EFEMÉRIDES CORDOBESAS

Tal día como hoy, de 839, un concilio condenaba la herejía casiana egabrense que predicaba la bigamia

Se celebró en Córdoba con tres metropolitanos y cinco obispos
El patriarca bíblico Lamec, con sus dos esposas, Ada y Zila
photo_camera El patriarca bíblico Lamec, con sus dos esposas, Ada y Zila

Para entender las cosas en su justa medida, lo correcto es mirarlas con perspectiva histórica y alejándose del prisma de la actualidad en la que vivimos y con el que se contempla el mundo a nuestro alrededor. Hablar a día de hoy de herejía es poco más que una broma de mal gusto, pero hubo una época en la que fue equivalente a manchar el alma (si no perderla); todo un escándalo por cuanto se trataba del bien más preciado del ser humano consciente.

Un cáncer en lo más profundo del hombre y de la mujer que requería de cirujanos especiales para erradicarlo, y éstos se daban únicamente en el seno de cualquier iglesia o fe que se preciara, o bien de cualquier grupo laico que se alimentara del fanatismo más intenso (y, por tanto, de la ignorancia generalizada).

Con esta premisa en mente, hay que entender la seriedad con la que tal día como hoy, del año 839, según reza en Cordobapedia, se celebró en Córdoba el II Concilio con la sana (entonces) intención de condenar la herejía de los acéfalos o casianos, quienes, argumentando haber sido enviados desde la lejana tierra de Roma, se afincaron en tierras egabrenses para "esparcir graves errores" entre la población que les hacía correr el riesgo de pasar la Eternidad consumidos por las llamas y el sufrimiento del Infierno.

Había que corregir semejante desatino y, presidido por el metropolitano Wistremiro de Toledo, junto con sus colegas Juan Hispalense y Adulfo, de Mérida, así como los cinco obispos Quirico, de Acci; Leovigildo, de Astigis; el infame Recafredo, de Córdoba; Amalsuindo, de Málaga, y Nifridio, de Ilíberis, se celebró el concilio condenatorio. En él se condenaba, a la postre, al teólogo cristiano contemporáneo Quiniericus.

Predicando la bigamia (entre otras cuestiones)

¿Y cuál era su pecado? Entre otras cuestiones, predicaba la poligamia tomando por ejemplo a Lamec (el patriarca bíblico hijo de Matusalén y padre de Noé, y el favorito de los acéfalos). Pero también, tal y como indica Marcelino Menéndez en su 'Historia de los heterodoxos españoles' (cervantesvirtual.com), "tenían por inmunda toda comida de los gentiles, renovando en esto el error migeciano. Ayunaban, como los maniqueos y priscilianistas, en el día de Natividad, si caía en viernes (sexta feria). Seguían a Vigilancio en lo de negar adoración a las reliquias de los santos. Daban la Eucaristía in manu a hombres y mujeres. Jactábanse de santidad especial, negándose a toda comunicación con los demás cristianos y prohibiendo a los suyos recibir de sacerdotes católicos la penitencia aun in hora motriz".

En el fondo, eso no era lo que realmente molestaba a la Iglesia. La gota que colmó el vaso fue la constitución de una iglesia cismática, supra arenam constructam, en Cabra, y por ahí sí que no se pasaba.Y como buena comuna hippie de la época, no estaban solos. Emulando las actuales Alpujarras granadinas, andaban mezclados otros herejes llamados simoníacos y jovinianos, que autorizaban la bigamia, el incesto y los matrimonios de cristianos con infieles, permitiendo además a los sacerdotes el ejercicio de la cirugía (flebotomía) y el comercio.