Gran Teatro

Guitarras líquidas en el Gran Teatro

Pimera entrada aceptable de público en el Festival para escuchar buen Jazz de base Pop a cargo de Lee Ritenour y el pianista Dave Grusin, con el permiso de los técnicos

Lee Ritenour en el Festival de la Guitarra 2017
photo_camera Lee Ritenour y Dave Grusin en el Festival de la Guitarra 2017

Éranse cuatro caballeros blancos sobre el escenario; con densa tinta negra corriéndoles por las venas. Con Lee Ritenour uno no sabe bien a qué atenerse porque es capaz de atacar estilos opuestos fusionándolos sin esfuerzo. Es la tercera vez que acude al Festival de la Guitarra y dijo sentirse muy honrado por ello, cuando es la ciudad de Córdoba la que tiene que agradecerle que por fin hubiera una entrada relativamente buena a uno de los conciertos programados y, por tanto, que venga cuantas veces considere a llenar el ambiente de finas y fluidas notas líquidas con sus seis cuerdas afinadas hasta la perfección.

Porque el Gran Teatro no mostró mala cara cuando comenzó el concierto, y hasta se veía gente pocos minutos antes de que se apagaran las luces adquiriendo la entrada en taquilla y eso puede hacer respirar con cierto alivio a la organización. ¿Hacen falta 'viejas glorias' (entendiéndose por ello los que ya han alcanzado la categoría de eternos clasicos actuales en la Música) para que el Festival no decaiga? A tenor de lo visto, sí. Bienvenido, por tanto, Lee Ritenour y, por supuesto, su compañero de viaje en esta aventura de danzas latinamericanas, el prestigioso compositor y pianista Dave Grusin (¿te suena 'El estanque dorad'o o 'El graduado'?), así como el increíble Tom Kennedy al contrabajo-bajo y el propio hijo de Ritenour, Wesley, a la batería, que en lo único que desentonaba era en la edad (insultantemente joven en comparación a los otros tres veteranos de la escena).

Lee Ritenour en el Festival de la Guitarra 2017 2

Lee tiene una característica que le hace único y le impide ser un mero 'tío más hábil con la guitarra' del montón, que los hay a patadas. Lee ha sabido concentrar un curioso crisol de estilos en su mano derecha, que se desliza por el mástil de su adorada Gibson ES-335 como una inmensa y veloz araña en busca de sus presas que tratan de escapar sin conseguirlo para volatilizarse en el aire. Sabe arranca el sonido del Blues líquido de B.B. King para utillizarlo en un tema de Modern Jazz sin que chirríe, recuerda por momentos a Eric 'Slowhand' Clapton (otro amante de las Gibson) en sus tiempos de Yardbirds o se atreve a imitar a los guitarristas de música clásica bajo la atenta mirada de sus compañeros de escenario que enmudecen para escucharle a él.

Es todo eso y más. Porque también oculta bajo su capa de mago los sonidos del Latin (Jazz o Soul), el Bossa brasileño y otros aires caribeños y de la América latina, aportándole ese swing que convierte una composición de buen Jazz con base Pop (o simple Pop jazzístico) en una melodía bailable con elegancia y buen saber.

Pero ayer faltó algo para que la noche fuera completa. No se supo cuidar el sonido bien. No hubo el mimo que se requiere en la mesa de mezclas para un concierto de este pelo. Ya en el primer tema que atacaron los cuatro la batería se comió literalmente el sonido del resto de instrumentación. Los calló por completo y apenas se intuía el llanto de la guitarra líquida de su progenitor; eso sí, luego lo supo enmendar el propio Wesley aplacando sus ganas de atacar el ritmo y moderando sutilmente la fuerza de sus muñecas.

El contrabajo de Kennedy, que aportó su maestría con las manos haciéndolas bailar a escasos centímetros una de la otra para arrancarle al instrumento notas que uno ni sospecha que puede llegar a tener) vibraba en esceso con los graves hasta el punto de que a veces daba la sensación de que golpeaba una fina plancha de acero con los pies. Mientras que los teclados del maestro Grusin, quien supo aportar los instrumentos que faltaban en escena (incluida una flauta de travesera) merced a su órgano de profundo sonido imitando al Hammond, no alcanzaban el nivel suficiente para ser oídos con nitidez. Algo que, por ejemplo, se supo enmendar a la perfección cuando interpretó algunas composiciones al piano de Antonio Carlos Jobim, mezcla de Cool Jazz con Frederic Chopin, acompañado con la guitarra de Ritenour.

Eso descompensó algunas veces el equilibrio que debe mantener una banda para salas pequeñas como el Gran Teatro, porque daba la sensación de una improvisación desmedida y sin ensayos previos, cuando lo único que están haciendo los músicos son auténticos números de equilibrismo sobre una cuerda floja para tratar de solventar lo más dismuladamente posible los problemas que los técnicos se niegan a resolver.

Lee Ritenour en el Festival de la Guitarra 2017 3

Ya hoy, el Festival de la Guitarra de Córdoba encara su recta final con las actuaciones este miércoles de la serbia Ana Popovic y el catalán Álex Garrobé como platos fuertes, dos artistas que nunca antes han actuado en la capital cordobesa y que ponen la música en una jornada donde el maestro Serranito es también uno de los grandes protagonistas.

Cita en La Axerquía

Según ha indicado la organización, Ana Popovic actúa en el Teatro de la Axerquía a partir de las 22.30 horas, junto a Michele Papadia al teclado y los coros, Thomas D'Arbigny al bajo y Stephane Avellaneda a la percusión y los coros.

Popovic nació en Belgrado, lejos de la habitual geografía del jazz, pero la Guerra de los Balcanes hizo que se asentase con su familia en Ámsterdam, donde curioseó en los rudimentos del género. En 1995 formaba en Hush, banda que deshizo en 1998 para irse a vivir a Memphis (Estados Unidos), donde el blues se convirtió en el centro de su vida.

Por su parte, Álex Garrobé canta en el Teatro Góngora a las 21,30 horas, donde se pueden escuchar obras de Fernando Sor, como el 'Grand Solo op.14', pero también de Eduardo Sainz de la Maza ('Suite Platero y yo'), Cristóbal Halffter o Feliu Gasull.

ana popovic

Álex Garrobé es uno de los guitarristas clásicos referentes en todo el mundo. Ofrece conciertos y recitales con regularidad en más de cuarenta países actuando en Ámsterdam, París, Nueva York, Moscú, Madrid, El Cairo, Helsinki o Pequín. Obtiene los primeros premios en el Concurso Internacional de Guitarra Infanta Cristina (Fundación Guerrero 1989) y en el Concurso Nacional Permanente JJMM (1988).

Por otro lado, Víctor Monge, Serranito, leyenda en la historia de la música española ofrece una clase magistral en la Sala de Telares del Gran Teatro a las 19,00 horas. Un encuentro tan entrañable como enriquecedor. Además, por la mañana, el crítico flamenco José Manuel Gamboa presenta el libro 'Víctor Monge Serranito. El guitarrista de guitarristas'.

Programa formativo

Este miércoles tiene lugar también el comienzo del curso de José Antonio Rodríguez. Bajo el título de 'La guitarra flamenca de concierto: buscando la personalidad', el guitarrista cordobés trabaja sobre la preparación técnica, rítmica y expresiva para la guitarra de concierto, así como esquemas y estructuras básicas para crear o interpretar una obra flamenca dentro de un género determinado. Asimismo, este día concluyen los cursos de Ricardo Gallén y David Russell, de guitarra clásica.

Por otro lado, a las 19,30 horas en la Sala Vimcorsa tiene lugar la última ponencia de las 'Jornadas de Estudios sobre Historia de la Guitarra' que se están dedicando al guitarrista Jimi Hendrix. En esta ocasión, el encargado será el periodista Luis Clemente, que habla del concierto de Hendrix en Mallorca en 1968, del que casi nadie se enteró.