EL 'CRUJIDO' DE LAS ELÉCTRICAS

El 'crujido de las eléctricas' que triplica la factura y deja a muchos negocios con el 'agua al cuello' en Córdoba

Peluquerías, pollerías, restauración, congelados o la industria pagan facturas astronómicas, muy a pesar de las medidas que aplican a nivel personal y de que le excepción ibérica les ahorra un 30% el gasto
María José Becerra en su peluquería
photo_camera María José Becerra en su peluquería

De un año a esta parte, los negocios que tienen que funcionar a base de aparatos eléctricos en Córdoba, léase restauración, peluquerías, congelados, pollerías o industria, han visto incrementada su factura de luz y gas, el doble y el triple, respectivamente, según los diferentes establecimientos con los que ha contactado este periódico. Eso puede ir desde los 300 a los 12.000 euros mensuales, dependiendo del negocio, pero podría ser peor todavía.

La exención ibérica está impidiendo que a esas cantidades haya que sumarles un 30% más de media, lo que elevaría esa horquilla a entre los 390 y los 15.600 euros mensuales. Y eso mismo ocurre allí donde haya algún aparato eléctrico del que dependa el establecimiento.

A modo de ejemplo, el chef Periko Ortega, del restaurante ReComiendo, asegura que si hace un año pagaba 1.000 euros de luz y 280 euros de gas, ahora la factura se le ha subido a 2.500 y 1.000, respectivamente. La cifra de hace 12 meses es la normal a tenor de la maquinaria que usa, a saber cuatro máquinas potentes de aire acondicionado, cámaras frigoríficas grandes y hornos. Lo que se está pagando en la actualidad es harina de otro costal.

Periko Ortega, del ReComiendo
Periko Ortega, del ReComiendo

Evidentemente, están tratando de recortar de alguna manera el gasto rentabilizando el uso de los hornos al máximo o teniendo mucho cuidado con el aire acondicionado, pero ese 'ahorro' apenas sí se nota en la factura, especialmente ahora que que hay un octubre con más de la mitad de mes por encima de los 30 grados y el aire puesto para la clientela. "Por mucho que quiero controlar, apenas lo noto", porque "si abro 10 horas al día el restaurante tengo que cocinar previamente, las cámaras frigoríficas no se apagan de noche y tu consumo va a ser el mismo".

Contrato blindado

En el caso del ReComiendo, al menos, hicieron sus deberes antes de la gran subida y blindaron el contrato eléctrico a cinco años. El problema es que queda un año para que finalice el contrato y como estos siga así "tiemblo de pensar en el crujido que eso me puede suponer". Aún así, ni él ni la gran mayoría de los hosteleros han repercutido la subida en los precios. "Eso repercute directamente en los beneficios, y es algo que vamos a notar, y mucho, cuando hagamos balance del año", hasta el punto de que "muchos vamos a dar pérdidas seguro, y muchos van a caer".

¿Por qué no reflejarlo en el menú? A ver, algo sí han subido los precios de los platos, concretamente lo relativo a la mercadería, que ha experimentado un ascenso global del 20%. Al final, "hemos elaborado una auténtica ingeniería gastronómica para subir lo menos posible, porque entendemos que los clientes lo sufren ya en sus casas y lo último que queremos es que dejen de venir a nuestros restaurantes", indica, para añadir que "hemos subido lo justo y necesario para mantenernos a lo que estábamos ante".

¿Y hasta cuándo se puede aguantar así? "Todos los que nos dedicamos a esto por pasión aguantaremos hasta que no tengamos aire; al máximo que podamos", asegura.

Poniendo voz a la hostelería andaluza, el presidente de Horeca Andalucía y de Hostecor, Fran de la Torre, señala que la subida media en el sector es de un 300%. En su caso particular ha pasado de pagar entre 900 y 1.000 euros de luz a unos 3.000 en la actualidad. "Mi consumo dentro del sector no es de los elevados", explica, pero "un Grupo Cabezas, con todos los establecimientos que tiene, o La Cuchara de San Lorenzo, que tienen casas grandes, sí, y hay algunos compañeros que están diciendo que han pasado de pagar 4.000 hasta los 12.000 euros".

Maquinaria y gasto continuo

La razón es la cantidad de electrodomésticos y maquinarias que manejan, desde cámaras frigoríficas, aire acondicionado en verano, calefacción en invierno o las cocinas encendidas durante todo el día. Si antes la principal razón del sector para perder el sueño era el personal o los alquileres, ahora son los suministros. Eso incluye gas, materias primas y productos. "Un tomate que lo comprábamos a 80 céntimos hace un año, y ahora pagamos 1,40; es un 50% más caro, pero en muchos casos no podemos repercutirlo en nuestro precio final".

Acto celebrado en Córdoba de Hostelería por el clima
Fran de la Torre en un acto celebrado en Córdoba de Hostelería Por El Clima

Si alguien le preguntara, como ya ha sido el caso, en qué situación se encuentra a día de hoy la hostelería andaluza, su respuesta es contundente: "El sector a día de hoy está funcionando y trabajando prácticamente a ritmos prepandémicos de 2019, pero nuestra cuenta de resultados se ha visto afectada casi en un 50%, por tanto la hostelería no está pasando por buenos momentos y llevamos ya así tres años".

¿De qué manera ahorra el hostelero? Por lo pronto, se adaptan a los horarios en que realmente tienen actividad. Así, un restaurante abre exclusivamente en sus servicios, a las 13.00 horas y terminan a las 16.30. Eso reduce personal y gastos de suministros. Igualmente, muchos están renovando la maquinaria y eso puede suponer hasta un 55% de ahorro frente a la maquinaria antigua. "Ya pasó con las maquinas de hielo que usaban el agua y se tuvieron que quitar y es verdad que era un gasto importante, y por supuesto merece la pena, aunque a ninguno nos venga muy bien esa inversión en estos días", asegura.

En este punto, el presidente de Hostecor apela a las ayudas de la Administración, como las que acaba de presentar el Instituto Municipal de Desarrollo Económico y Empleo (imdeec), liderado por Blanca Torrent (PP), de subvenciones para sostenibilidad y ayuda a las empresas. "Son líneas de ayuda muy necesarias y se las pedimos a los ayuntamientos, porque si se para la hostelería se para la agrolimentación y hasta la sociedad, porque bares y restaurantes son en este país auténticos templos de encuentro y celebración social".

De la Torre, además, lamenta la auténtica especulación que se está dando a nivel general con los productos y los precios. "Ahora da la sensación de que todo procede de Ucrania y es la justificación ideal para que te suban los precios en todo", señala. Un ejemplo es que hace poco celebraron en Horeca una acción con las lonjas de Conil, donde cada vez más van a comprar, "y donde ellos en el mercado de origen salían por 30 céntimos una bacaladillas y a los consumidores nos llegaba a 3,90 euros". Según el portavoz hostelero se entiende que haya intermediarios y grandes superficies de por medio, amén de gastos de transportes, "pero que finalmente salga multiplicado por 13, eso sí que no tiene ni pies ni cabeza". De igual modo, el aceite de oliva virgen extra (aove) ha pasado de 3,90 euros la campaña pasada a los 5,50 en la actual.

A un nivel menor en cifras, pero no en proporción, están en El Pollo Dorado. "Pagábamos unos 180 euros y ahora está ya la factura entre los 550 y los 600 euros", indica Ángel Barbarroja Vacas, su propietario. Es, sobre todo, por las cámaras de frío, el extractor de humos, los hornos y una freidora eléctrica, ya que las demás que tienen van a gas.

Medidas que se notan poco

Precisamente, el gasto de gas allí se ha triplicado, pasando de unos 600 euros a unos 1.600 euros. Casi el triple. "Lo único bueno que tiene es que la factura llega cada dos meses, mientras que la luz es mensual", comenta con un toque de ironía. También aquí se aplican medidas de ahorro, ajustándolo todo a la actividad necesaria. Si antes se encendía todo a primera hora nada más abrir, ahora se espera hasta media hora para encender la freidora. Pero, como en la mayoría de los casos, "poco lo notamos pero algo es".

Asador de pollos
Asador de pollos

En María José Becerra Peluquería y Estilismo, el gasto de la energía se ha notado bastante, entre 200 y 300 euros más, el equivalente a entre 10 y 15 cortes de pelo que tendría que dedicar exclusivamente a ese gasto. "Se me ha multiplicado por tres", señala María José Becerra, que tiene un establecimiento pequeño con un par de secadores de pelo. A más secadores, mayor factura, evidentemente. Su fórmula para tratar de que el consumo sea menor: Restringir al máximo el uso de la electricidad. "Cuando me quedo sola, a apago las luces y hasta la radio; también el aire acondicionado cuando no hay nadie más que yo". Son pequeños ahorros "que no se notan en la factura", dice, y si tiene algo muy claro es que desde que Putin atacó Ucrania, el pasado 24 de febrero, "la cosa ha ido a peor, pero la subida es muy anterior a todo eso eso".

"Sin luz no puedo trabajar"

En su caso, reconoce que no sabe cuál es su límite. "No sé hasta dónde podremos llegar, yo sin luz no puedo trabajar y no hay ayudas de ningún tipo; al revés, es todo cada vez más sangrante".

La industria también lo nota. Albacor, por ejemplo, una empresa de bacalao y mariscos en Castro del Río, ha subido su gasto eléctrico un 33% en el último año, a pesar de que el consumo es mucho menor. En kilovatios pasaron de los 248.000 en 2021 a los 209.000 en 2022. Eso se explica porque el pasado verano colocaron placas solares para el autoconsumo, y eso se ha notado y mucho. No obstante, siguen teniendo nueve cámaras frigoríficas que mantener constantemente encendidas, por lo que el consumo es aún elevado.

En esa empresa se aplican también fórmulas para recortar el gasto, como la aplicación del horario laboral continuo de 07.00 a 15.00, apagar constantemente las luces y que cada uno en su puesto de trabajo sea lo más responsable posible, abriendo lo menos posible las cámaras. Pero poco más se puede hacer.

 Una de las 14 naves que ocupa Keyter en la actualidad en el polígono de Los Santos de Lucena
Una de las 14 naves que ocupa Keyter en la actualidad en el polígono de Los Santos de Lucena

Dando un salto a Lucena, donde se concentra el cluster del frío industrial, nos topamos con el grupo Keyter Intarcon Genaq. Su presidente, Aurelio García, ha sido muy claro al respecto al señalar que el consumo ha aumentado, y bastante, pero también es verdad que gracias a la actualización de los grupos electrógenos en la fábrica la tarifa eléctrica ha experimentado un aumento del 10%, "en lugar de un 40%, que hubiera supuesto si no hubiéramos aplicado esa medida", ha señalado.

Pero lo que tienen todos en común es que, a pesar de todos sus esfuerzos por retener la subida, cada mes hay que rascarse más el bolsillo. La explicación a tan nefasta situación nos la aporta el diputado nacional del PSOE por Córdoba Antonio Hurtado. "Putin está desarrollando una guerra militar en Ucrania y una guerra económica en el resto de países de la UE y para ello está usando el gas y está subiendo muchísimo su precio para crear una crisis económica en el resto de países, entre ellos España".

No obstante, el sistema de fijación del precio de la electricidad que tiene ahora mismo en marcha la UE tampoco ayuda mucho. Se trata del llamado sistema marginal, mediante el cual se paga a todas las energías al precio de la última energía que entra, es decir, la más cara, que en este caso es el gas. "Por tanto el sistema marginalista hace que estemos pagando a precio de gas las energías más baratas, como pueden ser la eólica, la fotovoltaica o la hidráulica", detalla Hurtado.

La exención ibérica

Por supuesto, eso no contribuye en absoluto a rebajar o contener los precios de la electricidad. Frente a eso, el Gobierno central propuso, en primer lugar, a Bruselas eliminar ese sistema marginalista, cuestión que hasta la fecha se ha negado la UE. Y es que el sistema marginal, no es negativo cuando hay escasa diferencia entre los precios de las distintas tipos de energía. Pero ahora en que la brecha es tan grande el sistema sube sustancialmente los precios del resto de energías. "No obstante, desde Bruselas se están haciendo estudios y análisis y todavía está por ver si más adelante se pudiera eliminar este sistema marginal", ha indicado el parlamentario socialista.

Como alternativa a esa negativa europea para eliminarlo, el Gobierno planteó la excepción ibérica. Ya que el gas es el que fija el precio de toda la energía, se topa su precio. De este modo, se fijó para España y Portugal que la energía más barata se pagara al precio no de mercado del gas, sino al del tope del gas. Eso, a la postre, está suponiendo "un sustancial ahorro de en torno 30% en la factura".

Antonio Hurtado
Antonio Hurtado

Si eso es así, ¿por qué no se nota entonces a la hora de pagar? "No lo notamos, porque el precio del gas sigue subiendo y por tanto el tope también sube en la facturas", explica Hurtado. Es más, en la factura de la luz existe un concepto, 'compensación al tope de gas', que es el que se paga a las empresas gasísticas para no funcionar a pérdidas, y supone la diferencia entre el tope y el precio del gas en el marcado. "Hay que dejar muy claro que eso no es un impuesto, sino que eso lo cobran las eléctricas y lo hacen para pagar la diferencia de los precios del gas".

Por tanto, a medida que más energía barata se vaya consumiendo más se va a notar el ahorro que se pueda tener en la factura. Y mientras sea necesario más consumo de gas la cantidad de compensación por tope también va a ser mayor. Por eso no deja de subir.

Según el diputado, el éxito de la excepción ibérica es tan evidente que el resto de países de la UE quieren implantarlo, con lo cual "es probable que España y Portugal hayan sido pioneros en un sistema que abarata la energía estableciendo topes de gas y eso significa un ahorro sustancial de aproximadamente un 30% a los consumidores".