Opinión

Edurne: Pasada por la plancha

Otra noticia lamentable que no han publicado los grandes medios españoles de comunicación. Normal, puesto que están muy volcados analizando las palabrotas del político Rufián, los chistes macabros de twitteros y  las previsiones del tiempo para la próxima semana, algo que interesa mucho a los fervorosos cofrades y a los frívolos visitantes playeros. Tiempo de penitencia y de gozoso relax. Eso se dice. Normal.

 La noticia, casi ocultada, afecta en esta ocasión a Edurne, una mujer canaria que trabajaba como camarera de pisos en un hotel de Lanzarote. De esos más 1.700.000 contratos que el Gobierno dice que se han creado en el mes de marzo, CUATRO fueron para Edurne. Uno tras otro, semana tras semana. Normal.

 Edurne se esfuerza en cumplir con su trabajo, muy mal pagado por cierto, ya que cuando ella echa números a final de mes, resulta que lo que recibe por la limpieza de cada habitación viene a ser algo más de dos euros. Un lujazo de sueldo que ella no se puede permitir perder y así llevaba cinco meses firmando contratos semanales a través de una ETT. Normal.

 Pues bien, aunque Edurne fue contratada como camarera de pisos,
tiene que cumplir con cualquier otra tarea que le ordenan, para no perder el trabajo. Así, hace pocos días le mandaron limpiar las campanas y plancha de la cocina, sin ser este su cometido y sin los medios adecuados. Ella no se negó y se puso manos a la obra con tan mala suerte que "al echar sobre la plancha caliente un líquido desengrasante muy potente, éste hizo reacción y le produjo quemaduras de 2º y 3º grado en las manos y en el pecho". De inmediato causó baja, pero la Mutua ha calificado el accidente como leve para evitar a la Inspección de Trabajo. Normal. 

  Al día siguiente, el hotel reclamó alguien para suplirla y la ETT envió una nueva camarera al mismo tiempo que restringió el contrato semanal y dejó a Edurne en la calle, aunque su gobernanta le dijo amablemente que, cuando se recuperara, "si tenía suerte, le harían un nuevo contrato" ¿Semanal por enésima vez? 

 Pertenece Edurne a un colectivo de trabajadoras terriblemente precarizadas. No trabajan en las semiesclavas condiciones que las porteadoras marroquíes, pero hacer veinte habitaciones diarias es someterse a un ritmo acelerado de trabajo bastante duro. Aún así, se puede decir que no es Edurne la peor parada, pues otra compañera fue despedida en cuanto la ETT supo que se había quedado embarazada. Incluso hay más de un caso que lleva ocho años encadenando contratos, en fraude de ley cometido por la empresa. ¿Normal?

Así están las cosas por nuestro país, aunque Gobierno y medios afines insisten en que España avanza a velocidad de crucero y CRECE a un ritmo superior que el resto de Europa. ¿Será verdad lo que nos cuentan esos mismos medios que silencian las condiciones abusivas que sufren Edurne y sus compañeras? No, seguro que mienten. Normal.

 http://alfonjimenez.blogspot.com.es/