Opinión

El imperio de las pantallas

Hoy en día, en España, a la edad de los 16,2 años se tiene interiorizado por parte de los niños que es necesario ser una máquina sexual, estando nuestras niñas, a la edad de los 12,7 años, plenamente convencidas de la necesidad de desterrar y deshacerse de su virginidad para poder ser parte de un grupo.

Cuando el ser humano se enfrenta a un entorno de precariedad, de escasez, cuando nos enfrentamos a un entorno de carestía, tendemos a competir, nos hacemos insensibles, generamos indiferencia hacia todo lo que nos rodea y percibimos una amenaza en todo, teniendo la necesidad de pertenecer a un grupo con el convencimiento de  que el riesgo de ser excluidos es mucho menor y la posibilidad de morir en vida se reduce significativamente. Aceleramos la necesidad de pertenecer a grupos o simplemente convencernos de que somos parte de ellos, nos vamos conformando de diferente forma, adquiriendo una serie de valores y de principios que determinan nuestro comportamiento y nuestra conducta.

Hoy, cualquier adolescente consume una media, desde cualquier plataforma cercana, móvil, PC, tablets, televisión, etc., alrededor de 9 horas al día. Desde estas plataformas ven cómo su cantante favorito, su cantante de moda, presume de riqueza, hace apología de cualquier tipo de droga o amordaza a su exnovia en el maletero de un coche.

El 95% de todas las visualizaciones de YouTube están monopolizadas por videoclips musicales, donde millones de veces al día, sus 'ídolos' son protagonistas en la conformación de la ética y la conducta de nuestros jóvenes con ejemplos de estar alardeando de no haberse leído un libro en su vida, inoculando que para ser una estrella y 'triunfar' no hace falta estudiar.

¿Cómo se puede avanzar en igualdad cuando sus cantantes favoritos les condicionan su formación, su conocimiento, su percepción de la realidad (paralela) a través de las pantallas?

¿Cómo concienciar a nuestros jóvenes del peligro de las drogas cuando muchas canciones hacen apología de ellas?

¿Cómo valorar la cultura y la educación si no hace falta para 'triunfar' y los famosos y famosas alardean de no haberse leído un libro en su vida?

¿Cómo fomentar el respeto, la paz y la convivencia cívica si se defiende la ordinariez, el latrocinio, la agresividad o la violencia?

Cada vez más niñas, niños y adolescentes se educan frente a las pantallas y menos con sus familias y sus profesoras y profesores. Cabría analizar cómo lo que los jóvenes aprenden a través de las pantallas frecuentemente es contrario a una educación respetuosa con el civismo y los Derechos Humanos, con especial énfasis a la música dominante, pero no sólo, también los videojuegos, donde ya no vale matar al supuesto enemigo, ya se hacen tan reales que tienes que matar en un baño de sangre y percibiendo con total nitidez la cara de sufrimiento del contrincante en el juego.

¿A quién interesa que esta situación siga creciendo?

¿Quiénes deciden los rostros y contenidos y con qué mensaje se pondrán de moda entre los y las menores?

¿Qué papel juega y jugará el sistema educativo en ello?

Muchas preguntas y... ¿respuestas?

Recomiendo algunos artículos que describen y exponen esta problemática: Jon Illescas 'Tener a los jóvenes alineados, adormecido e insensibles es un objetivo de primer orden  para los poderosos', publicado en El Salto (11/04/2020); 'La música dominante está impuesta por tres transnacionales', publicado en Rebelión (16/03/2020); 'A los adolescentes hay que explicarle que la pornografía es una irrealidad y que, en parte, es una industria con conexiones con la mafia', entrevista a Jon Illescas en Kulturizate Magazine (06/03/2020).

He de subrayar que también hay juventud comprometida, que no permanece indiferente ante su realidad, la de sus vecinas y vecinos. Jóvenes que viven situaciones de auténtica precariedad, violencia, discriminación, que saben y entienden perfectamente que las luchas revolucionarias del momento pasan por el feminismo como motor de igualdad entre las personas y por la sostenibilidad ecológica y medioambiental de nuestro planeta y que ya se están preocupando, incluso más que nosotros y nosotras, en el futuro de las generaciones venideras, en lo que les vamos a dejar. ¡Ojalá fuesen muchas más!, tienen todo mi reconocimiento. 

¿Estamos formando a nuestras niñas y niños en libertad, ética, civismo, Derechos Humanos y Democracia?

Creo que no, que estamos en 'La dictadura de las pantallas'; en la dictadura de los poderosos.