Lo que ha ocurrido hoy en las elecciones autonómocas no puede sorprender a nadie. Se ha jugado con el miedo a la llegada de la ultraderecha de Vox y quien finalmente ha sacado tajada electoral de esa idea y de esa alerta ha sido quien ya estaba en cabeza, el PP. Su mayoría absoluta en Andalucía es reflejo y la sombra y del espectro de Vox que, salvo ellos mismos, muy poca gente quería que tuvieran mano en el Parlamento andaluz, ya estuvieran en la izquierda o en la derecha.
Desde Córdoba, el candidato Aguirre ha sabido llegar, como bien dijo del en su día, a aquellos rincones que antes les resultaba inaccesibles y éstos eran los municipios de la provincia, que hasta la fecha eran feudo del PSOE. El PP ha arrasado literalmente pasando de tres a siete parlamentarios desde la provincia cordobesa, mientras que el PSOE ha perdido uno (de cuatro que tenía en 2018), Ciudadanos desaparece y la coalición de Por Andalucía enviará a Sevilla a un único representante que es Juan Manuel Gómez, de Podemos, al tiempo que Vox se queda exactamente igual.
Eso implica, por tanto que PP remitirá al Parlamento siete parlamentarios: Jesús Aguirre, Araceli Carrillo, Antonio Repullo, Beatriz Jurado Fernández de Córdoba, Adolfo Molina Rascón, Montserrat Paz Jurado y Aurelio Fernández García.
Por su parte, el PSOE enviará a Isabel Ambrosio, Antonio Ruiz Sánchez y Ana María Romero Obrero.
Vox seguirá con Alejandro Hernández Valdés y Por Andalucía tendrá a Juan Manuel Gómez.
La historia no da para más.