MIGUEL SANTIAGO LOSADA. AUTOR DE LOS OBISPOS DE LA MEZQUITA DE CÓRDOBA

"Sin la presión del pueblo la Mezquita se hubiera derribado para levantar la Catedral en su lugar"

Miguel Santiago Losada posa para Córdoba Hoy JM AYALA
photo_camera Miguel Santiago Losada posa para Córdoba Hoy JM AYALA

Miguel Santiago Losada ha sido profesor de Bilogía y Geología de Enseñanza Secundaria en varios institutos andaluces durante cerca de 35 años. Antes de jubilarse finalizó su carrera docente en el IES López Neira de Córdoba, uno de los más antiguos de la ciudad. Se licenció en Biología en la Universidad de Córdoba (UCO) y tiene estudios de Teología por la Escuela Teológica Universitaria de Córdoba, además de un apetito voraz por la historia cordobesa, hasta el punto que "devoraba todos los libros que caían en mis manos".

Desde joven ha estado implicado en materia social. Se comprometió, en primer lugar, con residencias de ancianos, o con chicas que estaban en centros de acogida por maltrato y otras circunstancias familias deplorables para ellas. Después dio un salto hacia un campo importante en su vida como educador de calle en el Distrito Sur, "donde luché por jóvenes y niños que se encuentran en una realidad muy dura en nuestra ciudad durante mucho tiempo".

Otra de sus etapas llegó al comprometerse con la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía durante más de una década e incluso llegó a ser el presidente andaluz durante cuatro años, entre 1996 y 2000, aparte de desarrollar otros muchos cargos, como delegado de Córdoba o coordinador del Área de Marginación.

Está vinculado a otros colectivos: Como socio fundador de la Asociación Encuentros en la Calle, y su compromiso derivó igualmente hacia el mundo de la inmigración como cofundador en 2005 de la Asociación Kala, que se dedica a la lucha por los jóvenes migrantes que a partir de los 18 años se encuentran solos y sin una realidad ni papel que les facilite la estancia y la vida en España.

Otra de sus facetas es su profunda vinculación por la lucha identitaria de la tierra, Andalucía, y del pueblo andaluz, donde desde diferentes colectivos "he defendido la identidad de lo que somos como pueblo", y una de las últimas tareas que ha desarrollado con fuerza en los 10 últimos años es el tema patrimonialista en la Plataforma Mezquita-Catedral Patrimonio de Todos y de Todas, donde fue nombrado su portavoz desde los primeros momentos.

Miguel Santiago Losada posa para Córdoba Hoy
Miguel Santiago Losada posa para Córdoba Hoy JM AYALA

Nació en el Centro de Córdoba, en el seno de una familia de clase media, que le aportó algo fundamental: El amor y la educación. Fue un niño muy querido desde siempre y cuyos padres se preocuparon para que tuviera la mejor formación posible. Se considera creyente de base, es decir que tiene la figura de Jesús de Nazaret histórico como ejemplo, y fue al descubrir al Cristo del Evangelio real, lo que llevó a comprometerse en esa lucha en defensa de los demás.

Al final de la adolescencia y en la primera juventud llegó a una encrucijada: O meterse en política de partido o bien que su fe por un Jesús que lucha por los más pobres y los últimos de esta tierra le derivara finalmente por su compromiso de base y formar parte de colectivos sociales con los que aún se sigue identificando.

"Mi padre tuvo una época muy complicada en la Guerra Civil con mucho dolor y eso acabó truncando su carrera militar, porque no aguantó tanto sufrimiento como había visto y descubrió que por ese camino no se puede construir el mundo y eso me lo fue inculcando hasta que lo perdí cuando tenía 25 años", explica. De su madre señala que era "una mujer religiosa, de su tiempo, que adoraba a su hijo, pero temía, al mismo tiempo, que se fuera a meter en problemas, como temían todos los de la posguerra, pero a su muerte, a los 93 años, lo hizo orgullosa de su hijo".

Tuvo, además, un hermano menor tres años que él, pero a principios de los años 60' del siglo pasado falleció de meningitis tuberculosa cuando en aquellos años esa enfermedad se llevaba a los niños y niñas por delante. A partir de ahí funcionó como hijo único, pero sus padres eran personas muy sociales y eso le permitió convivir con mucha gente muy variada y contar con abundantes amistades.

"Con mi jubilación pensaba que iba a estar más tranquilo, pero no ha sido así", asegura. Aprovechó la ocasión de poder jubilarse a los 60 con 35 años de servicio a sus espaldas, a pesar de que le encanta la educación. Eso le permitió dedicarse con más tiempo a las tareas sociales, además de escribir y ser articulista en medios de comunicación, conferenciante y abuelo "de dos nietos para comérselos". Todo eso, evidentemente, le lleva a mantener una jubilación la mar de activa.

La presentación de su libro, 'Los obispos de la Mezquita de Córdoba', va a ser el lunes, día 10, a las 19.00 horas, en el Salón Mudéjar del Rectorado de la UCO. Asistirá el prologuista, el teólogo y amigo mío personal Juan José Tamayo; la periodista Marta Jiménez será la presentadora; además del ilustrador Goval, que elaboró las nueve ilustraciones que preceden a cada capítulo del libro; Antonio Manuel Rodríguez Ramos, quien ha compuesto un palo de Flamenco, 'La alegría de la Mezquita', que aparece en el inicio del libro, y el músico Samu Moreno. "Es una obra muy colectivizada" que incluye los 10 años de la labor de la Plataforma, que cumple precisamente esa década en 2023, y "como su portavoz me planteé escribir este libro, porque todo lo que no queda escrito se lo lleva el viento".

Miguel Santiago Losada posa para Córdoba Hoy
Miguel Santiago Losada posa para Córdoba Hoy JM AYALA

Obispos de la Mezquita. ¿No suena un tanto contradictorio?

Sí. Existe una figura literaria que es el oxímoron, que implica precisamente eso. Lo que se plantea en realidad es contrarrestar esas dos figuras importantes: Ella (con mayúsculas), la Mezquita, nuestro gran monumento por el que los cordobeses y las cordobesas nos podemos sentir orgullosos, porque es de los grandes monumentos universales; y ellos, que son los que se han ido sirviendo de la Mezquita a lo largo de los siglos. En una primera etapa, cuando era la Mezquita andalusí desde el Siglo VIII al XIII, los imanes, y desde que conquista Fernando III la ciudad de Córdoba, desde 1236 hasta la presente, los obispos.

"Fernando III quedó obnubilado con el monumento y su hijo, Alfonso X, fue uno de los primeros protectores de la Mezquita haciendo que cristianos, musulmanes y judíos participaran en su mantenimiento"

Es un viaje por la historia en el que Ella ha sido la que ha servido, la que ha dado identidad, la que nos ha ofrecido los mejores estilos artísticos, una memoria impresionante que nos ha hecho pueblo, porque es un crisol de mezclas de interculturalidad y religiosidad que podemos contemplar en ese gran monumento declarado Patrimonio de la Humanidad en 1984, y ellos, que son los que se han ido sirviendo del monumento, unos mejores que otros; unos mimándola, cuidándola, manteniéndola, y otros sirviéndose de Ella e incluso pretendiendo que perdiera su gran memoria andalusí, que es lo que caracteriza a nuestro primer templo.

¿Por qué cree que Fernando III optó por incrustar en su interior una catedral en lugar de lo que se solía hacer por entonces: Derribar y construir encima? Es francamente curioso.

Ahí hay varios factores, como todo en la vida, que determinan que hoy podamos disfrutar de nuestra Mezquita. Los reyes cuando descubren esta mezquita observan que no es una mezquita cualquiera. Es la mezquita mayor de toda al-Ándalus; la joya de la corona a nivel monumental. Se puede decir que se quedan verdaderamente obnubilados, se enamoran, del monumento. Hasta tal punto que el hijo de Fernando III, el mismo Alfonso X El Sabio, es uno de los primeros protectores de la Mezquita y manda incluso, como normativa ya como rey a finales del XIII, que los cristianos tienen que pagar algunas cuotas durante el año para el mantenimiento de la Mezquita, con dinero de los cristianos de las parroquias de la ciudad. A los musulmanes que viven en Córdoba tienen que mantener la Mezquita durante algunos días trabajando en ella sin cobrar, e incluso los judías de la ciudad tuvieron que participar económicamente por mandato.

Miguel Santiago Losada posa para Córdoba Hoy
Miguel Santiago Losada posa para Córdoba Hoy JM AYALA

Con ello quiero destacar la sensibilidad que tuvo. Precisamente, es la misma sensibilidad que han mostrado siempre posteriormente, desde finales del Siglo XIV todos los monarcas de la dinastía de los Trastámara, desde el primero de ellos, Enrique II, hasta la propia Isabel I de Castilla. Pues bien, todos los reyes castellanos hasta finales del siglo XV han tenido mucha sensibilidad en el mantenimiento de la Mezquita.

"Fue el pueblo de Córdoba, encabezado por su alcalde, Luis de la Cerda, la que reclamó que no se toara la Mezquita cuando se plantearon las grandes construcciones en su interior"

Algo fundamental es el propio pueblo de Córdoba, que ha querido siempre a su monumento y que con tanto celo han intentado siempre que no se lo tocaran. Cuando a final del Siglo XV y principios del XVI comenzaron a hacerse las grandes construcciones dentro de la Mezquita, que tiene dos catedrales a falta de una: La que se construye al final del XV, que es la actual Capilla de Villaviciosa, y la nueva Catedral en el mismo corazón de la Mezquita, el pueblo de Córdoba, encabezado por su alcalde, Luis de la Cerda, pidió que no se tocara la Mezquita en ningún momento.

Tan es así, que el obispo que mandó construir a principios del XVI la actual Catedral de gran crucero, tiene que pedir que intervenga el emperador Carlos V para que le permita construirla en el centro del monumento, porque el pueblo se levantó en contra de esa idea.

La idea final era que la Mezquita no se toca, tanto por los propios reyes como por el pueblo, y eso es realmente importante.

Pero ¿por qué? ¿Acaso hubo algún momento en que se pensó derribar la Mezquita para levantar la Catedral?

Sí. A finales del Siglo XV se da una auténtica fiebre iniciada en el Vaticano de Roma para levantar las grandes catedrales a lo largo y ancho de la cristiandad, algo que venía desarrollándose en la Edad Media con las catedrales góticas, pero que se incrementó entre el XV y el XVI.

Los obispos de Córdoba cuando comprueban que se empieza a construir la inmensa Catedral de Sevilla, que se levanta sobre una mezquita derribada para ese trabajo, la gran Catedral de Granada sobre la antigua Mezquita Aljama, que la derriban y destruyen, como se fueron levantando el resto de catedrales encima de lo que fueron las mezquitas de las diferentes ciudades, dijeron ¿y aquí como que no? Pero la presión del pueblo, al menos lo que consigue es que se mantuviese casi todo el edificio y sólo se edificase la parte que transformaron en zona de iglesia cristiana. Fue la nueva fábrica que ocupa unos 3.500 de los cerca de 25.000 metros cuadrados del monumento justo en el centro.

Miguel Santiago Losada posa para Córdoba Hoy
Miguel Santiago Losada posa para Córdoba Hoy JM AYALA

Si no se hubiera producido esa presión, posiblemente, aunque tampoco tengo la certeza, hubieras echado por los suelos la Mezquita de Córdoba. Porque es lo que ocurrió en todas las ciudades del mapa andalusí, donde no quedó ni una en pie.

Pero cuando se levantó la Catedral, ¿cree usted que eran conscientes de que estaba generando algo tan especial y único como es la actual Mezquita-Catedral? Una mezcla que a algunos les repugna y a otros muchos nos encanta.

Sin duda. Hay un detalle muy importante que lo indica. Cuando se plantea la construcción de la Catedral por Alonso Manrique en 1523, y que a los pocos meses llegaría a ser nombrado arzobispo de Sevilla, la construcción como tal la va a llevar un arquitecto, Hernán Ruiz, que será el primero de una dinastía de arquitectos. Y siempre es algo que les digo a quienes acompaño a conocer la Mezquita: Hernán Ruiz I, más que la obra en sí que se puede ver y que finalizaron sus descendientes, lo más importante de este hombre fue su genialidad a la hora de encajar dos estilos tan tremendamente distintos: El andalusí y el cristiano.

"Hernán Ruiz I logra unir con extremada permeabilidad dos estilos completamente diferentes por la presión del pueblo y del consejo municipal que no le dejarían construir la Catedral de cualquier manera"

Lo hace y lo consigue con extremada permeabilidad. Cualquiera sin darse cuenta va entrando en la Catedral y lo mismo ocurre cuando sale hacia las naves de la Mezquita. No hay una ruptura brusca en ningún momento; no existen muros que limiten drásticamente una parte de la otra. Me da la impresión que Hernán Ruiz I experimentó esa presión del pueblo y del consejo municipal, de modo que sabía que no le iban a dejar construir de cualquier manera, ni de espaldas a la Mezquita del pueblo. Sabía que si alzaba ese gran monumento en el corazón del otro tenía que ser mirando siempre a la Mezquita y teniéndola siempre presente.

De ese modo íntegró esos dos estilos diferentes, que ha servido a lo largo de la historia como ejemplo de interculturalidad, de interreligiosidad que está ahí. La misma Unesco, cuando declara Patrimonio de la Humanidad a la Mezquita de Córdoba, que ya por méritos propios lo tenía nada más que por su belleza arquitectónica, por su historia por su arte, considera esa interculturalidad y lo que supone para la humanidad ese mestizaje, que es un claro ejemplo para un mundo tan excluyente en las mentalidades políticas y religiosas. La Mezquita es todo lo contrario, y es un faro que indica que es posible ese mestizaje y que la mezcla es posible, porque lo más bonito en este mundo es que se mezcle la gente y se mezclen las culturas y las religiones, en lugar de enfrentarse, dialoguen y vayan de la mano para construir un mundo mejor.

Miguel Santiago Losada posa para Córdoba Hoy
Miguel Santiago Losada posa para Córdoba Hoy JM AYALA

Cuando usted alude al pueblo de Córdoba en defensa de su monumento incluye también a los dirigentes, que entonces eran los nobles, ¿no?

Tanto es así que las grandes casas nobles de Córdoba van a ir convirtiendo todo el perímetro de la Mezquita en su cementerio. La Mezquita cuenta alrededor de 50 capillas permitidas para sus propios enterramientos Eso indica que los nobles también hacen uso de Ella. Todo el mundo hace uso de la Mezquita y eso aparece en el libro. La monarquía igual: Hay monarcas que se casan en la Mezquita, que se entierran allí, que celebran cortes de Castilla en su interior.

Es, por tanto, un espacio que se utiliza a nivel político, social y religioso por los nobles, por los reyes, por el pueblo. Es algo increíble. Por eso, pretender adueñarse de la Mezquita es una de las grandes equivocaciones que podemos cometer. Es tan de dominio público en la historia, tan de todos y de todas, que es un monumento universal.

Ahí quería yo llegar. Una vez tuve una discusión con un político que consideraba que todo lo que no era privado era de carácter público, pero yo pensaba que algo como la Mezquita-Catedral, tan universal, tan patrimonio de la humanidad, debía trascender esa simple dualidad de público/privado. ¿No debería haber una especie de ente que se encargara de lo que es considerado Patrimonio de la humanidad? Soy consciente de que es una cuestión un tanto complicada.

Si uno bucea en la historia, en los documentos, los obispos en realidad nunca se han sentido dueños de la Mezquita en el sentido de usuario. Ése es un dato muy importante. Los que se han sentido dueños de la Mezquita son, concretamente, sobre todo los últimos obispos de finales del Siglo XX hasta la actualidad, ya en pleno XXI.

"El dictador Francisco Franco se mostró dispuesto a desmantelar la Catedral y sacarla fuera de la Mezquita para atraer las simpatías del mundo musulmán y sus petrodólares"

En realidad, no hay ningún papel que indique quién es el dueño de la Mezquita. Igual que no hay papel que indique de quiénes son las costas y los ríos ni de quién son las calles y plazas del mundo. Todo eso, a lo largo de la historia, ha sido sencillamente del pueblo. Esa figura se llama dominio público. El dominio público trasciende, incluso, a lo que son los gobiernos y trasciende al poder civil y a los bienes públicos. Va mucho más allá. ¿Por qué? Porque el dominio público quiere decir que es algo que siempre ha estado ahí, que ha pertenecido a todos y a nadie y, por consiguiente, es una figura que trasciende a todo lo demás. Trasciende a lo público y, evidentemente, a lo privado.

Por eso nosotros al Gobierno una de las figuras que estamos reivindicando es que monumentos de la categoría de la Mezquita de Córdoba, declarada Patrimonio de la Humanidad, se apruebe por el Congreso de los Diputados esa Ley de domino Público en el que estén los monumentos como la propia Mezquita, precisamente para que quede claro su figura y elimine cualquier tipo de duda de que pertenece a la ciudadanía en general.

Miguel Santiago Losada posa para Córdoba Hoy
Miguel Santiago Losada posa para Córdoba Hoy JM AYALA

Y eso no quiere decir en absoluto que los que están utilizando la Mezquita dejen de hacerlo. Eso no quiere decir que la Mezquita deje de tener su Catedral en el centro. Aquí no estamos excluyendo a nadie. Hacemos lo contrario: Generar una perspectiva inclusiva de la historia en la que ninguna institución privada, ni siquiera pública, pueda determinar en solitario la historia de nuestro monumento.

La inmatriculaciones eliminan esa posibilidad.

La Mezquita, en concreto fue inmatriculada en 2006 por el cambio de un artículo de una Ley que se llevó a cabo en el Gobierno de José María Aznar que permite inmatricular bienes de culto. Con ese permiso, la Iglesia inmatricula la Mezquita. Una ley absolutamente inconstitucional, porque se desarrolla después de la Constitución española que establece que ninguna religión puede ser excepcional con respecto a las demás ni puede tener unos privilegios como de alguna manera las inmatriculaciones le concedían a la Iglesia Católica.

De hecho, el Tribunal de La Haya consigue que se derogue ese artículo que posibilitaba la inmatriculación por parte De la Iglesia de los bienes de culto En el año 2015 se deroga esa ley por ser inconstitucional. Eso demuestra lo que venimos hablando.

"La trampa fue que en 2015 no se permitió el efecto retroactivo de retirar inmatriculaciones a todos los bienes ya inmatriculados, y por eso tenemos ese conflicto abierto"

Pero en 2015 hubo una trampa muy grande y es que no se permitió el efecto retroactivo de retirar inmatriculaciones a todos los bienes ya inmatriculados. Por eso tenemos ese conflicto abierto.

¿Personalmente no le llama la atención que haya que llegar a un tribunal, que no dejan de estar llevados por personas, para que decidan, por el hecho de que haya o no un templo previo a una Mezquita, si un monumento como ése pertenece a determinada fe en forma de Iglesia? ¿Hasta qué punto un juez, que no es otra cosa que un simple ser humano, tiene poder para llegar a esas decisiones?

Ése es el problema. Esta cuestión tan importante y con tanto peso específico no se puede dejar en manos del poder judicial. Ese tema corresponde decidirlo al poder legislativo, a través de las leyes, igual que se hizo en Francia o Portugal. En Francia, en 1905 en el que los monumentos nacionales pasaron al Estado. La Catedral de Notre-Dame no pertenece al Arzobispado de París, pertenece al Estado francés. La Catedral de Lisboa no pertenece al arzobispo cardenal de la capital lusa, sino que pertenece al Estado portugués.

En España en la Segunda República, en 1933 o 34, se estableció una Ley de Patrimonio que también iba por esa línea: Que todos los bienes patrimoniales del Estado pertenecían al Estado, aunque, por supuesto, permitiendo el uso de lo que es templo para el culto, no como dueños sino como usuarios litúrgicos del monumento. Es algo que venimos reivindicando en este sentido.

Miguel Santiago Losada posa para Córdoba Hoy
Miguel Santiago Losada posa para Córdoba Hoy JM AYALA

Al hacerse dueños, empiezan a hacer mal uso de los monumentos. Por ejemplo, lo que no se puede hacer de la Mezquita es un templo exclusivamente religioso cuando tiene una dimensión cultural mucho mayor. La Mezquita va muchísimo más allá de ser Catedral, por tanto el monumento tiene que estar no sólo como bien de dominio público, sino que implica que la Mezquita tenga una gestión compartida entre las administraciones públicas y el Cabildo-Catedral como usuario litúrgico, en la que los dos bloques de institución pública y privada lleven la gestión. El Cabildo, consecuentemente, ha de llevar la gestión litúrgica, pero quienes tienen que gestionar la cultura, el turismo, el mantenimiento del monumento son las administraciones públicas. Eso implica el Ayuntamiento de Córdoba, la Junta de Andalucía, el Gobierno central, la Universidad, los colectivos ciudadanos que están implicados de verdad.

"Los actuales obispos están haciendo lo contrario que los obispos ilustrados del Siglo XVIII y XIX, que fueron recuperando el origen andalusí de la Mezquita"

De ahí saldría una gestión enmarcado en un plan director que evitaría los abusos de los que actualmente la mezquita está siendo objeto, porque el Cabildo y el Obispado se creen dueños de ella y hacen un mal uso, planteando un exceso de actividades religiosas, la retirada de celosías, una vigilancia en el interior excesiva con determinadas personas dentro del templo, la cristianización de cualquier rincón del templo, la ubicación de imágenes en el muro de la Quibla donde se sitúa el Mihrab de la Mezquita... Están haciendo justamente lo contrario de lo que hicieron los obispos ilustrados en el Siglo XVIII y XIX, que fueron recuperando el origen andalusí del monumento.

Qué curioso y qué irónico.

Pues fíjate que los más curioso es que en plena democracia, en pleno Siglo XXI los actuales obispos están haciendo todo lo contrario. ¿Por qué? Porque se creen dueños. ¿Por qué? Porque quieren demostrar que por encima de todo es Catedral, mientras que la Mezquita para ellos es un paréntesis. Sí, un paréntesis ni más ni menos que de cinco siglos.

Se basan en decir que hubo una catedral antes y tiene que volver a serlo. Pues mire usted, no. Antes del siglo VIII no había ninguna catedral y cuando los cristianos llegan con Fernando III y se hacen con el poder los reyes castellanos se establece la Catedral en la Mezquita, pero no porque hubiese sido una catedral, sino porque es el templo mayor que en ese momento tiene Córdoba, al igual que ocurre en las ciudades vecinas. Del mismo modo que las mezquitas pequeñitas se van convirtiendo en las parroquias de barrios: San Lorenzo, Santiago, Santa Marina, San Miguel, San Nicolás.

Miguel Santiago Losada posa para Córdoba Hoy
Miguel Santiago Losada posa para Córdoba Hoy JM AYALA

Es el proceso que había y hay que vivirlo con entera naturalidad, dentro de una historia en la que no podemos poner el acento en lo exclusivo, sino en lo inclusivo. No se trata ahora de derribar la Catedral, sino de cuidar y sentir que toda nuestra historia, que todo ese respeto, que nuestra etapa andalusí fue esplendorosa, que nuestra etapa bética fue esplendorosa y que la etapa posterior a la andalusí la tenemos presente hasta la fecha con todos los aportes que han podido hacer.

Ésa es la historia verdadera, la inclusiva, y no la que enfrenta, que quiere quitar la memoria, como pretendió quitar el actual obispo de Córdoba quitándole el nombre de Mezquita en 2010 y que por la lucha ciudadana conseguimos que en 2016 se le devolviera el nombre de Mezquita y volviera a aparecer en los carteles, en los paneles y trípticos, en la propaganda turística. Es muy fuerte.

No creo que a nadie se le ocurriera decir ahora que hay que quitar la Catedral. Ese monumento es singular, en mi opinión, por tener fusionado ambos elementos.

Claro. Pero no sé si tú sabrás que en 1973 surge un conflicto, que en la historia local se le llama la 'Polémica de Córdoba', que consistía en que el dictador Francisco Franco, que buscaba ganarse la simpatía del mundo árabe, por los petrodólares, que están por encima de cualquier cosa, estaba dispuesto a que se desmontase la Catedral y la sacaran fuera de la Mezquita.

Hay un libro que trata de todo esto bastante amplio y que dice que cuando el Icomos llega en el 73 a la ciudad se celebran unas reuniones llamadas la Resolución de Córdoba y en ella se indica que hay que respetar la historia que hemos recibido y lo que no podemos ahora es romperla y hacerla a nuestro gusto. Resulta que la Mezquita tiene en su interior la Catedral y no valía desmontarla sólo por el hecho de querer devolver la Mezquita a su originalidad. Eso sería situarse en contra de la historia.

Del mismo modo que el Icomos dijo en 1973 que la Catedral no molestaba a la Mezquita, ahora con lo que está pasando tenemos que decir alto y claro que, por favor, la Mezquita no puede molestar a la Catedral.

"Los Congresos Islamo-Cristianos del obispo José María Cirarda Lachiondo en 1974 y 1977 son la inclusión, el encuentro, el diálogo, lo que mundo necesita"

Antes ha aludido a un exceso de vigilancia dentro del monumento. ¿A qué se estaba refiriendo?

A los obispos se le ponen los pelos como escarpias cada vez que un musulmán pretende orar ante el Mihrab como si eso fuese anatema o el pecado mayor del mundo. Si un musulmán llega a la Mezquita hasta el Mihrab y hace un gesto de oración suyo, inmediatamente lo amonestan, lo levantan y en algunos casos hasta de muy malas maneras. Ha ocurrido en más de una ocasión.

Es no se puede permitir en un espacio religioso, donde la paz, la fraternidad, términos muy utilizados en los púlpitos, deberían ser reales. Las tres religiones monoteístas pertenecemos a la misma raíz abrahámica, por lo que somos hermanos, y los tratamos de esa manera. No.

Miguel Santiago Losada posa para Córdoba Hoy
Miguel Santiago Losada posa para Córdoba Hoy JM AYALA

Fíjate que en el último cuarto del Siglo XX hubo un obispo en Córdoba, un gran obispo, José María Cirarda Lachiondo, que fue el único obispo español que asistió a todas las reuniones del Concilio Vaticano II, por tanto era un vaticanista convencido; un hombre que quería que la Iglesia se abriese y se actualizase en el mundo, como quería el bueno del Papa Juan XXIII. Pues bien, con las líneas que marcaba el Concilio, organizó en Córdoba en 1974 un Congreso Islamo-Cristiano, que volvió a repetir en 1977. En ambos congresos se reunieron personas de la fe musulmana y de la fe cristiana. Entre ellos imanes importantes y grandes autoridades como cardenales y obispos.

Durante esos congresos, el viernes, que es el día sagrado musulmán, el obispo permitió que orasen delante del Mihrab y los cristianos acompañaron a sus hermanos musulmanes para la oración. Cuando llegó el domingo, ocurrió lo contrario: Se celebró la misa en la Catedral, en el corazón de la Mezquita, y los hermanos musulmanes acompañaron a los cristianos en el culto.

Ésa es la inclusión, el encuentro, el diálogo, lo que mundo necesita.

Ahora, los actuales tienen dada la orden a los vigilantes de seguridad de no permitir el mínimo gesto. 

Más en Gente