Opinión

Nos falta respeto

Los seres humanos nos consideramos la cúspide de la evolución. Somos lo más de lo más. El mayor diamante de la evolución. Somos tal gema del Universo que hasta nos hemos autoconvencido de que fuimos creados a imagen y semejanza del Dios, creador de todas las cosas. Pero resulta que no, que no va a ser así. Y eso es muy duro de entender.

Así que cuando viene un pequeño microorganismo, que ni siquiera puede vivir por sí solo, y nos pone toda nuestra existencia patas arriba, como que no acabamos entendiendo de dónde nos ha venido la bofetada. Por eso, no es extraño que nos hayamos inventado aquello de que fue alguien de nosotros quien lo fabricó. Pues va a ser que no.

De repente, tuvimos a nuestros mayores muriendo rápidamente, palacios de hielo convertidos en tanatorios improvisados, hospitales atestados de personas luchando por respirar, sanitarios exhaustos contagiándose y sin poder hacer nada. Sin embargo, para muchos todo esto es historia antigua; agua pasada.

"Así que cuando viene un pequeño microorganismo, que ni siquiera puede vivir por sí solo, y nos pone toda nuestra existencia patas arriba, como que no acabamos entendiendo de dónde nos ha venido la bofetada"

Ahora vemos a gentes en países lejanos buscando una bombona de oxígeno que les mantenga vivos, pero ya hemos olvidado lo que nosotros mismos hemos vivido. Estamos en otro nivel, en el primer mundo. Esto ya no va con nosotros. Otro grave error. 

Eso sí, no ha habido ningún problema en exigir a la ciencia una solución rápida y efectiva, olvidando que antes considerábamos esa cosa de la ciencia como un gasto superfluo, algo que había que adelgazar para pagar menos impuestos. 

Sin embargo, cuando la ciencia responde y ofrece la única opción válida para salir del problema recelamos a la primera de cambio. En cuanto nos dicen que la vacuna se ha fabricado en poco tiempo, que es experimental o que podría producir tal o cual efecto, nos entra el canguelo. Total, a lo largo de nuestra historia el miedo ha sido uno de nuestros principales motores. El miedo al cambio, a lo nuevo, a evolucionar.

Pese a todo lo pasado, en cuanto el domingo, 9 de Mayo, se acaben las restricciones legales, se abre la veda. Tendremos LIBERTAD. Muchos deseando volver a una normalidad que tal vez no debería ser lo normal. 

Volveremos a la normalidad de hacer lo que nos apetece, cuando nos apetece y sin atender a las consecuencias. Tal vez ése sea nuestro problema como sociedad, que no atendemos ni a las consecuencias que nuestras acciones individuales producen. Como especie nos falta un pelín de respeto por todo, comenzando por nosotros mismos y terminando por el ambiente en el que vivimos. Y así nos va; y así nos va a ir. 

Cuando volvamos a la normalidad podremos volver a realizar actos cotidianos que hacemos con total libertad y completa falta de respeto por todo. Aquí van algunas cositas que todos podríamos reconocer:

  • Podremos volver a gritar a las 02.00 o 03.00 de la mañana sin importarnos un bledo si molestamos a personas que están disfrutando de un sano y reparador sueño. 
  • Podremos reunirnos en una esquina o en un parque para beber, gritar, orinar en los portales o cosas peores, sin que nos importe mucho la salud de quienes viven en los edificios cercanos.
  • Podremos volver a ir de un lado para otro a disfrutar de fiestas y de discotecas hasta altas horas de la noche para luego volver a casa o al hotel conduciendo el coche pese a haber tomado dos o tres copas de vino y unos cuantos chupitos o combinados. Total, la posibilidad de estamparse contra alguien y acabar matándolo es baja (aunque mucho más alta que la de ponerse la vacuna de Astra Zéneca). 
  • Podremos volver a fumar en las terrazas echándole el humo a los viandantes y a los comensales de las mesas de al lado importándonos un pito si les fastidiamos la comida, les afectamos a los pulmones o si alguien de ellos podrá tener un principio de cáncer o cualquier otra cosa que acabará matándolo. Es de solidarios compartir el humo tóxico con los demás. 
  • Podremos volver a disfrutar de la libertad de ir al trabajo con 40 grados de fiebre, tosiendo y estornudando por todos los pasillos sin importarnos un bledo de a quién contagiamos o si esta persona acabará contagiando a alguien de su familia que morirá a causa de la infección; ojos que no ven…

Podría seguir enumerando muchas otras tantas cosas que hacemos de forma natural sin pensar en las consecuencias que pueden tener: No recoger las deposiciones de los perros; dejar la basura fuera del contenedor, tirar cualquier cosa por el suelo, o al mar, o a los ríos, o a cualquier sitio; escupir en el suelo; toserle o estornudarle a quien viene de frente; aparcar en doble fila porque me viene bien aunque tape la visibilidad del cruce; parar donde me da la gana en la calzada aunque no deje que las personas con movilidad limitada puedan pasar; dejar cualquier vehículo en la acera, aunque moleste a todos; circular a 200 kilómetros por hora porque mi coche lo vale; ir con bicicleta o patinete por la acera a toda leche sin pensar que puedo acabar atropellando a alguien, etc, etc… 

"Creo que en lugar de salir reforzados como sociedad, vamos a salir en unos días como animales enjaulados corriendo para todos lados sin pararnos a pensar en las repercusiones"

Y, ¿por qué digo todo esto? Por la simple razón de que tras estos meses de pandemia me temo mucho que hemos aprendido muy poco. Creo que en lugar de salir reforzados como sociedad, vamos a salir en unos días como animales enjaulados corriendo para todos lados sin pararnos a pensar en las repercusiones. 

La pandemia no se ha acabado, la incidencia en Andalucía es mayor de 200 en el día que escribo. La posibilidad de contagio sigue siendo alta. Sin embargo, la sensación que tengo es que se nos ha olvidado todo y que eso de pasarlo bien sobrepasa cualquier precaución.

Las vacunas nos están dando seguridad, pero aún no hemos alcanzado la suficiente cobertura como para querer volver a la normalidad. Hay que mantener la guardia alta. 

Sea como fuera, me gustaría pensar que podríamos aprender de todo esto e incluir un poco más de respeto por los demás en nuestro comportamiento. 

Todos podemos disfrutar de la vida sin perjudicar a los demás, solo hay que utilizar algo más la inteligencia que se nos supone como especie. Aunque me temo que va a ser que no.

#Yomevacuno.