con un año sabático.

"Yo llevaba ocho años formándome y veía que era imposible ser cooperante. Mi reflexión es que la cooperación es para élites, y eso no me lo podía permitir". Por eso le da "pena" que los jóvenes "no valoren esta oportunidad, porque podíamos haber sido más".

Con "esta oportunidad", Leonor se refiere a la convocatoria de ayudas a los programas de cooperación internacional que realiza cada año el Ayuntamiento de Córdoba, en colaboración con diferentes ONG y colectivos. En 2016 fueron siete los elegidos (en Marruecos, Ecuador, Bolivia, Perú y Guatemala) y se acaba de abrir el plazo para solicitar plaza en la convocatoria de 2017. Sólo de esa manera los jóvenes voluntarios, de entre 18 y 35 años, pueden tener acceso a la cooperación internacional, una experiencia que "os cambiará la vida", ha indicado el concejal responsable, Rafael del Castillo (IU).

Los cooperantes del año pasado han narrado sus experiencias en un blog del Ayuntamiento.