EN EL PARQUE DE MIRAFLORES

El Bosque de Fukushima ya cuenta con 11 árboles para recordar el accidente nuclear de Japón

En un acto de la Asamblea Antinuclear de Córdoba
Plantación del nuevo ginkgo en el Parque de Miraflores por Fukushima en 2022
photo_camera Plantación del nuevo ginkgo en el Parque de Miraflores por Fukushima

La Asamblea Antinuclear de Córdoba se ha concentrado esta en el Bosque de Fukushima (Jardines de la Virgen del Rocío) para plantar un Ginkgo en el acto de conmemoración del decimoprimer aniversario del accidente nuclear de Fukushima (Japón).

De esta manera el Bosque de Fukushima cuenta ya con 11 ejemplares de este árbol muy representativo de la cultura oriental, uno por cada año transcurrido desde el accidente nuclear. La organización de este acto ha sido posible gracias a la colaboración del área de Infraestructuras del Ayuntamiento de Córdoba que ha asumido la logística de la plantación.

Un año más la Asamblea Antinuclear de Córdoba ha recordado el accidente acaecido el 11 de marzo de 2011 en la central nuclear de Fukushima a consecuencia de los daños provocados por el terremoto y violento tsunami posterior que asoló la costa este de Japón. A pesar de presumir de ser una de las centrales mayores y más seguras del mundo, todos los sistemas fallaron y las elevadísimas temperaturas alcanzadas por los reactores hicieron estallar la central expandiendo material radiactivo por la atmósfera, el suelo y las aguas.

Todavía casi 50.000 personas se mantienen evacuadas lejos de sus poblaciones, en alojamientos temporales. Una amplia extensión de territorio circundante continúa completamente devastada y se calcula que los trabajos de recuperación de la zona se extenderán más allá del año 2050. Los efectos de la radiactividad se han manifestado en un significativo incremento de cánceres entre la población y una elevada contaminación ambiental de las aguas y alimentos.

Once años después, el núcleo de los reactores mantiene temperaturas tan elevadas que requieren inmensas cantidades de agua para enfriarlos. Esta agua tiene una elevada contaminación radiactiva y se ha acumulado ya tal cantidad que el gobierno japonés ha decidido comenzar a verterla al Océano Pacífico a partir del próximo año, con los gravísimos efectos que ello tendrá sobre la vida y la salud de todas las poblaciones circundantes y, en general, sobre todas las formas de vida en el océano.  

Este accidente nuclear, el mayor de la historia tras el de Chernóbyl en 1986, vino a demostrar una vez más que la energía nuclear no es limpia, ni segura ni barata, ni sostenible, como quieren hacernos creer las grandes corporaciones eléctricas que tantos beneficios obtienen de ella. Precisamente ahora estamos viviendo una nueva oleada de información tendenciosa a favor de la energía nuclear con motivo de la crisis energética provocada por la guerra de Ucrania, argumentando que potenciar el mantenimiento y construcción de nuevas centrales nucleares nos haría más independientes del gas y el petróleo rusos. Los defensores de la energía nuclear saben, pero no lo cuentan, que actualmente España importa de Rusia más de la mitad del uranio que necesitan las centrales nucleares para su funcionamiento. Tampoco cuentan que la construcción de una central nuclear requiere una enorme inversión y tarda entre 10 y 20 años.