Opinión

Y llegó de nuevo la polémica de la selectividad

Este martes los estudiantes que acaban de terminar el bachillerato en Andalucía se enfrentarán a la esperada y, a la vez, temida prueba de selectividad, llamada actualmente Prueba de Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad (PevAU). La controversia alrededor de esta prueba es constante y, como el Guadiana, aparece y desaparece según el calendario escolar. Por tanto, se habla de ella durante un par de semanas en Junio y luego se deja de hablar hasta Junio del año siguiente. Como las serpientes de verano, todos los años aparece alguna noticia “escandalosa” alrededor de esta prueba esencial para el futuro Universitario de nuestros estudiantes. Y este año no ha sido una excepción, incluso, diría yo que ha sido especialmente relevante en los medios de comunicación. Entiendo perfectamente a los estudiantes que se enfrentan a esta prueba y a los padres que sufren el desasosiego por el futuro de sus hijos pero deben tener en cuenta que la aventura ya comenzó años antes, creando hábitos de estudio y obteniendo buenas calificaciones desde que comenzaron la ESO pero especialmente desde primero de bachillerato. 

Lo primero que deben entender es que la nota de la PevAU depende de varios factores. En primer lugar hay una nota media que se obtiene con el 60% de la calificación obtenida en bachillerato (primero y segundo) y un 40% de la calificación de las cuatro materias generales del bloque de asignaturas troncales del bachillerato (Lengua Española y Literatura II, Lengua Extranjera e Historia de España, y una materia troncal general de modalidad). Por tanto, los 10 primeros puntos se van obteniendo ya cuando se comienza el bachillerato, desde el primer examen. Además se pueden adicionar hasta 4 puntos más (la nota máxima son 14 puntos), con dos asignaturas relacionadas con la carrera que uno quiere estudiar en la Universidad. La calificación de cada una de esas asignaturas se multiplicará hasta por 0,2 por lo que cada una puede sumar desde 1 hasta 2 puntos (para sumar hay que obtener como mínimo un 5). Esas asignaturas sí que son importantes ya que no hacen media sino que suman directamente y pueden hacer que una nota media de 8 pase a ser de 12 puntos al final si se consigue un 10 en cada una de las dos asignaturas específicas. Todo esto lo debe saber cualquier estudiante que se presenta a esta prueba y quien no lo sepa es que no ha prestado mucha atención a lo que verdaderamente importa si quiere entrar en la Universidad. 

Comodecía, la pasada semana la PevAU se convirtió en el tema de moda (trending topic, como le gustan decir a algunos). Este año el tema saltó a los medios de comunicación por un supuesto problema en el examen de Matemáticas II en la Comunidad Valenciana que, según algunos estudiantes, ha sido el más complicado de la historia. Es curioso, el curso pasado el examen de Matemáticas más difícil de la historia fue el de Andalucía aunque todo fue por una errata en una de las opciones que se comentó y solventó en escasamente unos minutos.Volviendo al caso valenciano, parece que pasado el primer momento de sorpresa, estupor y posterior indignación, con el tiempo, parece que el examen no era tan difícil, que se podría haber hecho más fácil pero que sí que entraba en el temario pero que algunos estudiantes no habían sido entrenados en ciertos ejercicios, es decir, que “eso no lo habían dado”.Una excusa que llevo oyendo desde que comencé a estudiar, pero que, como los pantalones de pitillo, vuelve y vuelve. Lo curioso de este caso es que se ha “democratizado” la protesta ante un examen. Que consideras que un examen en muy difícil para ti, pues hala, montas una protesta en chance.orgy a ver si, por ejemplo, consigues que tumben la prueba o se le ponga la máxima calificación a todos. Lo curioso del caso es que de los 9000 examinados en esta prueba, en el momento en el que escribo, hay 42384 firmas apoyando la indignación de uno de los estudiantes que ha iniciado la protesta. Digo yo que unas 33000 personas habrán firmado por solidaridad pero seguro que ni siquiera se han dignado a revisar el examen en cuestión o, tonto de mí, no me había dado cuenta de la cantidad de matemáticos que hay en este país. Lo mismo ahora debemos proceder como los realities de la televisión, ponemos a los estudiantes ante la cámara y pedimos que se vote (a un precio módico por voto) y así, el que saque más votos, se le da mayor puntuación y vamos bajando conforme baja el apoyo de la audiencia. No ser asusten, creo que va a ser que no debemos hacerlo así. 

Como decía antes, en Andalucía pasó algo parecido el curso pasado y, curiosamente, tras la revisión de las calificaciones globales de la comunidad al completo se encontró que el examen de matemáticas más injusto y difícil de la historia de la selectividad obtuvo, como media global, más puntuación que la del curso precedente. Debe ser una curiosidad de las matemáticas; a más indignación tras el examen, más nota media final. Lo mismo deberíamos estudiarlo. Con años de experiencia en este tema les puedo decir que sabemos que algo parecido a esto va a ocurrir todos los años. Unos años ocurre con una asignatura y otros años con otras, pero siempre hay ese run-run de vocecillas que comentan lo difícil que ha sido un examen y que ese es el peor de la serie histórica (sin haber contrastado con otros años). Al parecer, ese run-run de pasillo ahora tiene una autopista en las redes en forma de encuesta popular que apoye la indignación para buscar soluciones particulares. Debe ser cosa de la época en la que estamos.

El mayor problema es que este tipo de cosas es recogido por los políticos para arrimar el ascua a su particularsardina y aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid para proponer medidas para asegurar que todos los estudiantes tengan “las mismas oportunidades”. Permítanme decirles que eso es simplemente, imposible. Los estudiantes no pueden tener las mismas posibilidades desde el primer momento en el que tienen profesores diferentes, en ambientes educativos diferentes y en ambientes socio-económicos e incluso climáticos diferentes. En mi opinión, es imposible asegurar la igualdad de oportunidades en un país de 47 millones de personas. Eso sí, podemos asegurar que el sistema sea lo más igualitario posible dentro de unas normas que todo el mundo debe cumplir y debe conocer. La prueba de acceso a la Universidad de este curso está regulada por la Orden ECD/42/2018 publicada en el BOEnúmero 23 de 26 de Enero de 2018 en la que se determina lo que debe y no debe entrar en cada una de las pruebas de acceso a la Universidad que se celebren en el estado español. Por tanto, en eso no hay diferencias en el territorio; lo que entra o no entra está estipulado por una Orden del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Curiosamente, desde el batacazo de la Ley Wert, el PP en el Gobierno fue redactando orden tras orden y curso tras curso hasta esta última orden. Pero ahora parece que quieren otra cosa. 

Y aprovechando la marea, aparecen las odiosas comparaciones entre territorios. En este tema ha salido con especial beligerancia los políticos de Castilla-León que han llegado a la conclusión de que sus estudiantes están en condiciones inferiores a las de los demás ya que otras comunidades “hinchan” las notas de selectividad. Y, como no, parece que ayudarían a sus estudiantes “adecuando” la prueba a las de comunidades con nivel inferior,.defendiendo una prueba menos dura.Pero no se asusten, tardaron poco en rectificar. Curiosa forma de ayudar, comparando con otros en lugar de mirar su propio problema. El caso es que cenando con unos amigos y hablando de este tema salió a relucir la inquina de los Castellano-leoneses con las notas “hinchadas” y en especial con las de los andaluces. Sí, en Castilla-León, también se quejan de los Andaluces. ¡Qué le vamos a hacer! En unos segundos accedí a la web de la Universidad de Salamanca con el móvil y descargué el examen de biología de la selectividad del curso pasado. (No se asusten, no soy hacker, los exámenes son públicos y cualquiera tiene acceso a ellos). Conociendo como conozco las pruebas de biología andaluzas que tienen 7 preguntas, tres conceptuales que suponen 6 puntos, 2 de razonamiento y 2 puntos y otras dos sobre interpretación de una imagen que suponen otros dos puntos, revisé el examen de la comunidad castellano-leonesa. En Castilla-León, el examen de Biología que condiciona la calificación de quienes quieren entrar en Medicina, Veterinaria, Bioquímica, Biotecnología y todas las otras bios y relacionadas, consta de cinco preguntas sobre los mismos temas biológicos a los que contestan los estudiantes andaluces (en 2018 glúcidos, organización celular, fotosíntesis, síntesis de proteínas y DNA y células madre en la opción A y más o menos lo mismo sobre agua, orgánulos celulares, metabolismo celular, un problema de genética y diferencia de virus y otros microorganismos en la opción B) y prácticamente todas ellas conceptuales. La dificultad, no diría yo que muy alta, diría yo que menor que la prueba andaluza que contiene más preguntas y más diversidad por opción y, al prescindir de la parte de razonamiento que es donde nuestros estudiantes andaluces caen con más frecuencia, el examen lo considero más fácil. Entonces, ¿dónde está esa supuesta diferencia que hace que las notas se "hinchen" en Andalucía? Puede que sea por el calor que, a veces hincha las piernas, pero no creo que vaya por ahí el asunto, al menos en biología. He revisado otros exámenes como los de Madrid con 5 preguntas conceptuales también, o en Galicia, con 6 preguntas, una de ellas de tipo test, o como en Valencia donde se realizan 9 preguntas donde se combinan preguntas conceptuales, de imagen y de razonamiento. Yo diría que en este caso muy lejos de la que se realiza en Madrid o en Castilla y León y más cercana a la prueba Andaluza. Así que, sinceramente, sin contrastar todos los exámenes yo sería incapaz de afirmar que en una comunidad los exámenes son más fáciles que en otro y si hay diferencias son mínimas. Pero parece que en Castilla y León sí que pueden. 

Buscando una razón para tal afirmación, y releyendo un artículo periodístico reparo en la comparación entre las calificaciones del informe PISA (Programme for International Student Assessment) y las pruebas de acceso a la Universidad.El informe PISA intenta clasificar todos los centros, territorios y países según unas pruebas generales para todos. Tiene sus pros y sus contras, especialmente cuando comparamos ámbitos educativos y niveles de maduración muy diferentes. Permítanme reflexionar unas cuantas cosas, señores políticos, para que no se enreden. Primero, el informe PISA se basa en unas pruebas diferentes a las de acceso a la Universidad. Segundo, se realiza a más corta edad de los 18 años, concretamente a los 15 años, por lo que pasan tres años entre una prueba y otra y no todos los estudiantes que realizan PISA cursan bachillerato, por lo que no pueden compararse. Tercero, a los estudiantes la prueba del PISA les importa más bien poco ya que no les afecta en las calificaciones, pero a los de las pruebas de acceso a la Universidad sí que les importa las calificaciones por lo que el incentivo es más bien diferente. De hecho, parece haber centros que “preparan” la prueba de PISA, algo que me parece bastante aberrante. Permítanme usar un ejemplo para explicar por qué. Supongamos que tenemos dos grupos de alumnos del mismo centro. Queremos diagnosticar cómo se enseña en ese centro pero a un grupo se le dice que se van a examinar de una prueba y que se les va a preparar durante 15-20 días con preguntas parecidas a la de la prueba y que, además, si lo hacen bien tendrán un puntillo más en la nota. Al otro grupo se le dice que va a haber una prueba no puntuable para la nota un día determinado y nada más. ¿Qué grupo creen ustedes que responderá más a la realidad normal del centro, el entrenado o el no entrenado? Yo lo tengo bien claro, el no entrenado, ya que mostrará una situación mucho más fiable sobre la realidad del centro, pero parece que algunos no piensan eso mismo. Es como ir al médico a un chequeo pero habiéndose tomado todo tipo de medicamento. Claramente el médico poco podrá diagnosticar ya que apareceremos, falsa y engañosamente, sanos, sanísimos, cuando no lo estamos.

Y cuarto y final, antes de hacer nada o de decir nada, los políticos y comentaristas de medios de difusión de masas deberían hacer algo de trabajo y revisar las pruebas una por una y comunidad por comunidad y detectar si hay paja en el ojo antes de mirar la viga en el ajeno. Hagan su trabajo antes de comparar y poner a parir a algunos para justificar a otros, las comparaciones son siempre odiosas y más cuando se hacen a la ligera.