El Templo Romano está contando con nuevos trabajos de limpieza a cargo de personas inscritas en el plan Emplea. Se trata de la segunda limpieza de este año tras la que tuvo lugar durante diez días a partir del pasado 7 de agosto. Aquella venía de la controversia, ya que el lugar se había llenado a lo largo de meses de materiales de obras, cajas, suciedad, jaramagos y vegetación, según comentaba entonces el concejal de Urbanismo, Salvador Fuentes, por culpa de la empresa Arquepec, que debía ocuparse de tales labores y se había declarado en concurso de acreedores.
La situación del Templo Romano entonces había sido objeto de protesta por parte de asociaciones vecinales y de comerciantes.
Si la limpieza de agosto fue pródiga en matorrales secos, esta limpieza de diciembre está siendo muy distinta. Los trabajadores han tenido que ir quitando algunos excesos de musgo y plantas que crecen entre los intersticios de las piedras. De hecho algunos trabajadores no han tenido más remedio que tirarse al suelo, como muestra la imagen principal, e ir arrancándolas con la mano tras introducirla en esos huecos.
El templo romano fue construido a lo largo de la segunda mitad del siglo I d.C. Dicha construcción empezó sobre el 41 al 54 d.C. y se terminó entre el 81 y el 96 d.C. Su aspecto actual con las columnas procede del proceso de reconstrucción llevado a cabo en los años 50 y 60 del siglo XX a cargo del arqueólogo Antonio García Bellido y el arquitecto Félix Hernández. Fue declarado Bien de Interés Cultural en el año 2007.