Opinión

Antivacunas frente a la tozuda realidad

He de confesarles que pese a todo lo que se ha dicho que ocurriría tras vacunarnos, yo aún no me he muerto. Ni yo, ni nadie de mi familia y eso parece ser un problema para los antivacunas ya que andan un poco desquiciados. Todo lo que dijeron que ocurriría no está ocurriendo. Y claro, eso les produce zozobra. 

Vaticinaron que, en una especie de holocausto vacunatorio, los inyectados íbamos a ir cayendo fulminados por las esquinas tras unos tres meses después del pinchazo. Pero le llevamos la contra a la parca en esas cosas. 

Una tal Doctora Tenpenny dijo, allá por marzo del 2021, que el 30% de los vacunados íbamos a morir porque las vacunas hacían que el virus se replicase en nuestro cuerpo y eso era malo. Muy malo. La Dra. Tenpenny es una conocida activista estadounidense antivacunas y claro, su negocio es, entre otras cosas, ganar dinero con sus libros y sus cosas. No debe irle bien el negocio si sus previsiones son todas por el estilo.

Y no se crean, esto no es nuevo, sobre la vacuna del papiloma ya dijeron lo mismo pese a que los datos iban demostrando que su efecto era el que se preveía; disminuir el riesgo de sufrir cáncer de cérvix y otros relacionados con el papiloma.  

El caso es que seguro que los vacunados y los no vacunados moriremos en algún momento de los años venideros. Yo aquí y ahora vaticino que en 100 años casi todos habremos finiquitado nuestro contrato con la vida. Pero la vacuna no habrá tenido nada que ver.

Jugando con la mortandad de la gente 

Uno de los últimos argumentos de esta gente es que ha habido más mortandad, sin saber causas, durante estos últimos meses. Y de hecho la ha habido, una ola a principios de año y otra en verano. Aunque las temperaturas no explican ese exceso de mortandad, tampoco la explican las vacunas por dos simples razones. 

La primera es que si fuera por las vacunas, esta mortandad sería más continuada, sin olas, un incremento sostenido, ya que las vacunas fueron administradas a partir de una fecha y el ritmo fue incrementado hasta llegar a toda la población. Una respuesta tardía en forma de mortandad no tendría una forma de ola sino que debería ser más continuada.  

La segunda es que no ha ocurrido igual en todo el territorio español sino más en unas comunidades (Cataluña, Madrid, Andalucía, Castilla-León) y nada en otras. Tal vez la temperatura, la contaminación, los servicios sanitarios, o las olas previas de COVID y sus secuelas tengan mucho más que ver. Pero eso a ellos no les importa mucho. Lo de razonar las causas no les conviene. Mejor diseminar el irracional miedo. 

Una campaña interesada de diseminación del miedo 

Las redes son la principal manera que esta gente utiliza para meter miedo y conseguir que los ciudadanos no nos vacunemos. Ellos, que ahora van de víctimas porque 'se les quiere obligar a vacunarse', en un país donde no es obligatorio, han intentado por todos los medios sembrar la duda y el miedo en todo el mundo. 

La pregunta que yo me hago es qué ganan con eso. Que una persona tenga miedo por si un tratamiento le va a afectar bien o mal es normal. Todos deberíamos saber ya que cualquier cosa nueva que tomemos o se nos inyecte puede efectos adversos. Sin embargo, también sabemos que cuando un fármaco se puede usar ya ha pasado por los filtros de seguridad y eficacia. Para eso están los estudios clínicos

Así que, el que esta gente utilice todos los medios para diseminar ese miedo con el fin convencer a otros de que van a ser perjudicados, casi entra en lo patológico. 

Pero hay algo más en todo ese interés patológico. Dentro de estos grupos algunos aprovechan la coyuntura para hacer negocio. Ya sea por notoriedad, por lo que cobran en sus conferencias o por los panfletos que venden como libros. Pero los más beneficiados son los vendelejías que comenzaron diciendo eso de que su potingue servía para curar todo, desde el autismo, el ébola, un juanete y hasta una enfermedad nueva como la COVID-19. Y ahora, ¡Oh, Milagro!, su potingue, sirve para curar los efectos secundarios de las vacunas. 

El compuesto se adapta al mercado, hay que aprovechar la publicidad que promueve el miedo. 

A vueltas con la PCR 

Estos grupos también pretenden llenar los juzgados con demandas bastante llamativas como el contencioso administrativo presentado en Santa Cruz de Tenerife donde un abogado demanda a la comunidad autónoma por la fiabilidad de los tests PCR. Ni que decir tiene que las huestes antivacunas están exaltadas con una serie de videos de unos 2,20 minutos donde una bióloga y genetista 'desmonta' el bulo de las PCR en una comparecencia ocurrida el 15 del pasado septiembre. 

En la comparecencia el abogado cuida mucho sus preguntas. La primera es si la prueba PCR permite diagnosticar si alguien tiene COVID. La bióloga contesta que no, que la prueba PCR es una prueba de laboratorio y no sirve para diagnosticar la enfermedad.

La segunda pregunta es exactamente igual ya que el abogado pregunta si la prueba PCR sirve para diagnosticar la enfermedad. Obviamente, la bióloga contesta que no (ya lo había dicho en la primera). 

La tercera pregunta es si la PCR determina si una persona es contagiosa. A ella la bióloga contesta que no, que 'para nada', que solo sirve para amplificar el material genético, e insiste en que no hace ningún diagnóstico. 

Y la última pregunta que aparece en el primer vídeo es si un PCR positivo determina que una persona puede trasmitir el virus. A ello, la bióloga contesta que 'No, tampoco'. 

El video se corta ahí, en esas cuatro preguntas. Luego hay otros vídeos que siguen donde se trata el asunto de la fiabilidad, de los ciclos, de las partículas víricas, etc…

Y yo, aquí, les digo que la bióloga no está mintiendo ante la juez en esas cuatro preguntas (luego se lía con la fiabilidad de la prueba) porque las preguntas que se le están haciendo han sido escogidas muy cuidadosamente para que diga lo que interesa y no diga lo que no interesa. Voy a intentar explicarlo de forma breve y clara: 

1) Un mismo patógeno puede generar diferentes síntomas. Eso hace que el diagnóstico sea diferente según los síntomas. No es lo mismo una faringitis, una bronquitis, una neumonía o un malestar general aunque todos sean causados por un mismo virus como el archiconocido virus de la gripe. 

2) Una PCR sirve para identificar secuencias del genoma. La PCR se basa en la ampliación de un trozo de un genoma (o de un RNA que antes se ha pasado a DNA) utilizando una pareja de secuencias específicas (cebadores) que solo se encuentran en el genoma que queremos detectar. La elección de esos cebadores es esencial para que el resultado de la PCR sea indudable.

3) La PCR no diagnostica pero sí identifica al organismo que causa los síntomas. Conocer el patógeno implicado en los síntomas es importante para prever la progresión de la enfermedad y afinar el tratamiento. Por tanto, si bien la PCR no diagnostica por sí misma sí que es una herramienta esencial para realizar un buen diagnóstico de una enfermedad contagiosa y determinar el tratamiento más adecuado. 

Y poco más, con estos tres puntos cualquiera debería saber ya que las PCR ayudaron mucho a seguir la evolución de la pandemia, a conocer cómo el virus se dispersaba, a determinar cómo actuaba en el cuerpo y a afinar los tratamientos. Y, sin embargo, ahí andan metiéndose en contenciosos administrativos planteando diálogos de sordos sobre la finalidad, la fiabilidad y la utilidad de las PCR. 

Pero no se crean que esto es nuevo, ya que en 2020 un abogado Alemán, Reiner Fuellmich, anunció que iba a presentar demandas sobre la fiabilidad de la PCR. Incluso se anunció una especie de segundo juicio de Núremberg, para el que tengo el honor de haber sido amenazado. Las redes bullen con un supuesto juicio con más de 1000 abogados y 10.000 expertos en Canadá. Pero ni el juicio ocurrió y a mí nadie llegó a denunciarme nunca por nada. Yo sigo esperando. 

¿Será necesaria una cuarta dosis?

Pues sí, pero solo para las personas que la necesiten si su sistema inmunitario está debilitado. La discusión es importante y hasta se ha tergiversado los comentarios de científicos reconocidos como Margarita del Val, que han indicado que no ven necesaria la cuarta dosis ni siquiera en las residencias porque se están aplicando por precaución o por anticipación. 

Bueno, ser precavido y anticiparse no estaría mal tal y como está la cosa y lo que hemos vivido. Pero eso es una cosa y otra muy diferente es decir que no se apoya la cuarta dosis, como se han precipitado a comentar conocidas 'periodistas' que apoyan el mensaje antivacunas sin rubor alguno, como Beatríz Talegón

El problema está en que no sabemos qué personas necesitarán más ayuda para que su sistema inmunitario funcione mejor y qué personas no. Y ante esta duda, las autoridades han decidido reforzar con una cuarta dosis a quienes previsiblemente lo van a necesitar. 

Teniendo en cuenta las dosis ya administradas y la inmunidad híbrida que se obtiene cuando el virus infecta a una persona vacunada, a la mayoría de la población las reinmunizaciones les vendrán con la infección con el virus. Porque el virus ha venido para quedarse y ya no se va a ir. 

Tenemos un nuevo virus que provoca síntomas respiratorios y que vendrá en oleadas. Sigue siendo peligroso y potencialmente mortal para quienes no respondan bien a la infección. Como con la gripe, hay que estar atento a los más débiles. Así que más vale prevenir y yo que ustedes ya iba pensando en vacunarme de la gripe. 

#Sinciencianohayfuturo.