MUNDO ANTIGUO

La sequía deja sin agua el Norte, pero abre oportunidades nuevas al trabajo arqueológico

El grupo de investigación HUM-143 Prometeo pretende a medio plazo localizar el núcleo central que organizaba todo el trabajo de extracción minera en época prerromana y revalorizar la comarca
Mapa elaborado por los investigadores de HUM-143 Prometeo  sobre el potencial arqueológico del Guadiato
photo_camera Mapa elaborado por los investigadores de HUM-143 Prometeo sobre el potencial arqueológico del Guadiato

Por desgracia, la sequía que están padeciendo en el Norte de la provincia es positiva para la arqueología. Los pantanos están tan bajos de nivel que dejan aflorar sus tesoros internos, ocultos bajo las aguas desde hace ya medio siglo, o permiten que yacimientos en los que se están trabajando tengan un plazo más de prórroga para rematar la faena, pero, eso sí, "sin dormirse tampoco en los laureles".

Pablo González, profesor de la Universidad de Granada y director del yacimiento Oppidum de Sierra Boyera, que lleva excavándose desde 2017 con unos resultados espectaculares en colaboración directa con el Ayuntamiento de Belmez, ha estimado que la actual sequía es peor incluso que la de los años 90. "Lo hemos comprobado, porque nos han pasado fotos y la cosa está peor", asegura, pero eso está permitiendo que antes incluso del verano pasado hayan salido a la luz todo tipo de elementos patrimoniales etnográficos, desde antiguos cortijos, eras, establos, molinos, corrales, albercas, pozos... "Es material del Siglo XIX o Siglo XX, que ahora se podrían documentar perfectamente y cuando el pantano vuelva por sus fueros ya se tendría toda esa documentación".

Para ello habría que hablar con Cultura de la Junta, porque el equipo del yacimiento Oppidum de Sierra Boyera va a estar allí el próximo verano y simplemente se trataría de documentar y fotografiarlo todo y dejar constancia de lo que hay. El caso es que esos edificios y estructuras no tenían importancia cuando quedaron bajo las aguas (el pantano se ejecutó entre 1969 y 1974 y se puso en carga en 1983), pero medio siglo después "han ganado en valor". Y, aunque los techos y tejados elaborados con madera, se han venido abajo, la verdad es que los muros, con una argamasa a base de carbonilla y cal, han aguantado a la perfección.

Pero no es lo único que permite la sequía. El propio Oppidum íbero de Sierra Boyera, datado entre el siglo VI y II a.C., cuenta con algo más de tiempo para rematar las excavaciones y poder extraer el horno de cerámica localizado con algo más de cuidado para trasladarlo al Museo de Belmez, que es donde va a quedar expuesto junto a toda la documentación recopilada por los investigadores, que forman parte del Grupo de Investigación HUM-143 Prometeo (Protohistoria del Mediterráneo Occidental), dirigido por Andrés María Adroher Auroux, catedrático de arqueología del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada.

"La sequía nos da más tiempo para el horno, que hemos podido preservarlo y está muy consolidado, pero el yacimiento se está deteriorando igualmente, porque carece de vegetación y está expuesto a los elementos, y le afecta el viento, la lluvia igual que cuando está bajo el agua; el nivel de deterioro no es igual y sí es verdad que nos concede una pequeña prórroga, pero tampoco como para dormirse en los laureles", advierte. Por tanto, el profesor González calcula "dos meses más de trabajo para terminar por completo de excavar y extraer el horno y ya, por desgracia, se lo tendremos que dejar al pantano".

Para ello, están pendientes de renovar los permisos con la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, "y esperamos que no haya problemas despumes de las obras para llevar agua de La Colada a Sierra Boyera". Lo que no sabe es cuándo va a estar el horno famoso expuesto. "Las fechas en arqueología son más de Rapel que otra cosa, pero sí puedo decir que será lo antes posible".

Oppidum romano aparecido en Sierra Boyera con la bajada de las aguas
Oppidum romano aparecido en Sierra Boyera con la bajada de las aguas

Este yacimiento se perderá y no se podrá poner en valor nunca, por lo que no será visitable "mas allá de las vistas que podamos hacer este año cuando lo tengamos abierto, y que serán las últimas". Por ello, se va a fotografiar en un modelo 3D y la documentación se colgará en redes para que llegue al mayor número de personas posible de forma virtual.

Ahora bien, lo que hay en las entrañas del Guadiato es realmente sorprendente y queda muchísimo por descubrir. "Es de lógica que haya más yacimientos como el nuestro aguas arribas". Ese 'aguas arriba' significa hacia el Norte, en dirección a Peñarroya y Fuente Obejuna. El Oppidum es un yacimiento productivo, que se dedica exclusivamente a la producción de cereal, cerámica y metalúrgica, y es muy seguro que haya yacimientos similares en otras zonas. "Cuando algunas veces nos hemos movido con las canoas hemos identificados algunos sitios con mucha potencialidad para albergar este tipo de yacimientos, y pensamos que es así, porque son similares al que está el nuestro", abunda el profesor.

De hecho, la producción minero-metalúrgica de la zona en esa época (prerromana y romana) fue "brutal", y, en este sentido, la Sierra de Los Santos "cuenta con unas posibilidades para este periodo que pocos lugares tienen, quitando a lo mejor la zona de Río Tinto, en Huelva, o Cástulo, en Jaén".

Parte del equipo del Oppidum de Sierra Boyera
Parte del equipo del Oppidum de Sierra Boyera

El caso es que el Oppidum de Sierra Boyera es 'pequeño', y lejos del pantano, ya en la zona de las aldeas belmezanas, seguro que hay más. Pero el 'premio gordo' se logrará cuando se desvele el yacimiento que administraba a todos ésos más pequeños. "Allí estamos intentando localizar cuál puede ser el yacimiento que administre a todos, porque sospechamos que había un núcleo central, con unas dimensiones mucho mayores y que concentraba a mucha población".

El Oppidum tiene unas tres hectáreas y ese núcleo central será, como mínimo, el doble o el triple. Al tener mucha más población también podría ser que albergara edificios de importancia, como fueron los de corte religioso. "Es la norma general en el mundo íbero, pero eso no quiere decir que vaya a ser así con seguridad", advierte el profesor.

"Hemos trabajado con fotografía aérea y otras tecnologías, como el sistema del Plan Nacional de Ortofotografía Aérea (PNOA), pero la arqueología es como un melón, porque desde el aire puedes intuir, pero hasta que no lo abres no sabes lo que hay". Así que candidatos a simple vista los hay, pero la seguridad sólo se da cuando aparece algo.

La Fundación Palarq se hizo eco de lo encontrado en el Oppidum de Sierra Boyera
La Fundación Palarq se hizo eco de lo encontrado en el Oppidum de Sierra Boyera

Por tanto, los siguientes pasos del HUM-143 Prometeo será, a partir ya del próximo 2024, reconocer esos sitios a través de prospecciones, para lo que de nuevo habrá que solicitar los permisos pertinentes a Cultura, localizar los asentamientos de tierra adentro, "y ver cómo funciona el poblamiento íbero en la zona del Alto Guadiato". Se trata, por tanto, de un proyecto global mucho mayor que el localizar meros yacimientos.

"El potencial que tiene esta zona es lo verdaderamente interesante, porque apenas se ha estudiado o investigado, y muchas veces nos llegan por las noticias que te dan los lugareños sobre algún cerro donde encontró mucha escoria o donde hay cerámica o unos muros muy raros", explica Pablo González.

Toda esa información se va añadiendo a un mapa aún rudimentario que van elaborando (cuenta con 15 posibles asentamientos de la Edad del Hierro;  26 minas de cobre; 16 centros con sulfuros complejos, es decir que había que fusionarlos; tres minas de hierro y una mina de estaño), y que coincide bastante con lo que en su día determinó Antonio Carbonell Trillo-Figueroa, un ingeniero de minas cordobés de principios del Siglo XX, que tiene, además, una calle en el barrio de Las Palmeras de la capital.

El equipo del Oppidum de Sierra Boyera de visita en el Museo del Cobre de Cerro Muriano
El equipo del Oppidum de Sierra Boyera de visita en el Museo del Cobre de Cerro Muriano

"Este hombre localizó muchos sitios con posibilidades al haber cerámica íbera, y por lo que hemos podido seguirle hay que reconocer que se ha equivocado en muy poco y, por tanto, se le puede dar un cierto margen de confianza", señala el profesor. Su grupo, además, ha realizado un trabajo sobre la relación que hay entre estos asentamientos y las minas.

Las aspiraciones son, de cara a medio plazo, es decir de cinco a siete años, localizar un yacimiento que no sólo que tenga potencial arqueológico, sino que se pueda poner en valor de forma permanente que le sirva al Guadiato también como elemento de atracción turística. Esa comarca ha vivido mucho tiempo y bien de las extracciones minero-metalúrgicas y del carbón. Al menos en época romana cayó el monocultivo de la zona porque se miró hacia Cartagena y esto se abandonó. Con el carbón fue más bien una decisión política a nivel europeo, pero baste pensar que Peñarroya llegó a tener hasta 50.000 habitantes y hoy tiene 10.000, mientras que Belmez consiguió tener entre 10.000 y 12.000 personas, y hoy se ha quedado en menos de 3.000.

Privilegiados visitantes estivales al Oppidum de Sierra Boyera
Privilegiados visitantes estivales al Oppidum de Sierra Boyera

"La pena del Guadiato es que se trata de un gran desconocido dentro de Andalucía, y tiene a día de hoy un potencial de rutas verdes, de gastronomía, de paisaje, de rutas arqueológicas brutal, y ni siquiera la ubican", se lamenta el profesor. Por contra, en otros lugares donde trabaja el grupo HUM-143 Prometeo, hay ya una tradición arqueológica importante y allí se ha dado a conocer mucho mejor toro el trabajo, incluso a nivel popular.

Es el caso de Almedinilla, en la Subbética. Allí "hay un proyecto de valorización del patrimonio, dirigido por Ignacio Muñiz, que es, quizá, el ejemplo a seguir, con unas instalaciones increíbles, un gran centro de recepción de investigadores, un museo, tienen la mayor biblioteca especializada en el mundo íbero de la Península Ibérica y unas jornadas culturales y gastronómicas que llevan toda esa información al gran público". De hecho, Almedinilla se empezó a excavar en el XIX por parte de Luis Maraver y tiene más tradición con el mundo arqueológico. "Celebramos allí un congreso en diciembre pasado y la gente alucinó con lo que había, y es que allí el Ayuntamiento se volcó mucho y es otro concepto".

HUM-143 Prometeo también está en El Higuerón, de Nueva Carteya, en el Guadajoz-Campiña Este, famoso por el reciente hallazgo de un falo de piedra gigante, y forma parte del grupo de investigación Andrés Roldan Díaz, director del Museo local y de las excavaciones. "Allí, al igual que en el Guadiato, está todo por desarrollar y vamos a ir poco a poco".

Eso implica que se tiene que empezar a pensar en programas culturales populares, que incluyan charlas, congresos y jornadas, de modo que "acaben calando en la gente, que lo vean como algo suyo y que las nuevas generaciones lo tengan asumido como algo ya propio".

Un día de trabajo en la ecavación del Oppidum de Sierra Boyera
Un día de trabajo en la ecavación del Oppidum de Sierra Boyera

Algo similar a lo ocurrido el pasado 20 de diciembre para mostrar en Belmez los resultados de la excavación del verano anterior, "y el salón de plenos se nos llenó y la gente estaba muy contenta y orgullosa de salir en los medios". Y claro está, todo camino que se inicia es con un primer paso.