Opinión

Otros aires para una ciencia en cuidados intensivos

El rico refranero español dice aquello de que “Del dicho al hecho hay un gran trecho”. Tal vez el autor anónimo de tan acertado pareado estaba pensando en los políticos de hace siglos, aunque creo que ya sabía que su dicho iba a tener una vigencia prácticamente perpetua. Igual podemos pensar de quien acuñó aquello que decía: “Hasta meter, prometer, y después de metido, se acabó lo prometido”, aunque en este caso más de uno se irá por otros derroteros más entretenidos que las pretensiones de nuestros políticos y políticas. Y comienzo así esta nueva columna por el maltrato al que ha sido sometida la ciencia española en los últimos años por parte de las administraciones públicas y en especial por el gobierno de España. 

La visión de este maltrato no se circunscribe solamente a los investigadores que trabajan en las Universidades y centros de investigación españoles, no. La percepción de desamparo, desapego, abandono y maltrato ha cruzado las fronteras. Tal es así que el último número de la conocida revista científica Science, presenta en su editorial un crudo relato de lo acaecido desde que el PP entró en el gobierno hasta la llegada de Pedro Sánchez al gobierno y con él el nuevo Ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque. Antes de entrar en profundidades, el primer gesto del nuevo gobierno ya mejora la situación ya que la ciencia española ha pasado de depender del Ministerio de Economía a tener el derecho a ser gestionada separadamente con un Ministerio propio. Porque, por si no se han enterado, sin ciencia no hay futuro y sin una gestión dirigida a sembrar ese futuro el camino se torna lúgubre, escabroso y lleno de baches. Pero, eso sí, si prestan atención a las propuestas anuales cuando llegaban los presupuestos, siempre se decía que la financiación para ciencia subía pese a que luego, los presupuestos no se cumplían. Ya saben eso de prometer hasta meter…

En 2008, los recursos no financieros (lo que conocemos como subvenciones y de los que se nutren los grupos de investigación de nuestro país) eran de 4238,28 millones de euros, en el presupuesto gestado por el PP para 2018 y recientemente aprobado, el montante es de 2844,35 millones de euros. Total, 1393,93 millones de euros menos en una economía que según el gobierno anterior iba despegando como un cohete. Y eso no lo digo yo, lo dice la COSCE, Confederación de Sociedades Científicas de España, en una nota de prensa al respecto de la presentación del avance del Informe sobre inversión en I+D+i en los presupuestos generales del estado aprobados para 2018. Pero ese informe va más allá de la pérdida de un 33% de financiación en 10 años y eso que el presupuesto subió en 548,17 millones de euros respecto al 2017, una barbaridad. Pero también se dice que “hecha la ley, hecha la trampa” ya que según este avance del informe, los fondos reservados para investigación en 2017 solo se ejecutaron en un 29,7%. Y eso es así porque gran parte del presupuesto va para financiación en investigación para empresas en forma de préstamos y parece que a las empresas españolas eso de investigar les parece algo muy cansado y farragoso. De hecho, el presupuesto se ha ido engordando año tras año en una partida que el gobierno ya sabía que no se iba a consumir.Tal vez en España los empresarios prefieren pedir préstamos para poner más ladrillos, o más bares en las playas en lugar de crear cosas nuevas. Lo viejo, y que de dinero, mucho mejor que innovar. Ciertamente,Spain is different. Pero no se crean ustedes que solo quedó sin ejecutarse la parte para empresa, no, eso hubiese sido casi asumible. Hasta la parte destinada a subvenciones para los grupos de investigación de CSIC, Universidades y OPIS se quedó con su pequeño trocito sin consumir y un 10% de los pírricos 2612.11 millones presupuestados para subvenciones se quedaron en el cajón del Ministerio de Economía. Nada, una bagatela de 260 millones. 

Si comparamos con lo que ha pasado en Europa, entonces hay que ponerse a llorar desconsoladamente ya que mientras en España hemos perdido financiación año tras año, en Europa la financiación ha aumentado durante los años de la crisis. De hecho, un reciente artículo mostraba cómo mientras en Alemania o Reino Unido o en la Europa de los 28 la Inversión en I+D había subido más de un 25% entre 2009 y 2016, en España habíamos perdido esos 9,1% de inversión. Y luego nos venían con aquello de que debíamos competir con los países de nuestro nivel. Pues no sé yo a qué nivel nos querían bajar desde el gobierno ya que pretendían que jugásemos la Champions League entrenando con pelotas de trapo. 

Así que permítanme ser algo optimista al tener un Ministerio al que dirigir mis solicitudes de financiación para proyectos de investigación que entenderá algo sobre ciencia. Haber pasado de un Ministro economista como Luis de Guindosa un Ministro ingeniero aeronáutico como Pedro Duquey que, encima, ha podido hacer experimentos en el espacio cuando era astronauta me hace pensar que el nuevo Ministerio entenderá más de experimentos y también de sumas y restas, aunque el anterior Ministerio era más de restas que de sumas. Al menos Pedro Duque está hablando de diagnosticar bien la situación de la ciencia en España para, como si de un triaje se tratara, abordar su tratamiento de la manera más efectiva posible. Esta es una labor que considero ardua y más aun conociendo que la herencia recibida por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades es escasa en fondos, llena de burocracia y con incumplimientos flagrantes como la no publicación de resoluciones definitivas que evitan que los investigadores puedan cobrar los fondos para realizar sus estancias en el extranjero

Volviendo al editorial de la revista Science firmado por una investigadora Española, la astrofísica Amaya Moro Martín, una de las científicas que desarrollan su trabajo fuera de España, en este caso la NASA en el Space Telescope Science Institute en Baltimore, quisiera entresacar un párrafo. "Tristemente, la visión del anterior gobierno de España sobre cómo la Investigación y el Desarrollo puede cambiar la economía fue seriamente errónea - el (el gobierno)subestimó la importancia de la investigación básica, simplificó la transferencia del conocimiento, minimizó el tiempo necesario para llevar las ideas al mercado e ignoró cómo la inversión pública atrae a la inversión privada". Hace unos días escuchaba a otro economista dar su opinión en una emisora de ámbito nacional sobre que la Universidad debería dejar de producir buenos ingenieros que acababan trabajando fuera de España para formar a los estudiantes en aquello que la industria española requiere. Al parecer está extendida la creencia de que la investigación debe estar al servicio de la empresa y se debe formar a los ciudadanos para lo que la empresa quiere y cuando lo quiere. Teniendo en cuenta que las empresas española son incapaces de arriesgarse a invertir en innovación como han demostrado año tras año desde hace decenios, muy negro se ve el futuro si andamos por esa senda. Además, este corriente de pensamiento se olvida de un hecho fundamental, es el conocimiento el que abre nuevas puertas a nuevos avances, a la mejora de las empresas y a la creación de nuevas empresas. Y este conocimiento se consigue con investigación básica que ha permitido, entre otras cosas, los avances en los tratamientos contra el cáncer utilizando las herramientas del sistema inmunológico, la posibilidad de editar los genes con mecanismos utilizados por bacterias que crecen en sitios inhóspitos (CRISP-Cas9) o abordar el tratamiento de los residuos que nos acabarán ahogando utilizando la actividad biológica de microorganismos y nuevos medicamentos, nuevos alimentos, nuevas técnicas, nuevos compuestos que eviten contaminaciones, nuevas fuentes de energía, etc, etc, etc... Simplemente: Sin conocimiento básico no se produce la innovación.

Espero que los nuevos vientos que corren en el gobierno y en el recobrado Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades apuesten por la investigación y por el futuro.