REIVINDICACIONES LABORALES

Los intérpretes del lenguaje de signos de los centros públicos andaluces irán a la huelga en diciembre

Este colectivo profesional exige a la administración andaluza que ponga en marcha la relación de puestos de trabajo para personal laboral prevista desde el 2008, además del control de sus condiciones actuales con las empresas adjudicatarias

Lengua de signos def
photo_camera Interpretes de lengua signos en la Delegación del Gobierno de la Junta

Los intérpretes de signos de toda Andalucía se han manifestado para exigir la relación de puestos de trabajo que la Junta se comprometió a poner en marcha en el año 2008. La falta de cumplimiento por parte de la administración ha desencadenado la reacción de los intérpretes, que se han concentrado en la delegación de Gobierno de la Junta, paso previo a más concentraciones y a la huelga que los llevará a Sevilla el próximo 2 de diciembre. Actualmente hay en los colegios e institutos públicos andaluces 150 intérpretes de signos para unos 300 alumnos con problemas de audición que requieren de su labor.

En 1995 empieza la presencia de intérpretes de signos en clase de secundaria como experiencia piloto. La Consejería de Educación firmaba un acuerdo con la Federación de Asociaciones de Personas Sordas. La Federación, gracias a las subvenciones, era la que se encargaba de la contratación. Esta situacion se mantiene hasta el año 2007. A partir de ese momento, debido a un cambio en la ley, se sacan a licitación pública los puestos, es decir, una empresa es la que pasa a ocuparse de la contratación. En el 2008 la Junta de Andalucía aprueba la inclusión del intéprete de signos como personal laboral en los centros educativos públicos, lo que implica necesariamente la creación de las plazas que los intérpretes demandan. La crisis ha sido la excusa esgrimida por la administración andaluza para no poner en marcha el proceso.

Como han explicado dos de los portavoces de los intérpretes de signos en Córdoba, Verónica Estíbariz y Pepe Cosano, su situación ha ido empeorando desde el 2007. A la falta de la relación de puestos de trabajo como personal laboral hay que añadir que los intérpretes han cambiado de empresa hasta tres veces. Cada cambio, adecuado a las condiciones de la licitación, supone bajar en cuanto a criterios económicos, que según los intérpretes es lo único que preocupa en dicho proceso. De esta manera en sólo unos años han perdido hasta 400 euros al mes, estando el sueldo base sólo un poco por encima de los 600 euros.

A esto hay que añadir que se está obligando a reducir o incluso a eliminar en algunos casos particulares las llamadas horas de preparación. Al ser el lenguaje de signos un lenguaje espacial y simultáneo -no literal, lineal y consecutivo como el habla- el intérprete ha de estar previamente al tanto de la materia que ha de dar el profesor, para así podérsela trasladar al alumno con la máxima precisión posible. El intérprete ha de buscar signos antes de la clase o bien las perífrasis adecuadas, además necesita coordinarse con el profesor. En estos momentos cada vez hay más horas de interpretación y menos de preparación, lo que produce un menoscabo en la calidad educativa.

Los intérpretes de signos también piden que se les contrate a jornada completa del centro educativo, pues actualmente están contratados al 75% de la jornada, aunque trabajando muchas veces la completa. Igualmente solicitan que se les contrate todo el año, pues tienen un contrato discontinuo que termina con la conclusión del curso escolar y se reanuda con el comienzo de curso. Eso deja fuera necesidades de algunos alumnos como devolución de libros, matriculación o gestiones.

Este colectivo profesional exige a la Junta en líneas generales que mientras se sacan las plazas a personal laboral, la administración andaluza controle a las empresas adjudicatarias para que cumplan con las condiciones de trabajo y con el convenio (estos trabajadores están adscritos al convenio de discapacidad).

En una hora de trabajo de un intérprete de signos se mueven los dedos unas 5.200 veces, las muñecas unas 3.200 y los codos más de 3.000 también. A lo largo de años de trabajo, y debido a este esfuerzo físico, se pueden producir diversas dolencias. En ese sentido los intérpretes demandan también el reconocimiento de sus enfermedades profesionales. Actualmente estas enfermedades no están reconocidas, estudiadas ni legisladas en el sistema público de salud.