Opinión

¿Sobreviviremos al cambio climático? (y 2)

En el anterior artículo di mi opinión sobre la complejidad del fenómeno del cambio climático y los efectos que puede producir a nivel general en la Tierra. Terminaba preguntándome qué pasaría si nuestros dirigentes y la sociedad en conjunto se equivocan en la apreciación sobre la velocidad en la que puede ocurrir este cambio y, especialmente, sobre los efectos que pueden provocar sobre nuestra especie. Prefiero no pensarlo pero teniendo en cuenta cómo nos comportamos los humanos cuando hay crisis, es mejor evitar llegar a este momento. 

Entonces, ¿qué podemos hacer? Los seres humanos hemos conseguido dominar prácticamente cualquier ambiente gracias a nuestra capacidad de adaptarnos aprendiendo a prever lo que va a ocurrir y de adaptar nuestro medio desarrollando materiales y tecnología y construyendo estructuras que nos ayudan a crear un ambiente aislado del exterior cambiante. A eso hay que añadir nuestro conocimiento de los factores físicos, químicos y biológicos que nos permiten cultivar y criar nuestro propio alimento y adaptar las condiciones para que éste se genere de la manera más efectiva posible. Todo ello se ha conseguido gracias al desarrollo del conocimiento científico. No lo desaprovechemos. 

Ante el desafío que puede suponer el cambio climático debemos aportar nuestra capacidad de analizar y aprender para analizar el problema profundamente y así poder tomar las decisiones más adecuadas que nos permitan afrontar los cambios que se nos acercan con las mejores perspectivas. En mi opinión solo tenemos que afrontar este cambio aplicando conocimientos que ya tenemos y teniendo en cuenta unos pocos factores. 

Primero, debemos ser conscientes de nuestra importancia como especie y de nuestras debilidades. Debemos ser conscientes de que el planeta Tierra y la vida que éste contiene no dependen de nosotros o de lo que hagamos nosotros. Podemos provocar cambios, sí, pero ni vamos a afectar gravemente al planeta ni a la vida que contiene. Debemos concienciarnos de que nosotros seremos los mayores damnificados de los cambios que se produzcan en el clima.

En segundo lugar, debemos concienciarnos de que los cambios que hemos provocado pueden ser importantes pero ni por asomo tan importantes como para provocar cambios decisivos para el desarrollo de la Tierra. La vida comenzó hace unos 3500 millones de años en forma de organismos parecidos a las bacterias actuales aunque algo más simples. A partir de ese momento los organismos han ido modificando el medio ambiente a la vez que estos cambios afectaban a su propia supervivencia. Sí, eso que ocurre ahora con el efecto del ser humano sobre el clima ya ha ocurrido hace mucho. De hecho, uno de los grandes hitos en la historia de la vida sobre la Tierra se produjo cuando los organismos aprendieron a utilizar la energía del sol y a tomar el CO2 del ambiente para crear su propia materia. Ese proceso que conocemos como fotosíntesis fue desarrollado por bacterias del tipo de las cianobacterias y provocó uno de los mayores cataclismos en la vida de la Tierra al provocar la aparición del oxígeno en la atmósfera hace unos 2000 millones de años. Este efecto originó la extinción de grandes cantidades de organismos bacterianos que no pudieron soportar la aparición de esa reactiva molécula esencial para nuestra vida. Por otro lado, gracias a este cambio pudieron evolucionar las células con núcleo como las nuestras y ahora estamos aquí. Por tanto, debemos abandonar de una vez la prepotencia de considerarnos como todopoderosos considerando que la vida o la Tierra dependen de lo que hagamos. Por mucho que lo digamos, otros organismos han modificado antes el ambiente mucho más que nosotros y la vida ha seguido adelante.  

En tercer lugar, no podemos abordar este problema si seguimos pensando que podemos frenar algo que ya ha comenzado a nivel global. Todavía no tenemos los conocimientos suficientes como para entender los complejos equilibrios que rigen el clima y pretendemos abordar modificaciones para dirigirlo. Sin conocer el mecanismo, intentar modificar la progresión del clima puede conducirnos a un callejón sin salida, a perder el tiempo en algo estéril o, peor aún, a agravar la situación. Debemos afrontar el problema intentando adelantarnos a lo que va a ocurrir y tomar decisiones que nos permitan adaptarnos a esos cambios y no a intentar modificarlos. No somos tan poderosos como para poder dirigir el clima. 

En cuarto lugar, debemos aprender de la naturaleza y afrontar el cambio que nos va a afectar adaptándonos a él. Debemos ser conscientes de que la vida está en continuo cambio y por eso ha sobrevivido a enormes modificaciones en la Tierra durante 3500 millones de años. Por ello debemos adaptarnos y no intentar conservar algo que siempre ha estado en continuo cambio. No estamos en disposición como para luchar contra el clima, debemos adaptarnos a él. De hecho, ya lo hemos hecho antes. Los primeros Homo sapiens sapiens (el famoso Hombre de Cromagnon), comienza a migrar desde África hace unos 130.000 años más o menos y va llegando a otras zonas en diferentes olas migratorias. En este periplo se tuvo que enfrentar a la última glaciación, la de Würn o Wiscosiense, que comienza hace unos 110.000 años y que cesa bruscamente hace unos 12.000 a 10.000 años. Es decir, el ser humano ya ha sobrevivido a cambios climáticos severos y se ha adaptado a ellos. Pero también debemos tener en cuenta que la población humana de ese momento era bastante escasa, esparcida en tribus con una moderada población y que aún no se había desarrollado la civilización y con recursos casi inagotables. No existía una sobrepoblación humana como la que ahora existe en la Tierra. Pero si ellos pudieron adaptarse, los humanos de hoy también podrán, más aún con los conocimientos de los que ahora disfrutamos. 

Nuestra capacidad de adaptación se basa en nuestra capacidad para aprender y para desarrollar mecanismos, técnicas y herramientas que mejoran nuestra supervivencia. Por eso, en quinto lugar debemos afrontar este cambio climático utilizando nuestra mejor arma, nuestra supuesta inteligencia. De hecho, ya la estamos utilizando al analizar los cambios que están ocurriendo, desarrollando mejores formas para obtener energía y utilizarla de la manera más limpia y desarrollando cultivos más eficientes y capaces de adaptarse a los cambios. Lamentablemente todos estos avances están en discusión por diversas razones, unas más o menos razonables, otras puramente mercantilistas y otras simplemente difíciles de asumir. Por mencionar la más razonable: si conocemos cómo obtener energía a partir de fuentes baratas o gratuitas como el sol, viento o mareas sin que se emitan gases contaminantes, ¿por qué no desarrollarlas? ¿Por qué empecinarse en utilizar fuentes de energía contaminantes como carbón o petróleo que obtenemos utilizando para ello incluso técnicas que dañan el medio ambiente como el fracking? Solo debemos tomar ejemplo de los mismos organismos vivos que han desarrollado los mecanismos más eficientes para obtener energía y materia de su medio ambiente. Sin embargo, nuestros sistemas son aún poco eficientes y muy contaminantes. Sería lógico utilizar nuestra mejor capacidad y diseñar mecanismos más eficientes para obtener energía y utilizarla. Sin embargo, decisiones políticas y mercantilistas bloquean el desarrollo de las conocidas como energías limpias. 

La vida ya ha comenzado a afrontar el cambio climático modificando su forma de actuar. Organismos habituados a aguas más frías han comenzado a sobrevivir en condiciones más cálidas. Las plantas están modificando sus ciclos vitales adecuándose a las nuevas temperaturas, de hecho, podemos ya comprobar cómo los árboles caducos tardan más en perder sus hojas en otoño y, en primavera, comienzan a cubrirse más temprano. Los herbívoros comienzan a migrar a otros ambientes (si es que el hombre se lo permite) y los depredadores con ellos. Y las bacterias ya han comenzado a cambiar en ciertos ambientes. En nuestro caso, la migración no parece estar a nuestro alcance ya que prácticamente toda la Tierra está habitada por seres humanos por lo que, o nos concienciamos en adaptarnos o los cambios nos obligarán a ello. 

En las teorías evolutivas darwinistas se aboga por la supervivencia del más fuerte y la extinción del que no sobrevive a los cambios. La sabiduría popular ya dice: “adaptarse o morir”. Solo nos queda saber en qué lugar estaremos nosotros en este nuevo paso evolutivo. Y teniendo en cuenta el por qué el ser humano ha podido tener éxito hasta ahora, o usamos nuestra inteligencia o nos veremos en grandes problemas para sobrevivir. ¿Apostaremos sobre seguro o seguiremos jugando a la ruleta rusa viéndola girar y girar sin movernos?