Los datos son elocuentes. Entre el año 2017 y finales del 2020, la cantidad de scooters eléctricos que se habían vendido en España creció un 300%, una cifra que no deja lugar a las dudas de que los scooters eléctricos representan hoy una alternativa en cuanto a la modalidad urbana. Una tendencia que sigue el curso de la que ya llevan los patinetes eléctricos, que aunque con un uso un poco diferente, apuntan a la misma dirección de ofrecer una movilidad novedosa, sencilla y con cero emisiones, algo cada vez más importante para las sociedades modernas.
Una tendencia alcista gracias a las empresas
Las ventas de las scooters eléctricas han aumentado considerablemente en los últimos años, siendo la llegada de modelos eléctricos de fabricantes conocidos, como Vespa o Peugeot, una de las razones evidentes de esa tendencia. Pero aparte de ello, gran parte del protagonismo en la rápida adopción de las scooters eléctricas como medio de transporte lo tienen las empresas.
Y es que el sector del motosharing o alquiler de scooters eléctricas, siendo específicos, ha sido uno de los que mejor acogida ha tenido entre la población de las principales ciudades de España, con importante realce de aquellos destinos turísticos internacionales, un sector en el que las scooters representan una nueva forma de recorrer las ciudades, encontrar nuevos destinos y posibilidades.
A pesar de ello, no deja de ser interesante que cada vez más personas se planteen comprar una scooter eléctrica, sobre todo aquellas que ya tienen motos o scooters a gasolina y quieren una alternativa más económica, más si se tratará para hacer recorridos cortos o en áreas urbanas, donde las scooters muestran todo su potencial y el margen de ahorro puede ser importante.
Comprar correctamente una scooter eléctrica
Pero como en todo, comprar una scooter eléctrica y hacerlo correctamente son dos cosas distintas, de manera que antes de tomar la decisión o irse de antemano por una marca o modelo específico, es conveniente analizar las necesidades concretas de cada quien, mirar el presupuesto y partir desde allí en la búsqueda de lo que mejor se ajuste a ambas cosas.
-
Autonomía: es lo principal a mirar. Mientras mayor sea esta, mejor. Algunas veces se medirá en cantidad de kilómetros con una sola carga, y en otras tantas en cantidad de horas de funcionamiento con una sola carga. Si bien muchos factores intervienen -desde el peso del conductor hasta los materiales del scooter-, lo normal sería apostar por modelos cuya autonomía sea igual o superior a los 25 kilómetros.
-
Velocidad máxima: mientras algunos modelos de alta gama alcanzan hasta los 40 o 45 km/h, el promedio de los modelos del mercado está alrededor de los 25 km/h como velocidad máxima. Mientras más velocidad, mayores posibilidades de uso, ya que tendrán más potencia para subidas, por ejemplo. Sin embargo, acarreará un desembolso mayor, puesto que los motores más potentes están en pertenencia de los modelos más exclusivos.
-
Tiempo de carga: para entornos urbanos, el ahorro de tiempo para llegar al destino que ofrece una scooter eléctrica -al no sufrir por el tráfico ni mucho menos- no debe luego compensarse con tiempos de carga largos. Mientras más rápida sea la carga, mejor para la utilización. Los modelos más competitivos tienen tiempos de carga de hasta 3 horas para llegar de 0% a 100%. Pero no son pocos los modelos de scooters eléctricos que pueden mejorar tajantemente esa cantidad.
Moverse por la ciudad con estilo y modernidad, al tiempo que no se contamina absolutamente nada y se ahorra dinero, es posible gracias a un scooter eléctrico. Con un mercado que apunta a ofrecer mayor variedad, el 2022 se presenta como un año repleto de oportunidades de compra.
