La ola de calor que estos días asola a toda España, y que en el caso de Córdoba ha dejado los valores más altos de todo el país, hacen que la vida en la ciudad sea prácticamente inexistente a determinadas horas del día. Jornadas laborales intensivas para los cordobeses, y botellas de agua, ropa cómoda y fresca y por supuesto, visita a los monumentos a primeras horas de la mañana para los turistas, se han convertido en la tónica de estos días, todo sea por buscar la mejor manera de sobrellevar las altas temperaturas en la capital.
Este es el caso de Thomas A. que junto a su mujer y sus dos hijas visita estos días Córdoba. Este australiano reconoce que sabía del calor que durante el mes de agosto hace en Córdoba pero que en ningún caso, dice, imaginaba que sería tanto. Esta mañana ha visitado a las 8.30 horas la Mezquita Catedral para después continuar con el resto de monumentos, como el Alcázar y Caballerizas Reales. Una vez almuercen, se marcharán a descansar al hotel donde pasarán la tarde en la piscina. Mañana parten para Sevilla donde son conscientes que les espera una mínima de 40 grados.
Albert y Anna son dos jóvenes irlandeses que este viernes se encontraban visitando el Templo Romano. Ataviados con gorro, pantalón corto y sandalias, esta pareja recorre los rincones de Córdoba "buscando la sombra siempre que pueden". Se trata de la primera vez que viajan a Andalucía, y señalan que la próxima vez que visiten tierras cordobesas, lo harán en primavera. Anna ha explicado a este periódico que la comida "fresquita" como el salmorejo, el gazpacho o la mazamorra, son sus favoritos estos días. No puede faltar tampoco, una botella de agua bien fría, señala.
Pero no solo del turismo vive Córdoba estos días. Pese al calor la vida en la ciudad continúa haciéndose en algunas profesiones una tarea más que imposible a determinadas horas. Es el caso de Raúl, un operario que hasta el mes de diciembre trabajará en las obras de rehabilitación del Templo Romano. Su horario es de 7 a 2, siendo "casi insoportable" trabajar a partir de las 12 del medio día.
Rafael Alonso es un trabajador de la empresa pública Sadeco en el área de limpieza viaria. Su jornada comienza a las 6.45 de la mañana y finaliza a las 13.30 horas. Según explica a Córdoba Hoy, las peores horas para estar en la calle comienzan a las 11.30 o 12.00, por lo que "intento siempre sobrellevarlo de la mejor manera porque los cordobeses ya estamos acostumbrados a este calor de agosto".
Para los taxistas, las jornadas laborales también se convierten en una pesadilla debido al calor. Según cuenta Manolo, "nos tiramos el día entero con el aire acondicionado puesto en el vehículo con el gasto que eso supone", y en el caso de estar estacionados en paradas, "nos ponemos a esperar en la calle a la sombra y sino nos metemos dentro del coche con el frío encendido". Hay veces, explica" que a uno no le dan ganas ni de salir a fumar". Las peores horas para estar al volante son de las 14.00 a 18.00 horas, que es "cuando el sol mas pega".
