Yshabela Molina, maestra de yoga y reiki

"El camino más difícil para todo ser humano es el que va de la cabeza al corazón"

¿Sabían que en mitad de la dehesa se alza El Reyno de Yshada? Una enorme casa, rodeada de campo, eco-responsable y dedicada al crecimiento personal. Tan llamativo lugar, que acaba de cumplir un año, está en Hinojosa del Duque y es el sueño de una profesora de infantil y experta en disciplinas como yoga, reiki o meditación. Isabela Molina nos cuenta, a través de su trayectoria, cómo la vida la ha llevado a poner en marcha este lugar que no deja indiferente al que lo visita, como tampoco su concepción del flamenco.

Yshabela Molina I
photo_camera Yshabela Molina, mastra de infantil y de yoga

¿Sabían que en mitad de la dehesa se alza El Reyno de Yshada? Una enorme casa, rodeada de campo, eco-responsable y dedicada al crecimiento personal. Tan llamativo lugar, que acaba de cumplir un año, está en Hinojosa del Duque y es el sueño de una profesora de infantil y experta en disciplinas como yoga, reiki o meditación. Isabela Molina nos cuenta, a través de su trayectoria, cómo la vida la ha llevado a poner en marcha este lugar que no deja indiferente al que lo visita, como tampoco su concepción del flamenco.

Esta misma semana las autoridades han confirmado que se mantienen todas las escuelas rurales de Córdoba. ¿Qué le parece como profesora de educación infantil?

Muy bien, yo voy cada día a dos aldea de entre Posadilla, Ojuelos Altos, Cardenchosa, Argallón, Coronada y Porvenir de la Industria. La escuela rural tiene muy pocos maestros de apoyo. Por las peculiaridades de este tipo de educación se suelen desdoblar las clases, ya que están mezcladas todas las edades. Entonces la maestra titular se queda con unos y yo me quedo con otros.

Una sola clase de niños de todas las edades. 

Imagínate. Puedes tener en la clase a niños de 3 años y hasta 12 años. Diferentes edades, etapas y desarrollo cognitivo...Y también, claro, físico y emocional.  Y evidentemente los libros son diferentes.

Yoga 45

¿Cómo es la enseñanza en la escuela rural?

Es una labor que te hace crecer ante las dificultades, muy bonita. Los niños se ayudan unos a otros, el pequeño aprende del mayor, el mayor aprende también a ser más paciente porque, por ejemplo, tiene que esperar a que el pequeño termine algo...pero creo que la Administración debería dar más apoyo.

¿Qué demanda en ese sentido?

Es que creo que en el fondo la Administración se encamina a cerrarlas. Económicamente productivo no es. Son muchos maestros en relación a los pocos niños. Pero claro, si quitamos el entorno rural, ¿qué nos queda? Al final esos niños tienen que irse a estudiar al pueblo, en este caso a Fuente Obejuna. Esto fomentaría a la postre que sus aldeas quedasen desiertas, como muchas de España. Algunas aldeas están a 23 kilómetros de Fuente Obejuna, y seguramente esto haría muy pronto que los padres se planteasen una mudanza para no tener a sus hijos tan lejos. El trayecto desde muchas de ellas tiene curvas de consideración por carreteras comarcales.

¿Qué población tienen estas aldeas?

Oscilan entre 200 habitantes de las más pequeñas y unos mil las más grandes.

¿Y cuántos niños hay por ejemplo en las más pequeñas?

Como además cada vez hay menos niños, algunas clases tienen ocho alumnos. En las más numerosas treinta. Estas más numerosas son las que se desdoblan y un profesor se queda con unos y otro con el resto.

Yogas

Si las escuelas rurales desaparecieran, ¿qué perjuicios observa?

Al margen del hecho de que los niños han nacido ahí, el entorno rural no se puede perder. Es un entorno con naturaleza, ellos además conviven con animales desde que nacen...es un entorno que creo potencia ciertos valores ecológicos. Al margen, en clase, la convivencia me parece mejor que en la enseñanza convencional, puesto que al tener edades tan distintas aprenden a cuidarse unos de otros muy rápidamente, y a ser tolerantes y cooperativos.

¿Cómo es en este tipo de enseñanza la relación con los padres?

Aquello es una familia. A veces los padres incluso se quedan un rato en clase.

Yshabela Molina II

En algunas de estas escuelas, pero también en otros colegios, empieza a proliferar el yoga para niños. ¿Cómo se adapta?

Es sobre todo juego. Pero aprenden también a relajarse. Y a la vez a concentrarse en el aquí y ahora, por lo que les beneficia a la hora de estudiar. Hay que tener en cuenta que esto ahora es muy importante por el efecto de los teléfonos móviles. Se hacen asanas, se estira el cuerpo...pero no es sólo algo físico, sino también mental.

¿Cuándo se interesó por el yoga?

Cuando era muy jovencita, en la primera mitad de los 80, había como una especie de movimiento semi-hippy en Córdoba. Entonces había algunos herbolarios, pocos, no como ahora, que los vemos como comercios muy normales. Y allí, en sus trastiendas, había charlas de vez en cuando sobre energía, meditación o yoga. Muchos de los que daban la charla venían de la India, supongo que por las tendencias de las décadas anteriores. Venían vestidos de blanco, algunos con sus turbantes y todo. Pero aquello fue paralelo con el flamenco [ríe]. Yo cantaba en misa los domingos. Y luego me iba a la Judería. Había un mesón cuyo nombre no recuerdo. Justo en frente de la torre.  Y allí bailaban flamenco. Pero sólo hombres. Y yo me ponía ahí en la reja a verles. Hasta que una vez me invitaron a pasar y bailar. Y empecé a aprender.

Yogass

Resulta curioso que yoga y flamenco vayan como de la mano.

Para mí sí. Y el porqué es muy importante. Flamenco y yoga parten del interior. Cuando hago yoga o bailo flamenco llega un momento en el que ya no veo a nadie. Es algo que me nace, como dicen los gitanos, de la boca del estómago.  Por ejemplo, yo hoy he estado corriendo temprano en el pueblo [nota de la redacción: se refiere a Hinojosa del Duque] y luego me he puesto en el parque descalza a hacer yoga. Que aquí a lo mejor no te miran, pero allí sí [ríe]. Y empezaban a abrir las tiendas, los puestos, los comercios...y en un momento dado ya no veía lo que había alrededor. Estás en ti, estás hacia adentro. Poniendo toda tu concentración en la relajación profunda.

Cuando hago yoga o bailo flamenco llega un momento en el que ya no veo a nadie

¿Se formó  en ambas disciplinas?

En flamenco no. Me planteé hacer la carrera en el conservatorio pero vi  que se me había pasado el momento. Aunque seguí de forma autodidacta. Con el yoga sí. Hice magisterio y me formé con varios cursos primero en yoga para niños, luego en yoga terapeútico. También he cursado el posgrado de yoga y salud integral de la Universidad de Córdoba. Y tengo las competencias profesionales de yoga de la Junta de Andalucía, algo parecido a una formación profesional.  El yoga, por su generalización, tiende a profesionalizarse cada vez más, ya que das clase a todo tipo de personas, y con algunas tienes que cuidado por edad, dolencias o lesiones. En realidad mi idea en cierto modo es fundir de alguna forma ambas disciplinas.

Yogas 32

¿El flamenco y el yoga?

Ya he hecho algo. Por ejemplo en el colegio hicimos una actividad para el Día del Flamenco consistente en hacer un saludo al sol pero con el movimiento de manos del flamenco.

¿No parece el flamenco especialmente dinámico para combinarlo con el yoga?

Digamos que son como dos árboles que hay en la naturaleza. Los ves separados pero sus raíces se unen bajo tierra. Quiero indagar en eso.

Pero esa unión quizá sea percibida como una impresión personal.

Por supuesto que lo es. Precisamente quiero indagar en esa impresión personal donde ambas disciplinas me han aportado mucho. Quizá en forma de libro. Pero yo creo que aquellos que sentimos el flamenco y practicamos yoga les podemos buscar mucha conexión. Con respecto a lo que preguntabas antes también hay yoga dinámico y flamenco más lento.

¿Complemanta el yoga con otro tipo de formación?

Es que antes del yoga ya me había formado en terapias complementarias, como reiki o registros akáshicos.

Yshabela Molina III

¿Qué diferencias hay?

Con el reiki te conviertes es un canalizador de energía. Es como si fueses una tubería por la que entra la energía universal. Y esa energía sale limpia por tus manos. No hablamos de tener un don, sino que se aprende. Hay sustento científico y de hecho se aplica cada vez más en la recuperación de enfermos de cáncer. Los registros akáshicos se basan en la creencia de que hay un ser superior. Y de que estamos conectados como una red. A través de una postura de relajación cómoda y mediante el control de la respiración accedes a escuchar tu intuición, el sexto chakra, que esta entre los ojos.  A partir de ahí hay diferentes procesos. Por ejemplo en mi caso entramos en un modo de escritura automática después de que nos pidieran que escribiéramos nuestros nombres.Yo llené tres folios y se repetía Yshabela. Curiosamente en sánscrito, de atrás hacia adelante, significa la bella maestra: la bel ysha. De hecho me cambié el nombre porque al indagar en mi árbol genealógico a raíz de estas experiencias descubrí que mi abuela se llamaba Ysabela con y griega. Y su hermana, mi tía, Isabela, pero con i latina. Es familia que con raíces en alemania e italia. Pero aquí ya a mi el cura españolizó el nombre. Yo todo eso no lo sabía y lo descubro gracias a la sesión de registros akáshicos.

¿Estas disciplinas casan bien con el modo de vida occidental?

El camino más difícil para todo ser humano es el que va de la cabeza al corazón. Y ese camino lo hacemos todos.  Si vives hacia dentro el yoga casa perfectamente con la vida en esta sociedad. Si vas hacia fuera terminas en el estrés...o en que nos estamos cargando el planeta.

yoga

¿No se corre el riesgo de egocentrismo con esa búsqueda interior constante?

No, porque esa búsqueda se produce al principio. Luego compartes y te rodeas de gente que están en sintonía contigo. Eso si te lo tomas en serio. Luego en las redes sí que hay mucho postureo, por ejemplo en instagram, donde el yoga es una excusa para hacerse selfies. Pero es otro fenómeno.

En cuanto al plano puramente físico, y como maestra de yoga, ¿qué tipo de dolencias se encuentra con más frecuencia?

El cuello fatal en mucha gente. Y la espalda como jorobada por las malas posturas. Y no sabemos respirar. Es muy curioso, pero si te fijas verás que inspiras pero luego no expulsas el aire o se expulsa mal, muy intermitentemente. Hacemos respiraciones muy cortas y casi ni echamos el aire. ¿Ves? [ríe al interpelar al periodista, que está echando mal el aire].

Me va a sugestionar.

Te vas a convertir en un egocéntrico de la respiración [la entrevistada usa un tono de retintín para recordar con esto una de las preguntas inmediatamente anteriores].

Yshabela Molina IV

Y llegamos un punto importante. Usted pone en marcha un centro de yoga en mitad de la dehesa. A 12 kilómetros de Hinojosa del Duque, pero en el interior. Como se dice coloquialmente en el campo, campo. ¿Cómo se le ocurre esta idea de El Reino de Yshada? Y primero, ¿qué es Yshada? [Página Facebook del Reyno de Yshada]

Es como un juego de palabras en una. Yshabela por un lado. Por otro “da”, de mi hijo Darío. Por mitad anda una “hada”, porque creo en las hadas. Y la “a” de mi sobrina Alexandra. Y se me ocurre porque yo trabajaba de maestra en Puente Genil. Pero mi hijo vivía en Hinojosa. Así que me vine. Pero durante el tiempo en que me daban la plaza en Hinojosa, y como ya tenía formación, me puse a impartir clases de yoga, meditación, envejecimiento activo...y pensé en buscar un lugar para ofrecer cursos de todo en lo que me había formado. Esa era mi idea en principio. Busqué por varios sitios, las cosas no salieron...y me quedé con este porque era un cortijo antiguo. Me gustó mucho su historia, porque era de una mujer de Peñarroya. Pero antes lo fue de un hombre de Hinojosa, Anselmo, que utilizó el cortijo como ateneo cultural. Y empecé a restaurar el cortijo. Y cuando empezamos tuvimos un pequeño problema: que se cayó entero [ríe].  Así que lo hice todo de nuevas. Hipotecándome hasta los ojos [ríe]. Es una casa con trescientos metros. Cien de sala de yoga, cien de buhardilla para habitaciones y cien de salón y cocina a modo de loft. Y un terreno alrededor de hectárea y media.

¿Cómo definiría un lugar tan llamativo?

En realidad es una vivienda ecológica. Es eco-responsable. El agua es de pozo. Tiene placas solares, huerto ecológico, una charca que atrae la nidificación de aves, no se tiran los papeles al inodoro, la basura se hace compost...por supuesto no se utilizan productos químicos para quitar las malas hierbas, ni para tratar a los muchos árboles que hay. Tenemos bastantes olivos, así que hay aceitunas y aceite ecológicos también. Y a partir de ahí hacemos actividades que combinen el yoga, la meditación, reiki, masaje thai o biodescodificación con senderismo u observación de las estrellas. Hay que recordar que Hinojosa es uno de los cielos más limpios de Europa y pertenece a la reserva Starlight de los Pedroches. Es lo que buscaba: un lugar de crecimiento personal.

Yshabela Molina V

Más en Gente