Tres décadas abriendo el quiosco dese las seis y media de la mañana dan para mucho. Pero es que, además, Fernando Romera es el secretario de la Asociación de Vendedores de Prensa Cordoba (Aveprenco), con lo que no sólo le ha tomado el pulso a la calle, sino que está viviendo intensamente la problemática de los quiosqueros cordobeses.
Nacido en Guadalcázar, desde los cuatro o cinco años se vino a la capital a vivir, en el barrio de Ciudad Jardín. Está casado con una hija, que se está formando para ejercer de periodista. Él, por el contrario, estudió hasta Bachiller y se puso a trabajar desde muy temprano y siempre con cuestiones relacionadas con la prensa: En distribuidoras y ahora el quiosco. Ha vivido la época dorada de estos negocios y ahora su peligroso declive, de lo que culpa un poco a todos los que forman parte del mundillo: Los medios escritos, los distribuidores, "incluso nosotros mismos".
Está en el quiosco de Las Tendillas porque lo tenia una prima hermana suya que lo dejaba y vio la oportunidad. "Este quiosco antiguamente estaba en Telefónica y tras la reforma de Las Tendillas, en la época de Merino, se trasladó a la Plaza".
¿Desde cuándo es usted quiosquero?
Desde hace 29 años ya.
Habrá visto usted de todo.
De la zona Centro soy el más antiguo, después de Mariano, el presidente de la Asociación. Los dos somos los más antiguos del Centro. Unos han fallecido, otros se han jubilado...
Lógicamente usted está en la Asociación.
Claro. Yo soy el secretario. Ya lo fui con un presidente anterior, dejé de serlo, fui vocal, ahora secretario de nuevo. Por desgracia cada vez hay menos miembros en la Asociación, porque cada vez hay menos quioscos. Al final bosque estamos tenemos que seguir eternamente (se ríe). El trabajo del presidente es el más intenso porque con la problemática que tenemos es el que tiene más relación con las instituciones, los editores, los distribuidores..
En la época dorada de los quioscos, cuánta gente se dedicaba a esa profesión.
Pues en los años 80' del siglo pasado había unos 50 quioscos físicos más los locales que eran una barbaridad. No había una zona de Córdoba donde no hubiera tres o cuatro quioscos y muchísimos locales, que por su fisonomía rotan más y si no funciona la prensas metían otra cosa.
¿A qué se refiere por locales?
Pues a estancos que venden prensa, librerías que venden prensa... En la época buena, a finadles de los 80', en la Asociación había una barbaridad de gente.
¿Por qué se produjo ese 'bum'?
Antes el único medio de información que había, aparte de la radio y la televisión, era la prensas escrita. No existía otro. Y ahora hay una cantidad importante de herramientas de información o desinformación, como uno quiera verlo, brutales.
Bueno, pero periódicos ha habido desde hace siglos.
Por supuesto y, de hecho, antes hubo muchos más que ahora. Pero a partir de la era digital es verdad que empezó nuestro declive. Yo lo achaco también a que aparte de otras formas de informarse, la gente joven tiene otras historias y luego los medios editoriales estaban dando gratis lo que luego cobraban y eso no tenía mucho sentido. La información digital era gratuita y mucho más actualizada. En papel muchas veces al día siguiente la información estaba ya desfasada.
¿Y en ese sentido se ha evolucionado?
Yo creo que no. Han perdido calidad. Muchísima calidad y muchísima independencia. Y eso es una impresión mía y de los lectores habituales de la prensa de papel. La de los años 80' y 90' no tiene nada que ver con la de ahora o la de hace unos años.
¿En qué ha cambiado?
Es mucho más sensacionalista, mucho menos crítica, mucho menos periodística. La razón de ser del periodismo es chequear al poder y ahora lo chequea bastante poco. Pero es una rueda que empieza en la carrera, que antiguamente era muy prestigiosa y aún sigue siendo, pero ha derivado en otras historias. Mi hija termina este año periodismo en Sevilla y a mis 57 años puedo decir que lo que veo en ella no es lo que se veía antes en un periodista. Hablo en general, porque habrá de todo, evidentemente,
Por tanto, ¿el declive de los quioscos coincide con la aparición de la prensa digital?
Sí. Bueno empieza a partir de la crisis económica de 2007-2008.
¿Cuánto han perdido?
En clientes y en negocio, muchísimo. Un 40 o un 50%, fácilmente. Es lo que hemos hablado antes, nuestro cliente esta ya en una horquilla de 57 o 58 años para arriba. Desde ahí hacia abajo, muy pocos clientes tienen. Esporádicos hay alguno, pero la gente joven tiene otras herramientas de información. Puede sr por el precio, aunque siempre decimos que hay dinero casi para todo, ¿no?, pero no sé si es culpa de los editores, nuestra también, de los distribuidores, en fin un poco de todos. No se ha sabido enganchar a la gente joven en la lectura de prensa escrita. Cosa que en las revistas no veo tan cataclismo.
Justo eso mismo le iba a preguntar, porque otros elementos que ustedes tienen en el quiosco sí que se venden bien.
No es tampoco como antes, porque no todo se vende como antes, pero sí es verdad que por lo menos el bajonazo que ha pegado la venta de papel no creo que se haya traslado a las revistas, porque se han sabido amoldar mucho más a la gente joven. Son publicaciones, no más dedicadas a ellos, sino más de tendencias, más sobre sus inquietudes. Yo creo que eso la prensa no lo ha sabido captar. La clientela nuestra del papel por desgracia va desapareciendo y no tiene relevo.
Por lo que cuenta, no hay solución.
Lo de la prensa e papel lo veo complicado. También los medios en papel están más metidos en las suscripciones y nos quieren dejar e lado a nosotros y pienso que eso es un error. Con eso se ahorran costes, porque no pagas distribución y le llega al cliente directamente.
Pro me da la sensación de que al cliente le gusta ir al quiosco; es casi como una visita.
Normal. Si es que el quiosco es más que un lugar de venta de periódicos. Yo estoy situado en Las Tendillas, donde pasa muchísima gente de fuera y me dicen que les ha costado trabajo encontrar un quiosco y son personas que suelen ser suscriptores de uno o de otro periódico. Es algo más que un mero expendedor de prensa y revistas. Desde mi punto de vista nosotros hacemos una función mucho mayor, que a lo mejor la sociedad no la ve o no es consciente de ella, pero nosotros somos los primeros prácticamente en abrir las calles, trabajamos 362 días al año, quitando algunos días que te puedas coger de vacaciones, que normalmente es en verano y aquí en Córdoba no hay nadie en esa época, pero nosotros prácticamente somos los guardianes de las zonas donde estamos.
Tenemos una confianza con los clientes de años, hasta el punto de que te dejan la llave de sus casa, dejan paquetes cuando no están y luego se pasan a recogerlos, es decir que prácticamente eres una parte más de su familia, sin tocarle absolutamente nada. La confianza que tú le transmites es por el día a día. Tengo clientes que vienen de Madrid, que son las grandes, ciudades mucho más frías y de menos contacto, pero en las ciudades medianas y pequeñas se crea confianza y se montan tertulias en el quiosco casi a diario. Para mí es un placer ver cómo la gente discute, porque lo mismo que hay medios de todas las tendencias, evidentemente cada uno tiene sus ideales.
Eso es el quiosco y eso, por desgracia... Pero bueno, hay otras ciudades donde los están potenciando con otro tipo de medidas, pero porque tienen la voluntad política de que los quioscos no desaparezcan.
¿Entonces es un problema propio de Córdoba?
La problemática que tenemos en Córdoba, si no existe ahora mismo, va a existir, porque los quioscos son concesiones del Ayuntamiento por un tiempo limitado. Cuando ese tiempo se acaba, se supone que si tú no puedes seguir y no lo puedes traspasar, como ocurre con el taxi, acaba muriendo, por lógica. Si no se lo puedes dejar a tus hijos porque esa licencia ya ha caducado as ver qué solución le das a ese quiosco.
En otras ciudades han prorrogado los años e concesión hasta lo que la Ley permite, que son 75 años. Lo han hecho en Sevilla, en Barcelona, en Valencia, en Bilbao. Los datos más o menos los tengo porque estamos trabajando mucho en esto. O bien han incluido otros modelos de negocio. En Málaga, por ejemplo, con un alcalde del mismo color que en Córdoba, hija permitido poner cajeros automáticos en el quiosco o paquetería.
Ya que tienes el quiosco físico en la calle, pues das algo más de servicio.
¿Esa licencia la concede el Ayuntamiento? Me refiero a lo de los cajeros automáticos.
Claro. Todo lo que es vía pública pasa por el Ayuntamiento. Nuestro caballo de batalla real es que entre 2025 y 2027 de los 18 quioscos que ahora mismo hay en Córdoba abiertos expiran licencias en Tendillas, Gran Capitán, Ronda de Los Tejares... Es decir que un núcleo que es prácticamente el Centro físico de Córdoba si no se renuevan esas licencias, evidentemente desaparecen.
Lo que le propusimos en su momento al Ayuntamiento y seguimos trabajando intentando a ver de qué forma lo conseguimos es lo que se ha hecho en muchísimas ciudades. Que los puntos de venta que están vacíos, que en Córdoba hay muchísimos, empezando por el otro que hay en La Tendillas, que lleva cuatro años cerrado, o el de Claudio Marcelo, que puede llevar perfectamente cerrado unos 15 años, o el de Ronda de Los Tejares en la puerta De Fuentes Guerra, se ha tirado cerrado bastante tiempo y ahora se ha abierto, el de la Torre Malmuerta sigue cerrado, pues que todos ésos el Ayuntamiento los saque a concurso a ver la demanda que hay y si alguien quiere optar a ese punto de venta, y los que ya estamos, renovarnos esas licencias.
Antes ha comentado que los taxis tienen la posibilidad de cesión de licencia, ¿existe esa figura en materia de quioscos?
Las ordenanzas nuestras pone que si tienes un auxiliar que está reconocido en la Gerencia, una vez que tú fallezcas o te jubiles, ese auxiliar puede seguir la actividad. Aquí de lo que estamos hablando no es que tú le puedas dejar el quiosco a alguien, sino que una vez que expire la licencia, sea el propietario o sea al que tú le hayas dejado el quiosco por jubilación, los pocos que quedamos todavía, con la preocupación añadida de que tenemos una edad ya que no servimos ni por viejos para nada ni por jóvenes para menos, porque estamos casi todos con una edad de entre cinco o seis años de jubilación vista, podamos ampliar la licencia. Es que si no, van a dejar tirados a personas que rondarán los 60 años entre 2025 y 2027.
Y te repito que se ha hecho en Sevilla, en Málaga, en multitud de ciudades. De hecho, en Barcelona lo han hecho muy bien y nosotros, incluso, al Ayuntamiento le hemos presentado lo que se ha hecho allí y para nuestra sorpresa el secretario jurídico de la Gerencia nos ha dicho que eso que se había hecho en otras ciudades no era legal.
¿Eso quiere decir que todo el mundo desfila con el paso cambiado menos nosotros?
Claro. Ante eso, el político, y yo lo entiendo, prefiere no hacer nada. Pero no era de ser una cuestión de voluntad política y ellos tienen unos contactos mucho más directos con administraciones y pueden averiguar cómo se ha hecho, por ejemplo, en Sevilla o en Málaga. Unos serán del mismo partido político y otros, diferentes, pero lo ha hecho de esa manera y además por unanimidad.
Estaba usted diciendo algo del ejemplo de Barcelona.
Es que allí lo hicieron muy bien, porque lo primero que hicieron fue declarar el quiosco de prensa de interés general para que no desapareciera. Esa gente va mucho más por delante que el resto de España. Y luego se pusieron a estudiar qué fórmula aplicar para que los que están funcionando y les falta equis años no se vayan a la calle con una mano delante y otra detrás. Pues eso mismo nosotros se lo presentamos a la Gerencia.
¿En Barcelona tienen también la posibilidad de diversificar su negocio?
Sí, claro. El tema de cajeros automáticos y demás en Andalucía ya funciona. Se ha puesto en Granada no hace mucho. Son empresas que se dedican a optimizar el punto de venta. Una vez que el Ayuntamiento les da el 'Ok' te mejoran el quiosco con paquetería de cualquier marca, Amazon o lo que sea, o de cajeros. Sabemos que cada vez hay más barrios donde están retirando los cajeros. Hablamos de un servicio más. Y todo eso depende de que el Ayuntamiento dé licencias. Pero, insisto, lo fundamental aquí es la renovación de las licencias. Sin eso, todo lo que estamos hablando no sirve para nada.
¿Cuántas firmas llegaron a recoger de apoyo a su solicitud?
Muchísimas. No las hemos presentado todavía, pero hablamos de cuatro mil y pico. Se ha recogido sobre todo en el Centro, aunque en los barrios, también, y la gente cuando le exponías un poco el problema se echaban las manos a la cabeza. Eran gente que te conoce de toda la vida. Somos conocidos incluso por los turistas que vienen cada cierto tiempo y te dicen ¡hombre, sigues todavía aquí!
Nuestra sorpresa es que en otras ciudades todos los grupos han apostado por la renovación y, de hecho, aquí nosotros hemos ido a los grupos de la oposición y todos nos apoyan.
Ahora ha cambiado de presidente la Gerencia. ¿Cree que hay posibilidades de que cambien de idea?
Ahora estamos recopilando más datos y nuestra idea es reunirnos con Miguel Ángel Torrico, pero creo que el secretario jurídico sigue siendo el mismo, por lo que cuando le pidamos la reunión le pondrá al día, pero pienso que es una cuestión de voluntad política. Si el político le dice que hay que buscar una solución dentro de la legalidad, que nosotros no pedimos nada que sea ilegal, lo haría.
En Córdoba, sin ir más lejos, se ha aprobado la ordenanza de la venta ambulante. Ellos tienen una licencia de cuatro años y de esos cuatro ha pasado a 30 y han entrado todos, los que son nuevos y los antiguos. Eso no ha sido ilegal y es más o menos lo que nosotros pedimos. Lo suyo es igual que lo nuestro: Ambos somos ocupación de vía pública; nosotros de forma estática y a ellos los pueden mover de sitio cuando se vaya a celebrar algún evento, pero no dejamos de ser los dos ocupación de vía pública. Pagan sus tasas al igual que las pagamos nosotros, todo igual, pero a ellos se la han prorrogado a 30 años. Eso a nosotros nos causa un poco de estupor y vemos que el concejal que trabaja en esa materia se lo ha trabajado y ha tenido la voluntad política de hacerlo.
No pedimos nada ilegal. Si esto no se hubiera hecho en ninguna ciudad de España nos hubiéramos callado. Pero si se ha hecho en ciudades de importancia aquí también se puede. ¿O es que los secretarios jurídicos de Madrid, Valencia o Barcelona se han equivocado todos? Y luego hablamos de los grupos políticos que tienen sus propios asesores jurídicos y les dirán si se puede o no hacer. Hubo unanimidad allí, y aquí dice el secretario que eso es ilegal.
Frente a eso, está la reducción de tasas de quioscos un 20%.
Sí. Aquí existía una anomalía, desde nuestro punto de vista, y es que en España se pagaba la tasa de ocupación de vía pública más alta creo que de España. Conozco lo que pagan casi todos, pero te voy a hablar del mío. Tiene algo menos de cinco metros cuadrados. Hasta el año pasado pagaba 1.566 euros. No hay un local en Córdoba en el Centro, con muchos más metros, que pague eso. Te vas a Sevilla y allí pagan la mitad de la mitad. Era, por tanto, una batalla que la tengamos pendiente. Ese dinero se ha pagado antes de la crisis, que las ventas eran otras, y ahora hay que ir optimizando peseta a peseta, como se decía antiguamente.
Es verdad que nosotros en ese momento Salvador Fuentes, que era teniente de alcalde de Hacienda, le planteamos la idea y nos lo ha reducido, y nosotros se lo agradecemos, con todos los grupos políticos apoyando, porque era algo de justicia. Imagino que ellos comparan lo que se paga en otros sitios según el callejero fiscal y han reaccionado. Aquí pagamos unos precios desmedidos.
Le pedimos lo que se había hecho en muchísimos sitios antes. Te digo más, en la pandemia, que por desgracia, menos los quioscos de prensa, los periodistas y cuatro más, estaba todo el mundo encerrado, en otras ciudades con la Covid los quioscos no pagaron nada, y aquí sí. Nos obligan, porque éramos esenciales, a ir a trabajar con todo el miedo que teníamos entonces y a nosotros no nos lo redujeron nada y en otras ciudades o no han pagado nada o se les redujo mucho ese pago.
¿Cómo se siente siendo el único quiosco que hay en Las Tendillas?
Este trabajo me ha dado la oportunidad de conocer gente maravillosa en un barrio grande, que ahora lo veo más grande porque antes estábamos dos en la Plaza y en Claudio Marcelo estaba abierto y había algún local que otro más, y ahora soy yo solo y acaparas todo, aunque no vendes más. Este trabajo me ha permitido palpar el día a día de una ciudad bonita y ser un punto de información turística más. Lo hacemos gratis y encantados. Lo que nos hace falta es saber hablar otros idiomas, porque cada vez vienen más turistas.
Pues eso que dice no es ninguna tontería.
No, claro. Es lo que he comentado antes de lo que supone el concepto de quiosco que yo tengo, que es algo más que vender. Hacen una función de ciudad tremenda y en otras localidades lo han reconocido y los han puesto en valor. Es algo que, por desgracia, se está perdiendo en España, porque te vas a Europa y es al revés. En París, Londres. En los Campos Elíseos ves quioscos que son la leche. Pero claro, la gente de Europa los veo más lectores de prensa de papel que nosotros, con diferencia. Bueno, de todo en general, no sólo prensa. Allí son periódicos mucho más caros, que te cuesta cuatro o cinco euros. Es el doble que aquí y lo compran.
Creo que es cuestión de hábito, de fomentar el quiosco, hacer campaña de quiosco, como hacen en otras ciudades. No queremos que nos regalen nada. Yo abro mi quiosco a las seis y media de la mañana, estoy hasta las dos y media y por las tardes, menos el viernes, estoy hasta las siete y media o las ocho todos los días del año.
Tiempo suficiente para conocer a mucha gente de todo tipo, y eso te abre muchísimo la mente porque te relacionas con mucha gente y aprendes mucho. En el quiosco de prensa eres pedagogo, psicólogo, psiquiatra...
Aparte de la época negra de la Covid, ¿Qué momento más intenso ha vivido usted en esos 30 años allí?
Lo de la pandemia fue terrible. He visto de todo. Estoy en el centro de la ciudad y he vivido de todo: Atracos, peleas de mañana tras una noche de juerga. El famoso atraco que hubo en joyería antigua de Juan Isidro, que estaba frente con frente con mi quiosco por cuatro estonios ha sido de lo más fuerte para una ciudad como Córdoba tan tranquila.
¿Usted lo vio?
No lo vi, porque antes, cuando estaba Antonio Camacho, el del otro quiosco de Las Tendillas, hacia como ahora, que abro el domingo y cerraba el lunes y entre él y yo nos turnábamos. Antiguamente estaba la Policía de Barrio, que charlabas mucho con ellos y tenias incluso su teléfono para que les avisáramos si veíamos algo extraño, porque nosotros nos tiramos muchas horas pendientes de todo. Pues luego me contó la Policía que los atracadores habían observado qué día yo no iba a estar en el quiosco para asaltar la joyería. La Policía me comentó que lo mejor que me había pasado es que yo estuviera cerrado, porque la joyería está justo delante y hubiera sido testigo directo. Pasó también el atraco del banco Santander, que yo tampoco estaba ese día. Ésos han sido los dos acontecimientos así más fuertes que ha ocurrido en el Centro. Quitando eso, Córdoba es bastante tranquila.
¿Y a nivel político o social? ¿Algo que le llamara la atención?
Todos hemos vivido manifestaciones contra ETA. Recuerdo la movilización por lo de Miguel Ángel Blanco, que fue trágico. Pero luego en política, es verdad que aquí se habla mucho de eso, al menos en mi quiosco con gente que ni siquiera te va a cobrar, que mira los titulares de los periódicos y según su tendencia a unos los llama mentirosos y a otros les dice que son verdad. A la gente le gusta expresarse y eso, la gente es muy crítica a la hora de hablar, pero luego sale el conformismo y el senequismo y no se plasman en reivindicaciones. Somos mucho de reivindicación de quiosco y de taberna, pero poco de acción callejera a la hora de la verdad.
