MARA DE MIGUEL, NOVELISTA

"Cada personaje de la novela es la personificación de un tipo de vino"

Mara de Miguel, autora de la novela La Catadora
photo_camera Mara de Miguel, autora de la novela La Catadora

Una copa de vino. Cada copa con una etiqueta. En cada etiqueta un tipo de uva o el nombre de una denominación de origen del mundo. A partir de ahí una cata de cuatro vinos relacionados con cuatro personajes de la novela. Un juego que sirve de presentación para 'La catadora', segunda novela de la periodista, empresaria y experta en vinos internacionales, Mara de Miguel, tras 'Olor a Tinaja'. Junto a ella, en la sede de la Fundación Cajasol el presidente de la asociación de sumilleres de Córdoba, Ángel González, y Blanca Gan, la ilustradora encargada de la portada. ¿Una presentación especial para una novela o una novela especial para una presentación?

¿Por qué una segunda novela ocho años después?

Vi una necesidad de contar que algo está pasando en la sociedad actual. Hay demasiada gente que no encuentra pareja, pero que la busca. La gente ya no liga en los bares, lo hace a través de pantallas de teléfono, en la soledad de sus casas, y el cortejo se está perdiendo o se ha cambiado por un emoticono vía whasapp o por un visto en Instagram. Los hombres están muy perdidos. Ya no quedan hombres valientes que apuesten por conquistar a una mujer y las mujeres están comenzando a cabrearse o resignarse, y sólo intentan catar más vinos para ver si descorchan el bueno. 

Hombres cobardes y mujeres resignadas. Toda la responsabilidad parece de los hombres.

Nadie tiene la culpa. La culpa la tiene la sociedad, ese es el mensaje que yo quiero dar [ríe]. Ellas están un poco a verlas venir porque...digo yo que habrá que seguir reproduciéndose.

En el prólogo dices que uno mismo es la única persona con la que hacer planes a corto, medio y largo plazo...la única persona junto al banco.

Porque es una relación para mucha gente hasta que la muerte te separe. Yo voy a tener una relación con mi banco de aquí hasta que me muera . Es el amor...o desamor más duradero.

Durante muchos años ejerciste como periodista y aún lo haces en ocasiones. ¿Qué relación ves entre ambas escrituras? Es un tópico que se enseñaba en la carrera, con aquellos libros de Gabriel García Márquez. Pero luego la relación hay que verla cuando uno es periodista en la práctica, con la velocidad cotidiana y todos los problemas del día a día.

El periodismo tiene la inmediatez, la acción, el saber que las hojas del periódico o la media hora de informativos en la radio de hoy ya están rellenas, pero que mañana se tendrá que rellenar de nuevo. Es algo apasionante, pero muy tortuoso, es algo infinito que no acaba nunca, y por eso es maravilloso. Pero escribir una novela, o una obra de teatro, es un trabajo mas reposado, que te deja margen para contar una historia, que quizás nunca pasó, o que de un dato tu puedes inventar todo un mundo alrededor, como es lo que hice en mi primera novela 'Olor a tinaja'. Eres libre para inventar y dar rienda suelta a la imaginación y tu manejas los tiempos y concilias con el lector. 

Los vinos eran muy importantes en 'Olor a tinaja', de hecho ya desde el mismo títuol. ¿Qué papel interpretan en 'La Catadora'. De nuevo están en el título presentes.

Los vinos es lo más o casi más importante de mi vida. Cada vino cuenta una historia, y cada vez que descorchas una botella, es un día para el recuerdo, con quién lo bebiste, en que contexto...En este caso, cada personaje de la novela es la personificación de un vino. Las amigas de la protagonista no tienen nombres, tienen cualidades de una variedad de uva en concreto ( Chardonnay, Viognier), de una zona de origen ( Saint Emilion) o de un vino específico...fino sin filtrar o vermuth con naranja... Es despertar la curiosidad sobre los vinos al público en general, a través de una historia de nuestros días. Podría haber escrito un libro sesudo tipo manual, pero el vino es pasión, y con pasión hay que transmitirlo y habrá algo más excitante que hablar de relaciones sentimentales?

¿Qué has aprendido de la primera novela a esta segunda?

He aprendido que cada libro, es un reto. Dice la escritora más famosa del mundo del vino, Jancis Robinson, que cada reportaje periodístico sobre un vino es un aprendizaje. Y con las novelas es igual, es un reto, y siempre hay muchos problemas que resolver, no por la historia, sino por todo lo que es relativo a la difusión y edición de la obra y más en estos tiempos tecnológicos.

Durante la crisis decidiste cambiar de vida y marchaste a Londres para trabajar en el mundo de la gastronomía, el vino y la hostelería. ¿Ha influido esta aventura en la novela?

Mi años en Londres, a los que dedico un par de capítulos, dieron para mucho e influyeron y parafraseando el mantra que aparece a lo largo de 'La catadora' “todo pasa por y para algo”. Reino Unido va como 7 años por delante, y muchas cosas que ahora están pasando en España, ya pasaban hace mucho tiempo allí. Yo volví porque aquí había más humanidad y el contacto con las personas era más real. Ahora, cada día veo que esa peste contemporánea llamada soledad se acerca despacito a España y yo no quiero eso para mi país. 

Te fuiste a Londres en plena crisis económica y viniste en los primeros momentos ya de recuperación. Qué Córdoba dejaste y con cuál te has encontrado.

Córdoba es y será una ciudad deliciosa. Tengo que admitir que estoy enamorada de Córdoba, pero que es difícil de tenerla como pareja. Hay que cogerle los tiempos. Córdoba es el chico guapo e interesante adolescente que todavía no cree en su potencial para ser un Richard Gere o un Brad Pitt. Córdoba tiene que trabajar más en su autoestima, hacerse un selfie y subirlo a Instagram todos los días. Córdoba tiene muchos seguidores, y gente con muchas ideas que quieren conquistar y apostar por la ciudad, pero necesitamos apoyo, necesitamos mas likes para que la ciudad coja confianza y ese apoyo viene de las instituciones y de que los proyectos no se eternicen en el tiempo. De que la administración no ponga tantas trabas y de que se aliente a los creadores y emprendedores.