Opinión

La necesidad de la vacuna infantil y la tercera dosis

Nos adentramos en el final del segundo año de pandemia y los últimos datos parecen dar a entender que no hay luz al final del túnel. Los programas de televisión se han vuelto a llenar de comentarios sobre contagiados y de estudios muy parciales y preliminares sobre la peligrosidad de la nueva variante ómicron. Todo ello ha llevado a un nuevo estado de nerviosismo general agravado con la inminencia de las fiestas de fin de año y sus reuniones lúdico-festivas. 

La variante ómicron y la tercera dosis. 

Al igual que otros países, el gobierno central y las comunidades autónomas han decidido vacunar ya con una tercera dosis a todos los ciudadanos por encima de los 40 años. Yo sigo pensando que las personas que ya han respondido bien con la segunda dosis deben tener linfocitos memoria (T y B) que se despertarán de nuevo cuando llegue el virus. Aunque se vuelve a insistir en la capacidad del virus para escapar del sistema inmunitario.

Los primeros estudios sobre esta variante están demostrando que ómicron tiene una mayor capacidad para proliferar, probablemente debido a su mayor afinidad por el receptor que utiliza para introducirse en las células. Por otro lado, parece que se centra más en las vías respiratorias superiores pero no alcanza tan fácilmente los pulmones. Esa característica podría reducir su gravedad ya que la capacidad para generar neumonía y la tormenta de citoquinas sería menor. Pero quisiera que se dieran cuenta de que he utilizado el verbo poder en condicional, eso quiere decir que estamos aún hablando de hipótesis y no de certezas. 

Tampoco está muy claro que pueda escaparse de la inmunidad conferida por las vacunas. Los análisis que se están realizando sobre la efectividad de las vacunas están basados en la presencia de anticuerpos neutralizantes en pruebas in vitro y claro, los anticuerpos tienen una vida media limitada y van disminuyendo en el plasma con el tiempo. Eso quiere decir que poco a poco el plasma de las personas vacunadas va perdiendo anticuerpos generados por la vacuna o por la infección. Pero, vuelvo a insistir, para volver a producirlos de nuevo están las células memoria. 

No obstante, ante una variante más eficiente a la hora de contagiar, una dosis de refuerzo (sin modificar sobre los antígenos iniciales), puede que no venga nada mal. De hecho, en mi casa nos volveremos a vacunar. ¿Y por qué lo voy a hacer si he mantenido que no son necesarias las dosis de refuerzo para una población no de riesgo? Pues simplemente porque sé que con esta dosis se generarán más células memoria, subirán los anticuerpos, habrá células efectoras, especialmente linfocitos Tc que estén un tiempo activos, y así, estaremos muy protegidos durante más tiempo, especialmente en estas fiestas en las que aumentamos los contactos. Y creo que esa es la idea de los gobiernos, hacer que esta nueva variante se encuentre con cuantas más personas protegidas mejor. 

Piensen, casi todos nuestros mayores ya han recibido su tercera dosis y ahí están, menos contagiados que los maduritos que no se quieren vacunar. Ante una variante más capacitada para infectar necesitamos una mayor protección inmunológica; puro proceso de adaptación a los patógenos. 

Pese a que las vacunas no protegen del contagio, sí que siguen protegiendo más de un 90% de sufrir síntomas graves y morir. Para explicarlo mejor utilizaré las medidas de protección de un coche. El cinturón de seguridad y el airbag no protegen de tener un accidente, eso depende de otros factores, especialmente el de ser descuidado al volante. Sin embargo, sí que protegen mucho de acabar destrozado o morir en el accidente. Pero la protección no es total ya que si se va a mucha velocidad pueden ser ineficientes. ¿Se entiende ya así? Una cosa es contagiarse y otra muy diferente acabar intubado en una UCI o morir por el contagio. Más claro es difícil ya de decirlo.  

Vacunación en los niños.  

En paralelo a la tercera dosis para los ya vacunados se ha iniciado el proceso de inmunización de los niños entre 5 y 11 años. La dosis de vacuna de mRNA que se utiliza es un tercio de la utilizada en los mayores de 12 años, adaptada a al peso y condición de los menores. 

Se está discutiendo mucho sobre la idoneidad de vacunar a los niños, pero el hecho cierto es que esa es la franja de edad que más contagios acumula durante las últimas semanas. De hecho, la tasa de contagios es muy alta por debajo de los 11 años mientras que por encima es más baja. Por tanto, las vacunas están funcionando incluso en adolescentes. La idoneidad de vacunar a los niños está en reducir la capacidad de dispersión del virus. 

Pero vuelve la desconfianza, si se vacuna a los niños pequeños se nos dice que puede pasar algo "a largo plazo". Contestando a alguien que me decía que ninguna vacuna se administra tres veces en menos de un año le indiqué que es falso. Nada más nacer los bebés reciben tres dosis en 11 meses de la vacuna del tétanos que, en muchos casos, lleva también los antígenos de la polio, la hepatitis B, la difteria, la tos ferina y el Haemofilus influenzae. El único efecto a largo plazo es que están protegidos frente a estas enfermedades ya que nuestro sistema inmunitario genera células memoria inmunitarias para hacer frente a los patógenos contra los que han sido activadas. Eso sí que pasa. Ese sí que es un efecto a largo plazo, pero bendito efecto.

La peligrosa campaña de los antivacunas.

Los grupos antivacunas siempre han estado ahí pero ahora parece haberse transmutado en defensores de las vacunas que ellos ahora consideran 'verdaderas' vacunas en contra de la 'vacuna experimental' en la que han centrado su campaña de terror. Es curioso, lo que antes era un atentado contra la salud ahora es bueno para poder así contrastarlo con las nuevas vacunas de mRNA que se han convertido en su máquina de destrucción masiva. Diría yo que de virus, pero ellos piensan otra cosa muy diferente. 

De hecho, la vacunación en los pequeños ha producido un enorme revuelo en las redes y en estos grupos antivacunas que han lanzado una campaña de terror para influir a los padres de las criaturas y que no los lleven a vacunar. De hecho, ya en Córdoba se están diseminando panfletos donde se mencionan las típicas mentiras de estos grupos. Por eso querría insistir en varias puntualizaciones al respecto del mensaje de estos grupos. Ni las vacunas son experimentales (menos aún tras más de año y medio de aplicación en humanos sin efectos graves y con cientos de millones de personas ya vacunadas), ni llevan óxido de grafeno (el famoso informe del Dr. Campra no pasaría ni un examen de prácticas de una facultad de ciencias), ni el óxido de grafeno reacciona a las antenas 5G (un invento absurdo y carente de base científica que esta gente sigue como un dogma de fe). 

Además, se han buscado un nuevo gurú, el doctor Robert W. Malone que se presenta en un sugerente video como médico y científico. En el vídeo, que no pienso enlazar para no darle más publicidad, el Dr. Malone deja entender que él ha participado en la generación de la vacuna de mRNA. Eso es totalmente falso. El buen doctor publicó, supongo que a raíz de su tesis, un artículo en la revista PNAS en 1987, que demuestra el uso de liposomas para introducir RNA dentro de las células y que éstas produzcan la proteína cuya información contiene ese RNA. Esa tecnología se ha usado para investigaciones sobre ciencia básica en células, para la terapia génica y ahora para las vacunas de mRNA. Pero decir que el doctor ha participado en las generación de las vacunas es como decir que la persona que inventó la rueda participó en la invención de los automóviles. Se ve la diferencia. 

El Dr. Malone afirma en su video la existencia de una serie de reacciones a largo plazo por las vacunas pero que no se han podido determinar aún. Hace referencia a la toxicidad de la proteína S, cosa que no se ha demostrado. Hace alusión a las miocarditis, que han sido reacciones muy leves y que han afectado a un porcentaje bajísimo de la población. Hace alusión a un posible efecto sobre el cerebro o a un posible efecto sobre la reproducción, cosa que tampoco se ha demostrado y que no tiene base científica. Todo ello basado en una supuesta toxicidad de la proteína S sintetizada a partir del mRNA contenido en las vacunas. Pero, la producción de proteína S por las células afectadas por la vacuna es muy baja, su liberación al plasma sanguíneo es muy baja y, por tanto, su posible toxicidad es muy, pero que muy baja. Si niños de 12 años en adelante no han presentado efectos adversos con una dosis tres veces superior, no se puede afirmar que en niños menores, con una dosis menor, vaya a ocurrir. 

Pero, además, debo insistir, si la proteína S producida por la vacuna fuese tan peligrosa como el Dr. Malone afirma, la proteína S unida a los virus en una persona infectada sería mucho más peligrosa ya que con un virus proliferando, la producción de ésta sería mucho más alta y por tanto su toxicidad. Así que es previsible que un niño infectado, con el virus proliferando, estaría sometido a los mismos o peores síntomas a largo plazo que el Dr. Malone atribuye a la vacuna, cosa que no ocurre, por lo que no tiene sentido lo que el Dr. Malone afirma.

Pero hay más, los grupos antivacunas incluso son capaces de argumentar usando datos de contagios de ese virus que ellos mismos llegan a negar. Uno de sus argumentos actuales es que los contagios suben en los vacunados. Ya es cansado repetir hasta la saciedad que un virus respiratorio puede volver a contagiar a una persona inmunizada pero que esa inmunización previene de tener síntomas graves. Eso explica el alto porcentaje (más de un 40%) de casos asintomáticos que se han dado en personas sin vacunar cuyo sistema inmunitario ha sido capaz de defenderse del virus. La ciencia ya ha encontrado que personas con inmunidad alta frente a coronavirus humanos retienen células memoria contra este coronavirus al responder a antígenos comunes en ambos. Fácil de entender si se quiere entender. 

Toda esta gente crea desconfianza y hay muchas personas que prefieren esperar para ver si las vacunas son seguras pensando en posibles efectos a largo plazo. ¿De qué efectos hablan? No lo saben. ¿De cuánto plazo hablan? Tampoco lo saben. Llevamos más de año y medio desde que se comenzaron los estudios con las vacunas sobre personas voluntarias y no se han encontrado todos esos efectos de los que hablan. ¿Entenderán estas personas alguna vez que han sido engañadas o seguirán encastilladas en su burbuja de desconfianza? 

Desde esta columna he intentado ir explicando las complejidades de la relación entre nuestro organismo y el de un patógeno como un virus. He utilizado la ciencia para analizar la realidad y hacer comprender lo que está ocurriendo. Por favor, no se dejen engañar, los grupos antivacunas, conspiranoicos y negacionistas son los que mienten, les están engañando con el miedo. Protejan a sus hijos y a ustedes mismos contra la infección grave por el virus entrenando su sistema inmunitario con las vacunas. No se dejen arrastrar por el pánico.

#VacunateContralaCOVID19