Opinión

¿Son peligrosas las caídas en altura?

Dos muertes por esta causa en Córdoba en menos de dos semanas. La pregunta del título podría ser la pregunta tonta del año. Todos tenemos claro que la respuesta es un sí rotundo ¿verdad? ¿Por qué la hacemos entonces? Veamos primero algunos datos.

Según el Ministerio de Trabajo, en 2019 fallecieron 695 personas a causa de accidentes de trabajo, 85 de ellas lo hicieron como consecuencia de una caída en altura, lo que representa el 13% del total de los accidentes mortales. Uno de cada tres accidentes mortales, no clasificado como de tráfico o no traumático se debe a una caída en altura.

Miremos ahora a Europa: en 2017 en España murieron 60 trabajadores por esta misma causa, en Alemania 48 y en Francia 47, sabiendo que la población trabajadora alemana es más del doble que la española y la francesa se sitúa en un punto y medio más.

¿Qué ocurre? ¿No hemos caído en la cuenta en España de que los trabajos en altura son peligrosos? No es eso, por supuesto que lo sabemos. El problema es otro. La diferencia está en el valor que se le da a la vida humana en relación con el coste que suponen las medidas de prevención. Algunos dirán que es prosaico, otros decimos que es obsceno.

Conocemos por informes del mismo ministerio que las escaleras son los elementos de uso que constituyen un mayor peligro ya sea por el movimiento de la propia escalera, pérdida de equilibrio, resbalones, etc. De hecho, al año se producen más de 5.000 accidentes, superando el 10% los que dan lugar a incapacidad o fallecimiento del accidentado.

También sabemos que las plataformas elevadoras con barandilla disminuyen drásticamente los riesgos del trabajo en altura, además de mejorar la movilidad del trabajador, agilizar el tiempo de trabajo y aumentar la productividad ¿Por qué entonces no se ha generalizado su uso, al menos en la misma medida que en otros países de la Unión Europea?

¿Puede ser porque la escalera es más barata? ¿Será que las empresas españolas son de las que menos gastan en prevención? ¿Será que los autónomos (como este último fallecido) o las microempresas no se lo pueden permitir? Y ahora la cuestión nuclear: ¿Cuánto vale una vida humana? ¿Y 85 vidas cada año?

Las cifras sobre el coste de las medidas para evitar un accidente en altura pueden resultar escandalosas, ya que oscilan entre los 25 euros de un sencillo arnés de seguridad, hasta los 205 euros estimados para impedir accidentes leves y los 1.585 euros para los graves y mortales.

En la HOAC pensamos que es un coste pírrico que exige toma de conciencia, reflexión y compromiso. Por parte de los trabajadores: esfuerzo en la formación, por el empresariado: sensibilidad y responsabilidad, por los sindicatos: seguimiento y asesoramiento, por la administración: inspección y control, por los medios de comunicación: visibilidad para la siniestralidad laboral y por parte de la ciudadanía: conciencia y movilización.

Cumpla cada sector su papel. Ser constructores de humanización en el ámbito social, exige no mirar para otro lado ante el problema de la siniestralidad laboral. Procuremos, entre todos, que los muertos en el trabajo no sigan siendo los muertos olvidados.