IU AFIRMA QUE EL CONVENIO FIRMADO POR LUIS MARTÍN TIENE IRREGULARIDADES

La joya del Barroco que nadie quiere

La restauración del Palacete Barroco de Santa Cruz se halla envuelta en una maraña que implica a partidos y administraciones públicas

Convento de Santa Cruz
photo_camera La alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio, durante su visita al Palacete Barroco de Santa Cruz en febrero de este año, poco antes de que comenzaran las obras.

El Palacete Barroco del Convento de Santa Cruz, en pleno centro histórico de la ciudad, corre el peligro de quedarse en un limbo administrativo, huérfano de un padre institucional que quiera hacerse cargo del coste de la rehabilitación y, más grave aún, de dotarlo de vida. Las obras de reforma marchan a buen ritmo y está previsto que finalicen en la primavera del año que viene, pero hasta ahora la empresa constructora, que lleva ocho meses de trabajo, no ha visto un euro, según ha denunciado el PP. Y no es seguro que lo vaya a ver, puesto que la rehabilitación del Palacete se halla envuelta en una maraña burocrática en la que están implicados los principales partidos políticos de la ciudad (PP, PSOE e IU), tres administraciones y una empresa pública. Y también las monjas clarisas dueñas del edificio, aunque ellas son quienes menos tienen que ver en este entuerto, salvo para sufrir sus consecuencias.

La historia -no en un sentido cronológico; ésa comienza mucho antes-, arranca cuando en 2009, ante la posibilidad de que las monjas vendieran el convento con su Palacete interior por la incapacidad de mantenerlo, la Junta de Andalucía decide declararlo Bien de Interés Cultural (BIC). La calificación, firmada en 2011, garantiza la conservación de todos los edificios (ocupan una superficie cercana a los 5.000 metros cuadrados), sea cual sea su uso o propietario. Pero no obliga a la Junta a aportar nada para su conservación, más allá de la arquitectura legal.

Dos años después, en diciembre de 2013, todos los grupos políticos en el Ayuntamiento de Córdoba aprueban una declaración en la que, entre una serie de vaguedades y lugares comunes, se dejan claras dos cosas: que la restauración se haría en parte con los fondos del 1,5% cultural del Ministerio de Fomento; y que tras las obras el Palacete se convertiría en un centro de interpretación de los patios conventuales de la ciudad, un atractivo turístico hasta ahora poco fomentado. En esa declaración los grupos políticos no obligaban a nada a Vimcorsa, la empresa municipal de vivienda.

Tuvo que transcurrir otro año más, en diciembre de 2014, para que las buenas intenciones de los grupos políticos se pusieran negro sobre blanco y en firme. El entonces presidente de Vimcorsa, Luis Martín (PP), firmó un convenio con la congregación de las monjas propietarias en el que ya sí se dejaba claro cómo y cuándo se haría la rehabilitación del Palacete Barroco. Los 630.000 euros de coste de la obra se pagarían entre el Ministerio de Fomento, en caso de acceder a la financiación con el 1,5% cultural -como así fue-, que aportaría un 65%; el 25%, Vimcorsa (unos 140.000 euros, si, y solo si, el Gobierno central apoquinaba); y el 10% restante, a cargo de las religiosas.

Además, en ese convenio se especificaba que una vez reformado el Palacete pasaría a ser un centro de interpretación de los patios "mediante gestión municipal, bien directa del Ayuntamiento de Córdoba o a través de la fórmula de gestión indirecta que estime conveniente". Es decir, Vimcorsa aceptaba pagar su parte de la obra, pero luego se desentendía del edificio, que pasaría a ser gestionado por el Ayuntamiento.

Ya en su momento, el arquitecto del proyecto, Francisco Vázquez Teja, detalló que la inversión ministerial era para el edificio, que iba a tener una restauración completa, si bien la dotación del Museo de Patios Conventuales va aparte. "La intención del Ayuntamiento es trasladar el actual Museo allí, con una mayor carga expositiva y mayores medios, e incluirlo en el Plan Turístico de Grandes Ciudades", explicó el profesional.

Unos meses después de la firma de aquel convenio, el gobierno municipal cambia de manos en las elecciones de mayo de 2015 que auparon a Isabel Ambrosio (PSOE) como alcaldesa con el apoyo de IU. Y es aquí cuando empiezan los problemas.

Los argumentos de IU

La actual presidenta de Vimcorsa, Alba Doblas (IU), no reconoce como válido el citado acuerdo que comprometía a la empresa pública y al Ayuntamiento. Ofrece argumentos de peso. En primer lugar, "el presidente de Vimcorsa -refiriéndose a Luis Martín- no tenía atribuciones legales para suscribir dicho convenio"; en segundo lugar, el acuerdo "ni antes ni después fue sometido a aprobación del órgano competente: el Consejo de Administración de Vimcorsa"; además, "el Ayuntamiento nunca tuvo conocimiento formal" ni "adoptó el preceptivo acuerdo para aceptar y asumir dicha atribución", o sea, quedarse con el Palacete Barroco en cesión; y en última instancia, también hubo irregularidades en la gestión de las ayudas del Ministerio de Fomento para la obra. Todo ello según un comunicado enviado por la propia Alba Doblas.

Más concretamente, Doblas especifica que, al no tener el Consistorio conocimiento formal de ese acuerdo entre las hermanas y Luis Martín, "se incumple la exigencia del artículo 3 de la Orden 1932/2014 de 30 de septiembre, por el que se aprueban las ayudas del 1,5% cultural de que dichas cesiones figuren debidamente inscritas en un registro público". Es más, "tampoco se suscribió el segundo convenio al que se hace mención en la cláusula".

Lo extraño es que con tantas irregularidades de por medio, la inmediata superior de Doblas -es decir, la alcaldesa Isabel Ambrosio- visitara este mismo año el Palacete Barroco un poco antes de comenzar la restauración, lo que podría considerarse como una aceptación de la situación previa. Más extraño aún es que el cogobierno de IU y PSOE permitiera el arranque de unas obras cargadas de incertidumbre.

Doblas se desentiende de los compromisos previos de Vimcorsa apelando a la burocracia y únicamente ofrece la "voluntad del actual gobierno municipal" para "resolver los problemas legales y presupuestarios que la negligente actuación del PP ha provocado". Pero la voluntad política puede que ya no baste para arreglar el desaguisado.

Según ha expresado el PP, el Ministerio de Fomento sólo concede las ayudas del 1,5% si hay otra aportación institucional, en este caso la de Vimcorsa, que hasta ahora no ha pagado nada. Y antes de que acabe el año, siempre según los populares, el Ministerio debe recibir los justificantes de obra pagados o no soltará su parte -que es, además, la más grande, casi dos tercios del total-. En resumen: si Vimcorsa no paga, tampoco lo hace Fomento.

Entre tanto, la empresa adjudicataria de las obras sigue adelante con las obras a pesar de no haber cobrado por ocho meses de trabajo. Doblas no quiso referirse, en su comunicado, a la deuda de Vimcorsa con la constructora que ha denunciado el PP y este periódico no ha conseguido ponerse en contacto con ella (y tampoco ha respondido Luis Martín). La empresa tiene hasta el próximo mes de abril para finalizar la restauración del Palacete Barroco, aunque puede que el único dinero que reciba sea el de las monjas. Después, aún habrá que dilucidar quién gestiona el edificio y con qué dinero, o la ciudad corre el riesgo de quedarse con una joya totalmente restaurada y totalmente vacía. A no ser que las monjas reocupen lo que un día fue suyo.