ELECCIONES 19-J

Cainismo en la izquierda, canibalismo en la derecha y el verdadero rostro del llamado 'voto útil'

Una muy somera explicación de lo ocurrido ayer en las urnas, destacando un poco el caso de Córdoba
Feria 2022 45
photo_camera El abrazo de Juanma Moreno y Juan Marín cuando se encontraron en la Feria de Córdoba

Tras la jornada de ayer basta con echar un vistazo al mapa electoral para entender las estrategias, con sus errores y aciertos, de los bloques políticos que han jugado una partida al estilo de los 'Juegos del Hambre', donde hay numerosas víctimas y donde los grandes ganadores han actuado como esos protagonistas de películas que sin dejar de ser modestos son capaces de alcanzar la meta sin estridencias y, al final, acaban cayendo bien al gran público.

A vista de águila (o de satélite, mejor dicho), y comparado los mapas de Andalucía de 2018, cuando ganó el PSOE pero gobernó el PP, y ahora en 2022, con un PP pletórico de mayoría absoluta, el de hace cuatro años estaba teñido de rojo en su gran mayoría. Los municipios de la provincia y el mundo rural eran socialistas en el voto y salvo feudos importantes por ser grandes núcleos de población en manos del PP, entre ellas la capital cordobesa, así como irreductibles aldeas en manos de la izquierda salpicando la geografía andaluza, todo lo demás pertenecía al partido que ha gobernado durante 40 años los designios de andaluces y andaluzas.

Juan Espadas y el foro 'Gobernanza socialista en las comunidades autónomas' en Córdoba
Juan Espadas y el foro 'Gobernanza socialista en las comunidades autónomas' en Córdoba

Hoy la situación es bien diferente. No es que todo sea azul, porque no es así, pero centrándose en el mapa cordobés, que es el que más importa en esta tierra, el PSOE ha 'ganado' en nueve municipios de 77 que tiene la provincia (de Norte a Sur: El Viso, San Eufemia, Conquista, Villaharta, Fuente Carreteros, La Guijarrosa, Espejo, Zuheros y Palenciana) y Por Andalucía lo ha hecho en Nueva Carteya, Doña Mencía y Montalbán. Pero ahora el nuevo césar ha cambiado de rostro.

Con un análisis somero de la situación, porque uno no es tampoco un sesudo analista político, y sin perder de vista los últimos cuatro años, se puede sospechar mínimamente lo ocurrido, y hay que reconocer que la clave la han dado los propios candidatos en las entrevistas que se les han realizado a lo largo de la campaña. Por un lado, el ganador en Córdoba, Jesús Aguirre (PP), comentó que en esta ocasión han ido a los pueblos a hablar de tú a tú, con una proximidad antes desconocida, sin la corbata y en mangas de camisa, que es como viste la inmensa mayoría de la población, sobre cuestiones que les afectan a sus habitantes muy directamente. No con soluciones mágicas, sino con los oídos abiertos, escuchando lo que el pueblo tiene que decir y tomando nota.

Quién sabe si antes el PP daba por perdidos los pequeños y medianos municipios sencillamente por pensar que eran indefectiblemente socialistas y no había nada que hacer o simplemente se hacía un cálculo de números (votos versus esfuerzo a realizar) y alguien señalaba que no merecía la pena. Pues bien, la realidad ha demostrado, por un lado, que quienes creían que tenían las cosas atadas y bien atadas en determinados lares y se terminaron durmiendo en los laureles estaban muy equivocados y, por otro, que ahora sí que es verdad que cada voto unitario, singular y solitario vale su peso en oro, y hay que luchar por él con uñas y dientes hasta conformar, gota a gota, una mayoría en forma de océano.

Esto viene a demostrar también que las viejas estrategias electorales se han quedado por completo obsoletas, y que hay que cambiarlas para sobrevivir. Recuerda un poco a lo ocurrido entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, en que unos (los alemanes) modernizaron su visión mientras que los otros (ingleses y franceses) estaban todavía pensando en su victoria anterior y se lanzaron a la batalla con idéntica mentalidad decimonónica y así les fue al principio. Hasta que no imitaron a los germanos la guerra estaba siendo un paseo militar para Hitler y sus secuaces.

Por tanto, se trata de una clara victoria del PP por méritos propios en campaña y no sólo por deméritos de los contrarios. Hay que reconocer que la estrategia elegida por José Antonio Nieto ha servido, ha sido muy práctica y ha dado sus frutos. Las cosas como son.

Vox
Macarena Olona en Lucena

Por otro lado, no deja de ser curioso cómo las famosas proclamas de antaño sirven hoy en día a quienes antes eran los rivales. Me explico. "¡Que viene la derecha!" era el mensaje que se usaba en abundancia desde la izquierda para tratar de frenar a formaciones liberales y reaccionarias señalando siempre las orejas de un lobo que asomaba por el horizonte. Era también más fácil, porque la dictadura todavía estaba próxima en la memoria y ese grito de alarma ocultaba un velado miedo auténtico a lo que pudiera ocurrir. Y aquí hay que empezar a hablar de eso que llaman el 'voto útil' y que no es otra cosa que sacrificar la conciencia de cada uno en pro de un mal menor que sirve para evitar la llegada del Mal en mayúsculas.

En perspectiva es lo que ha pasado en Andalucía durante décadas, que ha nutrido al Partido Socialista de votos de izquierda que no eran propios suyos, pero que servían como dique de contención para evitar la ola en la que se había convertido el PP de Despeñaperros para arriba. Es posible que eso aportara al PSOE una falsa sensación de seguridad tras conseguir mayorías absolutas iniciales o para conformar gobiernos progresistas con el apoyo de IU después de que ese grito de guerra inicial comenzara a estar demasiado manido y sobado hasta que casi pierde su sentido.

Lo que hoy en día significa "¡Que viene la derecha!" es muy diferente a como se gritaba antaño. De hecho, hoy quienes lo lanzan son aquellos que eran considerados en su día el lobo, porque a su derecha hay formaciones más duras todavía que no dejan de crecer con la fuerza de los indecisos. Y eso explica también lo ocurrido ayer en las urnas. Tanto el presidente de la Junta, Juanma Moreno, como el presidente nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, 'osaron' pedir a los votantes socialistas que convirtieran su sufragio en algo 'útil' para frenar a la ultraderecha. Lo mismo que hizo el PSOE en su día a los votantes de IU para que el PP no llegara a la Junta.

Y, a pesar de que Juan Espadas, se rió abiertamente del descaro de sus rivales, resulta que ha tenido éxito. De nuevo la llamada al 'voto útil' ha tenido su efecto para que Macarena Olona no acabara en la vicepresidencia del Gobierno andaluz, como ha ocurrido en Castilla y León. Y hay socialistas que han optado por ponerse una pinza en la nariz y votar al PP, de igual modo que los hubo (y no pocos) que decidieron cambiar su voto y dárselo a Vox sólo por el hecho de que eran cazadores y ese partido les defendía a muerte. Así de sencillo.

Juan Marín en Lucena
Juan Marín en Lucena

En esa lucha por el 'voto útil' las derechas (la moderada del PP y la ultra de Vox) no han dudado en fagocitar literalmente a la tercera en juego, Ciudadanos, en un alarde de canibalismo sin precedentes. La clave de nuevo la ha aportado muy inteligentemente (pero a toro pasado) el candidato por Córdoba, Ángel Pimentel: "No hemos sabido vender nuestros logros, porque nos estábamos dedicando a trabajar". También podría interpretarse que quizá pensaban que no les hacía falta, porque el crecimiento y el desarrollo se estaba produciendo en las consejerías que estaban en sus manos y, por tanto, el electorado tenía la obligación de saberlo por sí mismo. Pensar eso es tan erróneo como creer que la Mezquita-Catedral 'se vende sola' y no necesita ser publicitada (les aseguro que hay una ingente cantidad de cordobeses y cordobesas que creen que eso es así).

Del cadáver de Cs se ha sabido alimentar enormemente, como un tiburón blanco de una ballena muerta, el PP consiguiendo la mayoría de los 21 escaños naranja que había, pero también lo ha hecho Vox, que algo habrá arañado de ahí para pasar de 12 a 14 escaños.

Y si la derecha es caníbal, la izquierda (a la izquierda del PSOE) es lamentablemente cainita.

Encuentro de Inmaculada Nieto con encuentro con colectivos feministas en Córdoba
Encuentro de Inmaculada Nieto con encuentro con colectivos feministas en Córdoba

Nunca antes habían brillado tanto las navajas entre iguales para lanzarse unos a otros puñaladas tan traperas. La absoluta desunión de los partidos progresistas están llevando incluso al odio de unos hacia otros, porque no se pueden ni ver. Hay inconsistencia en las alianzas, que se deshacen de unas elecciones a otras como arena mojada de una playa. Ésa que deja restos en las manos, pero sin una masa consistente. Está claro que tras lo ocurrido ayer más de uno tendrá que pensar en una regeneración global de la defenestrada izquierda, salvando sus diferencias estructurales, que no programáticas, si quieren volver a tener el peso especifico que tenían en su día.

Por el momento, más de uno (y de muchos), y como mal menor, ha respirado con alivio ante el hecho de que Vox no haya entrado en el Gobierno andaluz.

La próxima cita serán las municipales, que no tienen en absoluto nada que ver con unas autonómicas, y quienes quieran extrapolar resultados es porque su mentalidad es tan obsoleta como la de los actuales estrategas de campañas electorales.