Opinión

Las vacuna contra el Virus del Papiloma Humano: hechos y falacias

La vacunación ha supuesto uno de los avances más importantes en medicina después de la higiene. Los hechos son irrefutables: la viruela, la poliomielitis, el sarampión, las paperas, la tos ferina, el tétanos, la difteria, la rabia y otras muchas enfermedades potencialmente mortales o que provocaban secuelas devastadoras son prácticamente un mal recuerdo en los que ya tenemos algunos años. Y debe ser que como ya no son una realidad, sino batallita de viejos, algunos creen que esas terapias ya no son necesarias o, peor aún, un abuso de la medicina, las compañías farmacéuticas o un peligro para los tiernos infantes. Hace unos meses centré esta columna en el peligro que los movimientos antivacunas suponen para la sociedadteniendo en cuenta lo que se conoce como inmunidad de grupo.

La inmunidad de grupo significa que para conseguir la erradicación de una enfermedad contagiosa de origen vírico o bacteriano es necesario que una gran mayoría de la población esté inmunizada, aproximadamente un 95%, para que el patógeno no pueda infectar y, por lo tanto diseminarse. Esto es así porque virus y bacterias necesitan contagiar a las personas o animales para aumentar su población. Si la mayoría de las personas no permite que estos patógenos proliferen, entonces no podrán provocar la enfermedad. Entonces, el riesgo a padecer la enfermedad aumenta cuanta menos población está vacunada ya que la población no vacunada permitirá multiplicar la cantidad de patógenos infecciosos. Por ello, la Comisión Europea acaba de tomar cartas en el asunto y va a potenciar políticas que aúnen la coordinación de esfuerzos para conseguir una población más inmunizada y evitar, si es posible, la diseminación del patógeno y también para evitar la cantidad de información falsa que pulula por las redes que utilizan los grupos antivacunas.

Pero como este tema ya lo he tocado antes y posiblemente tenga que recurrir a él en un futuro, voy a centrarme hoy en posiblemente una nueva familia de vacunas encaminadas a evitar los agentes infecciosos que, sin ser mortales inicialmente, son causantes a largo plazo de enfermedades mortales como el cáncer. Como he indicado en anteriores columnas, unos de los agentes que provocan el cáncer son los virus. Ciertos virus como el Epstein-Barr, el de la hepatitis B, el de la leucemia o linfoma tipo 1 de células humanas, el polyomavirus de células de Merkel, y el virus del papiloma intercalan su ADN en el nuestro y pueden provocar mutaciones que acaban iniciando un proceso canceroso.El virus del papiloma humano (VPH) se trasmite mediante la práctica de relaciones sexuales y puede acabar afectando a las células de las mucosas y provocar diferentes tipos de cáncer asociados a éstas como el cáncer de cuello de útero, de vulva, de vagina, de pene, de ano, de boca y de garganta.

En la actualidad, el calendario de vacunación del sistema público de salud incluye la vacunación a las niñas de 12 años con una preparación para 2 o 4 variantes de este virus consideradas como las más relacionadas con el cáncer. Las cepas 16 y 18 del VPH se consideran como causantes del 70% de los casos de cáncer cervical. Esta vacuna es relativamente reciente y tal vez por ello sea el blanco de las más virulentas campañas contra su dispensación. Incluso hay una Asociación de Afectadas por la Vacuna del Papiloma(AAVP)que promueve, entre otras cosas, una demora en su aplicación o incluso su eliminación del calendario. Además, hay personajes por ahí, como la Monja Teresa Forcades, que expresa su opinión, poco afortunada en mi opinión, de que esta vacuna pretende diezmar a la poblaciónhumana aparte de suponer un pingüe beneficio para las empresas farmacéuticas y un parco beneficio para la población. 

¿En qué se basan las críticas sobre esta vacuna en especial? Primero en una supuesta peligrosidad ya que la anteriormente mencionada asociación indica que existen miles de casos que demuestran que esta vacuna es muy peligrosa para las niñas. De hecho, al inicio de su uso ya hubo dos casos muy mediatizados de dos niñas que supuestamente sufrieron los estragos de esta vacuna.No obstante, teniendo en cuenta las miles de vacunaciones anuales en España y los millones en el mundo con esta vacuna, los casos no parecen ser tantos. De hecho, entre 2007 y 2015 se han producido 72 millones de vacunaciones en todo el mundo y un total de 5 millones y medio en España sin que haya habido muchos casos con efectos graves. Los datos en los que se basa esta asociación no están claros pero, sin embargo, los datos disponibles en organismos como el Centro de Control de Enfermedades (CDC) americanoo la Organización Mundial de la Saluc (OMS) indicanque los efectos secundarios de esta vacuna no son diferentes a los de otras vacunas similares. Obviamente, también indican que los efectos secundarios de las vacunas o de cualquier medicamento existen y que se pueden dar casos graves en personas que presenten respuestas inmunológicas excesivas a los componentes de las vacunas. Pero eso ocurrirá con cualquier vacuna que presente composiciones similares, aparte del compuesto activo, el antígeno. De todas formas, cuanta más información sobre efectos secundarios haya, mejor. Por eso, en España tenemos a nuestra disposición una página web para Notificación de Sospechas de Reacciones Adversas de Medicamentosde la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMP) donde los ciudadanos pueden indicar cualquier efecto adverso que encuentren en cualquier medicamento. Teniendo en cuenta la alarma social que provoca esta vacuna, los organismos sanitarios europeos comenzaron un estudio para comprobar su nivel de seguridad en 2015llegando a la conclusión de que no existía relación entre la vacuna y dos síndromes graves supuestamente asociados con ésta.De hecho, estudios realizados en Valencia entre 2007 y 2011 sobreefectos secundarios de la vacuna como mareos, cefaleas o síncopes demostraron que no eran muy diferentes a los de otras vacunas;.Lo mismo ocurrió con un estudio realizado en Andalucía en 2011 sobre un total de 1207 niñas vacunadas. Por tanto, podemos decir que los datos confirmados sobre esta vacuna no difieren de los datos de efectos secundarios de otras vacunas presentes en el calendario oficial.

La segunda prevención sobre esta vacuna se centra en el hecho de que la vacuna se realiza sobre niñas que aún no son sexualmente activas y la infección se produce por contacto sexual. En un estudio de 2015 se muestra que un 28% de chicas y un 32,4% de chicos españoles menores de entre 13 y 18 años habían mantenido relaciones sexuales coitales antes de cumplir la mayoría de edad. Además, de éstos un 15% comenzaban sus relaciones sexuales a los 14 años, un poco más del 25% a los 15 y alrededor del 32% a los 16 años (Alfaro González y cols., Pediatría Atención Primaria, 2015). Teniendo en cuenta que la transmisión de este patógeno se produce vía relaciones sexuales, vacunar a los 12 años parece lo más adecuado ya que la vacunación a posteriori de la infección es menos efectiva, aunque se está considerando para el tratamiento de mujeres que ya presentan cáncer de cuello de útero. Pese a eso, la AAVP disemina en su página web un video documental disponible en youtube, fuente inmensa de información torticera, que afirma que la vacuna es como un sacrificio ritual de vírgenes. Ahí es nada. 

El tercer caballo de batalla se centra en los estudios clínicos desarrollados para poner a la vacuna en el mercado. Podrán encontrar un estupendo blog donde se relatan muchos de los estudios realizados en esta dirección: http://elcentinel.blogspot.com.es/2015/06/vacuna-contra-el-virus-del-papiloma.html, donde encontrarán información valiosa sobre el virus. Pero a pesar de esta información contrastada aparecen, llamémoslos, contrablogs que critican la información disponible, y como ejemplo tenemos el siguiente: https://diariodeunpastillero.blogspot.com.es/2018/01/cancer-de-cuello-de-utero-virus-del.html#RCTs. Déjenme que me centre en un aspecto relevante sobre los ensayos clínicos. La crítica a los ensayos de la vacuna contra el virus del papiloma se basa en que en los ensayos para esta esta vacuna se usaron como placebo inyecciones que contenían todos los componentes pero sin el componente activo que en este caso es el antígeno. Para la versión crítica lo que debería haberse utilizado era un placebo formado por algo inocuo y no lo que se utilizó. Nada más lejos de la realidad en los ensayos clínicos ya que en todos ellos el placebo consiste en una presentación similar al medicamento pero sin el principio activo ya que la persona que recibe el placebo debe creer que recibe el principio activo. De no ser así no habría ningún efecto placebo. Creo que es bastante lógico. 

Para entender los ensayos clínicos donde se utilizaron personas a las que se les suministró vacuna completa o vacuna placebo sin componentes víricos debemos conocer cómo funciona el sistema inmunológico. Permítanme intentar explicar brevemente cómo funciona una vacuna para defender mi argumento. Las vacunas contienen dos grupos de componentes: aquellos contra los que queremos que se produzca la respuesta inmunológica específica (virus muertos, atenuados, partículas, proteínas, etc…) y aquellos que inducen una respuesta inmunológica inespecífica necesaria para que se produzca la respuesta específica (proteínas bacterianas, ADN bacteriano, proteínas de huevo, sales de aluminio). Para que se activen los linfocitos T (matan a células infectadas) o B (producen anticuerpos contra un antígeno), se necesita que unas células que actúan como presentadoras de antígenos detecten señales de estrés. Cuando la infección es natural y padecemos la enfermedad, estas señales de estrés las producen los mismos patógenos que generan la enfermedad pero cuando no va a ocurrir enfermedad porque los patógenos no están vivos o solo están presentes parte de ellos, como en una vacuna, las señales de estrés las producen los coadyuvantes. Sin ellas, la respuesta inmunológica efectiva no se puede producir de ninguna manera. Por ello, lo lógico es que en las pruebas clínicas para ver si las vacunas, la del VPH o cualquier otra, son efectivas, se hagan con personas que reciben solo los coadyuvantes en el grupo placebo. Obviamente, los coadyuvantes por sí solos deben producir la respuesta inmunológica inespecífica porque si no fuese así no sabríamos si la vacuna no ha funcionado por que el antígeno no sirve o porque las células presentadoras de antígenos no se han activado suficientemente. Creo que es simple, pero otros piensan que este proceder es una trampa que permite sacar al mercado un producto peligroso.

Curiosamente las sales de aluminio usadas como coadyuvantes son otro motivo de alarma para los detractores de la vacuna. Las sales de aluminio son excelentes coadyuvantes de las vacunas, especialmente en aquellas que no presentan organismos completos, porque inducen una gran actividad inmunológica inespecífica. Aunque muchos estudios han mostrado que las sales de aluminio en las vacunas se consideran inocuas, muchas de las precauciones contra ellas se basan en su presencia. De hecho, incluso se ha asociado el padecimiento de Alzheimer con el aluminio de las vacunas contra la gripe, pese a que éstas no contengan aluminio, llevan proteínas del huevo como coadyuvantes, y aunque sí llevan aluminio las del tétanos o la difteria, de las cuales no se dice nada y llevan muchos más años entre nosotros. Pero ¿qué más da, con tal de alarmar a la gente?

También se argumenta que la incidencia del cáncer de cuello de útero es baja y se puede revisar mediante técnicas simples como un frotis de células vaginales y una tinción. Pero eso no previene la infección o las lesiones provocadas por el virus sino que permite un diagnóstico precoz. Lo que se pretende con la vacuna es que no haya infección, ni lesiones, ni cáncer. Y de hecho, los datos indican que se puede hacer. Uno de los primeros estudios de efectividad a largo plazo demostró hace unos días que tras varios años de plan de vacunación en Australia las infecciones y lesiones por papiloma en las chicas vacunadas hace más de un decenio se han reducido enormemente. Tal es así, que se ha indicado que probablemente en unos 40 años el cáncer de cuello de útero pueda ser erradicado en Australia.Aunque esto pueda parecer una exageración periodística, los datos científicos indican que la incidencia va a reducirse por el descenso en las infecciones. Y tras este tipo de cáncer probablemente vayan el resto de tipos relacionados incluidos los que afectan a los varones como el cáncer de pene y el de boca y garganta. Por mucho que digan los grupos contra esta vacuna, medio millón de mujeres en el mundo sufren el cáncer de cuello de útero al año y en España se calcula que el número de casos nuevos anuales es de unos 2100 casos anuales. ¿No es útil usar una terapia contrastada por su efectividad para que ese cáncer desaparezca y con él todos los asociados? Son libres de decidir lo que consideren oportuno con su cuerpo, pero cuando decidan sobre la salud de sus hijos que al menos sea con información veraz, fiable, contrastada y basada en criterios científicos. No jueguen con el futuro de sus hijos y aprovechen una época de la historia humana en la que el conocimiento de lo que ocurre en nuestro cuerpo prácticamente está completado. No se dejen llevar por temores infundados.