VALLE DEL GUADIATO

Sierra Boyera devorará en 15 años el núcleo industrial íbero que el propio pantano desveló en 2017

Los arqueólogos han localizado piezas únicas, como un inmenso horno de cerámica, que es el mejor conservado de la Península, molinos casi industriales o piezas de cerámica que en lugar de representaciones pintadas están en relieve
Oppidum de Sierra Boyera
photo_camera Oppidum de Sierra Boyera

Lo que hay oculto en Belmez clama al cielo. Y los habitantes de este municipio del Guadiato, que ya lo venían barruntando, han conocido hoy de primera mano el inmenso potencial arqueológico que tiene su municipio con el ejemplo expuesto por los profesores Araceli Cristo Ropero y Pablo González, del yacimiento Oppidum de Sierra Boyera, que lleva excavándose desde 2017 con unos resultados espectaculares.

Araceli Cristo Ropero
Araceli Cristo Ropero

Pero su bendición es, al mismo tiempo, su peor maldición. Oculto bajo las aguas del pantano de Sierra Boyera, salió a la luz hace seis años cuando comenzó este prolongado tiempo de sequía. Fue un vecino del pueblo el que descubrió un "tiesto muy raro", en palabras del profesor González, del Área de Arqueología de la Universidad de Granada y director de esta última (y tercera) excavación realizada el verano pasado, y se lo comunicó a la profesora Cristo Ropero, quien al ver lo que tenía entre manos lo dio de alta en Cultura para iniciar las excavaciones. Ella ha sido, de hecho, la directora de los dos primeras.

La idea, para adelantar acontecimientos, es regresar en la primavera de 2023, "si el pantano nos lo permite" y continuar con los trabajos de urgencia. ¿Por qué? Sencillamente, porque "es un yacimiento muy particular; pasa la mayor parte del tiempo bajo el agua y eso le afecta, ya que lo está deteriorando a un ritmo muy acelerado". Tanto es así que "estimamos que en 10 o 15 años no habrá yacimiento en absoluto".

Excavaciones de urgencia

Las prisas son para recuperar toda la información arqueológica que se pueda, e incluso "nos estamos planteando sacar una estructura, como es el horno de cerámica, cuestión que se encuentra en fase de estudio a ver cómo se puede hacer, porque el acceso al propio yacimiento es complicado", ha expuesto el profesor.

El echo de estar ubicado junto a las compuertas del pantano genera corriente y arrastra todo lo que es el sedimento que cubre el yacimiento. "Lo está limando como si fuera un caramelo". Por eso, "cada vez que vamos, comprobamos que una parte se ha ido para siempre; lo vemos cada vez que llueve y cada vez que sube y baja el pantano, en un desgaste constante". Por tanto, está abocado a la desaparición y sin remedio. Además, la información histórica se encuentra depositada en esos sedimentos, que indican cómo se ha formado el yacimiento y dónde está cronológicamente ordenadas las fases de ocupación, y cuando pierde el sedimento se produce un maremagnum de cerámicas y otros elementos, pero sin contexto y habiéndose mezclado todas las épocas.

Está visible sólo un 20% del yacimiento y el resto está ocupado por la presa, que parte el yacimiento por la mitad. Cuando se ejecutó la presa evidentemente no se sabía que estaba allí (años 70' del Siglo XX) y si se sabía, hablamos de otra época en la que o práctico prevalecía sobre los historio y cultural. En este caso, sólo queda conservado un extremo del yacimiento.

Horno de cerámica localizado en el Oppidum de SIerra Boyera
Horno de cerámica localizado en el Oppidum de SIerra Boyera

Y hasta aquí las (muy) malas noticias. Vamos con lo positivo. "Lo que hemos podido ver claramente hasta ahora es que se trata de una zona artesanal; un barrio periurbano con distintas producciones". Pero de un volumen bastante llamativo. Hay un horno de cerámica, "de los mejores conservados de la Península Ibérica", con dos metros de diámetro y tres de largo, es decir muy grande y casi industrial. "Estamos aún calculando la capacidad que pudiera tener esa fábrica, pero de una hornada podrían sacar perfectamente 50 piezas".

Además, otro elemento que ha llamado enormemente la atención e los investigadores arqueólogos es que allí hubo una producción alimentaria al por mayor. Entre otras cuestiones, se han localizado dos molinos rotatorios de gran tamaño. Para hacerse una idea, la piedra pasiva sobre la que gira una piedra activa pesa unos 400 kilos, "capaz de generar un kilo de harina en un minuto".

Entre el VI y el II antes de Cristo

Pero ¿quiénes eran aquellas gentes? "Estamos hablando que el yacimiento se sitúa en una horquilla temporal de entre el siglo VI y II a.C., y es íbero". Son una población local con claras influencias púnicas, porque el horno es de tradición fenicia-púnica, pero al mismo tiempo los molinos son propios de la Península Ibérica. Hay también un taller metalúrgico para transformar el mineral de plomo, hierro, cobre o bronce en metal.

Y el caso es que se desconoce a qué localidad de la Antigüedad pertenecían este foco industrial. "Es curioso, porque todo a punta a que se abandona durante la Segunda Guerra Púnica y se arrasa". Una cuestión que los excavadores saben, porque "hemos encontrado los niveles de destrucción". Según González, "un profesor mío dice que cuando un poblado íbero no tiene nombre es porque se aliaron con los cartagineses y salieron mal parados". Todo esto apunta a que tiene que haber cerca algún asentamiento más grande, e incluso que sea un asentamiento que se dedique plenamente a temas productivos.

El profesor Pablo González
El profesor Pablo González

Además, por la cercanía a las minas, que están a escasos tres o cuatro kilómetros de allí, "creemos que en este punto se estaba llevando todo el proceso de fabricación de cerámica, sobre todo grandes contenedores y ánforas, además de todo lo que es la transformación del mineral a metal y se está produciendo una gran cantidad de alimento no sólo para la gente del asentamiento, porque sobraría, sino también para quienes estuvieran trabajando en las minas y para los que estaban en ese gran asentamiento habitacional".

Es más, haciendo una estimación aproximada de sus tres hectáreas, podría vivir allí unas 300 o 400 personas. Pero, ¡ojo!, que estos centros de producción industriales y masivos son bastante habituales. "Hemos podido documentar que en la zona desde el Siglo V a.C. están realizando producciones mineras y metalúrgicas, y en el Museo de Belmez se conserva una pieza, que es un ponderal de plomo fenicio-púnico, con letra fenicia, que nos da esa cronología". Así que "sospechamos que hay un gran asentamiento que articula el territorio y que el yacimiento de Sierra Boyera no tiene por qué ser el único que se dedique a este tipo de cuestiones". Y lo más probable sea que los demás estén mucho mejor conservados y con más sedimentos encima, pero no se ven.

Lo dicho, un potencial brutal en materia arqueológica.

Nada de armamento

"De armamento es curioso, pero no hemos encontrado nada", asegura el profesor. En el Museo Arqueológico de Belmez sí hay unas puntas de lanza que se atribuyen a esa zona, pero el hierro se conserva extremadamente mal. "Nosotros hemos podido extraer un cuchillo afalcatado muy deteriorado y está en proceso de recuperación y conservación, pero el resto del hierro se conserva fatal.

Cartel de la charla divulgativa del Oppidum de Sierra Boyera
Cartel de la charla divulgativa del Oppidum de Sierra Boyera

Por contra, sí han aparecido dos piezas cerámicas la mar de curiosas. Una de ellas muestra a dos guerreros en relieve luchando entre ellos y se ven las falcatas (que han servido de logo para el cartel de la convocatoria de hoy). A esa pieza le falta una parte de un extremo que no es significativa y era la que cerraba la pieza por un lateral. Por tanto, está bien conservada. La otra no lo está tanto y representa a una persona en el momento de lanzar una jabalina, también en relieve. Ese relieve, en lugar de estar pintados es lo que las hace ser piezas únicas en la Península Ibérica.

El caso es, pese así importancia, "no sabemos para qué sirve". Y es normal, peor no hay ningún paralelo para comparar. Además, aparecieron cerca del horno, por lo que hubo suerte al localizarlas, pero también "la mala suerte de que es en el contexto de su fabricación donde se encontró, y no de su uso". Saeteros trata de un prisma cerámico, que tiene forma alargada y forma un triángulo de tres caras ( la baso y otras dos donde se ven los mismos relieves en uno y otro lado). "Estamos pensando que pueden ser figura destinadas a necrópolis o a santuarios o adornos domésticos".

Guerreros Belmez
Guerreros en la cerámica localizada en el Oppidum de Sierra Boyera de Belmez

Una cuestión: Son íberos, seguro. Ahora bien, por la riqueza y el poderío ni sería de extrañar que cuando este asentamiento comienza a funcionar en torno al siglo VI o V, podría considerarse que esta civilización tal vez está parcialmente tartesizada, en el sentido de que se produciría cierta relación con la Tratemos relacionada con el mundo fenicio y de ciertos rasgos orientales. Pero está claro que después produce la típica cerámica íbera, con decoraciones y la estructura es también típica de la cultura íbera.

Oppidum de Sierra Boyera
Otra visión del inmenso horno de cerámica del Oppidum de Sierra Boyera

Sobre la posibilidad de salvar del yacimiento, que está literalmente siendo devorado por el embalse, alguna pieza singular el profesor ha indicado que desde la Universidad de Granada se está trabajando en conjunto con el Ayuntamiento y ahora se pretende contactar igualmente con la Diputación Provincial de Córdoba para que participe en el proyecto. Por su parte, Cultura de la Junta es la que planteó, precisamente, la idea de sacar una estructura para conservarla. "Estas acciones requieren coordinación por muchas partes y se exhibiría en el Museo de Belmez, que es donde mejor se conservaría y se contextualizaría". ¿Dejarlo en un lugar a la intemperie? En absoluto. "El horno es de adobe y si lo dejáramos a la intemperie se deterioraría a marchas forzadas". Es más, cuando se ha finalizado esta tercera excavación "lo hemos dejado cubierto muy bien con distintas capas de tierra, arenas y cantos de río para que se conserve bien".

Por ahora, del extremo Noroeste del yacimiento, que es donde están trabajando, habrán excavado un poco más del 30%. Queda casi la otra mitad, y "es lo que queremos excavar la próxima campaña y con prisas antes de que desaparezca". El agua se ha llevado ya tantos sedimentos que se encuentran con los niveles geológicos a apenas 50 centímetros. Pero también hay partes que han tenido cierta facilidad para datarlas, ya que en los niveles de destrucción del yacimiento, cuando fue arrasado pro Roma, los muros, que eran construidos en tierra, al caer han aplastado la cerámica y está entera, rotas y esparcidas, sí, pero por lo menos en su lugar de la historia. "En el laboratorio las recogemos, las pegamos y las montamos de nuevo".

Oppidum de Sierra Boyera
Oppidum de Sierra Boyera

Entre los organismos que han colaborado con estas excavaciones están La Universidad de Granada (Departamento de Prehistoria y Arqueología); el Ministerio de Cultura; el Ayuntamiento belmezano; el Museo Histórico de Belmez (MHB), el Instituto de Jóvenes Investigadores Andaluces (Ijita), que "nos apoya a nivel de divulgación y difusión"; la Fundación Palar Q, "con la que hemos conseguido un proyecto para realizar análisis a la cerámica; HUM-143, el Grupo de Investigación de Arqueología Protohistórica del Mediterráneo, y el Club Náutico belmezano.

El profesor se ha mostrado muy agradecido a este club deportivo, ya que "nos dejó sus instalaciones donde instalamos en su interior el cuartel general con laboratorios en su bar, que se cerró antes de la pandemia; allí dejamos las herramientas y lavamos la cerámica, como si fuera nuestro cuartel de operaciones".

Visitas al Oppidum de Sierra Boyera en el verano de 2022
Visitas al Oppidum de Sierra Boyera en el verano de 2022

La charla-conferencia ha despertado mucha expectación. Algo que ya se veía durante las excavaciones que tuvieron lugar durante todo el mes de agosto hasta el 20 de septiembre pasados. Por lo pronto, "vinieron a visitarnos más de 400 personas a lo largo de cuatro jueves con jornadas de puertas abiertas". En algunos casos se llenó tanto la sesión de los jueves que debían repetir el sábado siguiente. "Llegaron desde Belmez, luego de Espiel, de Peñarroya, Fuente Obejuna, todo el Guadiato. Se corrió la voz y la gente se volcó con nosotros".

Todo muy acorde con el nerviosismo de los primeros días cuando en el pueblo se supo la noticia. No obstante, se enfrió pronto por dos cuestiones: El pantano volvió a subir y se cubrió de nuevo el yacimiento en 2018, y, por supuesto, la pandemia de la Covid. "Volvimos a intervenir en el invierno de 2020, entre diciembre de ese año y enero de 2021, y ya después durante toda la pandemia con los protocolos de seguridad pertinentes.

Este sábado se ha vuelto a recordar a los y las habitantes de Belmez que para generar un sentimiento de cariño hacia el patrimonio por parte de la población es conocerlo y que lo sientan como propio, que se identifiquen con su patrimonio y, en consecuencia, quieran conservarlo y protegerlo y, evidentemente, "que se siga investigando". No sólo aquí, sino buscando en todo el término rico en historia esperando a ser descubierta en su subsuelo.