JORNADA DIOCESANA DE APOSTOLADO SEGLAR

Unas 250 personas participan en la Jornada diocesana de Apostolado Seglar

El tema elegido para la Jornada ha sido el concepto católico de misericordia, que ha sido explicado por el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla

Monseñor Munilla
photo_camera Monseñor Munilla y el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, en la jornada diocesana de Apostolado Seglar

Unas 250 personas han participado hoy en la Jornada diocesana de Apostolado Seglar que se ha celebrado en el Palacio Episcopal y que ha versado sobre el concepto católico de misericordia bajo el lema “Misericordiosos como el Padre”

Esta jornada se viene celebrando cada año en la Diócesis cordobesa y ha contado con un invitado especial: el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla que no sólo ha celebrado junto al obispo de Córdoba la misa en la Catedral a primera hora de la mañana, sino queha sido el encargado de ofrecer la ponencia “Concepto católico de misericordia”.

En su intervención, Monseñor Munilla se ha centrado en tres definiciones del término “misericordia”. Por un lado, ha calificado éste como “el corazón solidario que se proyecta sobre la miseria del hombre”, manifestado que “la misericordia no es otra cosa que Dios volcándose en los míseros; en nosotros”.

Por otro lado, ha afirmado que “la misericordia incluye también la regeneración, es decir, volver a nacer nuevamente”. Al hilo de esto, ha especificado que “ésta no sólo es compasión hacia el mísero, sino la gracia que le rescata de su miseria; una gracia regeneradora”. “La misericordia de Dios tiene el poder de subsanarnos y aliviarnos del sufrimiento”, ha asegurado. Igualmente, ha recordado que detrás de este concepto, hay que tener presente que “caridad y verdad son indisolubles, así como justicia y misericordia”.

Y en último lugar, ha definido misericordia como ”la justicia que recrea al hombre”, explicando a su vez que “Dios nos toma tal y como somos, pero no nos deja igual, sino que nos transforma”. En este sentido, también ha comentado que “la lógica divina lleva primero a la caridad para poder ser justos. Dios nos ama aún siendo pecadores y por ello tenemos la posibilidad de ser personas justas”.