JOSÉ RODRÍGUEZ PEÑA. HACEDOR DE GUITARRAS

"Te dicen que es una pena que se pierda, pero la artesanía no ha tenido ayudas para sobrevivir"

José Rodríguez posa para Córdoba Hoy
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El pasado miércoles, día 29, el fabricante de guitarras artesanales José Rodríguez Peña recibió de manos de la Junta de Andalucía la carta de maestro artesano, que constituye el máximo reconocimiento en su profesión que otorga la Junta de Andalucía y que acredita que la persona titular tiene los conocimientos y las prácticas adecuadas en el oficio artesanal. Y como él mismo dice, "ya tocaba".

Es de los pocos artesanos de guitarras que quedan en Córdoba y en su caso su sabiduría se va a morir con él, porque no cree que nadie deba sacrificar su vida por el oficio bna habrá relevo generacional.

Es natural de Andújar. Va y viene a diario, desde hace ya 19 años, en su coche a trabajar a su taller de la calle San Pablo. Y si de algo está orgulloso (con motivo y razón) es que en el mundo de la guitarra, los que saben de esto, le ubican perfectamente y dicen que sus guitarras son de Córdoba. Para él era una necesidad montar su lugar de trabajo en la capital califal, porque prácticamente ha dado a entender que Córdoba es a la guitarra lo que Cremona a los violines, donde Stradivari elaboró los suyos.

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¿Cómo se siente?

Me siento contento y a gusto. Bueno, después de 53 años que llevo, a lo mejor tocaba (se ríe).

¿Qué supone ese papel que le han dado?

Eso es un reconocimiento al trabajo, digo yo, que llevo haciendo toda mi vida. Lo entiendo como eso.

¿Se lo han entregado a más gente?

Sí, creo que han dicho que ocho o 10 personas lo tienen aquí en Córdoba.

¿Y usted es el primer luthier de Córdoba a quien le han entregado la carta?

Yo creo que sí, por Manuel Reyes, que ya falleció, que yo recuerde no se lo dieron. Cosa que no entiendo, porque, si nos ponemos así, él se lo merecía quizá más que yo. Miguelito Rodríguez, que murió hace muchos años también, y su hijo Miguel, que yo recuerde tampoco lo tienen. Tampoco sé si en el resto de Andalucía hay otros que la tengan.

¿Cuántos luthier quedan en Córdoba?

Luthier, luthier, como tal...

¿Usted se considera luthier?

Bueno, yo me considero un guitarrero. El tema está en que hoy hay muchísima gente que a través de Internet compran los kits que ya vienen medio hechos, ven videos y acaban diciendo que van a hacer guitarras. De esos hay muchos. No sólo en Córdoba, sino incluso en los pueblos. Pero profesionales haciendo guitarras está el hijo de Manuel, Manuel Reyes, que sigue el muchacho haciendo guitarras, y yo. Porque estaba Montero, que el hombre falleció el año pasado, creo que a final del año. Por tanto, profesionales de esto, el hijo de Manuel y yo.

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¿En la provincia tampoco?

Tampoco. Ya digo que gente intentando hacer guitarras puede haber en la provincia de Córdoba 200, pero profesional, profesional, lo que se puede llamar un profesional, el hijo de Manuel y yo.

¿Cuándo comenzó?

No tenía 13 años. 

¿Quién le enseñó?

Un vecino mío, que hacía guitarras. El hombre llevaba toda la vida haciendo guitarras con sus hijos y yo iba por allí y me decía: "Vente y me ayudas a poner cuerdas". Me dije: "Esto es lo que a mí me gusta". Y ya me quedé allí 11 años y luego ya me pude por mi cuenta y hasta ahora.

Por lo que se intuye de sus palabras, usted ya le venía rondando al vecino de tiempo atrás.

Bueno, sí. Es que yo vivía en el campo. Cuando digo un vecino, me refiero a alguien que vivía a 2 kilómetros de mi casa. Aquello era un terreno que era de mi abuela, se vendió y él compró una parcela, se hizo una casa allí y se fue a hacer guitarras allí con sus hijos y su mujer. No eran guitarras tan profesionales como las que yo hago. Eran guitarras más de estudio, para aprender, pero lo que es el mueble y demás es igual, sin tener la perfección de éstas (señala una que está elaborando en ese momento). En mi casa mi padre tocaba el laúd y la bandurria y siempre teníamos instrumentos de cuerda, y cuando los vecinos se mudaron, yo me pasaba por su casa con sus hijos, que eran un poco mayores que yo, y venía lo que hacía y en las vacaciones escolares me decía: "Vente si quieres y me ayudas a poner cuerdas", y al cabo del tiempo ya me enganchó.

¿Cómo se llamaba el vecino?

Ya murió. Le decían Cayuela.

Ha comentado que vivía en el campo. ¿Dónde estaban?

Yo es que soy de Andújar.

¿De Jaén? (Me sorprendo, porque hasta entonces creí que hablaba con un cordobés).

De Andújar, sí. Y vivía en Las Vilñas que le llaman, que está a 15 kilómetros de Andújar subiendo para el Santuario de la Virgen de la Cabeza, en plena Sierra Morena.

supongo que rodeado de mogollón de olivos, ¿no?

No. Olivos allí no hay ni uno. Allí es todo Sierra. Nací y me crié allí. Iba a un colegio que había rural. Pero en aquella época apenas aprendías nada más allá de sumar, restar, multiplicar y dividir y escribir algo. A los 12 años, cuando me dijo el maestro "si quieres, te quedas", yo ya sabia que en el colegio no iba a hacer nada más, y lo de hacer guitarras me gustaba, asnillo que me quedé con el vecino.

José Rodríguez posa para Córdoba Hoy
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Aparte de poner cuerdas, enseñaría más a fondo el oficio.

¡Hombre, claro! Cuando yo digo que me quedé por entonces no se trabajan como hoy. Yo entraba a las ocho de la mañana hasta las nueve de la noche, salvo la hora que tardaba en ir a casa, comer y regresar. El sábado era entero y el domingo se trabajaba hasta el mediodía. Luego, cuando ya seguí con mi taller he seguido hasta los 50 años, que ya frené un poco, continué con ese horario y trabajando sábados siempre, sin coger vacaciones.

¿Y cómo acabo aquí en Córdoba?

Cuando comencé con ese hombre nosotros le traíamos guitarras a Miguelito Rodríguez y Manuel Reyes. Ellos hacían las suyas, por supuestos, pero a Manuel le traíamos ciprés y a Miguelito, guitarras de estudio para aprender. Los dos hacían guitarras profesionales, pero compraban y tenían guitarras más corrientes para que la gente aprendiera. Y de ese tipo de guitarras le vendíamos nosotros.

Entonces, a partir e ahí conocí a Miguelito, a Manuel Reyes, y cuando ya me puse por mi cuenta hay que tener en cuenta que desde siempre Córdoba para mí es una de las ciudades fundamentales en el mundo de la guitarra, aunque la gente no lo crea. Hemos tenido aquí a Miguel Rodríguez, que ha sido un genio en esto de la guitarra. Está reconocido en todo el mundo, y Manuel Reyes, exactamente igual. Yo he tenido la suerte de conocerlos, de tener su amistad, de que yo les traía mi guitarra y me corregían cosas para que fuese avanzando. Por eso mi idea siempre fue montar taller en Córdoba.

Económicamente no podía. Estaba siempre dándole vueltas y es como si yo hiciera violines y lo normal es que me hubiera gustado estar en Cremona, donde estuvo Stradivari haciéndolos. Pues para mí tener un taller en Córdoba, en el sitio que yo considero que es el más importantes del mundo en este mundo de la guitarra era fundamental.

Hace ya unos 18 o 19 años di el salto.

Hasta entonces usted tenía el taller en Andújar.

Sí. Un taller mío propio. En el taller de allí comencé a los 21, cuando dejé de estar con Cayuela, hasta los cuarenta y tanto que me vine a Córdoba.

¿Aquí? ¿A este taller de San Pablo?

Aquí. A este sitio. éste es el taller original. Yo tenía a mis dos hijas, la mediana y la pequeña, estudiando en Sevilla y nosotros íbamos a llevarles cosas a su piso alquilado y cuando regresábamos por la noche y llegábamos a la cuesta desde la que se todo Córdoba y sus luces siempre le decía a mi mujer: "Aquí nos tenemos que venir algún día a poner el taller". Y ella decía "a ver si algún día". Cuando mis hijas terminaron sus carreras y ya estaba yo un poquito más sueltecito estuvimos mirando por Córdoba y vimos el local éste. Empezamos, empezamos y cuando menos quisimos acordar ya estábamos con el taller montado aquí (los recuerdos le dibujan una sonrisa de oreja a oreja). Y contentísimo.

Evidentemente, ya ha dicho que desde el primer momento ya estaba usted en contacto con los demás maestros.

Sí. Con los artesanos y con la gente del mundo de la guitarra. Los guitarristas.

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¿Usted toca la guitarra?

Yo tocaba la guitarra.

¿Tocaba? ¿Eso qué significa?

Cualquiera que toque la guitarra sabe lo que significa. Sabe que la guitarra es un instrumento muy bonito y demás, pero es muy desagradecido. Si dejas de tocar la guitarra cuesta coger el ritmo otra vez. No es que aprendas y ya está.

¿No es como la bicicleta entonces?

No. No. Tú aprendes aquí a tocar la guitarra y sainetista todos los días echas un rato estás activo y funcionas, pero si dejas una semana sin tocar, dejas otra semana igual, ya cada vez que vas a hacer algo te cuesta más trabajo. Y quieres, pero las manos no te acompañan. Y llega un momento en el que sí, vale, yo me pongo a tocar y algo sale, pero lo que tocas lo haces muy mal, porque te falta coordinación, fallas mucho.

De acuerdo, pero cuando hacia sus pinitos antes, ¿se le daba bien?

(Pone ese gesto de 'no lo hacía mal') Sí, sí. Cuando empecé en este mundo el hijo de mi maestro tocaba muy bien y me daba clases todos los días, ensayaba y entonces estaba puesto. 

¿Por que lo dejó?

Lo dejas porque el trabajo, aunque parezca mentira, yo estoy todo el día entre guitarras. Pero no la estoy haciendo sonar. Cuando le pongo las cuerdas, las afino. Recuerdo que antes siempre hacía una falsetilla, y ahora ya acabas y no haces ni fálselas, sólo compruebas que todo va bien por todo lados y llega un punto en que ya no quieres ni hacer falsetas, porque (bufa) no tienes tiempo de ensayar y para eso, que hay que estar todos los días tocando algo, no tengo tiempo. Muchas veces me llega gente y me pide que toque algo y les respondo que "de tocar, nada". Hago guitarras y punto.

Si yo ahora me pusiera a echar horas para tocar no vuelves a recuperar como cuando tenías 20 años, pero algo recuperaría.

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¿El trabajo suyo merece la pena? Está claro que da para comer, porque en caso contrario lo hubiera dejado. Pero eso, ¿merece la pena?

Como trabajo bonito y si te gustan estas cosa, es precioso. Económicamente, no. Absolutamente nada. Yo llevo toda la vida en esto y digamos que soy un privilegiado porque le he hecho guitarras a todo el mundo y me conoce todo el mundo de la guitarra. Profesionales, aficionados y todo. Y, sin embargo, como suelo decir, lo comido por lo servido. La gente me pregunta muchas veces si tengo herederos y les respondo siempre lo mismo, que tengo tres hijas, que podrían haber hecho guitarras, pro ellas saben lo que esto conlleva, han estudiado sus carreras, tienen sus trabajos y están muy bien.

¿Mis nietos? Mi idea es que cada uno de ellos, cuando tengan 10 años, se haga su propia guitarra. Ésa de ahí (señala a una colgada a su lado) es de Hugo, que tiene 15 años y ya la tiene medio terminada. Su hermana Martina, que tiene 11 años, ya la tiene hecha a falta de un rematillo, y los otros que tienen seis y cinco añillos, y mi niña, que tiene ahora 19 meses, a ver si Dios me da salud y también se hacen las suyas en el taller.

Pero seguir la tradición va a ser muy complicado.

Me esta diciendo que va morir la tradición con usted.

Yo creo que sí. En mi caso, sí. Posiblemente sí.

Es decir que todos esos conocimientos suyos se van a perder.

Posiblemente, sí. Claro. Por un lado piensas y te dices "es una pena", pero por otro lado yo hago esto como un sacrificio al final. Ha sido un sacrificio para la familia. Económicamente ha sido un auténtico desastre. Eso no lo puedo querer para mis nietos ni para mis hijas. Siempre les he dicho a mis hijas, y a mis nietos se lo digo ahora, que estudien. Si luego alguno quiere hacer guitarras el taller esta aquí y mientras este yo les enseño lo que pueda ir enseñando y sin problemas. Pero para eso tiene que pasar que alguno tenga una pasión por esto, porque sabrían que iban a sacrificar por esto.

También te digo que siendo una pasión, la final no pesa como un sacrificio, porque para mí yo estoy haciendo guitarras, te has tirado toda la vida pagando, cotizando toda la vida, y ahora he cumplido 65 años y mi idea era seguir, pero voy a la jubilación y es que no tengo más remedio que seguir. Después de cotizar toda la vida te queda 700 y pico euros y con eso no se puede vivir.

Yo seguiré encantando hasta que Dios me dé salud. Por otro lado ocurre que si mañana te pasa algo y ya no puedo hacer guitarras, me he pasado toda la vida haciéndolas día y noche y no tengo siquiera un colchón para decir que puedo tirar para adelante. No tengo patrimonio, salvo un piso de 50 metros cuadrados y una cochera y para de contar.

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¿El taller no es suyo?

En absoluto. Es alquilado. Por eso digo que económicamente no da, siendo una persona que lo que saca lo tiene ya vendido, pero con todo y con eso no llego.

Eso es. Usted trabaja a encargo, ¿no? No es que vaya haciendo y las va vendiendo luego.

No. Normalmente es todo encargo.

Lo que significa que hace guitarras 'a medida'.

Claro. El tema esta en que tú haces un instrumento que es una pieza exclusiva para una persona concreta. Pero de ese instrumento el 21% directamente se lo cobras al cliente y se lo das a Hacienda. Luego está el IRPF, los materiales... Y eso que yo a lo largo de mi vida he dio comprando, aunque últimamente ya no adquiero materiales porque ya tengo. Gracias a eso medio se va tirando.

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Muchas veces oyes eso e que es una pena que la artesanía se pierda. Y es verdad. Pero el problema está en que la artesanía no tiene absolutamente ningún tipo de ayuda para sobrevivir. Por lo menos, es mi caso, que llevo toda mi vida en esto y no es una cuestión de izquierdas, centros o derechas. No. Yo comencé con Franco y luego la Democracia... Llevo toda mi vida y siempre ha sido exactamente igual. Ayudas, cero.

Es verdad que me han dado una ayuda para la página web y todo se invirtió ahi y además tuve que poner casi 2.000 euros de mi parte del IVA y otras cuestiones. Claro, te preguntas qué clase de ayuda es ésta. ¡Es increíble!

Lo que ocurre es que artistas hay cada vez más. Pero si cada vez hay menos artesanos de la guitarra, ¿de dónde van a sacar esos artistas los instrumentos?

Bueno, que sepas que los artistas con las crisis lo han pasado fatal. Y hay gente, mucha, que al final actúa y no van siquiera con guitarra profesional y van con guitarra de fábrica, por llamarlas de alguna manera. Son un poco superiores, pero no pueden económicamente aspirar a una profesional y van con lo que alcanzan.

Luego hay muchísima gente que ni están dados de alta, que entran en el negocio de hacer guitarras a base de ver videos. Y eso no es hacer guitarras ni es nada. Eso es hacerle un daño muy grande a la artesanía y a los profesionales, porque, aunque digan que hace instrumentos a mano y de forma artesanal, eso no implica en absoluto que el resultado final sea bueno. Si tú no sabes lo que estás haciendo, ya puedes poner toda la voluntad que quieras, pero al final lo que sacas no tiene buen resultado ni muchísimo menos.

José Rodríguez posa para Córdoba Hoy
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Esa gente, que no es profesional, además entre en el negocio poniendo un precio bajo Alguien entra al trapo y le compra la guitarra y al final se da cuenta que en realidad eso no vale absolutamente para nada. Pero a la gente que somos profesionales de esto, al final te están perjudicando, incluso en el nombre. Se incluyen como artesanos y no lo son, ni lo que hacen es artesanía ni es nada. Perjudican al buen nombre de la artesanía.

Hay, además, muchísimas fábricas, que hacen guitarras a mansalva con maquinaria, y se atreven a poner en la etiqueta que es una guitarra artesanal.

Pero bueno, el artista que toca conoce la diferencia por oído.

Claro. Pero luego hay mucha gente aficionada a las que engañan. Se dan cuenta después de los días, pero ya no tiene solución. El daño ya esta hecho.

Insisto en la pregunta. ¿Qué hacen los artistas de verdad si cada vez hay menos artesanos que les hagan guitarras profesionales?

No, hombre. Siempre, siempre, siempre habrá gente que sea haciendo guitarras. En mi caso, a lo mejor, se termina conmigo, pero eso no significa que incluso de entre la gente que comienza y que aúpa mismo no sacan nada en condiciones, pero lo mismo dentro de 30 años ya sí están sacándole un beneficio.

¿30 años?

Claro. Aquí, con esto, no se puede hablar de un día para otro.

¡Pues vaya ánimos!

No. Es como tocar la guitarra. El que toca sabe lo que conlleva. Si me viene cualquiera y me dijera que hay un niño que lleva un año tocando y es un genio, es una maravilla (menea la cabeza con incredulidad)... Eso no lo cree nadie. Puede tocar muy bien, puede ir para el poco tiempo que lleva aprendiendo muy avanzado, pero ser un genio, para nada. Para ser un genio hay que machacar y machacar. Eso tiene una técnica, hay que aprenderla, hay que ejercitarla. eso tiene mucho jaleo.

Y con lo mío pasa tres cuartos de lo mismo. No puedes empezar hoy y sí, cualquier carpintero se pone y te hace el mueble (toca la guitarra que está haciendo). Pero eso es una cosa y otra diferente es cuando tú echas mano a tocar en ella de comodidad, de sonoridad, de armónicos, de afinación y demás, eso es otro mundo.

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Usted no hace una guitarra igual a otra, ¿verdad?.

Hombre. Todas las guitarras son distintas. Depende de la persona a quien se la haces. Pero la líneas en sonido y demás es muy parecida. Cuando llevaba 20 años haciendo guitarras y te creías que sabías, y en realidad no sabías nada, y entonces una te salía de sonido que te gusta y la otra te parece más pobre. Eso hoy en día ya lo tienes muy corregido.

¿De qué depende?

Eso va en las maderas, los gruesos de las maderas, las barras armónicas, la posición en la que van los distintos gruesos... Eso tiene una historia de aprendizaje muy larga y, sobre todo, muy táctil. Todo eso se aprende a base de trabajar mucho y querer aprender. Hay gente que se tira toda la vida haciendo lo mismo y no aprende el oficio nunca. Lo peor que puede haber es que tú hagas algo y te creas que ya sabes hacerlo y no tengas nada más que aprender. Acabas siendo un tonto. Se aprende a diario.

¿Cuánto tarda en hacer una guitarra?

Una guitarra tiene fácilmente un mes largo. Pero no se hace una guitarra sola. Normalmente se llevan dos o tres a la vez. Ahora, por ejemplo, yo estoy con ésta (la vuelve a señalar), le pego el fondo y puedes seguir con la otra, preparándole el fondo mientras la cola se seca. Pero cuando uno hace las cuentas vienen saliendo al mes y pico eso: Una guitarra.

¿Eso significa que con las tres con las que está tardará unos cuatro meses, aproximadamente?

(Tarda en contestar) No. Es que cuando yo empiezo la guitarra hay muchas cosas que ya tengo avanzadas. Ahí tienes unos cuantos mástiles (los señala). Voy a sacar a lo mejor unos cuantos, están terminados y los tengo con la forma dada. Faltaría hacerles las cabezas, el puente y todo eso. ¿Las tapas? Pues ya las he aserrado, les he pegado el centro, las he sacado de grueso. Falta ponerles un mosaico. Pero todo ese trabajo lo tengo ya avanzado.

Así que cuando me pongo a montar la guitarra directamente para terminarla, hay trabajo bastante avanzado de antemano.

Creo que es el momento de presumir un poco. ¿A quién le ha hecho guitarras?

(Se ríe). Aquí a la gente de Córdoba se la he hecho prácticamente a todos. Y si no a todos, a la mayoría. Le he hecho guitarras a José Tomás, a Isaac Muñoz, a Paco Serrano, a Patrocinio, a Jesús Majuelos, a Antonio Contíñez... ¡Yo qué sé!

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¿Una a cada uno o hay gente que ha repetido?

Hay gente a los que les he hecho una. Creo recordar que a la gente que más les he hecho de mis clientes han sido cuatro o cinco guitarras. No es que sea muy normal, pero hay gente que es muy, muy aficionada y se compran varias.

¿Quién, por ejemplo?

Vamos a ver. Hay un suizo que le hice cuatro.

(Vuelve a sorprenderme)

Y luego cuando se cumplieron 50 años que yo llevaba haciendo guitarras decidí hacer dos guitarras especiales: Una clásica y otra flamenca, con todo muy seleccionado, de madera y todo, porque pensé que la mejor manea de celebrarlo era con un sorteo entre la gente que tienen guitarras mías. Hice el sorteo en Navidad, con la Lotería. Y para que nadie pueda decir que había manipulado el sorteo en todas mis guitarras hay un número y van con la fecha. (Saca un fichero de un cajón) Mira, van todas inscritas, con foto y con todos los detalles. Todo registrado. En todo momento, gracias a eso, sé quién tiene cada guitarra, a quien se la he hecho y demás. 

El caso es que decidió regalarlas a quien tuviera los tres últimos números del sorteo de Navidad. Pues al final le tocó al cliente suizo. Salió premiada la segunda guitarra que yo le había hecho. Todo el mundo estaba deseando a ver a quién le tocaba. El suizo se llevó un sorpresón.

José Rodríguez posa para Córdoba Hoy
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¿Y la otra guitarra?

Me la quedé yo. Por eso digo que el suizo es uno de los que más guitarras tiene mías. Paco González, de Villa del Río, también me compró cuatro, creo recordar. O cinco, incluso.

¿Ese suizo es un guitarrista famoso?

No. Es un aficionado. Muy bueno. Es bogado y no se dedica al mundo de la guitarra, pero toca. Al ser tan aficionado, ha decidido tener instrumentos de calidad.

¿Cómo dio con usted ese hombre?

La primera se la hice hace unos 15 años, por lo menos. Su mujer es de Barcelona y allí él había visto una guitarra mía, vino a Córdoba a verme y se encargó la primera. Se la hice. Luego se encargó la segunda, que fue con la que le tocó el premio, y cuando se la llevó me dijo: "Ya no te encargo más guitarras, porque mi mujer me echa de casa" (se ríe). Pero es que a la semana siguiente me llamó para decirme que le tenía que hacer otra más. Le recordé las palabras suyas sobre su mujer y me responde: "Pues mi mujer ha sido la que me ha dicho que llamara a José y encárgale otra guitarra".

¿Por qué cambió de idea?

Pues porque tienen tres niñas y tenían solo dos guitarras. Lo que pretendían era que hubiera una para cada una por si algún día les pasaba algo, que no hubiera problemas en el reparto.

José Rodríguez posa para Córdoba Hoy
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Eso es mentalidad suiza. Sé que a Vicente Amigo también le ha trabajado.

A Vicente Amigo también. Alejandro Sanz, Paco de Lucía...

¿También?

Sí. Paco era muy amigo mío. Bueno, y toda la familia. Su hermano Pepe es mi compadre. Yo soy el padrino de su hijo. Somos como familia. Y a Paco le he hecho también. A Juan Luis Guerra... A un montón de gente.

Si no es mucha indiscreción, ¿Cuánto vale una guitarra suya?

(Frunce el ceño y mueve la cabeza como si esperara esa pregunta). Eso ya depende de lo que pidan.

Pues dígame un precio medio.

No hay nunca un precio establecido. La guitarra depende de lo que quiera. Puede costar 6.000 euros, 5.000, 4.000, depende. Las hay de 8.000 euros.

Es de suponer que tiene que hablar con el artista para saber un poco de qué mano cojea y poder hacerle lo que pide, ¿no?

Claro.

José Rodríguez posa para Córdoba Hoy
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Dicho de otro modo, le toma las medidas hablando, básicamente.

Bueno. Nada más verlo tocar ya sabes más o menos lo que busca. A partir de ahí te piden que les hagas el tiro más largo o más corto, que si la quiere más durita o que no está muy dura y que esté más blandita.

¿Se refiere al tacto o al sonido?

Al tacto. Hay gente que tiene más tensión y requieren de un instrumento congas tensión. Los hay quienes tienen la pulsación más débil y no les puedes dar una guitarra muy complicada ni dura. El que toca muy poco la guitarra no se da cuenta de esas cosas. Les das una guitarra mas dura o más blanda y les da igual, no se enteran. Pero el que echa muchas horas, ése sí que lo nota de momento. Coge la guitarra y sabe si puede o no tocar con ella.

¿Hasta ese punto detalla usted una guitarra?

Sí, sí, sí. Tú se la adaptas al máximo para que esté bien con ella. Hay que tener en cuenta que el profesional que vive de esto, la guitarra para él es todo. A nosotros, entre la gente normal no nos conoce prácticamente nadie. Tú vas por ahí y preguntas si sabe quién es José Rodríguez y te dicen que no tienen ni idea. Si le dices que es uno que hace guitarras y da la casualidad de que ha pasado por San Pablo y ha visto el taller y ya va sabiendo quién puedo ser yo, pero poco más.

Sin embargo, si te vas a cualquier parte del mundo con aficionados o tengan una peña de la guitarra o lo que sea, les hablas de Manuel Reyes, y saben perfectamente que es de Córdoba y que sus guitarras son extraordinarias. O Miguelito, o yo. Te localizan de momento. Los que están en el mundillo te conocen perfectamente, saben tu trabajo y la persona que esta tocando a diario horas y horas un instrumento necesita uno muy, muy, muy especial.

José Rodríguez posa para Córdoba Hoy
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¿Y hacen lo mismo que el suizo? ¿Vienen hasta aquí para que usted les haga ex profeso una guitarra?

Los hay que vienen a encargarla. Hay gente que incluso lo hacen a través de Internet o por email. Pero recogerlas tienen que venir a por ellas en persona. Vienen a probarlas y, además de eso, es que yo no mando guitarras al extranjero, porque la mayoría me las piden de fuera.

¿Le han rechazado alguna en su vida?

No. Hasta ahora he tenido esa suerte (se ríe).

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¿Conoce a alguien a quien le hayan rechazado un trabajo suyo? Porque sería curioso que vinieran y le dijeran al artesano, pues no la quiero.

No. Lo que sí ocurre es que cuando vienen a recogerla, se las tienes más o menos afinada al máximo, y con la puesta a punto completa y con la altura, y a veces sí hay gente que te reconoce que se encuentra un poco raro con la guitarra  y se ajusta un poco más a esa necesidad. A eso me refiero con dar más o menos altura a las cuerdas y demás, o le haces un hueso nuevo y se lo llevan. Se da la circunstancia de que al final se acaban quedando con el hueso antiguo, porque vienen de un instrumento y luego pasan a otro y no están cómodos. Pasa lo mismo cuando cambias de coche, que te tienes que acostumbrar al nuevo. Pero, afortunadamente, nadie me ha echado una guitarra mía.

Calculemos. ¿Cuantas guitarras habrá hecho en su vida?

No hay nada que calcular. Se sabe perfectamente. Ahora mismo le estoy poniendo el fondo a la 718 (la guitarra con la que se ha hecho esta entrevista). No hablo sólo de guitarras, también he hecho laúdes, bandurrias, alguna guitarra romántica. Tengo ahí hasta una guitarra que he hecho, que es una copia de una guitarra antigua de 1891 de Antonio Torres para un inglés que viene el día 10 de abril a recogerla.

Pero todos los instrumentos que yo he hecho estaño registrados. En el orden que van, con su número.

José Rodríguez posa para Córdoba Hoy
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¿Cómo recuerda la época de la Covid?

Tuve que cerrar el 13 de marzo. Cuando vengo de Andújar (porque sigo viviendo allí y voy y vengo todos los días desde hace 19 años) suelo aparcar el coche en el Hotel Alfaros y recuerdo que cerramos un jueves y me llamó Jesús, el director del hotel, para advertirme que en esa semana iban a cerrarlo por falta de actividad. Vine un miércoles y al día siguiente cerraban, pero ya estaba todo apagado y aparecía eso un hospital robado. Dejé el coche en le parking y estaba yo solo. Llegué al taller, me llevé una guitarra que tenía para echarle laca y para ir barnizándola en mi casa. Pensaba que la cosa no iba a ir más allá de dos o tres semanas y me llevé otras cositas para rematar. Pues al final estuve cerrado casi tres meses.

Luego ya me vine, abrí. Y fue un poco raro, porque todos los encargos son para el extranjero, donde está la mayoría de mi clientela, y como he dicho antes yo no las mando; tienen que venir ellos a recogerlas. No podían venir presencialmente, por lo que tampoco podía hacerlas. Así que me puede a trabajar con los encargos que tenía de aquí del país. Que, en realidad, tampoco podían desplazarse. Se dio el caso de un muchacho de Granada al que le hice la guitarra y no podía venir a por ella y vino a recogerla tres meses después de yo haberla terminado.

Aquello nos cambió la vida. Me afectó bastante en el sentido de que he tenido toda la vida un ritmo de trabajo concreto y me encontré de repente sin la rutina y llegó aun momento en que ni siquiera te cambiabas el pijama para trabajar. Cuando volví a abrir mi taller fue increíble de alegría. Fue tremendo, porque parecía que no le venía uno la salida al túnel.

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